Desde muy joven se inclinó por la literatura y acogió tempranamente el riesgo político. Por su militancia comunista se exilió en Trinidad y sólo regresó a Caracas en 1957.
Trabajó como profesor de literatura inglesa y española. Ha viajado además por diferentes países de América y Europa y ha traducido a Lawrence, Nijinski, Whitman, Cavafy y otros.
Dueño de un lenguaje mágico y depurado, su obra lo sitúa como uno de los grandes exponentes de la poesía modernista hispanoamericana.
De sus libros de poesía y ensayo merecen destacarse, "Los cuadernos del destierro" en 1960, "Falsas maniobras" en 1966, "Memorial" en 1977, "Intemperie" en 1977, "Anotaciones" en 1983, "Amante" en 1983, "Dichos" en 1992, "Gestiones" en 1992 y "Apuntes sobre San Juan de la Cruz y la mística" en 1995.
Recibió la beca Guggenheim en 1986 y el doctorado Honoris Causa de la Universidad Central de Venezuela.
Su obra ha sido galardonada con premios importantes entre los que se cuentan el Premio Nacional de Ensayo en 1984, el Premio Nacional de Literatura en 1985, y el Premio San Juan de la Cruz en 1991.
De "Una Isla" 1958:
1. Coney Island
Rosa de claras risas
que golpea siempre
un mismo jirón de luz
y a un blanco río
de trópico que duerme
va girando,
girando
en la noche
amante.
2. Escribiste: "Estos muros se hacen transparentes cuando te siento.
Mañana traigo los libros.
Te besa".
Mi libertad había nacido tras aquellas paredes. El calabozo núm. 3
se extendía como un amanecer. Su día era vasto.
El pobre carcelero se creía libre porque cerraba la reja, pero
a través de ti yo era innumerable.
3. Vengo de un reino extraño,
vengo de una isla iluminada,
vengo de los ojos de una mujer.
Desciendo por el día pesadamente.
Música perdida me acompaña.
Una pupila cargadora de frutas
se adentra en lo que ve.
Mi fortaleza,
mi última línea,
mi frontera con el vacío
ha caído hoy.
4. Sola,
insegura,
apremiante
palabra,
casa sin atavío.
Para ella desearía
la fuerza
de los árboles.
5. Te extiendes, camino de arena, más suave que la memoria de un ciego.
Salimos a recorrer la ciudad.
Tú te tiendes sobre una tibia hojarasca,
Más tarde me encuentras, tocas mi hombro y te vuelves noche.
8. You
Tú apareces,
tú te desnudas,
tú entras en la luz,
tú despiertas los colores,
tú coronas las aguas,
tú comienzas a recorrer el tiempo como un licor,
tú rematas la más cegadora de las orillas,
tú predices si el mundo seguirá o va a caer,
tú conjuras la tierra para que acompase su ritmo a tu lentitud de lava,
tú reinas en el centro de esta conflagración
y del primero
al séptimo día
tu cuerpo es un arrogante
palacio
donde vive
el
temblor.
De "Los cuadernos del destierro" 1960
1. Yo visité la tierra de luz blanda.
Anduve entre melones y hierbas marinas, comí frutas traídas por sacerdotisas adolescentes, palpé árboles de savia roja como ladrillo que moraban junto a la tumba de un príncipe, vi
viejos catafalcos de gobernadores guardados por lentas palmas. Por los contornos había raíces en forma de tazones donde los monos mitigaban la sed.
Pasé un día cerca del lugar donde duermen los ahorcados.
Era la época en que los brujos habían partido a los campos de arroz destruyendo todos los talismanes.
En las calles vistosas doncellas oscuras danzaban.
Entonces los capitanes bajaban de los ojos para explorar la ciudad.
De este viaje más allá de los presuntos límites sólo conservo alguna que otra estrella de mar, varios retratos -ella y yo- y un peregrino cofre que encontré en el barco durante la travesía.
De aquel idioma y de mis pasos por la tierra dicha no existe imagen que esté hoy extinguida. Los veleros tocan a las puertas del aire donde persisto. La luz me trae delfines muertos. Tu
olor reconquista el estremecimiento.
2. H e entrado a región delgada.
Todo lo que canta se reúne a mis pies como banderas que el tiempo inclina.
Aquí el mundo es una estación amanecida sobre corales.
Ésta es la morada donde se depositan los signos de las aguas, el légamo de los navíos,
los mendrugos cargados de relámpagos.
Éste es el huerto de las especias clamorosas, la temporada de arcilla que el océano erige.
Ésta es la fruta de un piélago muerto, la columna desesperada del hambre.
Ésta es la salobre campana de verdor que el fuego crucifica, la tierra donde una tribu oscura
embalsama un clavel.
Ésta es la tinta trémula del día, la rosa al rojo vivo inscrita en los anales de la selva.
3. Pero el tiempo me había empobrecido.
Mi único caudal eran los botines arrancados al miedo.
De tanto dormir con la muerte sentía mi eternidad. De noche deliraba en las rodillas de la belleza. Presa de tenaces anillos, a pesar de mi parsimonioso continente de animal invicto
me guardaba de la transitoriedad ínsita a mis actos.
Magnificencia de la ignorancia. Brujos solemnes habían auscultado mi cuerpo sin poder arribar a un dictamen. Sólo yo conocía mi mal. Era -caso no infrecuente en los anales de los falsos desarrollos- la duda.
Yo nunca supe si fui escogido para trasladar revelaciones.
Nunca estuve seguro de mi cuerpo.
Nunca pude precisar si tenía una historia.
Yo ignoraba todo lo concerniente a mí ya mis ancestros.
Nunca creí que mis ojos, orejas, boca, nariz, piel, movimientos, gustos, dilecciones, aversiones me pertenecían enteramente.
Yo apenas sospechaba que había tierra, luz, agua, aire, que vivía y que estaba obligado a llevar mi cuerpo de un lado a otro, alimentándolo, limpiándolo, cuidándolo para que luciera
presentable en el animado concierto de la honorabilidad ciudadana.
Mi mal era irrescatable.
Me sentía solo. Necesitaba a mi lado una mujer silenciosa, paciente y dúctil que me rodease con una voz.
Yo era un rey de infranqueable designio, de voluntad educada para la recepción del acatamiento, de pretensiones que hacían sonreír a los duendes.
Un rey niño.
Cuando advino, inopinadamente, una era de pobreza, perdí mi serenidad.
Mis pasiones absolutas -entre ellas el amor, que para mí era totalidad- fueron barridas.
En suma, yo era una pregunta condenada a no calzar el signo de interrogación. O un navío que se transformaba en fosforescente penacho de dragón. O una nube que se demudaba
conforme al movimiento.
Habitaba un lugar indeciso.
Mi historia era un largo recuento de inauditas torpezas, de infértiles averiguaciones,
de fabulosas fábricas.
Un dios cobarde usurpaba mis aras.
Él había degollado el amor frente a una reluciente laguna, en
un bosque de caobos. Huía mugiendo sábanas ensangrentadas. Escapaba del recinto feliz. Las nubes eran símbolos zoológicos de mi destierro.
El amor me conducía con inocencia hacia la destrucción.
El odio, como a mis mayores, me fortalecía.
Pero yo era generoso y sabía reír.
Como no soportaba la claridad, dispuse entre anaranjados estertores de sol mi regreso hacia el final. Las aguas me condujeron como el sensitivo lleva la pesadilla. Volví insomne al lugar de la ficción.
De "Falsas maniobras" 1966
1. Beloved country
Cuánto tuyo no se desenvuelve como música perdida en mí.
País al que regreso cada vez que me he empobrecido.
Sello, fasto, bóveda de los cofres.
Nunca me has negado tu leche de virgen.
Mi reflujo, mi fuente secreta, mi anverso real.
Ignoro el alcance de tu olor, pero sé que has estado
en todos mis puntos de partida, envolviéndome,
Oriente solícito, como una ceremonia.
País donde van las líneas de mi mano, lugar donde soy otro,
mi anillo de bodas, estás cerca del centro.
2. Desolado
De tanto imaginarte, sonreírte, esperarte, me canso. Te veo y pregunto ¿eres tú?
Respiro tu llegada; ya sin creer.
No me pidas explicaciones.
No me quites la idea que tengo, tan vaga.
No me pruebes, por favor, en terreno firme (me harías a un lado).
Algunas veces de ti no queda nada, una pequeña lámina.
Si llegas, te aproximas, te parece bien, sencillamente será otra cosa, otra cosa, cosa de delirio.
Tendrás magnitud y calor.
Eres el otro lado del botín.
¿Comprendes?
3. Rutina
Me fustigo.
Me abro la carne.
Me exhibo sobre un escenario.
Allí no ofrezco el número decisivo.
Devorarme ¡mi gran milicia!, pero soy también un armador tenaz.
Sé reunirme pacientemente, usando rudos métodos de ensamblaje.
Conozco mil fórmulas de reparación. Reajustes, atornillamientos, tirones, las manejo todas.
A golpes junto las piezas.
Siempre regreso a mi tamaño natural.
Me deshago, me suprimo, displicente, me borro de un plumazo y vuelvo a montar,
montar al carafresca.
(No se trata de rearmar un monstruo, eso es fácil, sino de devolverle a alguien
las proporciones.)
Planto mi casa en medio de la locuacidad.
Me reconstruyo con un plano inefable.
Calma. Ya está. Entro a la horma.
De "Intemperie" 1977
1. ¿Cómo pudo
volverse tribunal
de su vida
(no es sino la sala
donde se reúne
a rumiar fallos)
el
que menos juzga,
el
que existe desde su cuerpo,
el
menos concluyente
de los nacidos?
2. Puesto que estás aquí,
tienes que
Aquí se camina
sin preguntar.
Tienes que
No precisemos.
Haz como que entiendes.
Ya sabes:
sin interrogar.
(Todas las preguntas caen
a los pies de tienes que.)
¿Angustia?
Nada de eso,
quédate tranquilo
en tu silla, contando las horas.
3. Vida
arrásame,
barre todo,
que sólo quede
la cáscara vacía, para no llenarla más,
limpia, limpia sin escrúpulo
y cuanto sostuviste deja caer
sin guardar más.
De "Memorial" 1977
1. Mal
Detenido, no sé dónde, mas es un hecho que estoy, detenido.
Llevo años en el mismo lugar, al fondo. ¿Vivo? Funciono, y ya es mucho.
2. Angst
No es nada, nada
algo sin trascendencia,
nada.
Una dificultad leve
en la respiración.
Problema de angostura
parece.
¿Acaso no sabías
que la puerta es estrecha?
3. As if
Es como si amáramos. Es como si sintiésemos. Es como si viviéramos.
Esto fatiga. Hasta se ansía un error. Puede que al equivocarse,
los actores rocen la verdad.
4. Deseo
Asciende por mi cuerpo como otra sangre
más cálida
que en mi boca se muda,
se vuelve la que no es
y se extingue
como un rumor más de la noche.
Río
que repite nombres.
5. Despilfarro
Es recio haber gastado días, meses, años en defenderse sin saber de quién.
Recio no poder ver el rostro del que asedia.
Recio ignorar lo que nos devasta.
7. Sé
que si no llego a ser nadie
habré perdido mi vida.
De "Amante" 1983
1. Eludías
el encuentro
con el tú
magnífico,
el que te toma
y te anula como tempestad
y de ti arranca al que busca.
2. Cómo pudiste vivir
de la idea
que la ocultaba,
con un sabor
que no era el de ella,
huyendo
de su aparecer
que era también el tuyo?
3. Llegas
no a modo de visitación
ni a modo de promesa
ni a modo de fábula
sino
como firme corporeidad, como ardimiento, como inmediatez.
4. Llevas el amante
al lugar
del acontecer
-el lugar del asentimiento.
5. Él abre los ojos,
siente,
se abandona.
Sabe ya que nada, nada
le pertenece,
salvo su dependencia,
y acata
el extraño señorío.
6. Se creyó dueño
y ella lo obligó a la más honda encuesta,
a preguntarse qué era en realidad suyo.
Después lo tomó en sus manos
y fue formando su rostro
con el mismo material del extravío, sin desechar nada,
y lo devolvió a los brazos del origen
como a quien se amó sin decírselo.
7. Misión
del amante:
arder
fuera del camino.
De "Gestiones" 1992
1. Lo que miras a tu alrededor
no son flores, pájaros, nubes,
sino
existencia.
No, son flores, pájaros, nubes.
2. ¿ Quién es ese que dice yo
usándote
y después te deja solo?
No eres tú,
tú en el fondo no dices nada.
Él es sólo alguien
que te ha quitado la silla,
un advenedizo
que no te deja ver,
un espectro
que dobla tu voz.
Míralo
cada vez que asome el rostro.
3. Matrimonio
Todo, habitual,
sin magia,
sin los aderezos que usa la retórica,
sin esos atavíos con que se suele recargar el misterio.
Líneas puras, sin más, de cuadro clásico.
Un transcurrir lleno de antigüedad,
de médula cotidiana,
de cumplimiento.
Como de gente que abre a la hora de siempre.
4. Tú
dependes
pero
¿lo sabes
a fondo,
con tu cuerpo,
lo puedes vocear,
se ha vuelto carne fascinada?
5. Quién es ese que dice yo
usándote
y después te deja solo?
No eres tú,
tú en el fondo no dices nada.
Él es sólo alguien
que te ha quitado la silla,
un advenedizo
que no te deja ver,
un espectro
que dobla tu voz.
Míralo
cada vez que asome el rostro.
Otros poemas:
DERROTA
Yo que no he tenido nunca un oficio
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme
es una solución)
que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy objeto de risa para mí mismo
que creí que mi padre era eterno
que he sido humillado por profesores de literatura
que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada
que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida
que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo
que tengo vergüenza por actos que no he cometido
que poco me ha faltado para echar a correr por la calle
que he perdido un centro que nunca tuve
que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo
que no encontraré nunca quién me soporte
que fui preterido en aras de personas más miserables que yo
que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces
más burlado en mi ridícula ambición
que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que yo
("Ud. es muy quedado, avíspese despierte")
que nunca podré viajar a la India
que he recibido favores sin dar nada a cambio
que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma
que me dejo llevar por los otros
que no tengo personalidad ni quiero tenerla
que todo el día tapo mi rebelión
que no me he ido a las guerrillas
que no he hecho nada por mi pueblo
que no soy de las FALN y me desespero por todas esas cosas y por otras
cuya enumeración sería interminable
que no puedo salir de mi prisión
que he sido dado de baja en todas partes por inútil
que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno
que me niego a reconocer los hechos
que siempre babeo sobre mi historia
que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento
que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo
que no lloro cuando siento deseos de hacerlo
que llego tarde a todo
que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas
que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable
que no soy lo que soy ni lo que no soy
que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas
haya sido humilde hasta igualarme a las piedras
que he vivido quince años en el mismo círculo
que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado
que nunca usaré corbata
que no encuentro mi cuerpo
que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme,
barrer todo y crear de mi indolencia, mi flotación,
mi extravío una frescura nueva, y obstinadamente
me suicido al alcance de la mano
me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros
y de mí hasta el día del juicio final.
Extraído de "Obra Entera, poesía y prosa" 2000
DICHOS
Vivir en el misterio: frase redundante.
*
Todo es misterio, aun lo que la conciencia conoce en detalle en
su orgulloso penúltimo escalón-
*
Lo que tengo por novedad no es novedoso, es la novedad de la gota de agua.
*
¿Discutir para qué? Siempre es posible encontrar argumentos para defender esto
o aquello. De lo que se trata, y hay urgencia, es de inquirir.
*
En las universidades existe siempre el peligro de que la literatura deje de ser lo que es
-la manera más entrañable de habla- para volverse objeto de estudio, algo que será viviseccionado en lugar de ser vivido.
*
Con la palabra «materia» se le da otro nombre al misterio.
*
Cualquier hombre es una agresividad en busca de una bandera.
*
Lo más importante es lo que no puede ser hallado.
*
La razón se crea su propio coto para señorear allí. No le atañe pregunta que no lleve
en sí su posibilidad de respuesta. Su fuerza es falsa, pues se apoya en el límite
que ella misma se pone.
*
No hay diferencia entre lo ordinario y lo extraordinario.
*
Quien no busca, es.
*
Nada hay más extraño que la existencia.
Extraído de "Poemas selectos" 2004
DISYUNTIVA
La naturaleza de la poesía
es inintencionada.
Goran Palm
Yo quería escribir
un poema,
luego tuve la intención
de no tener intención
y el poema se quedó allí
detenido,
atrapado,
carbonizado entre la chispa
de las dos intenciones
y aquí
lo dejo.
Extraído de "Poemas selectos" 2004
LAS PACES
Lleguemos a un acuerdo, poema.
Ya no te forzaré a decir lo que no quieres
ni tú te resistirás tanto a lo que deseo.
Hemos forcejeado mucho.
¿Para qué este empeño en hacerte a mi imagen
cuando sabes cosas que no sospecho?
Líbrate ya de mí.
Huye sin mirar atrás.
Sálvate antes de que sea tarde.
Pues siempre me rebasas,
sabes decir lo que te impulsa
y yo no,
porque eres más que tú mismo
y yo sólo soy el que trata de reconocerse en ti.
Tengo la extensión de mi deseo
y tú no tienes ninguno,
sólo avanzas hacia donde te diriges
sin mirar la mano que mueves
y te cree suyo cuando te siente brotar de ella
como una sustancia
que se erige.
Imponle tu curso al que escribe, él
sólo sabe ocultarse,
cubrir la novedad,
empobrecerse.
Lo que muestra es una reiteración
cansada.
Poema,
apártate de mí.
Extraído de "Poemas selectos" 2004
Contra la barbarie de la propia estimaciónEntrevista con Rafael Cadenas
Claudia Posadas*
Ante la violencia y la búsqueda de poder como impronta del ser humano, ante la fractura de la propia nación y el continente, la poesía y el pensamiento del venezolano Rafael Cadenas (Barquisimeto, estado de Lara, 1930), se erigen como una referencia de análisis del hombre contemporáneo. Su crítica parte de un diagnóstico de la conciencia, estancia generadora de nuestro desgarramiento: para el autor, en su reconocido ensayo “Realidad y literatura”, existe una sola condición: “El ser humano víctima de su propia psique (…), de sus prejuicios (…); el ser humano que 'proyecta' su angustia en todo lo que hace creando división, sufrimiento, agonía (…); el ser humano atenazado por sus propios productos: odio, afán de notoriedad, deseo de poder (…); el ser humano consciente del desastre que ha creado y sigue creando, pero como imposibilitado para detenerse (…)”.
Frente a este diagnóstico, sus planteamientos apuntan a considerar “la vida como totalidad” y no a partir del fragmento que significa la visión del ego. Así, busca un equilibrio entre la psique, el espíritu y lo axiomático, afincado siempre en la realidad, para llegar a “la autocreación” de un hombre ético, vigilante “de los humos de la propia estimación”, como diría Teresa de Ávila, que reconozca y se reconozca en el misterio mismo que es la existencia.
De esta manera, su reflexión desemboca, como lo dice en un poema, en la práctica de un “ethos clásico de la gratitud y de la aceptación de la existencia finita (Schajowicz)”, es decir, un ethos real, tangible, humano, construíble, universal, que trascienda cualquier religión, cualquier moral, cualquier dogma, cualquier noción del orden sobre todo lo que conlleva el concepto de éxito.
Para Cadenas, la poesía ha sido la fuente dónde encontrar al ser en el lenguaje y dado que para el autor este proceso debe ser individual, en sus poemas no hay una intención de hablar en nombre de la humanidad. Su poesía, engarzada en la más absoluta honestidad, implica una revisión profunda y descarnada del yo. De esta manera, su creación es el sólo testimonio de un hombre interesado en encontrar el centro de quietud de la psique, centro donde la barbarie sea transfigurada.
Rafael Cadenas pertenece a la estirpe de esos “renovadores secretos” de la literatura de nuestro continente, como dice Juan Gustavo Cobo Borda. Por la trascendencia y profundidad de su obra, que ha sido recogida para Latinoamérica en el volumen Obra entera. Poesía y Prosa (1958-1995) -Fce, 2000-, merece un reconocimiento como el Premio Juan Rulfo de Literatura Latinoamericana y del Caribe.
Un aspecto central de su pensamiento es la búsqueda del concilio con nuestra condición humana, que en los últimos libros se ha resuelto en el “ethos clásico”. ¿Cuál es el origen de esta búsqueda y cómo se fue conformando esta noción? En este sentido, ¿cuál es el balance de este proceso de existencia, cuál es la distancia entre el Cadenas del desasosiego al Cadenas de la gratitud?
El origen está en una especie de quiebra psíquica al comienzo de los años 60, la cual me llevó a hacerme preguntas que creía resueltas. Fue un despertar, pues hasta entonces yo había vivido conforme a ideas procedentes de un esquema que a todo responde, que todo lo explica, cuando en realidad no existe nada que esté fuera del misterio, de ese misterio de fondo que también nos constituye, y cualquier explicación no trasciende el campo de lo relativo donde sí puede tener validez. Es allí donde funciona el pensamiento, más allá no, más allá tiene que enmudecer, lo que no está mal pues es muy hablador, porque ha de toparse con lo desconocido, con la fuente infranqueable, con lo que ha recibido muchos nombres, pero en realidad no puede tener ninguno. Es asombroso ¿verdad?, que en rigor no podamos dirigirle la palabra a nuestro fundamento esencial. En cuanto al balance que me pides, no me atrevo a hacerlo, pues me parece que implica un cierre. Se asemeja a un inventario espiritual, lo que exigiría más espacio del que ofrece una entrevista. Espero, sin embargo, que mis otras respuestas complementen las que acabo de darte.
“No somos la fuente de nuestro vivir, pero por nosotros pasan las aguas”.
Una de las maneras de emprender esta búsqueda es a través de un cuestionamiento muy honesto del yo. Este proceso es paulatino: ante la derrota, hay un enfrentamiento muy crudo con los diversos yo (Falsas maniobras -1966-); después, un estado de vacío (Intemperie -1977-). En Memorial (1977) se estanca el proceso hasta llegar a Gestiones (1992) y Anotaciones (1983), donde se da un concilio. ¿Por qué este enfrentamiento como método? ¿Qué yo permanece?
Cuestionar el yo, enfrentarlo suena contradictorio. Es lo que suele hacerse, pero no creo que resulte difícil darse cuenta de que eso lo realiza el mismo yo. Así, además de dividirse, termina fortaleciéndose. Ésta es una lucha que se refleja, como bien lo señalas, en los libros que mencionas, todos escritos desde cierta depresión, especialmente Intemperie. En Memorial confluyen las diversas formas usadas en los libros anteriores. Gestiones también las mantiene, pero hay más despersonalización, un intento de expresarme indirectamente, mediante motivos, algo que, claro, tampoco estaba ausente en los demás libros. Yo no rehuyo la primera persona, ni creo que usarla signifique egotismo; muchos, en cambio, la evitan, pero carecen de humildad. Me preguntas qué yo ha quedado. Pues el actual, el que traza estas líneas para pasarlas a la pequeña Olivetti y enviártelas; el que se interrumpe para ir a comprar Tal cual, periódico que dirige Teodoro Petkof, periódico padrísimo, como dicen ustedes, los mexicanos; el que intenta darse al instante, habitarlo, pues sólo existe el presente y un incesante devenir, de manera que el que escribió mis libros es otro, el de ayer es otro, el de hace unos minutos, ya que cambiamos, es otro, otro y el mismo, pero ese mismo es sólo la sensación de ser, de sentirse siendo. “El presente es perpetuo”, dice un verso de Paz, quien siempre insistió en el valor absoluto del presente y del origen. ¿Habrá diferencia entre ellos? Estas dos constantes de Paz me parecen vitales para sus lectores, siempre que las tomen en serio.
Hace algún tiempo solía dividirme en innumerables personas. Fui sucesivamente, y sin que una cosa estorbara a la otra, santo, viajero, equilibrista…
…Era el desfile de los habitantes desunidos, las sombras de ninguna región.
El fracaso como lucidez
El cuestionamiento es de sí mismo pero también, del orden, y ambos aspectos están ligados al concepto de derrota: se parte de un sentimiento de no pertenencia (Los cuadernos del destierro -1960-), y este proceso se expresa en el famoso poema “Derrota”. Después, dicho sentimiento se convierte en un espacio de libertad que desemboca en un estado de permanente vigilancia de sí mismo y del sistema y que se manifiesta en el poema “Fracaso”, donde señala una actitud ética. ¿Qué significó ese estadio de tal modo que fue punto de partida? Actualmente, ¿se encuentra o no en los poemas citados? ¿Su actitud surge de la experiencia que vivió su país y de su exilio?
Los cuadernos del destierro es un poema en prosa sobre mi experiencia como exiliado en Trinidad (1952-1956), isla muy próxima a la costa oriental de Venezuela. Era entonces todavía colonia inglesa, de modo que durante cuatro años fui súbdito involuntario, pero gustoso, de la reina Isabel. A este periodo le debo un idioma que leo mucho, pero que hablo sólo cuando viajo a Estados Unidos o a Inglaterra. El libro recoge también mi situación íntima de los años 60 que te mencioné. Hoy no me encuentro en “Derrota”, pero no porque crea tener éxito, esta palabra no forma parte de mi vocabulario, lo que ocurre es que ese poema lo escribió un joven con quien ya casi no hablo, es decir, yo hace 40 años. Te daré un ejemplo: en el poema se aprueba en cierta forma la lucha armada y hoy la rechazo. Hace muchos años me di cuenta de que no es esa la vía para lograr determinado cambio social. Ahora pienso en términos de reforma, no de revolución. Ésta se me antoja, después de las experiencias del siglo que acaba de concluir, un sangriento anacronismo que en todos los casos terminó en dictadura. En cambio hay revoluciones que no suelen tenerse por tales como la que ha ocurrido en la física cuyas implicaciones filosóficas apenas comienzan a vislumbrarse o la comunicacional tan prodigiosa o la del movimiento ecológico, y tal vez estén en camino otras que no podemos anticipar. Mi atención está puesta en el individuo más que en lo colectivo. Siento más cercano el poema “Fracaso”; y actitud crítica siempre he tenido, sólo que ahora no procede de ninguna postura previa, sino del simple ver. Al menos me vigilo para que sea así. Cualquier ideología es perversa, aunque esté guiada por la buena intención, porque separa a los seres humanos. El bien que se busca termina trocándose en mal. Las revoluciones traen violencia, se vuelven sangrientas, instauran dictaduras, destruyen y se autodestruyen, todo por el bien del pueblo. Prefiero el sentido común, que es ajeno a carismas, redencionismos, salvaciones, a todas esas grandiosidades hipócritas cuyos promotores nunca se han visto a sí mismos. Si lo hicieran se darían cuenta de que el mal que pretenden combatir está también en ellos y eso es igualmente valedero para los que se les oponen, quienes sin embargo, por estar más cerca de la realidad -al menos su retórica no tiene pretensiones mesiánicas- podrían acercarse al autoconocimiento.
(Fracaso)
…Tú no existes.Has sido inventado por la delirante soberbia.
La posibilidad del “autohacerse” humano
Tanto en su poesía como en su ensayo, la crítica se centra en cualquier fundamentalismo ya sea económico, moral, religioso y está ubicada en la realidad. Sin embargo, tampoco se es fundamentalista de esta premisa porque se sigue abierto “al misterio de vivir”. ¿Por qué esta razón, esta crítica escéptica como método para su búsqueda e indagaciones?
Veo que amplías el término fundamentalismo sacándolo del campo de las religiones sobre todo monoteístas que es donde suele aplicarse. El politólogo alemán Thomas Meyer lo definió como “movimiento de exclusión arbitrario” muy opuesto a la modernidad y el cual “pretende ofrecer, en la medida en que condena toda posible alternativa, certezas absolutas, sostén firme, auxilio permanente y orientación incuestionable”. Esta definición que encontré en el libro El fundamentalismo religioso de Klaus Kienzler (Alianza Editorial) permite detectar dicho fenómeno en muchos otros ámbitos, como lo indica tu pregunta. En todo caso, su auge se debe probablemente a que suministra a la persona que elige una creencia cerrándose totalmente, una seguridad que ella siente como inexpugnable. En realidad, no se trata de una elección. La creencia procede inicialmente del hogar, la escuela, el ambiente, y es sólo más tarde cuando puede afirmarse con carácter absoluto, impermeable a todo interrogar. Aparte de la religión, donde hay más propensión a incurrir en fundamentalismos es en el terreno de la política. Los estragos que causa este fenómeno y su acompañante inseparable, el fanatismo, están a la vista con una contundencia inaudita debido al terrorismo que es en su expresión extrema. En cuanto a mi método, en realidad no tengo ninguno salvo la cautela de ese ver que te he mencionado.
¿Considera que esto debe ser un centro de reflexión contemporánea, dada la situación que vive Estados Unidos y su enfrentamiento con Medio Oriente?
En realidad todos los fanatismos son religiosos, pues entrañan una absolutización de lo relativo. En ellos subyacen las funestas deificaciones de causas. Fanático es el que extrema su adhesión a una ideología. Según Arthur Koestler “el problema de nuestra especie no es un exceso de agresión, sino una excesiva capacidad de fanática devoción”. El fanático se identifica totalmente con un credo, que puede estar representado por su tribu, patria, iglesia, Dios, historia, futuro, revolución, caudillo. Para reiterar lo que te he dicho sobre el condicionamiento, agrego estas otras palabras de Koestler: “Para una vasta mayoría de hombres a lo largo de la historia, el sistema de creencias aceptado, por el cual estuvieron dispuestos a vivir o morir, no fue de su propia factura o elección; fue impelido hacia sus gargantas por los azares del nacimiento”, lo cual nos dice cuánto peso tiene en la historia lo que se acepta sin examen. A propósito de lo que vengo diciendo, pienso en el peligro que encierran las grandes palabras, pues en su nombre se suelen suspender la razón, la ética y la piedad, y entonces todo desmán, toda inhumanidad, todo horror se tornan posibles. Pero siguiendo el hilo de tu pregunta, ¿qué hacemos con cavilar sobre lo que pasa en Estados Unidos, en Medio Oriente o en tantos otros lugares de nuestro amenazado planeta? Claro, es inevitable hacerlo, aunque eso a nada conduce. Las citas que he hecho de Koestler proceden de su ensayo “La explosión cerebral”. Este escritor, testigo y víctima de las tragedias del siglo XX, que se prolongan en éste, no creía posible un cambio en el ser humano. Confiaba sí en que la ciencia pudiera crear una sustancia que impidiese las locuras del cerebro arcaico, el reptiliano, pues sólo a él se las atribuye, librando así de responsabilidad a la neo-corteza, el cerebro propiamente humano, que para mí, al contrario, es el más acusable. También Peter Sloterdijk, apela a la tecnobiología con un fin parecido, en su libro Normas para el parque humano, refutado con abundancia de razones por el poeta, ensayista y profesor de filosofía Josu Landa, quien trae a colación la posibilidad del autohacerse del ser humano, debida al hecho de no estar predeterminado como el animal.
¿De qué manera refrenda esta visión al observar la situación actual de su país?
Me preocupa mucho la división del país. Estamos ante un gobierno que trata de fabricar una revolución que en ningún momento ha definido claramente, y ante una oposición que la rechaza por considerar que conlleva un propósito de dominación con miras a implantar un régimen hecho de retazos ideológicos de la vieja izquierda, militarismo y caudillismo, todo ello cubierto con el nombre de Bolívar cuyo uso desmedido da la impresión de que el gobierno ha literalizado el poema de Neruda a este héroe, ¿lo recuerdas? “Todo lleva tu nombre, padre, en nuestra morada”, etc.., lo que está bien en un poema, pero en la realidad resulta un exceso. En el país existe, sin duda, libertad de expresión, pero los llamados círculos bolivarianos -tenían que llamarse así, ¿verdad?- constituidos por el propio gobierno para su defensa, amenazan, insultan y agreden a periodistas y a manifestantes de la oposición. La justicia adolece de una falla radical: los poderes públicos -contralor, fiscal y defensor del pueblo- son personas que están al servicio del régimen y no al de la sociedad. También los magistrados del Tribunal Supremo fueron escogidos con la misma intención, pero últimamente dieron una muestra inesperada de independencia para consternación del gobierno que reaccionó inmediatamente con insultos y amenazas a los magistrados que no votaron como éste lo deseaba. En una democracia es esencial que los poderes públicos sean realmente autónomos. A mi ver tal ha sido aquí el problema central pues sin justicia la verdad es inoperante. La división de poderes ideada por Montesquieu tenía el propósito de cerrarle el paso al despotismo y moralizar el Estado, urgencia por la que claman en vano desde su nacimiento los países de nuestro continente. “Es una experiencia constante -piensa- que todo hombre que posee poder tiende a abusar de él y esto último es, precisamente, lo que hay que impedir”, dice José Luis Aranguren en su libro Ética y política (Guadarrama). Por eso dije en una declaración que ese francés ha sido muy infortunado en nuestro país, sobre todo en el actual periodo. De tal anomalía -a la cual se suma el control de la Asamblea Nacional por el gobierno- se derivan los otros males que no voy a mencionar para no extenderme, pero hay dos hechos que sí debo señalar. Uno es el que haya sido imposible crear la comisión que investigue el crimen del 11 de abril a fin de saber quienes son los responsables de semejante atrocidad. Sé que la verdad es un producto muy escaso, sobre todo en Latinoamérica, pero en este caso encontrarla es demasiado importante como para que se repita lo de siempre: dejar que el tiempo aporte el olvido cómplice. El otro hecho es casi inseparable del anterior: ante la corrupción también campea la impunidad. Finalmente, no puedo pasar por alto que la cultura ha estado muy relegada. Te daré un solo ejemplo: la Editorial Monte Avila tiene más de un año sin recibir el aporte del Estado para la publicación de libros. Es necesario sobre todo en Latinoamérica -permíteme insistir en esto- limitar el poder de los presidentes, tengan o no inclinación autoritaria, pues a veces actúan como reyes del periodo absolutista cuando simplemente son empleados públicos al servicio del país, y nunca al de una parcialidad, lo cual sería una aberración. Ellos son elegidos por el pueblo, denominación que incluye a todos los sectores de una nación, no por una divinidad. Ponerles coto mediante la constitución contribuiría a evitar que el poder los enloquezca, tal vez dejarían de sentirse importantes, y hasta se vuelvan humildes al perder los “humos de propia estimación”, para decirlo con frase de Santa Teresa. Después de todo, el brillo que presta el cargo dura poco, y al concluir, el mandatario pasa o debería pasar a ser un ciudadano corriente.
“En el mundo no señorea el ser sino otra fuerza. Existe una desconexión con el fundamento. Esta quiebra forma el telón de fondo del caos actual”.
La religiosidad del misterio
Hay cierta trayectoria “espiritual” que inicia con una negación “de los caminos de gracia”; posteriormente acepta un “hambre de gracia”, hasta que llega a la aceptación del fluir con la vida. Así, concilia dos aspectos, la razón ubicada en lo real y esta apertura “al misterio de vivir”, es decir, llega a una “mística personal”, como dice. ¿No le interesa una certeza religiosa como tal? ¿El concepto del ethos clásico es la manera de conciliar razón y misterio?
Sí, procuro ir con la vida sin oponerle resistencia. Casi me dejo llevar, aunque a veces me atasco. Dependemos de esa fuente, pero no la poseemos, más bien le pertenecemos. Ver, sentir eso es una apertura que puede significar mucho para quien esté muy envuelto por su ego. Debo decirte que siempre evito la palabra “mística” porque se presta a confusión, suscita prejuicios y está tan cargada de sentidos que terminamos por no saber qué significa. Al usarla conviene tener la precaución de precisar qué tratamos de decir con ella. Razón y misterio no se oponen, lo que pasa es que ella llega a un punto después del cual no puede seguir. Allí se encuentra con el espacio del misterio, palabra que por cierto tiene la misma etimología del término “místico”. Deriva como éste de mistés, que designaba en Grecia a la persona iniciada en los ritos secretos. Si lo que llamas certeza religiosa tiene que ver con creencia, pues no tengo ninguna. ¿Creer significa religión? Pienso que no, aunque es lo que piensan los más. Pero sentir el misterio que nos rodea y nos constituye sí me parece religiosidad.
Como se ha dicho, en sus concepciones hay un privilegio de lo existente, e incluso, el concepto del “misterio de vivir”, se afinca en la realidad (por ejemplo, niega cualquier mística que privilegie otra realidad más allá de ésta). Incluso, la apuesta por la por lo real en el arte, ha sido tema de un ensayo. ¿De qué manera esta concepción se fue conformando dentro de su proceso crítico? ¿Qué se deja de lado o qué se gana?
La palabra realidad para mí es otro nombre de lo desconocido, que nunca será conocido. Es todo cuanto sucede, pero también lo nouménico. Detrás de lo existente hay una especie de inteligencia ¿verdad? Marco Aurelio tiene una frase que me gusta y viene al caso. El habla de “la mente gobernadora del universo”. Piensa, por ejemplo, en nuestro cuerpo. Ahí tienen lugar innumerables y complejos procesos que afortunadamente no dependen de nuestra mente consciente. El yo no podría manejarlos, produciría un desastre como pasa con todo lo que toca. Es otra mente absolutamente impersonal la que los lleva cabo. Alan Watts tiene sobre esto páginas esclarecedoras. Preguntas qué se gana. Creo que nada y todo. Se deja de lado la mezquindad, y si aparece en nosotros nos damos cuenta. En realidad no somos dueños de nada. El yo se apropia de todo empezando por el cuerpo, lo que le es más próximo. Si alguien, pongamos por caso, tiene un don, cualquiera que sea, el yo se lo apropia cuando en rigor el mérito de éste estribaría en lo que haga con él, pero básicamente no le pertenece. Comprender esto puede ponerle fin a la vanidad. Acabo de notar que estoy hablando como alguien que sabe y eso me alarma; te pido que me disculpes.
“Callo. No voy más allá de mis ojos. Me consta este alrededor”.
De pronto vuelve la sombra, por ejemplo en Memorial: “hoy descubrí que el borde maligno aun existe”. Después escribe “Caemos, recaemos”. Una vez llegado al concilio con la propia condición, ¿éste permanece o la crítica, la vigilancia del yo, debe ser constante? ¿Qué es lo alcanzado entonces?
Porque no existe ninguna garantía. Podemos deprimirnos o sentirnos ansiosos o ser visitados por el miedo. Aunque se haya lidiado con el yo, es posible que esos estados se aparezcan y se trate de hacer algo, pero no creo que enfrentarlos con la idea de vencerlos sea lo más conveniente. Tal es el impulso habitual. Como si se tratara de una pelea, pero en este caso la inveterada agresividad de los humanos no tiene cabida. Ellos quieren siempre dominar, controlar, triunfar. Uno de los poemas de D.H. Lawrence que traduje hace tiempo es precisamente “Triunfo”. Te lo copio.
Me parece que durante cinco mil años por lo menoslos hombres han querido triunfar, triunfar, triunfar,triunfar sobre sus semejantes, triunfar sobre obstáculos triunfar sobre el malhasta que ahora la palabra misma es asqueante, no la podemos oír más.
Si miráramos en nuestros corazones, veríamosque detestamos la idea del triunfo,estamos hartos de eso.
El trayecto no es lineal. Tampoco la palabra resultado sería apropiada y nada tiene permanencia, como lo sabía bien Heráclito.
El erario del poeta
Una característica de su escritura es un discurso contundente, pero sobrio, temperado, ajeno a la “verbosidad abundosa”, como usted dice, que se da a la par de un proceso de escritura meditado, lento. Estos aspectos se reflejan en temas escritos a partir de una auto exploración honesta. ¿Desde qué convicción surge esta actitud de vida y escritura? ¿La asume como una estética? ¿Cuál sería su opinión de otras estéticas en la poesía latinoamericana que privilegian esa “verbosidad” y un discurso fundado en ésta y no en la honestidad con el yo?
Hoy pienso más las palabras, lo que tal vez no sea conveniente para la poesía, pero ¿qué puedo hacer? En su reino no caben las decisiones. Los cambios se dan un poco solos. Van apareciendo sin que uno se dé cuenta aunque están vinculados con nuestro movimiento interior. Mi actitud no es estética, si bien le doy, claro, mucha importancia a la forma, sin ella no hay poema ni nada, y lo que haya de ética en mi trabajo nace de un sentimiento de unidad, de esa unidad que subyace en todo lo existente. Uno puede rechazar posiciones ideológicas de otros sin perder de vista que son seres humanos, y lo más importante es esta condición. Percatarse de que ella está por encima de todo es muy saludable en este mundo tan lleno de violencia. El crimen en política comienza con la palabra “enemigo”. Usarla es ya prepararla.
Su escritura tiene varios registros: el poema breve y metafórico del principio, los poemas en prosa, abundantes y plenos de imaginería, y por último los aforismos, donde sintetiza su pensamiento y sus preguntas. ¿De qué manera este proceso estético se ha desarrollado a la par del proceso existencial? ¿Qué trayectoria de decantación implica el haber llegado a los aforismos de Anotaciones?
Trayectoria existencial y proceso estético son inseparables. Los cuadernos del destierro fueron escritos desde la depresión, luego, poco a poco, iba saliendo de ella, lo cual se puede palpar en los libros siguientes. Junto a los de poesía fueron surgiendo los de prosa y por eso están como entrelazados. Las lecturas han sido vitales para mí. Me interesa mucho el pensamiento vedántico, el taoísmo, el zen, y del lado de acá Whitman, Rilke, Lawrence, Pessoa, Ungaretti, Milosz (Czeslaw), Michaux; antes de experimentar con la droga, han sido una presencia constante en mí. También Jung, Watts, López Pedraza. He leído mucho a los clásicos, sobre todo los españoles, y de los modernos a Ortega, Unamuno, Machado, Salinas y Guillén. De Hispanoamérica me han acompañado siempre sus maestros, Reyes, Henríquez Ureña (Pedro), Sanín Cano, Borges, Paz, pero en fin sólo puedo mencionarte algunas de mis lecturas. Es cierto, me atrae el apunte como el de Anotaciones, la forma gnómica de Dichos (1992), el aforismo. Tal vez eso se deba a cierta urgencia por ir derechamente al blanco sin todo el acompañamiento explicativo que suelen llevar los escritos más completos. Tal vez influya también mi gusto por leer, que no me deja salir de la escritura breve. Tal vez mi propia limitación, no sé, pero te confieso que admiro a los poetas abundantes, mis opuestos, aunque los leo poco. Los veo como a príncipes que hunden sus manos cada vez que quieren en su erario verbal y de ahí sacan toda clase de joyas. Yo soy más bien lento, paso semanas, meses, años revisando un poema, indeciso, avergonzado, pobre.
Un tema constante a lo largo de sus libros, es una revisión del lenguaje, del poema y del poeta. Para usted, la poesía es contrapeso y contraste del poder, una ofrenda. En cuanto al autor “uno sólo espera de los poetas un óbolo que sirva para el trayecto”. Pero ante la barbarie, ¿el poema y poeta tiene algún sentido frente a esta realidad?
La poesía, el arte, el pensamiento son como contrapeso del poder y de la sociedad. Aquél tiende a volverse perverso y ésta a aletargarse. Se requieren antídotos fuertes para contrarrestar esas calamidades ¿y dónde encontrarlos sino dentro de la cultura? Se suele pensar que la poesía puede muy poco frente a la barbarie porque sólo le interesa a una ínfima minoría, pero ésta es una legión del espíritu y a través de ella actúa la poesía llegando así a ámbitos más amplios. En todo caso, lo más importante es el desarrollo de la conciencia; en tal sentido la lectura, pero no sólo de poesía, es decisiva.
Los hados nos dieron una lengua noble,como un buen vinode bodegas medievales….
Una labor sin pretensiones,un trabajode taller que preservael bien recibidoy lo entrega a otras manos en el estrépito.
¿Cómo se puede conciliar esta búsqueda de la dignidad, aunque sea personal, con el escepticismo que siente hacia el ser humano? ¿Éste es permanente y definitivo?
Escepticismo, para lo que uno siente en este momento, es un término eufemístico. Basta ver lo que ocurre todos los días en el mundo para no incurrir en optimismos ingenuos, que nos colocan, voy a usar una frase que le robo a Juan Goytisolo, en las afueras de la realidad. La verdad es que nos hemos acostumbrado al horror. Ni siquiera el más extremo, el de los genocidios, no conmueve a la mayoría de los seres humanos. Voy a citarte sólo uno. Según Mathieu Ricard, en un diálogo con su padre Jean Francois Revel, los chinos asesinaron un millón de tibetanos además de destruir seis mil monasterios y oprimen el Tibet, todo ello ante la indiferencia mundial. En casi todos los países se violan los derechos humanos. Los más civilizados son los que fabrican más y mejores armas. El último aporte de Italia a la cultura, por medio de la Fiat, es el haber perfeccionado las minas antipersonas. Ahora no las hace de metal sino de plástico para que no puedan ser detectadas. Mujeres y niños seguirán siendo las víctimas de esas bombas. Las armas atómicas y químicas continúan siendo una amenaza. No se le ve fin a la insania antirreligiosa de las religiones más mortíferas. El más inteligente de los depredadores sigue hiriendo la tierra, que es como si hiriera su propio cuerpo. Los brotes de violencia aparecen en cualquier parte, cesan en un lugar y surgen en otro. La delincuencia, el terrorismo y la corrupción son enfermedades endémicas y a todo lo anterior se añade el crecimiento desmedido de la población, que reproduce sin cesar los problemas; pero no seguiré esta enumeración. Son tan sabidos los males que nos rodean. En cuanto a los países hispanoamericanos, parecen destinados a no acertar. Suelen ser víctimas de caudillismos militaristas o de regímenes democráticos que terminan destruidos por la viveza criolla. En nuestras naciones lo único que parece prosperar es el ego. ¿Cuándo tendremos gobiernos donde realmente prevalezca la honestidad, una honestidad que sea inexpugnable? Yo siempre espero que aparezca el hombre ético. Sin embargo a la democracia, aunque siempre nos deja insatisfechos, hay que cuidarla; esto se lo digo, con abuso de confianza, a mis queridos mexicanos, y la mejor manera de hacerlo es ampliándola, despojándola de sus vicios, haciéndola socialmente más justa y por tanto más sólida. Casi siempre es posible mejorarla, a menos que haya fuerzas diabólicas que lo impidan. Termino, a modo de desquite, con una pregunta. ¿Cómo anda la de ustedes?
* Esta entrevista fue realizada con el apoyo del Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales del Fonca, 2002-2003, México.
© Claudia Posadas 2003Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid
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