jueves, 12 de diciembre de 2019

Víctor Fuenmayor / Beber de la sombra











Están aquí todos los Víctor Fuenmayor que caben en sus edades: el escritor, el semiólogo, el crítico de arte, el  estudioso de la fotografía, el bailarín, el viajero, el académico, el investigador, aquel que ha medido ciudades desde el cuerpo. Están aquí el amante, el lugareño, el asombrado, el pariente, aquel que se reconoce en una sensorialidad de gramáticas propias.Resulta un tanto desconcertante que no se hubiese publicado antes una recopilación de su trabajo poético. Pero queda salvada tal torpeza de los días y aparece este libro en el mejor momento, cuando la madurez de la palabra no aguarda veredictos, no teme, no insiste. Recoge de manera retrospectiva dos poemarios inéditos, uno publicado casi clandestinamente y el único que llegó a la tinta.La poesía de Víctor Fuenmayor está cruzada por un caleidoscopio de referencias que hallan espejo en la  coloquialidad, las rutinas y el lar natal. El lenguaje gira sobre si mismo a través de juegos venidos de la infancia, pero también de un exhaustivo auto-conocimiento. La palabra se hace materia de sí misma y degusta el mundo desde exquisitos recovecos de la semiosis. Todo bajo el cobijo del verso de Octavio Paz, «beber de la sombra».


Jacqueline Goldberg





Erinias

Aúllan de dolor haciéndose bestias.
Gritan, chillan y maldicen en medio de la calle
Nombran la lista de asesinos, muertos, secuestrados,
piden por los hijos pendientes siempre a cuestas.
Hilan y retahilan la vida en palabras insensatas.
Detienen el punto del tejido desgarrado
poniendo saliva en la malla con el índice del silencio.
Aprendo en la mano de su grito apagado.
Humedezco el dedo lector con saliva de mi boca,
apretando mi piel a la página en peligro de rasgarse.
Separo lentamente las páginas pegadas de mi vida.
Abro el espacio secreto de mi cuerpo, sin violencia,
del miedo a desgarrarme, desgarrando hojas escritas.
.....

Ocupaciones

Ocupándome del retorno que dan los ojos a las cosas
sin nombre
después de una muerte, una lucha o una guerra,
vuelvo la mirada hacia espacios cotidianos
y transformo la ausencia en la mayor presencia
La muerte convierte la poesía en vida.
Así aparezco al final del recorrido,
derrotando derrotas,
matando las muertes impunes.
La felicidad del poeta se posa más allá de la vida, del
dolor y del amor,
cuando el que vela la historia de la lucha, ya sin brazos
ni armas,
vuela a las páginas con alas desplegadas
y, anunciando el pie de un verso caminante,
hace avanzar al lector hacia un peldaño de escalera.
.......

Revivencia

Salgo del nido compañero para saborear el fruto
antes de su caída.
La casa me abandona a la paradoja entre el sueño
silente de moradores
y la estridencia de cantos que cruzan por los techos.
Tomo el
desayuno colgado de una viga o de una
compañía de un ave de paso.
rama, en
Chupo el néctar azucarado del alba antes que
ruiseñores aparezcan con el amanecer.
Mojo los labios del sueño en el seno del rocío
y beso el sexo con las gotas de lluvia.
Salgo de mi nido cuando estrellas comienzan a
Ocultarse en el cielo.
La aurora define el amor de mi canto y de mi
sufrimiento.
Mi respiración tardía de crucificado me despierta
y otorga al goce mi absolución de revivido.
.....

Secretario

La mano exhuma palabras en su cuenca
abre la boca común del más sellado poro,
pinta la piel delgada de tatuajes,
conmovida de voces.
Nadie repetirá el olor desprendido de tu seno
ni comprenderá el sabor de la piel o de la hiel como vos,
devolviendo a cada letra su existencia
Un olor de rosa fresca prende llamas en nuestros climas
cálidos.
Un fuego quema cartas sin dedos ni dados en las
manos.
Alumbro el juego mayor en cada día que vivo:
vacío manos lenas y blanqueo el papel cada mañana.
......

En el contigo

Me has dado todo lo que te dio la vida,
sin quite donante o sobreviviente
El amor no tiene nunca adioses
y dibuja la geometría que todavía recorro:
fondo añil de un cielo, canto de chicharras,
vuelo en los oídos con los vientos mistrales
Me has dado cielos de bóvedas fulgurantes,
agostos de estrellas fugaces en pupilas sin nubes,
almohadas volantes sacudidas del sueño
marchando todavía en las líneas que escribo.
Depositario y destinatario de sentidos escritos.
el destino otorga pocas veces la voz
que nos lanza más allá de ser un cuerpo
y más allá que el propio amor nombrado:
traducción exacta del frote de dos pieles
el poro inteligente de las palabras
y el pincel en la luz del pigmento bilingüe.
Saboreo el pan de tu presencia.
Tengo y retengo huellas luminosas de un ocaso.
Sacudo con fuerza almohadas con estrellas,
alumbrando los caminos perdidos
y siempre por ti recobrados.
.......

Rayo

Rallo cebollas de palabras
con sus capas transparentes.
Rallo frutos incongruentes
y amargos, me mojo las manos
para no llorar mientras las rallo.
Creía en el árbol de la lengua,
en los frutos,
en los espejos de los signos.
Y ahora, solo aserrín y astillas
viven en la palabra que se amasa
cegando
grieta de la mesa
donde se hunden las palabras.
.....

Lenta... mente

Donde el ojo desecha la sombra,
donde el sol ciega como leche de sapo,
donde el sol mueve las cosas con espejos
encandilando las lupas, tapas y espejos,
allí lentamente queda eso,
lejos de mi, muerto pronto
antes de mi muerte,
viviendo un mundo
muy pronto también arrebatado
en mi lente de los días lentos
lenta... mente.
.....





Víctor Fuenmayor: Nació en 1940 en Maracaibo. En 1963 se licenció en Letras y Abogacía en la Universidad del Zulia (LUZ).  Prosiguió estudios en París (1963-67), donde fue alumno de Roland Barthes, Lucien Goldman, Pierre Francastel y Jacques Lacan en la Escuela Práctica de Altos Estudios. Obtuvo el título de doctor en Semiología bajo la dirección de Julia Kris-teva en la Universidad París VII. Desde 1967 ha sido docente en LUZ en las escuelas de Letras, Comunicación Social y de Artes Escénicas.