Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, quiero rendir homenaje a 20 voces poderosas que han marcado mi camino poético. En esta entrada, comparto algunas de las poetas que considero esenciales para comprender el impacto de las mujeres en el arte de la poesía, escritoras que me han mostrado que la poesía es un espacio de resistencia, amor, dolor y transformación. Hacer una selección siempre es un riesgo, porque son muchas, pero hoy les dejo a estas veinte gigantes.
EL DESPERTAR
A León Ostrov
Señor
La jaula se ha vuelto
pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del
viento
a mis delirios
Qué haré con el miedo
Qué haré con el miedo
Ya no baila la luz en mi
sonrisa
ni las estaciones queman
palomas en mis ideas
Mis manos se han
desnudado
y se han ido donde la
muerte
enseña a vivir a los
muertos
Señor
El aire me castiga el ser
Detrás del aire hay
monstruos
que beben de mi sangre
Es el desastre
Es la hora del vacío no
vacío
Es el instante de poner
cerrojo a los labios
oír a los condenados
gritar
contemplar a cada uno de
mis nombres
ahorcados en la nada.
Señor
Tengo veinte años
También mis ojos tienen
veinte años
y sin embargo no dicen
nada
Señor
He consumado mi vida en
un instante
La última inocencia
estalló
Ahora es nunca o jamás
o simplemente fue
¿Cómo no me suicido
frente a un espejo
y desaparezco para
reaparecer en el mar
donde un gran barco me
esperaría
con las luces encendidas?
¿Cómo no me extraigo las
venas
y hago con ellas una
escala
para huir al otro lado de
la noche?
El principio ha dado a
luz el final
Todo continuará igual
Las sonrisas gastadas
El interés interesado
Las preguntas de piedra
en piedra
Las gesticulaciones que
remedan amor
Todo continuará igual
Pero mis brazos insisten
en abrazar al mundo
porque aún no les
enseñaron
que ya es demasiado tarde
Señor
Arroja los féretros de mi
sangre
Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis
manos
porque la danza salvaje
de la alegría
les destruía el corazón
Recuerdo las negras
mañanas de sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos
Señor
La jaula se ha vuelto
pájaro
y ha devorado mis
esperanzas
Señor
La jaula se ha vuelto
pájaro
Qué haré con el miedo
Alejandra Pizarnik
HUMILDAD
Yo he sido aquella que
paseó orgullosa
El oro falso de unas
cuantas rimas
Sobre su espalda, y se
creyó gloriosa,
De cosechas opimas.
Ten paciencia, mujer que
eres oscura:
Algún día, la Forma
Destructora
Que todo lo devora,
Borrará mi figura.
Se bajará a mis libros,
ya amarillos,
Y alzándola en sus dedos,
los carrillos
Ligeramente inflados, con
un modo
De gran señor a quien lo
aburre todo,
De un cansado soplido
Me aventará al olvido.
Peso ancestral
Tú me dijiste: no lloró
mi padre;
Tú me dijiste: no lloró
mi abuelo;
No han llorado los
hombres de mi raza,
Eran de acero.
Así diciendo te brotó una
lágrima
Y me cayó en la boca...
más veneno:
Yo no he bebido nunca en
otro vaso
Así pequeño.
Débil mujer, pobre mujer
que entiende,
Dolor de siglos conocí al
beberlo:
Oh, el alma mía soportar
no puede
Todo su peso.
Alfonsina Storni
LA TIERRA NATAL
No la llevamos en oscuros
amuletos,
Ni escribimos arrebatados
suspiros sobre ella,
No perturba nuestro
amargo sueño,
Ni nos parece el paraíso
prometido.
En nuestra alma no la
convertimos
En objeto que se compra o
se vende.
Por ella, enfermos,
indigentes, errantes
Ni siquiera la
recordamos.
Sí, para nosotros es
tierra en los zapatos.
Sí, para nosotros es
piedra entre los dientes.
Y molemos, arrancamos,
aplastamos
Esa tierra que con nada
se mezcla.
Pero en ella yacemos y
somos ella,
Y por eso, dichosos, la
llamamos nuestra.
Anna Ajmátova
PARA QUEDARSE CALLADA
a las mujeres que están
en cautiverio
Hemos tejido la piel a
fuerza de llanto
Apenas oyen el canto del
búho
el agua sobra y el hambre
también
Las muchachas corren de
un lado a otro
temen a la voz de los
soldados
¡Son tan jóvenes!
algunas perdieron a sus
madres
otras fueron apartadas de
sus muñecas
y de su pedacito de
tierra
La advertencia no fue
oída
Ellas no quisieron
esconderse
cuando pasaron los
camiones
Pobres inocentes
mostraron su olor
a jazmín y canela recién
molida
Los hombres se fueron
acercando
todo les parecía muy
dulce ante tanto resentimiento
Una voz murmuraba al
final del día
que las niñas fueron
llevadas a un campamento
en la lejanía de un valle
«Le cambiaron los nombres
Tatuaron un número en sus
pezones»
El resguardo recoge lo
ido
Se oyeron disparos ruidos
alaridos
El viento movía la arena
de un lado a otro
Todos perdieron el rostro
entre tanta polvareda
No se sabe si fue en la
mañana o en la noche
(el tiempo se puso del
lado de la sombra)
cuando a la niña de trece
años
le pintaron los labios
cortaron sus cabellos
la sentaron en una
esquinita del cuarto
Carmen Verde Arocha
***
No existe el infinito:
el infinito es la
sorpresa de los límites.
Alguien constata su
impotencia
y luego la prolonga más
allá de la imagen, en la idea,
y nace el infinito.
El infinito es el dolor
de la razón que asalta
nuestro cuerpo.
No existe el infinito,
pero sí el instante:
abierto, atemporal,
intenso, dilatado, sólido;
en él un gesto se hace
eterno.
Un gesto es un trayecto y
una trayectoria,
un estuario, un delta de
cuerpos que confluyen,
más que trayecto un
punto, un estallido,
un gesto no es inicio ni
término de nada,
no hay voluntad en el
gesto, sino impacto;
un gesto no se hace:
acontece.
Y cuando algo acontece no
hay escapatoria:
toda mirada tiene lugar
en el destello,
toda voz es un signo,
toda palabra forma
parte del mismo texto.
Chantal Maillard
EL VIAJE
Mi primer viaje
fue el del exilio
quince días de mar
sin parar
la mar constante
la mar antigua
la mar continua
la mar, el mal
Quince días de agua
sin luces de neón
sin calles sin aceras
sin ciudades
sólo la luz
de algún barco en
fugitiva
Quince días de mar
e incertidumbre
no sabía adónde iba
no conocía el puerto de
destino
sólo sabía aquello que
dejaba
Por equipaje
una maleta llena de papeles
y de angustia
los papeles para escribir
la angustia
para vivir con ella
compañera amiga
Nadie te despidió en el
puerto de partida
nadie te esperaba en el
puerto de llegada
Y las hojas de papel en
blanco enmoheciendo
volviéndose amarillas en
la maleta
maceradas por el agua de
los mares
Desde entonces
tengo el trauma del
viajero
si me quedo en la ciudad
me angustio
si me voy
tengo miedo de no poder
volver
Tiemblo antes de hacer
una maleta
-cuánto pesa lo
imprescindible-
A veces preferiría marcharme
El espacio me angustia
como a los gatos
Partir
es siempre partirse en
dos.
Cristina Peri Rossi
CÍRCULO ANTIGUO
Puede una ciudad
donde una sola noche
has dormido
convertirse en tu sombra
seguirte a todas partes
acostarse contigo
entre sábanas
de hilo blanco
si lleva el mismo color
de ojos que tú
tu misma sed
la insatisfecha pregunta
y el amor correspondido
para que en su laberinto
hagas un nido
pasando por sus calles
cortas
en bicicleta alguna vez
siguiendo una ruta
de nombres célebres
a ritmo propio,
desafiante
cuando vas de paso
hasta la taberna
al ser esa ciudad
habitación
del que crees último amor
en tu propia lengua.
Edda Armas
***
En mi jardín avanza un
pájaro
sobre una rueda con rayos
-
de música persistente
como un molino vagabundo
-
jamás se demora
sobre la rosa madura-
prueba sin posarse
elogia al partir,
cuando probó todos los
sabores -
su cabriolé mágico
va a remolinear en
lontananzas-
entonces me acerco a mi
perro,
y los dos nos preguntamos
si nuestra visión fue
real-
o si habríamos soñado el
jardín
y esas curiosidades-
¡pero él, por ser más
lógico,
señala a mis torpes ojos-
las vibrantes flores!
¡Sutil respuesta!
Emily Dickinson
BESOS
Hay besos que pronuncian
por sí solos
la sentencia de amor
condenatoria,
hay besos que se dan con
la mirada
hay besos que se dan con
la memoria.
Hay besos silenciosos,
besos nobles
hay besos enigmáticos,
sinceros
hay besos que se dan sólo
las almas
hay besos por prohibidos,
verdaderos.
Hay besos que calcinan y
que hieren,
hay besos que arrebatan
los sentidos,
hay besos misteriosos que
han dejado
mil sueños errantes y
perdidos.
Hay besos problemáticos
que encierran
una clave que nadie ha
descifrado,
hay besos que engendran
la tragedia
cuantas rosas en broche
han deshojado.
Hay besos perfumados,
besos tibios
que palpitan en íntimos
anhelos,
hay besos que en los
labios dejan huellas
como un campo de sol
entre dos hielos.
Hay besos que parecen
azucenas
por sublimes, ingenuos y
por puros,
hay besos traicioneros y
cobardes,
hay besos maldecidos y
perjuros.
Judas besa a Jesús y deja
impresa
en su rostro de Dios, la
felonía,
mientras la Magdalena con
sus besos
fortifica piadosa su
agonía.
Desde entonces en los
besos palpita
el amor, la traición y
los dolores,
en las bodas humanas se
parecen
a la brisa que juega con
las flores.
Hay besos que producen
desvaríos
de amorosa pasión
ardiente y loca,
tú los conoces bien son
besos míos
inventados por mí, para
tu boca.
Besos de llama que en rastro
impreso
llevan los surcos de un
amor vedado,
besos de tempestad,
salvajes besos
que solo nuestros labios
han probado.
¿Te acuerdas del
primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos
sonrojos
y en los espasmos de
emoción terrible,
llenáronse de lágrimas
tus ojos.
¿Te acuerdas que una
tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando
agravios,
te suspendí en mis
brazos... vibró un beso,
y qué viste después...?
Sangre en mis labios.
Yo te enseñe a besar: los
besos fríos
son de impasible corazón
de roca,
yo te enseñé a besar con
besos míos
inventados por mí, para
tu boca.
Gabriela Mistral
NO PERDAMOS EL TIEMPO
Si el mar es infinito y
tiene redes,
si su música sale de la
ola,
si el alba es roja y el
ocaso verde,
si la selva es lujuria y
la luna caricia,
si la rosa se abre y
perfuma la casa,
si la niña se ríe y
perfuma la vida,
si el amor va y me besa y
me deja temblando.
¿Qué importancia tiene
todo esto,
mientras haya en mi
barrio una mesa sin patas,
un niño sin zapatos o un
contable tosiendo,
un banquete de cáscaras,
un concierto de perros,
una ópera de sarna?
Debemos inquietarnos por
curar las simientes,
por vendar corazones y
escribir el poema
que a todos nos contagie.
Y crear esa frase que
abrace todo el mundo;
los poetas debiéramos
arrancar las espadas,
inventar más colores y
escribir padrenuestros.
Ir dejando las risas en
la boca del túnel,
y no decir lo inti1no,
sino cantar al corro;
no cantar a la luna, no
cantar a la novia,
no escribir unas décimas,
no fabricar sonetos.
Debemos, pues sabemos,
gritar al poderoso,
gritar eso que digo, que
hay bastantes viviendo
debajo de las latas con
lo puesto y aullando,
y madres que a sus hijos
no peinan a diario,
y padres que madrugan y
no van al teatro.
Adornar al humilde
poniéndole en el hombro nuestro verso;
cantar al que no canta y
ayudarle es lo sano.
asediar usureros y con
rara paciencia convencerles sin asco.
Trillar en la labranza,
bajar a alguna mina;
ser buzo una semana,
visitar los asilos,
las cárceles, las ruinas;
jugar con los párvulos,
danzar en las
leproserías.
Poetas, no perdamos el
tiempo, trabajemos,
que al corazón le llega
poca sangre.
Gloria Fuertes
***
Esto soy todavía
un sosiego turbado por
las lágrimas.
Esto fui: una pupila
húmeda, abierta y ávida.
Esto he de ser: el llanto,
mientras viva.
Un erguido sollozo me
levanta,
me hace andar en las
cumbres, me encamina
hacia la azul montaña.
Y allí está la sonrisa
como una flor salvaje que
me aguarda.
Veré la blanca flor y
será mía,
¡mía!, y tendré,
llorando, que arrancarla
del fondo de mi ser,
pequeña y tibia,
de lo alto de la cumbre,
pura y blanca.
¡Mía! Y el llanto surca
mis mejillas
para que yo merezca su
fragancia.
Ida Gramcko
AGOSTO, SANTA ROSA
Una lluvia de un día
puede no acabar nunca,
puede en gotas,
en hojas de amarilla
tristeza
irnos cambiando el cielo
todo, el aire,
en torva inundación la
luz,
triste, en silencio y
negra,
como un mirlo mojado.
Deshecha piel, deshecho
cuerpo de agua
destrozándose en torre y
pararrayos,
me sobreviene, se me
viene sobre
mi altura tantas veces,
mojándome, mugiendo,
compartiendo
mi ropa y mis zapatos,
también mi sola lágrima
tan salida de madre.
Miro la tarde de hora en
hora,
miro de buscarle la cara
con tierna proposición de
acento,
miro de perderle pavor,
pero me da la espalda
puesta ya a anochecer.
Miro todo tan malo, tan
acérrimo y hosco.
¡Qué fácil desalmarse,
ser con muy buenos modos
de piedra,
quedar sola, gritando
como un árbol,
por cada rama temporal,
muriéndome de agosto!
Ida Vitale
AMOR
Amor
desde la sombra
desde el dolor
amor
te estoy llamando
desde el pozo asfixiante
del recuerdo
sin nada que me sirva ni
te espere.
Te estoy llamando
amor
como al destino
como al sueño
a la paz
te estoy llamando
con la voz
con el cuerpo
con la vida
con todo lo que tengo
y que no tengo
con desesperación
con sed
con llanto
como si fueras aire
y yo me ahogara
como si fueras luz
y me muriera.
Desde una noche ciega
desde olvido
desde horas cerradas
en lo solo
sin lágrimas ni amor
te estoy llamando
como a la muerte
amor
como a la muerte.
Idea Vilariño
LA PATRIA
Esta casa de espesas
paredes coloniales
y un patio de azaleas muy
decimonónico
hace varios siglos que se
viene abajo.
Como si nada las personas
van y vienen
por las habitaciones en
ruina,
hacen el amor, bailan,
escriben cartas.
A menudo silban balas o
es tal vez el viento
que silva a través del
techo desfondado.
En esta casa los vivos
duermen con los muertos,
imitan sus costumbres,
repiten sus gestos
y cuando cantan, cantan
sus fracasos.
Todo es ruina en esta
casa,
están en ruina el abrazo
y la música,
el destino, cada mañana,
la risa son ruina,
las lágrimas, el
silencio, los sueños.
Las ventanas muestran
paisajes destruidos,
carne y ceniza se
confunden en las caras,
en las bocas las palabras
se revuelven con miedo.
En esta casa todos
estamos enterrados vivos.
María Mercedes Carranza
PARA HACER UN TALISMÁN
Se necesita sólo tu
corazón
hecho a la viva imagen de
tu demonio o de tu dios.
Un corazón apenas, como
un crisol de brasas para la idolatría.
Nada más que un indefenso
corazón enamorado.
Déjalo a la intemperie,
donde la hierba aúlle sus
endechas de nodriza loca y no pueda dormir,
donde el viento y la
lluvia dejen caer su látigo en un golpe de azul escalofrío
sin convertirlo en mármol
y sin partirlo en dos,
donde la oscuridad abra
sus madrigueras a todas las jaurías y no logre olvidar.
Arrójalo después desde lo
alto de su amor al hervidero de la bruma.
Ponlo luego a secar en el
sordo regazo de la piedra,
y escarba, escarba en él
con una aguja fría hasta arrancar el último grano de esperanza.
Deja que lo sofoquen las
fiebres y la ortiga,
que lo sacuda el trote
ritual de la alimaña,
que lo envuelva la
injuria hecha con los jirones de sus antiguas glorias.
Y cuando un día un año lo
aprisione con la garra de un siglo, antes que sea tarde,
antes que se convierta en
momia deslumbrante,
abre de par en par y una
por una todas sus heridas:
que las exhiba al sol de
la piedad, lo mismo que el mendigo,
que plaña su delirio en
el desierto,
hasta que sólo el eco de
un nombre crezca en él con la furia del hambre:
un incesante golpe de
cuchara contra el plato vacío.
Si sobrevive aún, si ha
llegado hasta aquí hecho a la viva imagen de tu demonio o de tu dios;
he ahí un talismán más
inflexible que la ley, más fuerte que las armas y el mal del enemigo.
Guárdalo en la vigilia de
tu pecho igual que a un centinela.
Pero vela con él.
Puede crecer en ti como
la mordedura de la lepra; puede ser tu verdugo.
¡El inocente monstruo, el
insaciable comensal de tu muerte!
Olga Orozco
CANCIÓN
Nunca fue tan hermosa la
mentira
como en tu boca, en medio
de pequeñas verdades
banales
que eran todo
tu mundo que yo amaba,
mentira desprendida
sin afanes, cayendo
como lluvia
sobre la oscura tierra
desolada.
Nunca tan dulce fue la
mentirosa
palabra enamorada apenas
dicha,
ni tan altos los sueños
ni tan fiero
el fuego esplendoroso que
sembrara.
Nunca, tampoco,
tanto dolor se amotinó de
golpe,
ni tan herida estuvo la
esperanza.
Piedad Bonnett
DESTINO
Matamos lo que amamos. Lo
demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A
ningún otro hiere
un olvido, una ausencia,
a veces menos.
Matamos lo que amamos.
¡Que cese ya esta asfixia
de respirar con un pulmón
ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta
la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la
esperanza es poca
y el dolor no se puede
compartir.
El hombre es animal de
soledades,
ciervo con una flecha en
el ijar
que huye y se desangra.
¡Ah! pero el odio, su fijeza
insomne
de pupilas de vidrio; su
actitud
que es a la vez reposo y
amenaza.
El ciervo va a beber y en
el agua aparece
el reflejo de un tigre.
El ciervo bebe el agua y
la imagen. Se vuelve
- antes que lo devoren -
( cómplice, fascinado )
igual a su enemigo.
Damos la vida sólo a lo
que odiamos.
Rosario Castellanos
HAY OVEJAS Y OVEJAS
las que comen de
cualquier pastizal
y duermen con una sonrisa
de satisfacción
en los potreros.
Las que caminan
ciegamente
por los caminos
acostumbrados.
Las que beben
despreocupadamente
en los arroyos.
Las que no trepan por
pendientes peligrosas.
Esas van a dar lana
abundante
en las esquilas
y serán sabrosas
invitadas
en las fiestas de fin de
año.
Hay también
las que tuercen las patas
buscando campos de
margaritas
y se quedan horas y horas
contemplando los
barrancos.
Esas balan toda la gran
noche de su vida
encogidas de miedo.
Y hay, por fin,
las malas ovejas
descarriadas.
Para ellas y por ellas
son las escondidas raíces
y los mejores y más
deliciosos pastos.
Rosabetty Muñoz
LA VAGABUNDA
Yo soy
la Vagabunda
Entré sola en la muerte
seguida por la sombra de
la muerte
preñada de sombra por la
muerte
La abandonaron en la
antesala
todos los hijos que nunca
tuvo
No me siguieron a parte
alguna
los amantes que no tuvieron
tiempo
de conocerme mejor
porque se les hacía tarde
y había que seguir
buscando
Yo soy
la vagabunda
Soy mi propio odio
recolector
haciendo trampas
La memoria no tiene que
enseñarme
Estoy siempre al servicio
de mi único deseo
No partieron conmigo
los juegos de mi infancia
ni me siguieron los
sueños
ni el futuro prometido
en las líneas cruzadas de
mis manos
Sombría como yo
Feroz como el hambre
Triste como ella sola
Humillada como nunca
nadie
Fatal como un astro que
se extingue
Ella
la Vagabunda
seguida de cerca por la
muerte
pura sombra en la muerte
entró sola en su casa
Sólo la tierra le abrió
su vientre
No me esperaban los
deudos subterráneos
no calentaban mi tumba
trozos de parientes
ni había familia por ahí
diseminada
Con sus ojos de pájaro cerrados
bendiciendo a la vida
Yo, la Vagabunda
agradecida y feliz por el
milagro:
ése de morirse de una vez
por todas
y para siempre
Teresa Calderón
PROSPECTO
Soy un tranquilizante.
Funciono en casa,
soy eficaz en la oficina,
me siento en los exámenes,
comparezco antes los
tribunales,
pego cuidadosamente las
tazas rotas:
sólo tienes que tomarme,
disolverme bajo la
lengua,
tragarme,
sólo tienes que beber un
poco de agua.
Sé qué hacer con la
desgracia,
cómo sobrellevar una mala
noticia,
disminuir la injusticia,
iluminar la ausencia de
Dios,
escoger un sombrero de
luto que quede bien con una cara.
A qué esperas,
confía en la piedad
química.
Eres todavía un hombre
(una mujer) joven,
deberías sentar la cabeza
de algún modo.
¿Quién ha dicho
que la vida hay que
vivirla arriesgadamente?
Entrégame tu abismo,
lo cubriré de sueño,
me estarás agradecido
(agradecida)
por haber caído de pies.
Véndeme tu alama.
No habrá más comprador.
Ya no hay otro demonio.
Wisława Szymborska