lunes, 20 de julio de 2020

Débora Becanot / Papel




Papel


Una mujer, para escribir,
necesita un cuarto propio

un amor, un dolor, alguna ausencia
una casa y su diluvio de hijos
un útero con pánico escénico
un buen pasar, un hambre de años
un orgasmo interminable
la frigidez más escalofriante
un marido editor
cierto amante insipiente
un fracaso (dos o varios)
tres minutos a solas en el baño

ser feliz, egoísta, miserable
letal, ninfómana, ingenua

las ganas de vivir y suicidarse

pero a decir verdad
a menudo simplemente alcanza
con un cuarto alquilado
un trozo de papel y
su cerebro.

Débora Becanot (Mendoza, Argentina -1976)

Suite de los espejos / Federico García Lorca




SÍMBOLO

Cristo
tenía un espejo
en cada mano.
Multiplicaba
su propio espectro.
Proyectaba su corazón
en las miradas
negras.
¡Creo!

EL GRAN ESPEJO

Vivimos
bajo el gran espejo.
¡El hombre es azul!
¡Hosanna!

REFLEJO

Doña Luna.
(¿Se ha roto el azogue?)
No.
¿Qué muchacho ha encendido
su linterna?
Sólo una mariposa
basta para apagarte.
Calla… ¡pero es posible!
¡Aquella luciérnaga
es la luna!

RAYOS

Todo es abanico.
Hermano, abre los brazos.
Dios es el punto.

RÉPLICA

Un pájaro tan sólo
canta.
El aire multiplica.
Oímos por espejos.

TIERRA

Andamos
sobre un espejo
sin azogue,
sobre un cristal
sin nubes.
Si los lirios nacieran
al revés,
si las rosas nacieran
al revés,
si todas las raíces
miraran las estrellas,
y el muerto no cerrara
sus ojos,
seríamos como cisnes.

CAPRICHO

Detrás de cada espejo
hay una estrella muerta
y un arco iris niño
que duerme.
Detrás de cada espejo
hay una calma eterna
y un nido de silencios
que no han volado.
El espejo es la momia
del manantial, se cierra,
como concha de luz,
por la noche.
El espejo
es la madre-rocío,
el libro que diseca
los crepúsculos, el eco hecho carne.

SINTO

Campanillas de oro.
Pagoda dragón.
Tilín, tilín,
sobre los arrozales.
Fuente primitiva.
Fuente de la verdad.
A lo lejos,
garzas de color rosa
y el volcán marchito.

LOS OJOS

En los ojos se abren
infinitos senderos.
Son dos encrucijadas
de la sombra.
La muerte llega siempre
de esos campos ocultos.
(Jardinera que troncha
las flores de las lágrimas.)
Las pupilas no tienen
horizontes.
Nos perdemos en ellas
como en la selva virgen.
Al castillo de irás
y no volverás
se vapor el camino
que comienza en el iris.
¡Muchacho sin amor,
Dios te libre de la yedra roja!
¡Guárdate del viajero,
Elenita que bordas
corbatas!

«INITIUM»

Adán y Eva.
La serpiente
partió el espejo
en mil pedazos,
y la manzana
fue la piedra.

«BERCEUSE» AL ESPEJO DORMIDO

Duerme.
No temas la mirada
errante.
Duerme.
Ni la mariposa,
ni la palabra,
ni el rayo furtivo
de la cerradura
te herirán.
Duerme.
Como mi corazón,
así tú,
espejo mío.
Jardín donde el amor
me espera.
Duérmete sin cuidado,
pero despierta,
cuando se muera el último
beso de mis labios.

AIRE

El aire,
preñado de arcos iris,
rompe sus espejos
sobre la fronda.

CONFUSIÓN

Mi corazón
¿es tu corazón?
¿Quién me refleja pensamientos?
¿Quién me presta
esta pasión
sin raíces?
¿Por qué cambia mi traje
de colores?
¡Todo es encrucijada!
¿Por qué ves en el cielo
tanta estrella?
¿Hermano, eres tú
o soy yo?
¿Y estas manos tan frías
sonde aquél?
Me veo por los ocasos,
y un hormiguero de gente
anda por mi corazón.

REMANSO

El búho
deja su meditación,
limpia sus gafas
y suspira.
Una luciérnaga
rueda monte abajo,
y una estrella
se corre.
El búho bate sus alas
y sigue meditando.

Federico García Lorca


Estos poemas pertenecen al libro Suite. Son poemas breves escritos entre 1920 y 1923. Están enlazados temáticamente y construidos por analogía con la suite musical de los siglos XVII y XVIII.