Papel
Una mujer, para escribir,
necesita un cuarto propio
un amor, un dolor, alguna
ausencia
una casa y su diluvio de hijos
un útero con pánico escénico
un buen pasar, un hambre de años
un orgasmo interminable
la frigidez más escalofriante
un marido editor
cierto amante insipiente
un fracaso (dos o varios)
tres minutos a solas en el baño
ser feliz, egoísta, miserable
letal, ninfómana, ingenua
las ganas de vivir y suicidarse
pero a decir verdad
a menudo simplemente alcanza
con un cuarto alquilado
un trozo de papel y
su cerebro.
Débora Becanot (Mendoza, Argentina
-1976)
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