UNA GRANADA LANZADA DESDE EL MRKOVIĆI
Desde
hace treinta horas
las
granadas
llueven
sobre nosotros desde todas partes.
Una
de ellas
ha
sobrevolado ahora
este
poema.
Ha
sido lanzada desde el Mrkovići
donde
antes de la guerra cogía margaritas
con
la mujer que amo.
HERMANAS
Las
de Esenin
se
llamaban Shura y Katia.
Las
de Majakowskij,
Ludimilla
y Olia.
Las
mías,
Nina
y Raza.
Todas
han muerto.
Raza
y Nina
con
sólo cincuenta días de distancia.
Han
muerto
o
a decir verdad
han
sido asesinadas por la necesidad.
Ahora
debo buscar en cualquier parte
una
nueva hermana,
porque
yo no puedo
vivir
sin ser hermano.
UNA
CALLE PARA MI NOMBRE
Paseo
por la ciudad de nuestra juventud
y
busco una calle para mi nombre.
Las
calles grandes, ruidosas,
se
las dejo a los grandes de la historia.
¿Qué
hacía yo mientras se hacía la historia?
Simplemente
te amaba.
Busco
una calle pequeña, simple, cotidiana,
a
través de la cual, sin llamar la atención de nadie,
podamos
pasear incluso después de la muerte.
No
es importante que tenga un paisaje hermoso,
tampoco
que haya pájaros.
Lo
importante es que en ella puedan tener refugio
cualquier
hombre o perro en peligro.
Sería
hermoso que estuviera empedrada,
pero
tampoco esto es imprescindible.
Lo
más importante es que
en
la calle que lleve mi nombre
no
le suceda nunca a nadie una desgracia.
AQUEL
MIRLO
¿Qué
habrá sido de aquel mirlo
que
cantaba la primavera pasada
cuando
esperábamos el tren
en
la estación de Dovlici?
Pero,
¿puede un poema sobre el mirlo
sustituir
el canto del mirlo?
¿Puede?
Lo
dudo.
LOS
CRÍTICOS DE POESÍA
¿Por
qué los críticos de poesía
no
escriben poesía
visto
que saben todo de poesía?
Si
supieran, tal vez preferirían
escribir
poesía en vez que de poesía.
Los
críticos de poesía son como los viejos.
También
ellos saben todo sobre el amor.
Lo
que no pueden es hacer el amor.
DESDE
ALGÚN TIEMPO
Desde
hace algún tiempo
no
me interesa en absoluto la poesía.
Me
interesa la vida.
Los
peores lugares en la poesía son, en realidad, la poesía.
En
cuanto la vida irrumpe en la poesía,
los
versos, casi sin la intervención del autor,
se convierten en poesía.
LA
SUERTE A LA MANERA DE SARAJEVO
En
Sarajevo,
en
esta primavera de 1992,
cualquier
cosa es posible.
Estás
en una cola para comprar el pan
y
despiertas en un hospital
con
una pierna amputada.
Después,
incluso reconoces que has tenido mucha suerte.
LA
QUEMA DE LOS LIBROS
Para
protestar contra la indiferencia de la opinión pública internacional
algunos
miembros de la Unión de Escritores
han
anunciado que hoy
quemarán
en público sus propios libros.
En
su comunicado
veo
que figura también mi nombre.
Es
cierto,
apruebo
de corazón esta protesta
contra
la indiferencia del mundo,
pero
yo nunca quemaré mis libros.
En
primer lugar, porque los amo
y
después porque será mejor
enviárselos
a Ismar,
que
hoy trabaja como farmacéutico en Suiza,
para
que recuerde
la
época en que reparaba mi techo
tapando
los agujeros causados por las granadas.
TEORÍA
DE LA DISTANCIA
La
teoría de la distancia la han inventado los estrictos,
aquellos
que no quieren arriesgar en nada.
Yo
pertenezco a aquellos
que
creen que del lunes
se
debe hablar el lunes;
es
probable que el martes sea demasiado tarde.
Obviamente
es difícil estando en la cantina,
mientras
caen los proyectiles,
escribir
poesía.
La
única cosa más difícil es no escribir.
NUESTROS
ENCUENTROS DE AMOR EN EL LEÓN
Qué
hermosa vejez pudimos haber tenido
tú
y yo
sin
toda esta locura nacionalista eslavo meridional.
Y
en cambio,
después
de todo sólo nos han quedado
estos
encuentros de amor tristes
en
el cementerio del León.
Ahora
quiero decirte
que
por momentos logro ser feliz
en
medio de esta infelicidad
cuando
en el cementerio me sorprende la lluvia.
Cuánto
me gusta empaparme junto a ti.
A
LOS AMIGOS DE LA EX YUGOSLAVIA
¿Qué
nos ha ocurrido de repente,
amigos?
No
sé qué hacéis.
Qué
escribís.
Con
quién bebéis.
Qué
libros leéis.
No
sé siquiera
si
seguimos siendo amigos.
VIUDEZ
Todas
vuelven de algún lugar.
Zelja
de Regensburg.
Sanja
de Trieste.
Asja
de Mallorca.
Daniela
de Túnez.
Nieves
de Roma.
Mirka
de Budapest.
Sandra
Lucic de Tucêpi.
Nusa
Kajetan del mercado.
Zaga
del hospital.
Lucy
de clase.
Todas
vuelven de algún lugar.
Sólo
tú no vuelves.
ÚLTIMO
TANGO EN SARAJEVO
La
Sarajevo amorosa no se rinde.
Sobre
la mesa la invitación para el baile matutino en el "Sloga".
¡Y,
por supuesto, vamos!
Mis
pantalones están un tanto deslucidos
y
tu vestido no es de Via Veneto.
Pero
nosotros no estamos en Roma,
nosotros
estamos en guerra.
Llega
también Jovan Divjak, En las botas se ve
que
acaba de llegar de la primera línea.
Cuando
te dice ¿bailas? te sientes confundida.
Es
la primera vez que bailas con un general.
El
general no sabe el honor que te hace
y
que tú le haces a él.
Ha
bailado con la más celebrada señora de Sarajevo.
Pero
ahora este tango... ¡es sólo nuestro!
Nos
da vueltas, cansados, la cabeza.
Amor
mío, se acaba nuestra maravillosa vida.
Llora,
llora, si quieres, no estamos en Via Veneto
y
tal vez sea éste nuestro último baile.
SARAJEVO
Ahora
también duermen nuestros queridos inmortales.
Frente
al colegio femenino,
crecido
bajo el puente discurre el río Miljacka.
Mañana
será domingo.
Coged
el primer tranvía a Ilidža,
un
lugar en el que, como es natural, nunca cae la lluvia,
la
aburrida y larga lluvia de Sarajevo.
¡Quién
sabe cómo se sentiría sin ella Cabrinović en prisión!
Nosotros
la maldecimos, blasfemamos,
y
sin embargo, mientras cae,
fijamos
los encuentros de amor
como
si estuviéramos en el corazón de mayo.
Nosotros
la maldecimos, blasfemamos,
conscientes
de que nunca podrá convertir el río Miljacka
en
el Guadalquivir o en el Sena.
Y
entonces, ¿será un motivo suficiente para amarte menos
o
hacerte sufrir menos ante la desgracia?
¿Será
por ello menor mi hambre de ti
y
mi derecho amargo
de
no dormir mientras el mundo está amenazado
por
una guerra o la peste
o
cuando las únicas palabras posibles son “no olvidar” y “adiós”?
Además,
es
posible que ni siquiera sea esta la ciudad en la que moriré
pero
en todo caso habría sido digna
de
un yo incomparablemente más sereno.
Esta
ciudad en donde, a decir verdad,
no
siempre he tenido mucha suerte
pero
en donde cada cosa es mía y donde siempre puedo
amaros
a cada uno de vosotros
y
deciros que estoy desesperadamente solo.
Tal
vez en Moscú podría hacer lo mismo
pero
Esenjin ha muerto
y
Evtušenko estará viajando por cualquier parte de Georgia…
¿Cómo
iba a pedir yo auxilio en París
si
ni siquiera han respondido a la llamada de Villon?
Aquí,
en Sarajevo, si necesito ayuda
incluso
los sauces, que son mis conciudadanos,
conocerán
aquello que me hace sufrir.
Porque
en esta ciudad, a decir verdad, no he tenido
mucha
suerte
pero
en ella la lluvia, cuando cae,
no
es sólo lluvia.
CAMBIO
DE DIRECCIÓN
A
menudo mis amigos
cambian
de dirección.
Ahora
también Alfonso Gatto.
Hasta
ayer habitaba en Roma
en
la alegre calle Margutta.
Ahora
se ha mudado
al
cementerio de Salerno.
Esta
es la peor
de
las veintiocho direcciones
que
ha tenido en la vida.
Era
mejor incluso
aquella
en época de Mussolini:
Alfonso
Gatto,
cárcel
central,
Milán.
Este
es el poema.
En
todo este tiempo también yo he cambiado de dirección.
Vivía
en la feliz y espléndida ciudad europea de Sarajevo,
ahora
vivo en la cárcel central de Europa.
Pero,
volvamos
a los tranvías de Sarajevo,
un
historiador diría:
Sarajevo
estuvo entre las primeras ciudades de Europa
en
tener servicio de tranvías.
Yo
no soy un historiador,
incluso
hubiese querido que estos años que me quedan
hubieran
pasado de algún modo fuera de la historia.
También,
cuando era más joven, lo deseaba.
En
un viejo poema escribí:
Querida,
¿cómo
podríamos huir de la historia?
A
los bosnios y a los chechenos
desafortunadamente
según
un idéntico guión
les
ha tocado la parte más cruel de la historia.
Pero
sobreviviremos
de cualquier manera también a esto.
No
tenemos elección.
No
quiero más poemas sobre el tranvía de Sarajevo
cuyos
viajeros son el objetivo cotidiano
de
los francotiradores de Grbavica,
no
más poemas sobre esta tremenda guerra,
menos
todavía
poemas
sobre algún campo de concentración;
no,
yo no veo la hora de poder regresar,
por
segunda vez en mi vida,
a
escribir mi poesía de posguerra.
LA
GUERRA LLEGÓ HASTA NOSOTROS TAN DESPREVENIDA
Hoy
es el décimo día de guerra
Y
todavía no podemos odiar.
Para
Boro Spasojevic,
El
arquitecto, el amigo, el ser humano
Antes
de que estallara la guerra
te
lo prometí
Que
escribiría un poema sobre Sarajevo.
Al
día
cuando
vi
Cómo
lloraste la ciudad destruida
Antes
de las cámaras de televisión,
Escribiste
mi poema para mí.
Todo
lo que queda por hacer
Es
poner mi nombre después de las líneas.
EL
CEMENTERIO JUDÍO
Desde
la dirección de Marindvor
El
fuego más mortífero
Sale
del cementerio judío.
Aunque
puso su ametralladora detrás de su tumba,
El
mercenario de Milosevic no tenía forma de saber
Quien
Isak Samokovlija fue,
Ni
quiénes fueron aplanados por sus balas de salida.
Él,
simplemente, para cada vida apagada,
Ya
sea un médico de primeros auxilios
O
por casualidad un conductor de tranvía,
Llena
100 marcas alemanas en su bolsillo.
BUENA
SUERTE, SARAJEVO
En
Sarajevo
Primavera
de 1992 todo es posible:
Te
metes en una línea
Comprar
pan
Y
terminan en una sala de emergencia
Entre
las piernas desgarradas.
Y
todavía se puede decir
Que
tuviste suerte
DETALLE
DEL TRABAJO
Hemos
limpiado la basura
De
ambas calles.
Pero,
¿cómo se puede limpiar
De
las colinas circundantes?
DÉJAME
VIVIR ESTO
Que
he vivido todo esto,
Además
de mis líneas de verso,
Puedo
agradecer a diez a quince personas comunes.
Los
santos de Sarajevo,
Quien
antes de la guerra apenas sabía.
El
Estado también mostró cierta comprensión
Sobre
mi situación,
Pero
cada vez que llamaba a su puerta
Nunca
fue el hogar
Ido
a Genf,
Ido
a Nueva York.
DESPUÉS
DE QUE ME HIRIERAN
Esa
noche soñé
Que
Slobodan Markovic se acercó a mí,
Para
pedir perdones por mis heridas.
Hasta
ahora eso ha sido el único
Acto
de perdón de un serbio.
Y
eso vino en un sueño,
Además
de un poeta muerto.
LAS
VACACIONES DE MIS PADRES
Desde
hace quince años, cada 5 de septiembre, mis padres hacen las maletas y van,
cargados de un montón de cosas inútiles, a pasar quince días a Herceg Novi. Mi
padre no soporta el mar, mi madre tampoco es entusiasta, pero pueden verla
desde lejos, sentada en una silla junto a la orilla, cuando cae la tarde,
contemplando la isla de Manula donde su hijo mayor, Ešo, fue fusilado el 16 de
julio de 1942. Yo estoy seguro de que mi madre lleva en un tarro un poco de
mermelada de cerezas. Ešo la robaba siempre en la cocina. Así mis padres, en
el crepúsculo de Herceg Novi, fijan con la mirada el punto que fue su último refugio
terrestre. Turismo horrible aquel de la tristeza. No se lo deseo a nadie.
AQUELLOS
DOS ABRAZADOS
Aquellos
dos abrazados a orillas del Rin en Gothlieben
podríamos
ser tú y yo.
Pero
tú y yo no volveremos nunca a pasear
abrazados
a orillas de ningún río.
Ven,
paseemos al menos en este poema
LA
PRIMERA COMIDA SIN MI HERMANA
Es
horrible la primera comida sin la hermana
que
amabas, que te amaba,
a
quien acudiste cuando bombardearon tu casa,
con
la cual has compartido
los
cuatrocientos días más difíciles de tu vida.
Es
horrible ver su silla vacía junto a la mesa.
La
comida es la misma que ayer,
pero
no se trata del almuerzo.
Se
trata del plato menos,
del
trozo de pan menos,
del
vaso de agua menos.
En
realidad,
se
trata de un Sarajlić menos
cuando
éramos ya pocos.
LA
DELICADEZA HUMANA
Delicadeza
humana,
¿Dónde
estás?
¿Tal
vez
sólo
en los libros?
BESAR
A LOS AMIGOS
A
Raffaella y Sergio
En
realidad ya lo he hecho
delante
del hotel Plaza en Salerno.
No
veo la razón para no hacerlo también en un poema.
SI
HE SOBREVIVIDO A TODO ESTO
A
Zija Kafedzic
Si
he sobrevivido a todo esto
ha
sido gracias a la poesía
y
a diez o quince personas,
gente
común,
santos
de Sarajevo,
a
los que apenas conocía antes de la guerra.
También
el Estado ha demostrado una cierta comprensión
hacia
mis desventuras,
pero
cada vez que he ido a llamar a su puerta
estaba
fuera,
un
día en Ginebra,
otro
en Nueva York.
Izet
Sarajlic (1930-2002) fue ensayista y traductor pero, sobre todo, es
hoy conocido como poeta. Probablemente ningún otro poeta bosnio haya sido tan
traducido como él. En castellano, además de una edición chilena, tenemos desde
hace años la antología Una calle para mi nombre (Ayuntamiento de Lucena,
edición de Juan Vicente Piqueras) a la que viene a sumarse ahora Sarajevo
(Valparaíso, edición de Fernando Valverde).
Escribió
sus primeros poemas coincidiendo con el final de la Segunda Guerra Mundial, en
la que los camisas negras fusilaron a su hermano Ešo. Autor de una treintena de
libros de poemas, es señalado de forma unánime como uno de los principales
poetas eslavos del siglo XX y el más traducido de todos los tiempos de la lengua
serbocroata. Entre sus traductores destacan Charles Simic, Hans Magnus
Enzensberger o Eugeni Evtušhenko.
Estos
poemas fueron tomados de diversas revistas literarias y blogs literarios