jueves, 13 de octubre de 2022

Carmen Gloria Baeza / Colaboraciones Poéticas

 




Mis ojos besan a un hombre dormido

 

Mis ojos besan largamente a un hombre dormido

recorren el recio roble de su espalda

sus ramas firmes    sus laderas

suben y bajan por sus suaves colinas

y se quedan detenidos  

vacilantes

justo en la bifurcación que divide el camino

entre sus muslos

 

Mis ojos no pueden sino imaginar lo que sería

internarse sin rumbo    ni tiempo

por sus cañaverales

 

Él duerme plácido

Un ojo entreabierto parece vigilante

mientras mi lengua cava húmedos surcos

sobre su tierra fértil

y un ardor incontrolable emerge desde el fondo

de mis sentidos

 

Lo imagino con su antorcha en alto

acechando   arrastrándose

esperando para entrar y salir de mis laberintos

como una serpiente

y atraparme en su lujuria

 

Sucede que a veces

me convierto en una mujer extraña

Una que fornica a un David imaginario

y le roba gemidos y suspiros

mientras duerme

Una que permanece despierta

sólo para contemplar a ese hombre perfecto

que la luna de medianoche esculpe sobre su cama

sabiendo que al llegar el alba 

habrá desaparecido

 

 

Elegia en la penumbra

 

Hay momentos en la vida

en que la tristeza es una colonia de hormigas

que llega a invadirlo todo

El desaliento también sortea la corriente

para venir a desovar en el mismo pudridero

 

Malditos sean los miedos

que se aparean como conejos

y van llenando mi mundo de nidadas nuevas

Incluso mis sueños han sido invadidos

por la misma plaga

 

Pero es que yo he sido la esclava eterna de las cosas   

del trabajo   de la pulcritud 

de la puntualidad    del cumplimiento

de la verdad incómoda

y hasta de lavarme los dientes

he sido esclava

 

Maldigo este linaje mío

de corteza raída que brota con la desgracia

Mi estirpe de mujer que se gana el pan

el aire    el espacio en el que sueña

e incluso los revoloteos de algún moscardón destemplado

a sangre sudor y pérdidas

 

Reniego de este cuerpo

de mi cabeza   de mi espalda  

de mis huesos que han guardado para siempre

los golpes de sus torturadores

y aún ahora que hasta he olvidado sus manos

continúan viniendo a doler en mis plazas y avenidas

como las palomas

 

Vergüenza de mis ojos

que andan por ahí sonriendo como vesánicos

intentando evadirse para no ver el rostro de la injusticia

Sé que la historia los hará pagar con cuotas de luz

ese optimismo irresponsable

que los invade  a veces

 

Maldito sean por siempre estos virus

que nos han convertido en millones de ratas solitarias

cada cual   en su madriguera

escarbando despensas vacías

y continúan haciendo alianzas con otros Delta Miserables

para extender su imperio

 

Ya todo esfuerzo parece estar resultando inútil

Imposible no imaginar que el dominio

será completo

Los humanos mueren conquistados

calcinados por la fiebre

ahogados en sus propios fluidos

y antes de morir se vuelven conquistadores

Esa es la paradoja

 

Maldito sea por siempre este limo lleno de contradicciones

esta penumbra inmóvil que terminará por matarme

mucho antes de que los gusanos

descubran el camino y comiencen a colarse

por debajo de mi puerta

 

 

Todo gira en un círculo

que completa el universo

este gran        espacio de tiempo

energía y luz que de tanto rotar

ha bordado un espiral de luciérnagas en el cielo

El cielo es una manta que arrebuja el nacimiento

la vida

y el fin de los planetas

Los planetas son hermosas bailarinas de Bottero

girando en punta de pie

para seducir al sol

El sol es una estrella engreída

que baja desde su trono

para besar la piel desnuda de la tierra

se enreda en sus cabellos

se funde febril en sus humedales

hasta secarlos

mientras voltea lentamente su cuerpo

y hace un guiño cómplice a la luna

La luna no es más que un testaferro del sol

oculto tras las sombras de la noche

un ojo vigilante y lascivo

que envuelve montañas y llanuras

lame los pechos de la tierra

se sumerge en sus rincones

y la mantiene cautiva en sus dominios

La tierra es una isla plagada de hombres

que corren en círculos

intentando de escapar de sí mismos

mientras golpean puertas y ventanas

desde adentro

No están locos    sólo son hombres

La locura es otra cosa

es el recto surco trazado por un humano cualquiera

que ha cambiado de rumbo

para quedarse solo con su pensamiento

El pensamiento es un instante que nace

despliega unas alas envueltas en llamas

quema   provoca   muerde

se suspende en el silencio

palidece y se calcina

para nacer a una nueva vida

La vida es una pirouette

se inicia con el primer aliento

y termina cuando la desidia se roba la última gota

Y entonces

la muerte espera con paciencia

hasta el final del giro

 

 

Paisaje en movimiento

 

Como un soplo de viento tibio

en la mañana fría

la ventana del auto deja entrar

la imagen de las vacas

junto a la carretera

 

Las veo lamiendo incansables

dedicadas

como dibujando con sus lenguas

un cuerpo similar al suyo

sobre unas pequeñas manchas overas

que recién le han salido

al verde del paisaje

 

Comienzo a alejarme

y los árboles pasan a toda prisa

El cuadrado del retrovisor me deja ver

a esos diminutos lunares blanquinegros

levantándose del suelo

y en tan sólo un pestañar de ojos

a las madres les cuelgan

cuatro nuevas piernas posteriores

casi deformes  

titubeantes  

 movedizas

 

Sigo avanzando y las manchas se alargan

y adelgazan

comienzan a desaparecer en la ondulante vaharada

que deja la escarcha derritiéndose

y el verde se me va quedando allá en el sur

siempre a un costado del camino 

rumiando silencioso

 

 

Confieso que a veces

quisiera poder abrir la cerradura de tu aldea

traspasar sus fronteras     cruzar el vano de la ventana

y adentrarme desde el norte hasta el sur de tu intemperie       

Caber en ti     

Ajustarme a tu piel de la manera en que el roble habita su corteza

o ser un leño seco lanzado sobre tus brasas

con el viento del norte soplando a media altura

 

Sería bueno incluso morir

sólo para ser la tierra en la que hundes tus raíces

hasta encontrar el agua

 

Quiero despertar un día cualquiera convertida en araña    

invadir tus rincones y bañarme en ese aroma a placer y miedo

que emana de tu sexo

tan sólo con un leve roce de mis manos

 

Invoco al pez      que se levante   

que sortee la corriente y se venga a habitar mis humedales

antes de que se acabe el brillo de la mañana

            (El sol de la tarde suele hacer que los esteros se vuelvan cicatriz

y lodo seco)

 

Conjuro a tu boca     que esa boca me beba

que se trague mis clavos   mis ortigas y mis gritos

Que tus labios sean relámpagos y mi nombre se pula como diamante

de tanto nombrarme

 

Quisiera ser la serpiente

que sólo busca decantar su vida en palabras

en frutos y en placeres

Quisiera perseguir tu aroma de volcán a punto del grito

Hacer que despierte    que maldiga     

que el hierro en su vientre se caliente al rojo vivo

y haga crepitar mis pudores entre sus llamas

 

Más tarde   pueden venir terremotos y tormentas

o puede llover una sangría de pájaros desde el cielo   

nada importa en realidad

Sólo esa la imagen de mi cuerpo agonizante

deslizándose sobre tu río de lava

 

 

Un viaje imaginario

 

Esta mañana desperté con la loca idea

de que todo puede ser de otra manera

incluso cruzar caminando de un país a otro

hasta llegar al final de la tierra

sin necesidad de un salvoconducto  

o pasaporte sanitario

sólo acreditando que aún respiro

y que nací en este planeta

 

Apoyada contra la baranda de mi balcón

en el décimo piso

con el viento cordillerano en el rostro

y mientras los rayos de sol arremetían

contra los capullos nevados de los magnolios

allá abajo

yo puse mi imaginación en marcha

 

Los demás permanecieron dibujados

en sus balcones

fantasmas ojerosos      amarillentos

pequeños seres sin voz   ni sexo  

quizás vestidos    quizás desnudos  

con tendencia a desaparecer en el mismo lugar

mientras yo me perdía

en aquella telaraña de caminos

que encendió un fuego acá en mi pecho

 

Yo   este ser solitario

acompañado tan sólo por su muerte posible y sus dolores

descansando al borde de los lagos

alimentándose de paisajes

enfrentándose a los mares hasta darse la mano

como si fueran grandes amigos

 

Esta criatura    sin apuro

deambulando a lo loca por caminos nuevos

más allá de las piedras

al fondo mismo del espejo

dando vuelta al derecho la camisa del silencio

llegando a la otra orilla que siempre imaginó

era distinta

y sin el temible aroma a maldad

que siempre va por entre los hombres

con su antorcha encendida

 

De pie junto a un acantilado en algún lugar de este planeta

y apoyada de lleno sobre mi pierna derecha

que siempre ha querido pertenecer a alguien más

miré hacia el fondo del abismo

y aquel enorme tajo en la tierra

me abrió un adentro      una grieta infinita

todo mi ser cortado en dos     o en miles 

que diferencia puede haber

para alguien como yo

que lleva impregnado en su cuerpo el olor a locura

 

Y entonces

un hilo de nostalgia se extendió desde mis ríos

hasta los hijos de mis hijos

y casi sin pensarlo siquiera

abrí mis brazos y desplegué unas alas blancas y majestuosas

como los nevados de la cordillera de los Andes

y me lancé al vacío

con la esperanza de que me trajeran volando

de regreso a casa

 

 

Carmen Gloria Baeza nació en un pueblo pequeño de aquellos que, en los años cincuenta, se establecían de manera espontánea junto a la línea del tren, en la novena Región y, su poesía se encuentra ampliamente influenciada por la belleza de los paisajes y la vida junto a las comunidades mapuches, de la que participó activamente de niña. Estudió Pedagogía en Inglés en la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Ha participado en diversos concursos de cuento y poesía, en los cuales ha obtenido premios y menciones honrosas, tales como: 2007 :1er lugar Región Metropolitana 17° Concurso de Historia y Cuentos del Mundo Rural de la Fundación de Comunicaciones, Capacitación y Cultura del Agro,  FUCOA, del Ministerio de Agricultura, con el cuento que lleva por nombre "La Mancha" 2003:  Publica el cuento "Ahora es todo un hombre", en la Antología Puro Cuento, Editada por Aguilar Chilena de Ediciones S.A. y Empresa El Mercurio S.A., Selección realizada por el escritor Marco Antonio de La Parra. 2007: Año 2010:  Mención honrosa en el 3er Concurso Nacional de Cuento Teresa Hammel. Editada por Editorial Sociedad de Escritores de Chile SECH, con el cuento titulado “La Trampa” Año 2011:  Publicación del cuento "Un día muy especial" en el material didáctico para segundo año básico para los colegios de Chile. Proyecto Bicentenario organizado por el Departamento de Investigaciones Educativas de Editorial Santillana.  Año 2014: Mención Honrosa en concurso de cuento y poesía Letras de Chile con el cuento “Cómo Perros”. Año 2019: Mención Honrosa en el concurso de Poesía Juegos Florales Gabriela Mistral de la Municipalidad de Santiago.

Y en el año 2018 realizó la traducción al español del libro de ontología “El Emprendedor Novel Camino a la Plenitud”, de la autora Sally Bendersky, editado y distribuido por J.C. Sáez Editor S.P.A.

Ha participado de varios talleres e el área de la narrativa y poesía. Participó por varios años del taller impartido por el escritor Gonzalo Contreras y actualmente es miembro activo del taller de poesía de la poeta chilena Alejandra Basualto. Actualmente se encuentra próxima a la publicación de su trabajo en una antología conjunta con el grupo taller y, en paralelo, está preparando la edición y publicación de su primer libro de poesía.

 

viernes, 23 de septiembre de 2022

LINDA PASTAN / 11 POEMAS

 


ENTRA DÓCILMENTE

 

Te han crecido alas de dolor

y te agitas en la cama como una gaviota herida

pidiendo agua, pidiendo té, uvas

cuyas pieles no puedes mascar.

¿Recuerdas cuando me enseñaste

a nadar? Suelta, dijiste,

el lago te sostendrá.

Ansío decir, suelta Padre

que la muerte te sostendrá.

Afuera, el otoño prosigue sin nosotros.

Con qué facilidad ceden las hojas,

las oigo en el último soplo de aire,

dejando atrás este lugar que desaparece.

 

VOCES

 

Juana oyó voces.

y por ello ardió.

Mientras conduzco en la oscuridad

escribo poemas.

Anoche pensando

en cómo espaciar los versos

me pasé una señal de stop.

Cuando me justifiqué

el policía asintió,

y me puso

una multa.

Un entendido me dijo

que los escritores tienen un plazo de quince años:

luego llega la repetición,

incluso la locura.

Como Midas, supongo que

todo lo que tocamos se convierte

en un poema-

cuando el hechizo existe.

Pero piensa en el poeta después de ese plazo

tocando los árboles que

siempre ha tocado,

pero esta vez no ocurre nada.

Imagínatelo yendo de un tronco

a otro, magullándose

las manos con la áspera corteza.

Solo quedan cinco años.

A veces entierro

mis poemas en el jardín,

reservándolos

para los fríos días venideros.

De todos modos

te quemas por ello.

 

UNA PEQUEÑA HISTORIA DEL PENSAMIENTO

JUDIO EN EL SIGLO VEINTE

 

Los rabinos escribieron:

aunque está prohibido

tocar a un moribundo,

sin embargo, si su casa

se incendia

debe ser sacado

de ella.

 

¡Bárbaro!

digo,

¿a quién podría tocar yo entonces,

no estamos todos

moribundos?

 

Sonríes

con tu vieja sonrisa de conciliador

y preguntas:

pero ¿no están nuestras casas

quemándose?

 

SUEÑOS

 

Los sueños son el único

más allá que conocemos;

el lugar donde los niños

que éramos

se mecen en los brazos de los niños

en que nos hemos convertido.

 

Son tantos como hojas

en sus migraciones,

como pájaros de cuya muerte nos enteramos

por la única pluma

que dejan atrás: un indicio,

una partícula de sueño

 

captada por la vista.

Son tan irrecuperables como la arena.

 

HAY POEMAS

 

Hay poemas

que nunca se escriben,

que solo se agitan de un lado a otro

de la mente

como escritura aérea

en un día tranquilo:

lentamente la primera palabra

se deja llevar hacia el oeste,

las últimas letras se disuelven

en la lengua,

y lo que se deja

es el azul puro

de la intuición, sin nubes

ni consuelo.

 


EN MITAD DE UNA VIDA

 

Esta noche entiendo

por primera vez

cómo una mujer puede elegir

su propia muerte

tan fácilmente

como si esta fuese una ciruela negra

que escogió

de una cesta

de brillantes melocotones.

 

No sería la desesperación

lo que le moviera a hacerlo

o el hambre,

sino una especie de calma.

Las tardes están llenas

de finales: las pálidas flores

del trébol pliegan

sus frágiles alas, toda

promesa ha sido hecha.

 

Existe siempre

ese momento en que el sol

hace equilibrio

en el borde

del mundo

cae

y se pierde en el mar,

y el cielo se ve inmenso

y maravilloso sin él.

 

ESTOY APRENDIENDO A ABANDONAR

EL MUNDO

 

Estoy aprendiendo a abandonar el mundo

antes de que él pueda abandonarme a mí.

Ya he renunciado a la luna

y a la nieve, cerrando mis persianas

a los reclamos de lo blanco.

Y el mundo se ha llevado

a mi padre, mis amigos.

He renunciado a las líneas melódicas de las colinas,

trasladándome a un paisaje plano, mudo.

Y cada noche renuncio a mi cuerpo

miembro a miembro en sentido ascendente

a través de mis huesos hacia el corazón.

Pero llega la mañana, con breves

aplazamientos en la forma de café y el canto de los pájaros.

Al otro lado de la ventana un árbol

que hasta hace unos instantes no era más que una sombra

recupera sus ramas hoja a hoja.

Y mientras yo recupero mi cuerpo

el sol apoya su cálido hocico en mi regazo

como para enmendar el daño ocasionado.

 

A UNA HIJA QUE SE VA DE CASA

 

Cuando a los ocho años

te enseñaba a andar

en bicicleta, arrastrando los pies

a tu lado

y te alejaste tambaleándote

sobre las dos ruedas, tan redondas

como mi boca abierta por la

sorpresa cuando tomaste

la curva del sendero del parque,

esperando el ruido

qué harías al chocar

corrí para alcanzarte

mientras tú te volvías

cada vez más pequeña, más frágil

en la distancia,

pedaleando, pedaleando

por tu vida, gritando

y riendo

el pelo aleteando

detrás de ti

como un pañuelo que dice

adiós.

 

LA FORMA EN QUE LAS HOJAS

SIGUEN CAYENDO

 

Es noviembre

y temprano -hora de ir al trabajo.

Siento el pequeño látigo

de mi conciencia chasquear

mientras miro por mi ventana

la gran cosecha de hojas.

Al otro lado de la calle mi vecino,

con su soplador de hojas rugiendo,

intenta poner orden

desde el caos de la pérdida de color.

Parece valiente y algo necio.

Es casi una marea, la forma

en que las hojas siguen cayendo

ola tras ola a la tierra.

 

En el Edén no había

estaciones, y a veces

creo que fue la pulcritud

de ese jardín

que Eva detestaba, las etiquetas de madera

con los nuevos nombres de plantas y árboles.

Sin embargo, también soy hija de Adán

y me gusta el orden, aunque

los márgenes de mis poemas

sean desiguales, y aquí estoy

toda la mañana mirando las hojas.

 

LOS COSACOS

 

Para los judíos, los cosacos siempre están viniendo.

Por consiguiente, pienso que la mancha que tengo en el brazo

es un melanoma. Por eso celebro

el Año Nuevo calculando

mi muerte anual.

 

Mi madre, cuando se estaba muriendo,

hablaba con quienes la visitan de libros

y viajes, mostrándose serena

como una forma de educación, aunque

yo podía distinguir la diferencia.

 

Pero cuando te veía planear

una vida que sabías

que nunca tendrías, no podía explicarme

tu sonrisa sincera ante

la catástrofe. ¿Estaba la negación

relacionada con la aceptación? O se trataba

de generaciones de ser ingleses

al modo de la Lucy de Brontë en Villette

viviendo como si ningún fuego rugiera

bajo su vestido pardo.

 

Yo quería vivir de la manera en que tú lo hiciste

preparándome para la hambruna del próximo año con vino

y música y un banquete de diez platos.

Pero escucha: eso es ruido de cascos

en el helado aire del otoño.

 

CONVERSACIÓN IMAGINARIA

 

Me dices que viva cada día

como si fuese el último. Es en la cocina

donde antes del café lamento

el día que me espera: esa carrera de obstáculos

de minutos y horas

tiendas de alimentos y médicos.

 

Pero ¿por qué el último?, pregunto. ¿Por qué no

vivir cada día como si fuese el primero,

todo él sorpresas intensas. Eva restregándose

los ojos al despertar esa primera mañana,

el sol asomando

como un ingenuo por el este?

 

Mueles el café

con el pequeño estruendo de una mente

que intenta aclararse. Pongo

la mesa, echo un vistazo tras la ventana

donde el rocío ha bautizado

toda superficie viviente.

 

 


 

Linda Pastan (Nueva York, 27 de mayo de 1932) es una poeta estadounidense de origen judío. De 1991 a 1995 fue Poeta Laureada de Maryland. Es conocida por sus poemas cortos que tratan temas como la vida familiar y doméstica, la maternidad, la experiencia femenina, el envejecimiento, la muerte, la pérdida y el miedo a la pérdida, así como la fragilidad de la vida y las relaciones. Sus poemarios más recientes incluyen Insomnia, Travelling Light y A Dog Runs Through It.

              Ha publicado 15 libros de poesía y varios ensayos. Entre los galardones que ha recibido están el Dylan Thomas Award, un Pushcart Prize, el premio Alice Fay di Castagnola (Poetry Society of America), el premio Bess Hokin (Poetry Magazine), el Maurice English Poetry Award de 1986 (por Una fracción de oscuridad), la Mención Charity Randall del Foro Internacional de Poesía y el Premio de Poesía Ruth Lilly 2003. Además del Radcliffe College Distinguished Alumnae Award.

              Dos de sus poemarios fueron nominadas para el National Book Award y otro para Los Angeles Times Book Prize.


Poemas tomados de https://www.airesdelibertad.com