jueves, 6 de mayo de 2010

Rubén Ackerman


Ayer me vengué de tu muerte y bebí el doble
por si acaso los muertos beben a través de los vivos

La última lección del maestro

Ackerman,
mañana me dan de alta
búscame una silla de ruedas
y llévame a tu casa

ahora que vivo enfermo
aislado y rodeado de agua
por los cuatro costados
quiero recordar cómo es una casa

Inventa para mí un rostro menos azul
y traéme un poco de dignidad para vivir lo que resta

Pásame el libro de Proust y un espejo
para ver La fiesta del tiempo en mi cuerpo

Llama a Salomón
dile que me están robando el dinero
llama a Lorraine
dile que me están quitando la vida
llama a mis amigos ebrios
sírveles un trago menos amargo
llama a la enfermera, al doctor
diles que me duele cuando me acuesto
cuando me siento
cuando respiro
cuando miro a la izquierda y a la derecha
pídeles un analgésico para el cuerpo
y otro para el alma
y sírveme un alcohol más fuerte que la vida y que la muerte
y cuéntame una historia amable para el viaje
recuérdame como yo te enseñé leyendo a Eliot
el hombre no soporta tanta realidad

Adiós, me voy al alba
adiós, me voy entre el sueño y la vigilia
a la hora en que vivos y muertos se embriagan

Ackerman,
mañana me dan de alta
búscame una silla de ruedas
y llévame a tu casa


Rubén Ackerman, Antología poética El Ojo Errante, 2010

jueves, 29 de abril de 2010

El Ojo Errante: guiados por la libertad del poema


El Nacional, jueves 29 de abril de 2010

Poetas Nómadas


TalCual, martes 27 de abril de 2010

miércoles, 14 de abril de 2010

29 de abril, El Ojo Errante

Poetas Participantes:

  • Rubén Ackerman
  • Hildegart Acosta
  • DMargot Baptista
  • Tere Casas
  • Ligia Colmenares
  • Leonardo González Alcalá
  • Ruth Hernández
  • Aymara Lorenzo
  • Georgina Ramírez
  • Marcia Reverón
  • Anabela San Vicente
  • Héctor vera

miércoles, 3 de febrero de 2010

OLIVERIO GIRONDO



No se me importa un pito que las mujeres tengan los
senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de
durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a
cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de
soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una
exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! —y en esto soy
irreductible— no les perdono, bajo ningún pretexto, que no
sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que
pretendan seducirme!
Ésta fue —y no otra— la razón de que me enamorase, tan
locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus
encelos sulfurosos? ¿Qué me importaban sus extremidades
de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el
baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus
quehaceres.
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre
las nubes, un puntito rosado. “¡María Luisa! ¡María Luisa!”...
y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de
pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos
anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente,
en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un
espasmo.
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¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera..., aunque
nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas! ¡Qué
voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes la de
pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos
alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad
que no hay una diferencia sustancial entre vivir con una
vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho
centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la
seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que
ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera
imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.

lunes, 14 de diciembre de 2009

ROBERTO JUARROZ



Así como no podemos
sostener mucho tiempo una mirada,
tampoco podemos sostener mucho tiempo la alegría,
la espiral del amor,
la gratuidad del pensamiento,
la tierra en suspensión del cántico.

No podemos ni siquiera sostener mucho tiempo
las proporciones del silencio
cuando algo lo visita.
Y menos todavía
cuando nada lo visita.

El hombre no puede sostener mucho tiempo al hombre,
ni tampoco a lo que no es el hombre.

Y sin embargo puede
soportar el peso inexorable
de lo que no existe.

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Detener la palabra
un segundo antes del labio,
un segundo antes de la voracidad compartida,
un segundo antes del corazón del otro,
para que haya por lo menos un pájaro
que puede prescindir de todo nido.

El destino es de aire.
Las brújulas señalan uno solo de sus hilos,
pero la ausencia necesita otros
para que las cosas sean
su destino de aire.

La palabra es el único pájaro
que puede ser igual a su ausencia.

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El amor empieza cuando se rompen
los dedos
y se dan vuelta las solapas del traje,
cuando ya no hace falta pero tampoco
sobra
la vejez de mirarse,
cuando la torre de los recuerdos, baja o
alta,
se agacha hasta la sangre.

El amor empieza cuando Dios termina
Y cuando el hombre cae,
mientras las cosas, demasiado eternas,
comienzan a gastarse,
y los signos, las bocas y los signos,
se muerden mutuamente en cualquier
parte.

El amor empieza
cuando la luz se agrieta como un
muerto disfrazado
sobre la soledad irremediable.

Porque el amor es simplemente eso:
la forma del comienzo
tercamente escondida
detrás de los finales.

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El centro del amor
no siempre coincide
con el centro de la vida.
Ambos centros se buscan entonces
como dos animales atribulados.
Pero casi nunca se encuentran,
porque la clave de la coincidencia es otra:
nacer juntos.
Nacer juntos,
como debieran nacer y morir
todos los amantes.

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El corazón empieza bajo tierra,
pero acaba en tus labios y en los míos.
La muerte entonces duda en las cornisas
y una convalecencia de ojos largos
desprende las arrugas del temblor.

No hay que negar que eso nos salva,
pero entre tantas cosas tan perdidas
no es posible aceptar la salvación.

Y las manos, sin darse cuenta aprenden
el gesto incorregible
de volver a enterrar el corazón.

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El corazón más plano de la tierra,
el corazón más seco,
me mostró su ternura.
y yo tuve vergüenza de la mía.

Tuve vergüenza de los himnos largos,
de las constelaciones derramadas,
de los gestos nupciales y espumosos,
de las escarapelas del amor,
de los amaneceres desplomados.

Y también tuve miedo.
Miedo de las palabras que no cantan,
miedo de las imágenes que sobran
cuando tanto ser falta,
miedo de los roedores que se baten
en la iglesia vacía,
miedo de las habitaciones bautismales
que se llenan de águilas.

El corazón más plano de la tierra
me hizo aprender el salto en el abismo
de una sola mirada.

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El silencio que queda entre dos palabras
no es el mismo silencio que envuelve una cabeza cuando cae,
ni tampoco el que estampa la presencia del árbol
cuando se apaga el incendio vespertino del viento.

Así como cada voz tiene un timbre y una altura,
cada silencio tiene un registro y una profundidad.
El silencio de un hombre es distinto del silencio de otro
y no es lo mismo callar un nombre que callar otro nombre.

Existe un alfabeto del silencio,
pero no nos han enseñado a deletrearlo.
Sin embargo, la lectura del silencio es la única durable,
tal vez más que el lector.

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Estoy contigo.
Pero por encima de tu hombro
me dice adiós tu mano que se aleja.

Entonces yo contengo mi mano
para que no nos traicione ella también.

E insisto:
estoy contigo.
Los innegables títulos del adiós
abandonan entonces provisoriamente sus derechos.

Y nuestras manos se aquietan
en las equidistancias de estar juntos.

martes, 1 de septiembre de 2009

CRISTINA PERI ROSSI



I LOVE CRISTINA PERI ROSSI

En el portal de Amazon
aparece mi nombre

al lado de Michael Jackson
Madonna y George Clooney

venden camisetas en tres tallas
(pequeña mediana mayor)
para hombres mujeres niños
o niñas

las camisetas blancas
tienen una inscripción
en letras rojas: I love Michael Jackson
Y love Madonna
Y love Goerge Clooney
Y love Cristina Peri Rossi
mi nombre es más largo
ocupa más espacio

Me pregunto quién habrá tenido
la alocada idea de quererme en camisetas
de Amazon

Sólo me gusta el No llores por mí Argentina
de Madonna
y detesto a George Clooney
(Michael Jackson me da un poco de lástima
tuvo una infancia difícil, como yo)

Al otro día las camisetas siguen allí
en el portal
a quién se le habrá ocurrido
que me ama tanta gente

como no me lo termino de creer

compro un par de camisetas Y love
Cristina Peri Rossi

-a ver si haces un poco de dinero-
dice mi amiga –que la literatura
no da para comer
parece que puede dar para vestirse un poco
pienso

A los quince días llegan por correo
las camisetas I love Cristina Peri Rossi

dos por cincuenta dólares más diez de envío
Pienso que amarme no es tan caro
podría ser mucho peor

Mi abogado dice que es inútil poner una demanda
Amazon no contesta
tiene una respuesta robot para todos igual

no sé a quién regalarle las camisetas

A mí, mi amor me queda grande.

"Playstation, 2009"



ANOCHE TUVE UN SUEÑO

Anoche soñé que hacia el amor con mi madre
Mi madre estaba desnuda y era muy guapa.
No se lo contaré al psicoanalista,
me dirá que esa no era mi madre
a pesar de tener su apariencia.
A los psicoanalistas les gusta mucho
que las cosas no sean lo que son.
Les pagan para eso.
Pregunté sobre eso a toda clase de personas
–hombres y mujeres-
y todos me decían
que no soñarían con eso
de ninguna de las maneras.
Hasta que me di cuenta de que no tenían
madres guapas.

"Playstation, 2009"


ESCORADO

Mirándola dormir
dejé que el barco se inclinara
lentamente hacia un costado
precisamente el costado
sobre el que ella dormía
apoyando apenas la mejilla izquierda
el ojo azul
la pena negra de los sueños
y por verla dormir
me olvidé de maniobrar
pensando en las palabras de un poema
que todavía no se ha escrito
y por ello
era el mejor de todos los poemas
tan sereno
tan sutil como su piel de mujer casi dormida
casi despierta,
tan perfecto como su presencia inaccesible
sobre la cama,
proximidad engañosa de contemplarla
como si realmente pudiera poseerla
allá en una zona transparente
donde no llegan las sílabas orando
ni el clamor de las miradas
que quieren acercarse
en la falsa hipócrita intimidad de los sueños.

"Descripción de un naufragio" 1974