jueves, 1 de octubre de 2020

Jesús Montoya / 6 de agosto

 



6 de agosto

 

El licor desaparece en los apartamentos oscuros.

 

Piensas cada palabra poseído, sobreviviente, creyéndote salvar la danza, aquella gran 

mentira que eres, aliento y vómito tras la risa del ahorcado. Piensas cada hoja hija lastimada 

y se corre la nación hacia otro infierno. Arqueamos una palma de la mano en cada línea de 

mi voz infectada milimétricamente infectada por esa pasión innoble que la cubre. Cubierto 

pecho caída de mi voz vamos. Santo de lágrimas, risa y lumbre contra los patios perdidos.

 Una pradera rota junto al árbol de gran sombra nos cobija enteros, porque tú. Tú frente al 

golpe, el pensamiento ya no habita otro lugar, el brillo de las palas subiendo por tu cuerpo, la

 tierra es un cráter, una araña tejida en la mejilla de la muerte.


 

        Ahorcado en blanco.

          Callándolo todo, hundida de mis labios.

      La plenitud de las paredes desgarradas.

     La plenitud es un síntoma.

    Un síntoma en reposo cuando el dolor cansa.

   Un animal muerto del canto.

  Un ojo oscuro enroscado al pavimento.

 Un ojo que parece el rastro de otra vida.

No hay súplica, este es el dibujo de la piedra adherida al corazón.

 

 

 

Jesús Montoya (Mérida, Venezuela, 1993)

Licenciado en Letras mención Lengua y Literatura Hispanoamericana y Venezolana por la Universidad de Los Andes. Obtuvo el premio en la mención de poesía por el libro Primer viaje del XXIII Concurso de cuento, poesía y ensayo (DAES) de la Universidad de Los Andes (2013).

 

 

miércoles, 30 de septiembre de 2020

Angélica Hoyos Guzmán / Vida anterior





VIDA INTERIOR


 

La guerra es en las venas

 

y la vida cobra sentido

 

con el susurro del mar.

 

Afuera es grito, un juicio,

 

el dedo acusador del dolor.

 

Afuera flota la amenaza.

 

Adentro colapsa el mundo,

 

cae como la torre del tarot,

 

como las torres gemelas.

 

Soy la emperatriz

 

que guarda el huevo, la grávida,

 

la madre de lo que resta.

 

Pachamama, llena eres de gracia.

 

Adentro la sangre se desanuda,

 

el agujero me habita.

 

Me cuido,

 

me arrullo en la guarida,

 

me nutro,

 

salgo

 

como una palabra, diáfana.

 

 

Angélica Hoyos Guzmán (Caribe colombiano, 1982)

Escritora, docente e investigadora de la Universidad del Magdalena, Santa Marta. Candidata a doctora en Literatura Latinoamericana de la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, donde realiza su investigación sobre Poesía testimonial colombiana publicada entre 1980 y 2019.

Beira Lisboa / Cinco poemas urgentes









Los huesos son palancas para el equilibrio

Yadira Magdaleno. Fisioterapeuta

 

Quédate con mis huesos

Llévalos a un lugar donde no quepa ni su olor

Que no se reconozcan

 

Hazlos blandos

impíos

de su propia cepa

 

Finge que te duelen cuando caen

Vuélvelos tu casa

O haz de ellos tu abandono


***

 

Mi abuelo nació muerto

intentó correr

pero sus piernas

no lo soportaron

 

Mi madre

nunca supo de las piernas de mi abuelo

ni de las suyas mismas

ni de las mías

que avanzan y avanzan en pendiente

 

Sixto Coa le dicen a mi abuelo

nadie lo conoce

pero todos vamos hacia él


***

 

Si el río es el que vuela y se sacude

qué hace entonces la mano en movimiento

 

Si la que pasa y no saluda es esa piedra

de dónde salió la voz del desagravio

 

Si soy yo esta que muere

Y suele reprender sin autorización a su conciencia


***

 

Dios no es casualidad

Casualidad es que te lo encuentres en el cementerio

haciendo cola

para entrar


***

 

Funerarias no se dan abasto

Julio, 2020

 

En las funerarias

los celulares no funcionan

solo la voz de Isabella que pregunta

¿Por qué no responden?

¿No ven que es de mala educación guardarse

[las respuestas?

 

El hombre tiene hambre

El hombre habla fuerte

Pero el hombre no sabe que está muerto

Nadie se lo ha dicho

 

Va y viene la sopa Va y viene la carne

La carne siempre fresca del que olvida

El llanto del que no llora

 

Isabella tiene sed

Isabella nada dice

Isabella no sabe que está viva

Solo el hombre

que ríe y juega:

¡Corre niña corre!

ay mi vida no te caigas

que ya sobran los caídos de la tarde

 

¿De qué sirven los muertos si no lloran?





Beira Lisboa,  (Caracas, 1982)

Urgente, Editorial Eclepsidra, 2020


martes, 29 de septiembre de 2020

Kenia Cano / En el centro del mundo los pájaros confían

 



En el centro del mundo los pájaros confían

celebran si nos vemos

si crecemos en el abrazo del otro

si la edad se cumple en cada niño

si la voz del vendedor llega a casa

con un pescado entre las manos

 

si las manos vacías del que ha matado

y pregunta        por qué yo

se unen de vuelta en oración

 

  Señor              que no caiga ninguna de nuestras aves hoy

 

Los ríos que aprendieron a amar los hombres

todos en el mismo árbol:

 

El agua del Éufrates que tomó entre sus manos

para comprender lo que era la poesía

el Támesis que vio tantas veces llorar al hombre en sus orillas

el agua del Rodeo bajando con aquel perro hinchado

como una palabra que entonces no comprendía

 

Ella sobre una rama en el río picada por las hormigas

ve la muerte pasar mientras su amiga ríe desde una piedra

 

Aquel río que antes fue pequeño

hoy es una tarde inmensa       

abierta en cada una de sus letras

 

Su amiga esta muerta y ella camina bajo laureles

que mojan estas palabras

 

No es el árbol que miro cuando digo

 

                     laurel

 

es la palabra

dos sílabas que se hunden

mientras vuelven al punto de partida

 

nacer               hundir              meterse

                      

entrar en la piel de los otros

antes de inclinar los párpados

 

“Todo comienza donde se cierran los ojos”


Kenia Cano (Cuernavaca, México 1972)

Es una escritora y pintora mexicana. En 2010 fue ganadora del Premio Iberoamericano de Poesía Carlos Pellicer. 


lunes, 28 de septiembre de 2020

Luis Ángel Barreto / No es por el amanecer

 




NO ES POR EL AMANECER

 

por el crepitar en el silencio

 

ni es la risa o el exilio

 

ni la sombra vacía de estos días

 

es el aguacero

 

oscura caída de pequeños asteroides

 

me acuesto en la baranda para olvidarme

 

para humedecerme en los vitrales

 

escucho un estallar que parece mío y el sueño

 

propicia el albor que ahora tengo

 

un poco después amanezco

 

dormido

 

repleto

 

anidado

 

para luego huir

 

pulcro

 

indecible



Luis Ángel Barreto (Maracaibo, Venezuela 1979) 

 Se licenció en Filosofía por la Universidad del Zulia (LUZ). Pertenece al colectivo Per-versos. En 2007 apareció su primer poemario Arqueología de olores y le siguió Las máquinas simples en 2013

domingo, 27 de septiembre de 2020

Omar Ortiz / Inventario

 







INVENTARIO

 

Poseo algunos nidos de pájaros entre los anaqueles de

mi biblioteca y un rico tiempo que los nutre.

Una brizna de hierba que me regaló una muchacha

de ojos claros.

Con ella y con los penachos de la última cosecha de maíz

mis aves construyen sus refugios.

Tengo también un papel que sueña ser un barco

y en él una mano desconocida escribió: te espero.

Algunos versos acompañan mis pertenencias,

pero es mejor no citarlos ya que serán otros mañana.

Hay un río, como uno de los bienes por fuera del comercio,

que nace en la lustrosa cabellera de la más joven de las hechiceras.

Además, en el marco de la ventana florece el jazmín

que recuerda el olor de una vieja fotografía.

Para ser preciso, mi casa del barrio de los salesianos sólo

existe, con su mobiliario y sus espejos, desde el sueño

donde la arena dibuja tu cuerpo.


Omar Ortiz (Valle, Colombia 1950)

Poeta, editor, gestor cultural, profesor universitario, abogado. Dirige la revista de poesía Luna Nueva.


sábado, 26 de septiembre de 2020

María Gómez Lara / La luz inútil

 





luz inútil

 

 

La soledad es estar ahora entero

 

                           Arturo Carrera

 

 

qué extraña completud

 

ya sin relojes

 

ni calles cerradas

 

qué extraña completud el aire abierto

 

la sola luz

 

la luz inútil

 

al fin sin nudo ciego

 

para qué ver si nada que alumbrar

de este equilibrio hueco

 

ningún nombre

 

ningún árbol

 

ningún edificio torpe que vaya a derrumbarse

 

para qué el estupor suspendido

 

si no hay dónde caer

 

 

María Gómez Lara (Bogotá, 1989)

Ha publicado Después del horizonte (2012) y Contratono (2015), libro con el que mereció el XXVII Premio Loewe a la Creación Joven, publicado por la editorial Visor. Actualmente cursa un doctorado en Literatura en el Departamento de Lenguas Romances de la Universidad de Harvard.