martes, 3 de agosto de 2021

Dira Martinez Mendoza / En pistillos con el aire (12 poemas)

 


 

Un par de palabras

Si comprendiéramos el origen del mundo
y la triste niñez de los tiranos
nos bastaría solo un par de palabras
para descifrar cada enigma
y todo estaría resuelto


Escrituras

Atravesar el río de la memoria. Des (prenderse) la
piel, alejarse del milenario, incendiario, sangriento y
repetido «lado correcto de la historia». Entrar en las
bibliotecas olvidadas: tierra, mar, cielo. Hallar en las
escrituras mudas, el nacimiento del huracán que un día
fue brisa.


Fit nova Cygnus Avis

Dijiste:
Un sol explota en la garganta, cuando la lluvia
estremece la palidez de tus zonas blandas.
Que no quede hierro en tus pies, ni cadenas en tus
manos,
el plomo deslizándose hacia paisajes dorados
más allá de los reinos nunca antes soñados.
Todo se deshace buscando la aurora


Resplandor

Un disparo luminoso me atraviesa el cuerpo
un disparo luminoso justo en el centro
se difuminan trozos de mi cuerpo en el espacio.
¡Qué ancho es el mar del espacio!
Duele como espina de rosa,
hiriente resplandor.


Estelas

Los niños sin voz en la sala —dibujan estelas—
una luna dorada estremece tan solo con el resplandor
abren la boca —los niños—
no hay sonidos y nos ocurre la galaxia
de una nube se desatan todos los relámpagos
un niño señala con su pequeño dedo el relámpago
y en un mensaje telepático
todos entienden el signo de los tiempos
el futuro.


You can play on my team any day, Lou

Como un ciego siguiendo los pasos que otros sentidos
revelan
el amor verdadero transforma a los amantes en éter,
el intocable quinto elemento
se encuentra lejos del orgullo,
en el noble corazón
cuando desaparecen
todas las fronteras.


Post Chernobyl

Todas las palabras han sido pronunciadas
todas las palabras jungla nacieron el día del deshielo
todas las palabras crecieron cuando caíste como agua en
el desierto
todas las palabras ya fueron incineradas
todas las palabras están volviendo a nacer
(des) prenderse es el deshacerse del miedo
los amantes crecen cuando se miran
ya no caben en el cuarto pequeño
crescendo-fortissimo-crescendo-fortissimo
la unión de los átomos-explosión de los átomos
¿es esto lo que llaman nuclear?
¿es esto un disparo?
¿o acaso está creciendo en mí la palabra cielo?


El bosque

El primer llamado
es el del bosque
nadie sale ileso
de la voz del fuego,
es el bosque un primer impronunciable asombro niño,
a Dios lo encuentras
en las mínimas hojas
que trasladan las hormigas.

 

VIII

La justicia
Una es la ley
el sable del amor
no tiene preferencias,
causa y consecuencia
son la repetición del alma
la verdadera justicia
no es ciega.
Equilibrio
es en la balanza
destructor de gravedad,
el plomo
convertido en oro
que ya no duele ni pesa.

 

Eternity

Le dicen aurora y no
una luz que viene desde adentro
teníamos que buscarla
lo supimos cuando el estruendoso ruido nos despertó.
Eso era el estrellarse
abrir los ojos
palidecer de incomprensión y de euforia.
Algo en nosotros había muerto
algo en nosotros iba creciendo como flor recién
sembrada.
aquí va un poema post mortem:
sin comienzo ni final
viaje y viajero
el beso largo de la eternidad.
Traslada todo lo tuyo
incorpóreo
ve al encuentro de todo lo que existe sin haber sido
pronunciado.
No quiero decir tu nombre
para poder encontrarte.


Intemperie

Un día el viento
se lleva todo
te despoja de todos tus rostros,
en la intemperie
es imprescindible
encender tu propia lámpara
para no morir de frío.


Cenizas

Érase una vez un país
en el que los cuervos
criaban ojos.

 

Dira Martinez Mendoza (Sucre, Venezuela

Es licenciada en Estudios Internacionales por la Universidad Central de Venezuela y especialista en Estudios Avanzados en América Latina por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado el libro (N)aves con la Editorial Pirata Cartonera y forma parte de diversas antologías: Mi país es un zombi. Antología post mortem (Editorial Casamanita, México), Prometeo 97. La paz se escribe sobre lava (Prometeo, Revista Internacional de Poesía, Colombia), Antología literaria internacional «Poesía Hembra» (Perú, 2014), 102 poetas Jamming (Oscar Todtmann editores), Poesía número 160 (Universidad de Carabobo, Venezuela), A voz limpia (Australia, 2016), Nubes. Compilación de Edda Armas (Dcir Ediciones; Editorial Pretextos, 2019), El vuelo más largo (Ángeles del papel editores, 2020) y Esos raros peinados. Arbitraria Antología Brasil-Puerto Rico-Venezuela (LP5 Editora, 2020). Asimismo, ha colaborado en revistas culturales y fanzines. Desde el año 2009 incorporó intervenciones de cuerpos con poemas en su propuesta literaria, con la cual participó en White Street Project en Melbourne, Australia, en el 2014, en el formato light boxes.


jueves, 22 de julio de 2021

Olvido García Valdés / ( 7 poemas)

 




Conozco una pareja de cuervos

 

Conozco una pareja de cuervos, sé que tienen

un tiempo semejante al de los hombres

para vivir; podría visitarlos,

pasear juntos

hasta los sauces de la orilla.

Hoy he hablado con alguien por quien sentí afecto,

le encontré satisfecho y próspero;

su enemigo murió. La muerte

siempre es de frío.

Escribir el miedo es escribir

 

escribir el miedo es escribir

despacio, con letra

pequeña y líneas separadas,

describir lo próximo, los humores,

la próxima inocencia

de lo vivo, las familiares

dependencias carnosas, la piel

sonrosada, sanguínea, las venas,

venillas, capilares

...

Cuando voy a trabajar es de noche

 

Cuando voy a trabajar es de noche,

después amanece poco a poco,

hace mucho frío aún.

A menudo en el cine

me parece oír lluvia azotando el tejado,

como si no hubiese lugar

donde guarecerse.

Hoy alguien en un sueño dijo:

ten, en esta garrafa

hay agua limpia, por si toma moho

la del corazón.

La voz, la de esta niña

 

la voz, la de esta niña

que canta sola ahí,

la del muchacho

que por la noche da gritos y repite

obsesivo hijo de puta, las voces

de los niños que juegan;

intransitiva voz, exenta

en el mundo, cuerpos autómatas

que a diario veo y que no veo, chillidos

veloces de vencejos

en el anochecer

 

Otro país, otro paisaje

 

Otro país, otro paisaje,

otra ciudad.

Un lugar desconocido

y un cuerpo desconocido,

tu propio cuerpo, extraño

camino que conduce

directamente al miedo.

El cuerpo como otro,

y otro paisaje, otra ciudad;

atardecer ante las piedras

más dulcemente hermosas

que has visto,

piedras de miel como luz         

Tras el cristal

 

Tras el cristal, se desconoce

el cuerpo, como un hijo

que crece, como si jugara

y de pronto fuera desconocido.

Coloca entonces

tu mano en el estómago,

la palma abierta, y respira

profundo. Al fin somos culpables

de quien muere, y también

de vivir. Barrios

se hacen poblados peligrosos

por la noche, hay humaredas,

rostros cetrinos junto a fuegos.

 

Olvido García Valdés (Santianes, España)

Es una escritora española, conocida especialmente por su obra poética. Ha sido distinguida con el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2021. Licenciada en Filología Románica por la Universidad de Oviedo y en Filosofía por la Universidad de Valladolid. Profesionalmente, ha sido catedrática de Lengua Española y Literatura en institutos de Valladolid y Toledo. Fue también directora del Instituto Cervantes de Toulouse (Francia) y directora general del Libro y Fomento de la Lectura.2 Está casada con el poeta y crítico literario Miguel Casado.

 

                                                          

 

martes, 20 de julio de 2021

Néstor Rojas / (5 poemas)

 





Lo que no pudo ser

 

Lo que no pudo ser comienza con las aguas:

no es el fuego en la cola del relámpago lo que quema los sueños.

No es lo frío en la cavidad de la boca, hija del deseo, lo que congela la sangre.

Lo que no huye es más duro que la piedra, ya sin ánimo ni éxtasis.

Lo que yace sin alma en el suelo está como rendido o cansado.

Lo que vivió ya muerto se hace tierra.

El camino fue largo

y larga será la caída desde los altos cielos.

¿Quién triunfa en la casa del tiempo,

tan voraz que no cesa de estar en todas partes?

 

En la línea del sol

 

Como un pequeño dragón fabuloso por la lengua,

 el sol abrasa todo lo que veo.

Dentro de mis ojos el fuego se agita y sacude su ramaje escarlata.

Sé que la vida no se detiene en los arrecifes de la oscuridad.

Lo que vive devora lo que morirá.

Por un hilo de agua comienza la abundancia

y  nada termina:

todo es un incierto viaje hacia arriba y hacia abajo.

Uno va y viene llevado por la corriente,

arrebatado,

sin dioses,

en la cordillera de la soledad.


Avaricia


No es vela de junco lo que se quiebra allá fuera,

ni árboles azotados por el viento aunque crujen sus hojas.

No es alma bermeja la que grita en la calle,

aunque muchas a esta hora oscura se escapan a los cielos.

Eso que apesta en las manos del mundo es la avaricia mordaz,

el tatuaje en la piel añublada que se tuerce,

a veces como tótem o áureo carnero presidiendo la fiesta,

donde todos se dan a la lujuria de amarse porque nada es más breve que la vida,

que apenas si deja beneficios.

Será por eso que siempre nos entregamos a la inútil vanidad de tener

y nos lleva ese afán desordenado de poseer cosas

y acumular riquezas para atesorarlas.

Quien guarda lo que no gozará, pierde el esfuerzo vanamente.

La vida cruje adornada con borlas para que se vuelen las ganas de vivir.

Llegará un día que nuestros recuerdos serán nuestra única riqueza.

 ...


Todo es aire


Todo es polvo en la boca de Dios.

Sobre la tierra lo misterioso nunca se detiene:

Echa raíces, florece

y se alarga

buscando siempre la luz.

En invierno la tierra bebe el agua de los cielos.

Las semillas se abren.

Suben las espigas

entre piedras y retamas

hacia el sol

y vuelven otra vez

a echar vástagos las plantas que perdieron sus hojas.        


El incontenible universo


Entre lo que vemos adelante y lo que se halla detrás,

de este lado o del otro está lo verdadero,

lo que todo lo abarca:

eso invisible que teje el  universo,

péndulo entre el hombre y su sombra,

soplo resuelto en la unidad que no es otra cosa que la diversidad,

expresándose de manera rotunda o en forma simbólica,

numeroso y uno, sostenido en sí mismo,

dueño de la cábala donde el azar es ley,

el eterno presente vibrando en el instante o el tiempo circular,

la espiral o serpiente mordiéndose la cola,

ese espacio que extrapola el laberinto,

ese ser que anula y acuña al individuo acosado por la muerte,

supremo conductor de nuestras vidas y más atrás de todo lo anterior:

el punto clave, el centro que de nada cuelga,

el origen del mundo,

múltiple,

espacio y tiempo a la vez,

agujero de la oscuridad,

simultáneo,

manifestándose en uno y ya en el otro        

 


 Néstor Rojas (El Tigre, Venezuela)  

Licenciado en Literatura. Periodista. Poeta. Artista plástico. Autor de varios libros de poesía y narrativa: Transfiguraciones (1988), Sepia, (1992); Diario de El Fulmar (1993); Ocre (1994); Los trabajos del tiempo (1996); Hexagramas del vértigo (2003), Archivo apócrifo por correo electrónico (2004), En Trance de mudanza (2008), Antología de la Poesía comentada del Orinoco (2009), entre otros.

 

viernes, 16 de julio de 2021

Hilde Domin / (5 poemas )

 



Irresistible

 

¿La propia palabra,

 quién la recupera,

 la vital

palabra

todavía no pronunciada?

Por donde pasa la palabra

se secan los pastos,

las hojas palidecen,

cae nieve.

Un pájaro regresaría a ti.

Y no tu palabra,

la no dicha aún

a tu boca.

Envías otras palabras, más tarde,

suaves palabras, con plumas coloridas.

La palabra es más rápida,

la negra palabra.

Llega siempre,

no cesa

de llegar.

Mejor un cuchillo que una palabra.

Un cuchillo puede ser romo.

Un cuchillo atina a menudo

lejos del corazón.

No la palabra.

Al final está la palabra,

siempre

 al final

 la palabra.

...

 

Palabras      

 

Las palabras son granadas maduras,

caen a la tierra

y se abren.

Todo el interior es barrido hacia afuera,

la fruta desnuda su misterio

y muestra sus semillas,

un nuevo misterio.

...

 

Sobre nosotros


Se leerá sobre nosotros

póstumamente.

Nunca quise despertar póstumamente

la compasión de los escolares.

Nunca aparecer de esa manera

en un cuaderno de clase.

Nosotros, sentenciados

a saber

y no a actuar.

Nuestro polvo

jamás será tierra.

 

Carrera macabra


Tú hablabas de quemar barcos

-y los míos ya eran ceniza-,

tú soñabas con levar anclas

-y yo estaba ya en alta mar-,

tú ibas de la patria a la Nueva Tierra

-y yo estaba sepultada ya

en tierra extraña,

y un árbol de raro nombre,

un árbol como todos los árboles,

creció de mí,

como de todos los muertos,

sin importar dónde.

 

La cuerda dorada

 

Nada es tan efímero

como el encuentro.

Nosotros jugamos como los niños,

nos convidamos y nos retractamos

como si tuviésemos todo el tiempo del mundo.

Hacemos bromas con la despedida,

seguimos coleccionando lágrimas como canicas

y probamos si los cuchillos cortan.

Ahora nos están llamando

por el nombre.

El recreo

se ha terminado.

 

Entonces nos sujetamos

temerosos

a la cuerda dorada

y nos resistimos a la partida.

Pero se rompe.

Entonces salimos:

fuera de la misma ciudad,

fuera del mismo mundo,

bajo la misma

tierra

que lo mezcla todo.

 

Hilde Domin (Colonia, Alemania )

Es el seudónimo de Hilde Palm (née Löwenstein), poeta lírica y escritora alemana. Fue una de las poetas en lengua alemana más importantes de su tiempo.