Héctor Caldera (Caracas-Venezuela, 1961), profesión original Ingeniero Agrónomo, hoy día Coach y Consultor en Desarrollo Humano y Organizacional. Publicó el poema en inglés … decade, en la revista Perspectives Georgia Tech International Festival Booklet 1990, Atlanta. Ha estado en talleres de poesía con Edda Armas y Armando Rojas Guardia, así como en recitales con el grupo El Ojo Errante. Trabaja con elementos poéticos en el ámbito gerencial y organizacional.
hectoranibal.caldera@gmail.com y la página de su firma consultora:
http://www.imagoconsultores.com/
hectoranibal.caldera@gmail.com y la página de su firma consultora:
http://www.imagoconsultores.com/
A mitad del tranvía
vienes a encubrirme
con el hacha a cuestas
A mitad del espejo
vienes a contabilizar
cuántos colores sembrados
qué costos tuvieron los presagios
Me resistía
entre la palabra negada
y las hojas resplandecientes
A mitad del agua
vienes a enmudecer
el vientre se pliega
mientras aguardo
el dictado mayor
vienes a encubrirme
con el hacha a cuestas
A mitad del espejo
vienes a contabilizar
cuántos colores sembrados
qué costos tuvieron los presagios
Me resistía
entre la palabra negada
y las hojas resplandecientes
A mitad del agua
vienes a enmudecer
el vientre se pliega
mientras aguardo
el dictado mayor
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Quinta La manguera
A Ernesto Aníbal Caldera
Bóveda de mangos silente presencia
resguarda la niñez con su griterío de fruta
lágrimas recogidas en los racimos del árbol
la neblina se filtra en las tercas consonantes
mientras juegan al escondite
Al caminar por la calle pregunto por el cielo
vuelvo a preguntar por heridas que no tengo
el canto de los huesos queda resguardado
con mi padre reposando en las venas
Ahora mis ojos despiertan el trote de los caballos
aunque llevo la fatiga de antiguas sensaciones
se anuncia el acto de atravesar el patio y enterrar piedras
De pronto largas nubes de la fruta
un niño distinto a mí me saluda
empiezo a orar sin saber por qué
La engañosa protección del verbo se desprende de la pulpa
La verticalidad desafía
El niño trepa y saluda.
A Ernesto Aníbal Caldera
Bóveda de mangos silente presencia
resguarda la niñez con su griterío de fruta
lágrimas recogidas en los racimos del árbol
la neblina se filtra en las tercas consonantes
mientras juegan al escondite
Al caminar por la calle pregunto por el cielo
vuelvo a preguntar por heridas que no tengo
el canto de los huesos queda resguardado
con mi padre reposando en las venas
Ahora mis ojos despiertan el trote de los caballos
aunque llevo la fatiga de antiguas sensaciones
se anuncia el acto de atravesar el patio y enterrar piedras
De pronto largas nubes de la fruta
un niño distinto a mí me saluda
empiezo a orar sin saber por qué
La engañosa protección del verbo se desprende de la pulpa
La verticalidad desafía
El niño trepa y saluda.
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la adicción
como la rata o los insectos
merodea
enseña sus dientes o tenazas
te lleva a territorios ya conocidos
insiste en aquello que fue superado
las mismas acrobacias de siempre
de naturaleza plástica
con pasión de anime
subasta los anhelos
pregunta qué preguntar
los ríos se convierten en drenaje
por un instante
la lucidez insinúa presencia
mi ánimo sólo alcanza
hacer girar la manivela
como la rata o los insectos
merodea
enseña sus dientes o tenazas
te lleva a territorios ya conocidos
insiste en aquello que fue superado
las mismas acrobacias de siempre
de naturaleza plástica
con pasión de anime
subasta los anhelos
pregunta qué preguntar
los ríos se convierten en drenaje
por un instante
la lucidez insinúa presencia
mi ánimo sólo alcanza
hacer girar la manivela
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Certidumbre
dame un olor para saber que existo
Héctor Vera
Todavía los sentidos se confunden con la arcilla
mientras todos regresan a sus madrigueras
¿Cuál ruta escoger sin laberintos en el verbo?
Se asoma la duda con su cara de ataúd
Por ráfagas
emerge un instante
el sentimiento
único arraigo del recorrido
Su aroma queda encendido
en las certezas del cuerpo
dame un olor para saber que existo
Héctor Vera
Todavía los sentidos se confunden con la arcilla
mientras todos regresan a sus madrigueras
¿Cuál ruta escoger sin laberintos en el verbo?
Se asoma la duda con su cara de ataúd
Por ráfagas
emerge un instante
el sentimiento
único arraigo del recorrido
Su aroma queda encendido
en las certezas del cuerpo
8 comentarios:
"el canto de los huesos queda resguardado
con mi padre reposando en las venas"
Gran verso, contundente y nostálgico, de esos que se quedan
Felicidades parada poética, gran antología mundial en este blog
Fabián Morales
respiré toda mi infancia mientras leía el poema de la quinta de los mangos "un niño distinto a mi me saluda"..."La engañosa protección del verbo se desprende de la pulpa"
Una vez viajé a Venezuela, y leyendo este poema me vino el sabor de esos ricos mangos que tenés allá
me gustó tu poesía
te abraza desde Uruguay
Carmen Esther Ungaretti
"su aroma queda encendido
en las certezas del cuerpo"
Un placer pasear por tus versos.
Un abrazo
Gran satisfacción sentimos por tus logros, la historia de nuestra familia corre en el cuerpo, en las venas y en las frutas del alma infantil.
Hilda, Luis y Diego.
Héctor Caldera, me gusta la sensibilidad que tiene tu poesía
un abrazo poético te dejo en esta poética parada
Carlos Fierro desde ese Chile que honras
Muy intima, ¿Mangos de Las Palmas y Neblina de La Grita?. Me gusto mucho, la aprecio madura y muy personal, tendre que reeler para disfrutar el regusto. Un abrazo JB.
Héctor, me parecen muy buenos tus versos, destilan sensibilidad, imágenes, colores, nostalgia, distancia y cercanía, que bueno que elegiste este camino, un camino que siempre se anda y cada vez madura más...Pilar
Haciendo hoy un recorrido por estas páginas de La Parada Poética, te leo y me deleito con tus poemas. Bellas imágenes, a veces nostalgia, incertidumbre... "¿Cuál ruta escoger sin laberintos en el verbo?"
Un abrazo, HILDE
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