sábado, 12 de marzo de 2011

Natalia Carbajosa / España


Natalia Carbajosa, Correo electrónico:

Página web: http://clubdepoesia.com/nataliacarbajosa/
Nacida en El Puerto de Santa María, Cádiz (1971).
Doctora en Filología Inglesa por la Universidad de Salamanca.
Profesora de Lengua Inglesa en la Universidad Politécnica de Cartagena.
He sido tutora de Literatura Inglesa en la UNED (Centro Asociado de Cartagena) y profesora de Literatura Inglesa en la Universidad de Mayores de Cartagena.

OBRA POÉTICA:
Los puentes sumergidos (Cartagena, Áglaya, 2000).
Pronóstico (Madrid, Torremozas, 2005).
Los reinos y las horas/Himeneo y sus nombres (Murcia, Editora Regional, 2006).
Prosopoemas, plaquette con siete poemas e ilustraciones de Ermes Meloni (Milán, Signum Edizioni d’arte, 2007).
Desde una estrella enana/Biografía elemental (Madrid, Editorial Poesía Eres Tú, 2009).
Inédito: Tu suerte está en Ispahán.


He prologado libros de María Teresa Cervantes, Maricel Mayor Marsán, Jeannine Alcaraz y Jesús Hilario Tundidor. Y he presentado a autores como Vicente Molina Foix, Gustavo Martín Garzo, Juan de Dios García, Luis Alberto de Cuenca y Dionisia García.

En 1995 fui cofundadora de la revista literaria Parásito (Salamanca), que se extinguió en 1998.


TENGO

Tengo dos ojos
tengo dos manos
tengo dos piernas
tengo un sexo
nocturno y de alborada
un techo bajo el frío
un jardín sobre el calor
tengo la luz del invierno del sur
la promesa brumosa del dócil verano
tengo un puerto de mar y he tenido
un pinar un río
una muralla
tengo
una herida intacta
que lamo sin sutura
para que no se pudra ahí debajo
tengo un amor como los de antes
de la guerra o el olvido
tengo sueños que no he vivido
sueños que no viviré
-también yo soy de su misma materia-
y puñados de horas muertas sin preguntas
y de horas multiplicadas
voraces horas-páginas
y páginas de tiempo sin dueño
sin espacio
que hablan la lengua extraña del origen
tengo la infancia otra vez
su pájaro azul revoloteando
en el cuarto de al lado
tengo una ira mansa
una serenidad siempre al acecho
una esperanza por lo que habrá de ser
y los que habrán de ser
aunque aún no exista y no lo sepan
tengo
la acedía de la soledad
y el sabor agridulce de tantos encuentros
cuyo último trago a veces yo misma
arrojé al foso de la ingratitud
tengo siempre que termino la certeza
de encontrarme otra vez en el principio
sólo de ella –la certeza- tengo miedo
no de mi oscura propensión
a escarbar en lo que borbotea
bajo el limo
tengo en mí más amiga que enemiga
desde que arrojé por la ventana
las muletas para almas ortopédicas
-lejana herencia sin fruto- tengo de cuándo en cuándo
el motín de mis obsesiones
las abejas pasajeras
la retina insobornable
de perro abandonado al borde de una calle
la adicción de los confines.
Tengo tanto y no pedí
tanto y no he merecido
que sólo este gozo he de apurar
-este dolorido gozo-
sabiéndome simple inquilina fugaz,
jamás y nunca propietaria de mi vida.

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AMOR

Un hombre y una mujer despiertan en la tregua
de la complicidad. Extraño sienten este
estar a gusto, tan otro el color
de su secular embozo
del de aquella polícroma pasión
inscrita ya del tiempo en el retablo.

Pereza súbita. Un llanto infantil
los acucia. Afuera, la mañana
reanuda su promesa diaria y abre claros
en el punto de fuga de la habitación.

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EN EL PROSCENIO

A veces pienso que el poema me rehúye
hoy mismo cuando
los dioses renacidos
de la última, reciente excavación
me lo exigen a voces desde el graderío
por mi parte
lo imploro llamo a Shakespeare
en mi ayuda Garcilaso
algún romance que de niña
me supe de memoria

entonces pienso que el poema es sólo un rastro
un surco de gaviota
rasgando del cielo
la monotonía y su reflejo en la tarima
sobre la que tiembla mi torpe no-decir
pienso que es hebra suelta
susurro
molinillo arrancado del aire
coreografía imprevista
de ropa tendida en la mañana

tal vez sea consuelo absurdo pero
me tranquiliza entonces
pensarme un actor mudo un rey
sin armiño
un recién nacido puesto al mundo
a su vocación de balbuceo
oh dioses
qué promesa de embeleso
cuando nos olvidan los poemas
cuando aún nos queda todo por decir

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ANTIRRETRATO

Digo padre, madre, hermanas,
y es tanto como decir lo que soy
y lo que no soy.

Digo esposo, hijas, algún día nietos,
y es tanto como decir lo que soy
y lo que no soy.

Digo cuerpo y a veces me reconozco,
a veces no.

Digo mente y me asomo
a un acantilado inmenso
no exento de zozobra
y no siempre habitado por mí.

Digo alma
y, ¿qué habré querido
decir?

Digo ráfaga
y soy.

SELECCIÓN DE POEMAS DEL LIBRO BIOGRAFÍA ELEMENTAL (Editorial Poesía Eres Tú, Madrid, 2009)


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustó lo que leí Natalia, sobre todo los dos últimos

un abrazo

Anónimo dijo...

Muy buenos poemas...

felicidades

Alicia/España