jueves, 23 de febrero de 2017

Yolanda Pantin, Bellas Ficciones




"Instantes vividos, instantáneas detenidas en la palabra: Bellas ficciones de Yolanda Pantin lleva a los límites lo que constituyen su propuesta poética. Las imágenes sedimentadas en la infancia retornan gracias a vivencias cotidianas, rutinarias, de esas que pasan desapercibidas por su carácter menudo, a veces, automático. Lo familiar se ha convertido en la sustancia esencial del poema. El trazo mínimo revela la decantación  de la palabra, tal como se lee en uno de los poemas del libro: "Todo apunta al hueso: / Ha muerto en mí lo literario". Pero no hay que olvidar que encierra el sentido del título, la realidad es una ficción construida para proteger del   horror de la intemperie."
Editorial Eclepsidra 
                                                                                                                              



ESTOS AÑOS 

En estos años aprendimos
a extrañar los paisajes, a pasar
las páginas de los libros sin leerlos,
a no tener tiempo, en la premura,
de recoger la casa.

Dejamos atrás la juventud, la confianza
en la poesía (que nunca tuvimos), pero
algo que no sabemos todavía
nos amarra al cuerpo.


CEGUERA 

Los prejuicios
no me dejaban ver
una rabia
que no alimenta
a la poesía.


EL DÍA QUE SALÍ A CAZAR GATOS 

Me encontraban ante el umbral
despierta bajo sombras
dormidas cuando
las cosas fueron apareciendo.

Tenaces depredadores
avanzaron atravesando
restos mudos
de asombro; en su andar,

dejaban atrás espejos
como derrumbes,
sobre la marcha,
escombros.

Hasta la fuente llegaron
de los hechos
donde maléficos
urdieron
magnicidio.

Todo estaba en su sitio,
en el bosque
con nudos amarrados,
pero ellos

por el corredor
continuaron de la muerte
en su adentrar espeso.


LOBOS

El mundo estaría en sus comienzos
cuando éramos una  manada y no
no habíamos acercado todavía
al círculo del fuego para calentarnos.
Eso fue más tarde.

Mi pelo brillaba, gris y blanco, fino.
Era otro entre las fiestas
tras el alfa dominante . Lo seguíamos
a donde fuera por sobre
capas de nieve, adentrándonos
en las marañas como sombras,
o escalando montañas, sibilinos.

No había cuento para niños,
ni leyenda donde nos apareciéramos
a la zaga de los recolectores, cazando.
Terror y desprecio sembrábamos.
Todo lo hacíamos en grupo.
No nos cansábamos.

Era un llamamiento.

Primero fueron los dragones.
Luego nosotros. O al revés.
De todo lo ocurrido quedó un trauma
que intentaron los pueblos exorcizar
con historias moralizantes.


FANTASMAS

Desandar los pasos

para regresar a los lugares
que no conocieron
con sus rectas esquinas
y sus cosas, sin desear
otra cosa que no sea
el deseo de regresar.

Pasar al otro lado
de la reja que separa
a esta casa de la calle.

Sin miedo

subir las escaleras
y una vez que nos reciben,

entrar.


PIEDAD 

No podemos sostenernos.

No tenemos la fuerza que movía
como un molino la culpa
hasta el día que nos perdonamos.

Nos quedó de aquel tiempo
un hueso sano pero como la miel,
resumió el amor por encima del daño.

De tu vida quedó una niebla sin historia,
y de la mía, al entregarme: todo y nada.






Yolanda Pantin
(Caracas, Venezuela. 1954)
Estudió Letras en la UCAB. 
 Ha publicado Casa o lobo (1981),
 Correo del corazón (1985), 
La canción fría (1989), 
El cielo de París (1989), 
  Les Bas Sentiments (París, Fourbis, 1992), 
Los bajos sentimientos (1993),
  La quietud (1998), 
 País. Poesía reunida  1981-2011
(Madrid: Pre-textos, 2014).
En 2004 recibió la Beca Guggenheim.
En 2015 le fue otorgado
 el Premio Poetas del Mundo Latino
 "Victor Sandoval" 
(México) por su  trayectoria literaria. 

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