Los
poemas de Limones en almíbar juegan
con el común aspecto ritual de la poesía y la cocina. Su práctica involucra
encarar la tradición, la historia personal, la esperanza mínima, hasta el
arrasamiento. Como formas públicas de introspección, ambas obras sobre la
pericia de la “nómada lengua”. Ésta sabe, por un lado, ampliar las
posibilidades literarias de una receta: acá hay varias que sirven de comentario
incluso político; por el otro, degustar la muerte detrás de una cocción. Lo que
permanece es la limpieza: de todo acto voraz Goldberg acentúa su conclusión, el
cierre del festín. Se lavan los cubiertos y se termina de escribir el libro.
Entre el recuerdo de lo dulce y lo amargo, los poemas se asientan como formas
perfectas de una útil expiación.
Luis
Moreno Villamediana
pan
tostado
almendras
aceite
y papas azules
en
el emplatado ocurre por un lado el ave
salseada
con mojo azul
y
sobre una cucharadita de puré azulino
un
chip de papa azul
para
aportar tinturas aún más desbocadas
se
añaden pétalos de pensamientos azules
los
demás es de este mundo
rojo:
telúricos vestigios de achiote
azafrán
pimentón pimienta
amarillo:
arrobos de cúrcuma
curry
mostaza
herejía
solar
.....
desde
el fondo se insinúan
pulpos
tiburones celacantos
vamos
de un cielo a otro
demasiados
dogmas
a la
boca van a dar constricciones
abejorros
la
redonda vejez
.....
beben
los convalecientes
menestras
claras
aguas de anís
la
cebada es para vómitos nerviosos
un
pollo castrado
espantaría
el futuro sacrificio
los
guisantes frescos
deben
cocerse en mantequilla si fuese cuaresma
en
aceite de almendras si es en vigilia
así
y todo hay males retribuidos
no
basta una madre
su
cúmulo
la
noche en flor
....
lanzan
cuchillazos
desbordan
ollas de agua hirviente
esparcen
sal
a
veces trampean una sed
sirven
arroces
las
más en lo blanco
esfumadas
irresolutas
serpientes
cáliz
que no arrulla
mis
manos
.....
estoy
en una isla en un lago en una isla
excedida
de linaje
aparece
una pantera nebulosa
mi longevidad
será banquete
mis
bronquios bocado superlativo
ofrezco
utensilios
para
compartir mi blandura
.....
aquel
amor de hace años
lo
recordaría con ajenjo
para
que volviesen los espasmos
de
predadores domingos de hotel
apenas
una copa
tóxica
y flagelante
con
un poco de azúcar
....
torres
vigías supondrían
unas
pocas hebras de azafrán
empapadas
en el charco de mis fauces
para
que amarillee
aquello
que otorgo a los amantes
alabanzas
terrenal
arrullo
un
poco de oeste y maledicencia
.....
quien
come ojos
termina
entrando a ciegas
son
digeribles
ojos
de vaca
buey
pescado
rana
erizo
calamar
humanas
pupilas han de ser agrias
han
visto demasiado
.....
no
más artillería en la boca
hogazas
en el dorso de la mano
no
más sables envenenados
la
voracidad pasa
en
el claro momento de esta tiniebla
.....
un
lavaplatos
una
pesadilla
una
mesa provista
dicen
si hubo hogar el día anterior
no
así los lunes
siempre
astrosos
demenciales
de
vajilla ilícita
que
no aguarda cuidos
ni
dignidad
Jacqueline Goldberg (24
de noviembre de 1966, Maracaibo) es una escritora y editora venezolana.
Licenciada en Letras,
por la Universidad del Zulia (1990) y Doctora en Ciencias Sociales, por la
Universidad Central de Venezuela(1998)
Desde comienzos de los
años noventa su trabajo discurre entre la literatura y el periodismo. En más de
una veintena de libros abarca la narrativa, la poesía, la literatura infantil,
el reportaje, el ensayo, la crítica de artes visuales, el periodismo
gastronómico y el género testimonial. Su trabajo poético aparece incluido y
reseñado en antologías en Italia, Rumania, Corea del Sur, España, Puerto Rico,
Chile, Perú, Argentina, Colombia, Estados Unidos, Cuba, México, Brasil y
Venezuela.
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