Autosirena
El plural del abanico
se resolvió en un único destino.
Resolví la leyenda de mi infancia
con una forma ajena y humana,
y a mis mayores debo mi amargura
milenaria.
Nunca vieron turistas mis pestañas.
Con almendras fabrico pingüinos,
collares.
Mis libros son atletas
y mi palabra antigua como la seda.
En un ataúd blanco
escondo una niña que es un arpa,
y tengo tanta sed de amor
que se estremecen cerezas
en los seres más extraños.
Mi alergia al espacio
y mi manicura siniestra
son la curiosidad de mi magia.
Me mantuve siempre libre
de la ternura azul de los leopardos.
Amé todas las entrañas marinas,
amé incluso seres fatuos
por si alguien tachaba de inmóviles mis
pestañas.
Carmen Díaz Margarit (París, Francia -1961)
Es poeta, crítica y doctora en Filología
Hispánica por la UCM. Concibió su obra poética como un quadrivio de los
elementos naturales: a la tierra, la gacela; al mar, la sirena; al cielo, la
alondra; y al fuego, la salamandra: Gacelas de la selva alucinada, finalista de
Adonais en 1990, (1991); Perfil de sirenas, Premio Internacional de Poesía
Barcarola en 1993, (1994); y Orlando o el desconcierto de las alondras, Ayuda a
la Creación Literaria del Mº de Cultura en 1995 y finalista del Premio Gil de
Biedma en 1998, (1999). El sueño de la salamandra ha sido también finalista del
Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández en 2019. Por delicados motivos,
sostuvo casi dos décadas de silencio poético. El sigilo editorial salpicó como
el Guadiana con Donde el amor inventa su infinito (2007). Es autora de una obra
de teatro, El loco y su pelícano (2019). Su poesía ha sido traducida al inglés
y al alemán.
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