Piel
La
contemplación del otro
es el
umbral del placer.
Imaginar
las formas y repetirlas hasta el hastío;
presentir
gestos, gemidos,
arqueos,
sudores, mordiscos,
lenguas
que cierran párpados y, ávidas, los abren de nuevo;
intentar
el susurro obsceno
que abre
insospechadas grietas.
Labio
apretado contra corva, dedos crispados.
Labio
apretado contra talón.
Polvo
que abrasa las comisuras,
polvo,
que se
arrebola en volutas deseadas.
Palabra
que no acierta
hallar
el lugar propicio
y
detener su letanía:
Mi amada
es planicie inconmensurable...
Vano
intento de mirar alrededor,
la palabra
agoniza
corcoveando
entre los pastizales,
inflamada
de tanto deseo.
Triste
condena la de codificar el mundo;
condenación
para el que así ha hablado.
Oídos
claudicantes y lengua victoriosa:
la
distorsión gobierna mis pesares
haciéndolos
discurso soberano
y pereza
consuetudinaria.
Javier
Cevallos (Quito, Ecuador -1976)
Editor
de la revista de creación literaria Ourovourus. Ha publicado el poemario La
ciudad que se devoró a sí misma. Su trabajo consta en Ciudad en verso: antología
de nuevos poetas ecuatorianos.
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