La descendencia
Me siento, las nalgas desnudas, en el
musgo
las llamas del diablo entran en mí
Contra las piedras hay vergüenza para
ser polinizada,
en la orilla se reconoce el propio
cuerpo antes de la interrogación.
La niña alterada se mezcla en el
paisaje.
Por fin se ha enterado de la existencia
de personas sobrepuestas,
bebidas fermentadas, linos de sangre,
se enoja con la sierra circular de la
piel, enebros
vueltas y vueltas, piernas equivocadas,
boca pegada,
piel que no transparenta
las venas.
Queda un cupón no ganador y un globo
pinchado con una aguja de tejer.
La luz de San Juan revela sutilmente,
aprieta las caderas.
No querías más
al borde de la mesa, a la bifurcación,
le diste vuelta a la amoladera en las
entrañas del vientre,
el pecho lleno de hojas mojadas
Doblaste las pestañas, el secreto de los
ojos pintados de negro.
Los libros escondidos hacían brotar
esporas de fuerza.
Tres juramentos: no me abro, retrocedo,
paro.
Los labios y los ojos aún se hinchan por
el golpe
los rostros vacíos de los adultos se
vuelven hacia
la mañana bidimensional
la neblina susurra, el colimbo ártico
condensa.
Vuelvo a empezar, desde el pie del
abeto, y en las curvas de la punta
ya hay nuevo hielo negro, bufandas bien
tejidas,
almohazar listo para la madre y la mente
bajoneada
hacia la espalda, la orilla poco
profunda con un rastrillo de hierro.
En el libro de texto se ha llenado el
regazo con hijos propios
de preferencia en el musgo, con el
palito en la faringe.
*(Traducción: Johanna Suhonen y Roxana Crisólogo)
Katariina Vuorinen (Jankkala, Filandia -1976)
Es una poeta finlandesa. Tiene una maestría en filosofía de la asignatura de literatura finlandesa. Ha trabajado en la Universidad de Jyväskylä como diseñador y asistente del rector. También es profesora de escritura creativa. Desde 2010, Vuorinen ha sido un escritor independiente.
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