En una sociedad misógina, androcentrista y patriarcal, las mujeres se dividen en tres: vírgenes, paridoras y putas. Mi cuerpo se convierte en una agresión contra la sociedad. Mi cuerpo se convierte en protesta. Es un acto de desobediencia. Castigo mi propio cuerpo para desobedecer. Me autolesiono para revolverme contra las lesiones que causa el rol que nos han impuesto desde el nacimiento. Utilizo la violencia poética para defenderme de la violencia real.
A
partir de una experiencia personal me ensucio en el origen cotidiano, rutinario
y tabú de la violencia sexual contra la mujer, que a menudo desemboca en
violación y muerte. Es un miedo de nacimiento, podríamos decir que es algo así
como una marca, un privilegio inverso, como si las niñas naciéramos con una letra
escarlata pendiendo del vientre, un estigma que nos introduce en la ruleta rusa
de las alimañas bárbaras. Acabar con la tiranía de la vergüenza, empleando la
belleza, también es desobedecer.
Angélica
Liddell (Figueres, España)
Es una escritora, poeta, directora de escena y actriz española que ha recibido numerosos premios, entre los que destaca el Nacional de Literatura Dramática,1 el León de Plata de la Bienal de Teatro de Venecia 2012 y el Premio Leteo 2016. En 2017 ha sido nombrada Chevalier de l'ordre des Arts et des Lettres por el ministerio de Cultura de la República Francesa.
Es una escritora, poeta, directora de escena y actriz española que ha recibido numerosos premios, entre los que destaca el Nacional de Literatura Dramática,1 el León de Plata de la Bienal de Teatro de Venecia 2012 y el Premio Leteo 2016. En 2017 ha sido nombrada Chevalier de l'ordre des Arts et des Lettres por el ministerio de Cultura de la República Francesa.
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