miércoles, 20 de octubre de 2021

Marina Tsvetáyeva ( 7 poemas)

 



En la frente besar -penas borrar.

Beso la frente.


En los ojos besar, -el insomnio quitar.

Beso los ojos.


En los labios besar  -dar de beber.

Beso los labios.


En la frente besar  -la memoria borrar.

Beso la frente.


Versión de Severo Sarduy


Libertad salvaje


Me gustan los juegos en que todos

son arrogantes y malignos,

en que son tigres y águilas

los enemigos.


Libertad salvaje

Que cante una voz altiva:

"¡Aquí, muerte, allí -presidio!"

¡Luche la noche conmigo,

la noche misma!


Volando voy -tras de mí van las fieras;

y con el lazo en las manos yo me río...

¡Ojalá la tormenta

me haga añicos!


¡Que sean héroes los enemigos!

¡Acabe en guerra el convite!

Que sólo quedemos dos:

¡El mundo y yo!


Versión de Severo Sarduy


A ti, dentro de un siglo 


A ti, que nacerás dentro de un siglo,

cuando de respirar yo haya dejado,

de las entrañas mismas de un condenado a muerte,

con mi mano te escribo.


¡Amigo, no me busques! ¡Los tiempos han cambiado

y ya no me recuerdan ni los viejos!

¡No alcanzo con la boca las aguas del Leteo!

Extiendo las dos manos.


Tus ojos: dos hogueras,

ardiendo en mi sepulcro -el infierno-

y mirando a la de las manos inmóviles,

la que murió hace un siglo.


En mis manos -un puñado de polvo-

mis versos. Adivino que en el viento

buscarás mi casa natal.

O mi casa mortuoria.


Orgullo: cómo miras a las mujeres,

las vivas, las felices; yo capto las palabras:

«¡Impostoras! ¡Ya todas están muertas!

Sólo ella está viva.


Igual que un voluntario le ha servido.

Conozco sus anillos y todos sus secretos.

¡Ladronas de los muertos!

¡De ella son los anillos!»


¡Mis anillos! Me pesa,

hoy me arrepiento

de haberlos regalado sin medida.

¡Y no supe esperarte!


También me da tristeza que esta tarde

tras el sol haya ido tanto tiempo

y he ido a tu encuentro,

dentro de un siglo.


Apuesto -dice él- que vas a maldecir

a todos mis amigos en sus oscuras tumbas.

¡Todos la celebraban! Pero un vestido rosa

nadie le ofreció.


¿Quién era el generoso? Yo no: soy egoísta.

No oculto mi interés si no me matas.

A todos les pedía cartas,

para por las noches besarlas.


¿Decirlo? ¡Lo diré! El no-ser es un tópico.

Y ahora, para mí, eres ardiente huésped.

Les negarás la gracia a todas las amantes

para amar a la que hoy es sólo huesos.


Traducción de Carlos Álvarez


Poema del fin


Como la piedra afila el cuchillo,

Como se desliza el serrín al barrer,

Así, aterciopelada, la piel

Húmeda súbitamente en los dedos.


Oh dobles -coraje, sequedad-

De los hombres, ¿dónde estáis,

Si en mis palmas hallo lágrimas

Y no lluvia?


El agua es de la fortuna,

¿Qué más podría desear?

Si tus ojos son diamantes

Que se vierten en mis palmas,


Ya no pierdo

Nada. Fin del fin.

Caricias, caricias

-Acaricio tus mejillas.


Somos así, orgullosas

Y polacas -Marina-,

Cuando en mis manos llueven

Ojos de águila:


¿Lloras? Mi amor,

Mi todo: perdóname.

Trozos de sal

Caen en mis palmas.


Llanto de hombre, veta

Que en la cabeza retiembla.

Llora. Otra te devolverá

La vergüenza que te hice dejar.


Somos dos peces

Del mis-mí-si-mo mar.

Dos conchas muertas

Labio contra labio.


Todo lágrimas.

Sabor

A armuelle.

-¿Y mañana

Cuando

Despierte?


Traducción de Monika Zgustová


Mis versos, escritos tan temprano

que no sabía aún que era poeta,

inquietos como gotas de una fuente,

como chispas de un cometa,


lanzados como ágiles diablillos al asalto

del santuario donde todo es sueño e incienso,

mis versos de juventud y de muerte

-¡mis versos, que nadie lee!-,


en el polvo de los estantes dispersos

-¡que ninguna mano toca!-,

como vinos preciosos, mis versos

también tendrán su hora.


Versión de Severo Sarduy


Tu alma y la mía son gemelas

como mis manos: la derecha y la izquierda.

Tan cálidas y tiernas son unidas

como dos alas de un pájaro dormido.

¡Por un ciclón quedamos separados,

por un abismo, tú y yo, como dos alas!


Nostalgia de la patria: ¡qué fastidio!

Después de largo tiempo delatado.

Ya me es indiferente

dónde sentirme sola.


Caminar sobre piedras,

a casa con la cesta.

La casa que no es mía:

hospital o caserna.


Me da igual quién me mire

como a un león cautivo.

Cuál es el clan humano

que me ha expulsado -siempre-.


Muy dentro de mí misma,

oso polar si hielo.

Dónde no poder convivir (¡ni lo intento).

Dónde me humillarán -da lo mismo-.


No, mi lengua natal ya no me engaña,

ni materna, me engaña su llamada.

Ya me es indiferente en qué lenguaje

no seré comprendida por el hombre.


(Lector, devorador de toneladas

de periódicos, adicto al cotilleo...)

El es del siglo veinte;

yo: ¡fuera de los siglos!


Enhiesta como un tronco,

resto de la alameda.

Todo y todos iguales;

igual indiferencia.


Lo natal, lo pasado,

rasgos todos y marcas:

toda fecha borrada-

donde ha nacido el alma.


Mi tierra me ha perdido,

y el que investigue, astuto,

el ámbito de mi alma -¡mi alma toda!

no encontrará la traza.


Las casas son ajenas y los templos vacíos.

Me da todo lo mismo.

Mas si aparece un árbol

en el camino, un serbal...


Versión de Severo Sarduy


A Rainier Maria Rilke


Rainer, quiero encontrarme contigo,

quiero dormir junto a ti, adormecerme y dormir.

Simplemente dormir. Y nada más.

No, algo más: hundir la cabeza en tu hombro izquierdo

y abandonar mi mano sobre tu hombro izquierdo, y nada más.

No, algo más: aún en el sueño más profundo, saber que eres tú.

Y más aún: oír el sonido de tu corazón. Y besarlo.


Versión de Carlos Álvarez


Marina Ivánovna Tsvetáyeva ( Moscú, Rusia- Yelábuga, Rusia) 

Fue una escritora rusa, que destacó como poeta y prosista. Es una de las poetas más originales del siglo XX. Su obra no fue del gusto de Stalin y del régimen comunista. Su rehabilitación literaria empezó en los años 1960.



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