BUNA*
Llagados pies y tierra
maldecida,
Larga la fila en la mañana
gris.
Mil chimeneas en la Buna
humean,
Un día como todos nos
espera.
Temibles en el alba las
sirenas:
«Eh, multitud de rostros
apagados,
Sobre el horror monótono
del barro
Ha nacido otro día de
dolor».
Exhausto amigo, veo tu
corazón,
Leo tus ojos, amigo
dolido.
Hay en tu pecho hambre
frío nada
Y roto llevas el último
valor.
Gris compañero, eras
hombre fuerte,
A tu lado caminaba una
mujer.
Compañero vacío ya sin
nombre,
Hombre desierto que no
tienes llanto,
Tan pobre que no sientes
ya el dolor,
Tan fatigado que no
sientes miedo,
Hombre apagado, fuiste un
hombre fuerte:
Si algún día nos viésemos
de frente
En lo dulce del mundo bajo
el sol,
¿Qué mirada tendrían
nuestros rostros?
*Es el nombre de la
fábrica en donde trabajé durante mi encierro
Shemà*
Vosotros que vivís
tranquilos
En vuestras cálidas casas.
Vosotros que, al entrar la
noche,
Encontráis humeante
alimento y rostros amigos:
Considerad si esto es un
hombre,
Quien trabaja en el fango
Quien no tiene quietud
Quien lucha por un trozo
de pan
Quien muere por un sí o un
no.
Considerad si esto es una
mujer,
Sin cabello y sin nombre
Sin fuerza para recordar
Vacías miradas y fríos
regazos
Como una rana en el
invierno.
Meditad en que esto
sucedió:
Os encomiendo estas
palabras.
Grabadlas en vuestros
corazones
Ya en casa ya en la calle,
Al dormir y al despertar:
repetidlas a vuestros
hijos.
O se derrumbe vuestra
casa,
Os aniquile la enfermedad,
Os vuelvan la espalda
vuestros descendientes.
*Significa «¡Escuchad!» en hebreo. Es el primer vocablo de la oración fundante del judaísmo en el que se asienta la unidad de Dios
25 de febrero de 1944*
Quisiera creer algo
distinto
Y no que la muerte te
venció.
Quisiera poder expresar la
fuerza
Con la que entonces
deseamos,
Ya caídos,
Poder caminar, una vez
más, juntos
Y libres bajo el sol.
*Cfr. La Commedia, Inf.
III, 57, Purg, v, 134
y T. S. Eliot, The Waste Land: «I had not thought death had undone so
may»
Lunes
¿Qué hay más triste que un
tren?
Que parte a su hora,
Que sólo tiene una voz,
Que sólo tiene una vía.
Nada hay más triste que un
tren.
Tal vez un caballo de
tiro.
Bajo el gobierno de las
riendas,
Ni siquiera mira de lado.
Su vida es caminar.
¿Y un hombre?, ¿no es
triste un hombre?
Si vive largo tiempo en
soledad
Si piensa que ha llegado
su hora
También un hombre es una
cosa triste.
Ostjuden*
Padres nuestros de esta
tierra,
Mercaderes de versátil
ingenio,
Sagaces sabios de numerosa
prole
Que Dios disemino por el
mundo
Como el loco Ulises en los
surcos la sal:
Os he encontrado por todas
partes,
Infinitos como los granos
de arena del mar,
Vosotros, pueblo de altiva
cerviz,
Pobre tenaz semilla
humana.
* Denominación oficial
utilizada en la Alemania nacionalsocialista
para identificar a los
judíos polacos y rusos
La bruja
Por mucho tiempo bajo los
cobertores
Estrechó contra el pecho
la cera
Hasta volverla cálidamente
blanda.
Nace ahora, y con dulce
cuidado,
Con amorosa paciente mano
rehace la efigie viva
del hombre que llevaba en
el corazón.
Al terminar, lanzó al
fuego
Hojas de roble, de vid y
olivo,
Y la imagen, para que se
consumiera.
Sintió morirse de pena
Por el efecto del hechizo,
Y sólo entonces pudo
llorar.
Espera
Es tiempo de relámpagos
sin truenos,
Es tiempo de voces no
escuchadas,
de sueños inquietos y
vanas vigilias.
Compañera, no olvides los
días
De prolongados fáciles
silencios,
De amables calles
nocturnas,
De meditaciones serenas,
Antes que caigan las
hojas,
Antes que el cielo se
vuelva a cerrar,
Antes que de nuevo nos
despierte,
Percibo, frente a nuestra
puerta,
Una férrea persecución de
pisadas.
Hacia el valle
Arrancan los furgones
hacia el valle,
Se estanca el humo glauco
y amargo de las ramas secas,
Una abeja, la última,
ronda los cólquicos;
Lentas, túrgidas de agua,
se derrumban las tierras.
La niebla avanza ligera
entre los alerces, como invocada:
En vano la seguí con mi
grave paso carnal,
Pronto descenderá de nuevo
en lluvia: la estación terminó,
Nuestra mitad del mundo
navega hacia el invierno.
Y pronto todas nuestras
estaciones acabarán:
¿Hasta cuándo habrá de
obedecerme este cuerpo amable?
Es tarde ya para vivir y
amar,
Para penetrar el cielo y
comprender el mundo.
Es tiempo de descender
Hacia el valle, con los
rostros cerrados y mudos,
Ampararnos a la sombra de
nuestros cuidados.
Fila oscura
¿Podríamos elegir camino
más absurdo?
En el corso San Martino
hay un hormiguero
A medio metro de las vías
del tranvía,
Y justo donde se encuentra
el retorno
Nace una larga fila
oscura,
Se palpan así las
hormigas,
Indagan su rumbo y
destino.
En fin, estas tontas
hermanas,
Obstinadas lunáticas
laboriosas
Han excavado su ciudad en
la nuestra,
Trazado su vía sobre la
nuestra,
Y en ella se enfilan
seguras
Incansables detrás de su
menudo comercio
Sin preocuparse de
No lo quiero escribir,
No quiero escribir sobre
esta fila,
No quiero escribir sobre
ninguna fila oscura.
Autobiografía
Un
tiempo ya fui niño y niña, arbusto
pájaro
y mudo pez saltando desde el mar
(Empédocles)
Yo, que os hablo, soy tan
viejo como el mundo.
En los oscuros comienzos
Trajiné en las ciegas
fosas del mar y anhelando la luz
Cuando yacía aún en el
podrido fondo.
Tragué sal para mil
minúsculas gargantas;
Fui veloz viscoso pez.
Eludiendo emboscadas,
Mostré a mis crías las
sesgadas sendas del cangrejo.
Más alto que una torre,
ultrajé al cielo,
Al choque de mi paso
temblaban las montañas
Y mi pesada mole obstruía
los valles:
Las rocas de vuestro
tiempo llevan aún
La marca increíble de mis
escamas.
He cantado a la luna el
líquido canto del sapo,
Y paciente, mi hambre, ha
perforado la madera.
Ciervo impetuoso y tímido
He corrido por bosques hoy
cenizas, gozoso de mi fuerza.
Fui cigarra embriagada,
tarántula astuta y horrenda,
Y salamandra y escorpión y
unicornio y áspid.
He padecido el látigo
Y el calor y el hielo y la
desesperación del yugo,
El mudo vértigo del asno
en la molienda.
Fui doncella, sin
decidirme a danzar…
Agrimensor, investigué el
secreto del círculo
Y los dubitativos caminos
de nubes y vientos:
Conocí el llanto la risa y
muchos luceros.
Por tanto, no os moféis de
mí, hombres de Agrigento,
Si este viejo cuerpo está
lleno de extrañas marcas.
A los amigos
Queridos amigos, aquí digo
amigos
En el sentido amplio de la
palabra:
Esposa, hermana,
camaradas, parientes,
Compañeras y compañeros de
escuela,
Personas a quien vi sólo
una vez
O amistades de toda una
vida:
Si al menos por un
instante, entre nosotros,
Se hubiera tendido un
segmento,
Una cuerda bien definida.
Hablo por vosotros,
compañeros de un camino
Denso, no sin fatiga,
Y también para vosotros,
que habéis perdido
El alma, el ánimo, el
deseo de vivir.
O ninguno, o alguno, o tal
vez uno sólo, o tú
Que me lees: recuerda el
tiempo,
Antes de endurecerse la
cera,
Cuando cada uno era como
un sello.
Cada uno de nosotros lleva
la huella
Del amigo encontrado en el
camino;
En cada uno la impronta
del otro.
Por el bien o el mal
En la sabiduría o en la
locura
Todos llevamos el sello de
todos.
Ahora que el tiempo
apremia,
Que las tareas han
terminado,
A todos vosotros auguro,
quedo,
Que el otoño sea largo y
templado.
Primo Levi nació en Turín, Italia, el 31 de julio de
1919. En febrero de 1944, el campo fue tomado por los alemanes, quienes
pusieron a Levi y otros prisioneros en un tren hacia Auschwitz. El 11 de abril de ese mismo año, Primo Levi
se suicidaría, en su casa en Turín.
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