jueves, 18 de junio de 2020

Anne Carson / Poemas





Ella

Vive sola en un brezal al norte.
Ella vive sola.
La primavera se abre como una cuchilla allí.

Yo viajo en trenes todo el día y llevo muchos libros –
unos para mi madre, algunos para mí
que incluyen Las obras completas de Emily Brontë.
Es mi autora favorita.

También mi principal temor, al que trato de enfrentarme.
Cada vez que visito a mi madre
siento que me convierto en Emily Brontë,
mi vida solitaria a mi alrededor como un páramo,
mi torpe cuerpo recortándose sobre los barrizales con una apariencia de transformación
que muere cuando atravieso la puerta de la cocina.

¿Qué cuerpo es ese, Emily, que nosotras necesitamos?

***

Y arrodillada en la orilla de un mar transparente me haré un corazón nuevo con sal y barro

Una esposa está bajo las garras del ser.
Fácil es decir ¿Por qué no terminar con esto?
Pero supongamos que tu marido y cierta mujer oscura
suelen quedar en un bar por la tarde.
El amor no es condicional.
Vivir es muy condicional.
La mujer se instala en una terraza cerrada al otro lado de la calle.
Observa a la mujer oscura
que con la mano le toca la sien como si le estuviera metiendo algo.
Observa cómo
él se inclina un poco hacia la mujer y luego se vuelven atrás. Están serios.
Su seriedad la atormenta.
Las personas que pueden estar serias cuando están juntas es
[porque tienen algo profundo.
Hay una botella de agua mineral sobre la mesa
y dos vasos.
¡No necesitan bebidas alcohólicas!
¿Desde cuando tiene él
estos gustos puritanos?
Un barco frío
zarpa de algún lugar dentro de la esposa
y pone rumbo al horizonte plano y gris,
ni pájaro ni soplo a la vista.

***

Tres

Tres mujeres silenciosas en la mesa de la cocina.
La cocina de mi madre es oscura y pequeña pero del otro lado de la ventana
está el páramo, paralizado con hielo.
Se extiende hasta donde alcanza la vista

a lo largo de kilómetros planos hasta un cielo blanco sólido no iluminado.
Mamá y yo estamos masticando lechuga cuidadosamente.
El reloj de la pared de la cocina emite un bajo zumbido irregular que salta

una vez en el minuto justo de las doce.
Tengo a Emily pág. 216 abierta y apoyada sobre la azucarera
pero furtivamente estoy observando a mi madre.

Miles de preguntas chocan contra mis ojos desde adentro.
Mi madre está estudiando su lechuga.
Paso a la pág. 217.

“En mi fuga a través de la cocina tropecé con Hareton
quien ahorcaba una camada de cachorros
desde el respaldo de una silla en la puerta. . .”

Es como si a todas nos hubieran bajado dentro de una atmósfera de vidrio.
De tanto en tanto un comentario atraviesa el vidrio.
Impuestos en el lote de atrás. No es un buen melón,

falta para los melones.
La peluquera del pueblo encontró a Dios, cierra la tienda cada martes.
De nuevo hay ratones en el cajón de los repasadores.
Pequeñas bolitas. Mordieron

los bordes de las servilletas, si supieran
lo que cuestan las servilletas de papel hoy en día.
Esta noche llueve.

Mañana llueve.
Ese volcán en las Filipinas otra vez activo. Esa que no me acuerdo el nombre
Anderson se murió no Shirley no

la cantante de ópera. Negra.
Cáncer.
No estás comiendo tu guarnición, ¿no te gustan los pimientos?

Por la ventana puedo ver hojas muertas que atraviesan las tierras planas
y residuos de nieve herida por la mugre de los pinos.
En el centro del páramo

donde la tierra desciende hacia una depresión,
el hielo ha comenzado a abrirse.
Llegan aguas abiertas y negras

cuajadas como la ira. Mi madre habla repentinamente.
Esa psicoterapia no te está ayudando tanto, me parece.
No lo estás superando.

Mi madre tiene esa manera de resumir las cosas.
A ella nunca le había gustado Law
pero le gustaba la idea de que yo tuviera un hombre y que continuara con mi vida.

Pues él es de los que toman y tú de las que dan espero que funcione,
era todo lo que dijo después de haberlo conocido.
Dar y tomar eran sólo palabras para mí

en ese momento. Nunca antes había estado enamorada.
Era como una rueda que bajaba rodando una colina.
Pero temprano esta mañana mientras mamá dormía

y yo estaba abajo leyendo la parte de Cumbres Borrascosas
donde Heathcliff se aferra a la celosía durante la tormenta sollozando
¡Entra! ¡Entra! al fantasma del tesoro de su corazón,

caí de rodillas sobre la alfombra y también sollocé.
Ella sabe cómo ahorcar cachorros,
esa Emily.

No es como tomarse una aspirina, sabes, le respondo débilmente.
La Dra. Haw dice que el duelo es un proceso prolongado.
Ella frunce el ceño. ¿Y qué se logra

con todo ese remover el pasado?
Oh —extiendo las manos—
¡Yo me impongo! La miro directamente a los ojos.
Ella sonríe. Sí lo haces.

***

Yo

Oigo pequeños chasquidos dentro de mi sueño.
La noche gotea su taconeo de plata
espalda abajo.

A las cuatro. Me despierto. Pensando
en el hombre que
se marchó en septiembre.
Se llamaba Law.

Mi rostro en el espejo del baño
tiene manchas blancas en la parte baja.
Me enjuago la cara y vuelvo a la cama.
Mañana voy a ver a mi madre.

***

Pueblo de Septiembre

Un miedo es eso.
El sonido de las cigarras.
Afuera, en lo oscuro, me sacará de quicio.
Plana como un trozo de papel una noche de aquellas.
Me esperarán.
Seguir adelante con las tareas normales.
Reparar la pantalla.
La puerta escondiendo a mí.
Hermano de la policía.

***

Pueblo de la Memoria

En cada uno de ustedes pinto.
Encuentro.
Una tumba con material radiactivo.
¿Crees que basta con 8 millas de profundidad?
¿15 millas?
¿140 millas?

***

Pueblo del Sonido de una Ramita al Romperse

Sus rostros pensé que eran cuchillos.
La manera en que me apuntaron.
Y aguardaron.
Un cazador es alguien que escucha.
Intensamente a su presa tira.
Su arma y se empala.
A sí mismo.

***

Pueblo del Amor

Ella entró.
Maíz húmedo.
Trenza rubia.
En su espalda.

***

Podrías 1

Si no eres la persona libre que quieres ser, busca un lugar donde puedas contar la verdad sobre ello. Contar cómo te va con todo. La franqueza es como una madeja que se produce a diario en el vientre, tiene que desenrollarse en algún lado. Podrías susurrar de cara a un pozo. Podrías escribir una carta y mantenerla guardada en la gaveta. Podrías escribir una maldición en una cinta de plomo y enterrarla para que nadie la lea por mil años. No se trata de encontrar un lector, se trata de contar. Piensa en una persona de pie, sola en un cuarto. La casa está en silencio. La persona lee un pedazo de papel. No existe nada más. Todas sus venas se pasan al papel. Toma la pluma y escribe en él unos signos que nadie más va a ver, le confiere así como una plusvalía,

y todo lo remata con un gesto
tan privado y preciso como su propio nombre.

***
El libro de Isaías, parte I

Isaías despertó enojado.
La canción del mirlo que endulzaba sus oídos no era enojo.
Dios había llenado los oídos de Isaías con aguijones.
Una vez, Isaías y Dios fueron amigos.
Solían conversar cada noche. Isaías corría al jardín.
Conversaban bajo una rama, la noche llegaba.
De los pies a la cabeza, Dios hacía que Isaías llamara.
Isaías amó a Dios y luego su amor se volvió dolor.
Isaías quiso un nombre para el dolor, lo llamó pecado.
Isaías fue un hombre que creyó ser una nación.
La llamó Judea y el pecado fue su condición.
En Isaías, Dios vio arder la mortaja del mundo.
Isaías y Dios vieron las cosas de forma distinta. Solo puedo contarles sus acciones.
Isaías se dirigió a la nación.
¡La fragilidad del ser humano!, gritó.
La nación se conmovió por fuera y se volvió a dormir.
Dos tablas de carne ensangrentada envolvieron sus ojos como alas.
La nación durmió como una pintura brillante y dura.
¿Quién puede inventar un nuevo temor?
Y aun así inventé un pecado, pensó Isaías, repasando los nudos de la rama.
Y entonces, debido a una gran atracción entre ellos
-que Isaías resistió (a favor y en contra) el resto de sus días-,
Dios aplastó su indiferencia,
lavó el pelo de Isaías con fuego
y decidió quedarse.
Bajo sus alas de carne la nación escuchaba.
Tú, dijo Isaías.
No hubo respuesta.
No te escucho, dijo Isaías, de nuevo bajo la rama.
La luz destiñó la cámara nocturna.
Dios llegó.
Destruyó a Isaías como vidrio a través de todas las cuencas de su nación.
¡Mentiroso!, le dijo.
Isaías puso sus manos en su túnica y su mano en su cara.
Isaías es un hombre pequeño, pero no mentiroso.
Dios se detuvo.
Y así fue su acuerdo.
Frágil de ambos lados, pero sin mentiras.
La esposa de Isaías se asomó a la puerta, el marco se movió.
¿Qué es ese sonido?, preguntó.
El temor del Señor, dijo Isaías,
y sonrió en la oscuridad. Ella entró de nuevo.

***

Figura sentada con ángulo rojo

Si el cuerpo es siempre profundo pero es aún más profundo en la superficie.
Si los condicionales son de dos tipos reales e hipotéticos.
Si estás empujando, empujando y luego comienza a arrastrarte.
Si la policía en esa ciudad quemase las manos de la gente con un soplete.
Si (cuerpos) muy oscuros o rojizos nadan allí.
Si después ella se sentara como haría una persona mayor, sin los pantalones puestos, confundida.
Si te adentras, si excavas, si te arriesgas a reconstruir.
Si el punto que durante años ha sido alimentado se aviva un poco.
Si la figura sentada empezara con una idea de interrogación.
Si hubiese una calidad de luz eléctrica muy fuerte.
Si tuvieses la idea de la interrogación.
Si la interrogación es un deseo de conseguir información que no se da ni se ofrece libremente.
Si enterrada sin dejar casi huella en lo oscuro de su energía sedente, dentro de tu cuerpo hay otro cuerpo a la deriva.
Si al principio sonara como lluvia.
Si tu defensa es perfecta fueron los árboles después de todo los que se alejaron.
Si los objetos no son sólidos.
Si no hay caras, si lo que tú interrogas no son caras.
Si el rojo te hace pensar en la suerte o en cómo opera la suerte.
Si los pies se cruzan de modo que se escurre, escurren (Cristo) las analogías.
Si como dice Artaud quien no huele una bomba cocida y un vértigo comprimido no merece estar vivo.
Si eliges qué deshacer, si sabes cómo tomar esa decisión.
Si la conduces hacia el agua.
Si le ofreces un regalo digamos un pensamiento de Pascal.
Si le das “fracciones infinitas de soledad” (Nabokov).
Si le da un poco de Artaud como “todos los escritos son mierda todos los escritores son cerdos”.
Si los condicionales son de dos clases posibles e imposibles.
Si ella se aleja deslizándose, si tú lo haces.
Si el rojo es el color del cliché.
Si el rojo es el mejor color.
Si el rojo es el color del dolor del arte.
Si Artaud es un cliché.
Si los artistas te dicen que el arte es anterior al pensamiento.
Si quieres saber cosas como dónde está exactamente esa pierna.
Si los caballos estuviesen agotados.
Si ella suplicara, si viniera a la mesa, si la secuencia no importa.
Si comienza, un hilillo, este fino y lento gotear de la mente.
Si quieres saber por qué el escurrirse afecta tus nervios.
Si quieres saber por qué no puedes alcanzar tus propias ideas bellas.
Si en cambio llegas al borde de lo pensable, que se filtra.
Si detienes las filtraciones con condicionales.
Si los condicionales son de dos tipos reales e irreales.
Si nada permanece.
Si ella espera junto a ella misma.
Si Miroslav nos advirtió del exceso de inteligencia de los animales de laboratorio.
Si cuidar de ella es la noche.
Si un enigma entrara en la habitación.
Si todos los demás enigmas lucharan por salir.
Si fuera de aquí la luz huyera de las copas de los árboles que se alzan sobre un muro de ladrillos de enfrente.
Si los condicionales son de dos tipos ahora es de noche y todos los gatos son pardos.
Si todas las víctimas de David exceden por decenas de miles a todas las víctimas de Saúl.
Si ellos no sienten el dolor igual que nosotros.
Si condujeras hasta aquí con juguetes en el asiento trasero.
Si escribieras una palabra en el suelo de la celda con gotas de agua y la videograbaras mientras se seca.
Si Vitrubio dice que ningún templo puede ser construido de manera coherente a menos que se arme exactamente como un cuerpo humano.
Si el rojo es el color de la letra cursiva.
Si la letra cursiva es una tentación para el pensamiento.
Si Freud dice que la relación entre mirada y lo que se desea conlleva seducción.
Si Vitrubio no habla sobre desmantelar los templos pero podemos suponer que el mismo canon es válido.
Si la seducción no está al servicio de nadie.
Si los condicionales son de dos tipos seducidos y despiertos.
Si no importa cómo te sostienes sobre uno no puedes ver al otro, no puedes rozar la médula del sueño, no puedes leer lo que era esa palabra.
Si “hipotético” aplicado a los condicionales quiere decir que la prótasis es falsa.
Si (por ejemplo) “no hubieras destruido el barómetro esto nos hubiera prevenido” implica que ahora estamos en medio de un temporal.
Si de hecho es una noche clara yo diría que casi implacablemente clara.
Si el condicional viene antes de condimento y condolencia.
Si no quieres recordar qué palabra era.
Si tu vida te desorienta (vida taimada).
Si la lluvia azota tu cara como las crines de todos los caballos de este siglo.
Si los condicionales son de dos tipos inscritos y dónde puedo escribir esto.



*****

Anne Carson (Toronto, 21 de junio de 1950) es una poetisa canadiense en lengua inglesa, ensayista, traductora y profesora de literatura clásica y comparada en la Universidad de Míchigan.1 Está considerada por la crítica literaria como la poeta viva más importante de las letras anglosajonas. En 2020 fue ganadora del Premio Princesa de Asturias de las Letras.

Publicó su primer libro de poemas, Short Talks (1992), a los 42 años, en una editorial independiente, y tres años después siguieron dos títulos en los que se desdibuja la distancia entre narración, poesía y ensayo: Plainwater y Glass, Irony and God. Este último, integrado por una extraordinaria diversidad de artefactos verbales, incluye el hipnótico ‘Ensayo de cristal’, uno de sus textos más conmovedores. El título más conocido de Anne Carson es Autobiografía de Rojo, “novela” en verso en la que reescribe el mito de Hércules y Gerión en clave homoerótica. “Fue una apuesta. Un día le dije a un amigo novelista que jamás sería capaz de escribir una novela y me retó a intentarlo”. Aunque no está muy claro qué es, el libro tuvo un éxito fulminante, alcanzando cifras de ventas que rara vez se asocian con los autores de poesía. “Es el único libro que me piden que firme cuando leo en público. A veces pienso”, ironiza, “que debería haber dejado de escribir después de publicarlo”.

En 2001 publica La belleza del marido, obra cuyo desarrollo oblicuamente narrativo guarda cierta relación con Autobiografía de rojo. Subtitulado como “un ensayo ficticio en 29 tangos”, con él obtuvo el Premio T. S. Eliot de poesía, concedido por primera vez a una mujer. En 2003 publicó una suerte de secuela de la Autobiografía, con el título de Red Doc>(El símbolo “>” apareció en el texto cuando pulsó una tecla por error, pero le gustó y decidió dejarlo).

(Poemas y datos obtenidos en diferentes lugares de la web)






martes, 12 de mayo de 2020

Claribel Alegría / Selección


Amor

Todo lo que amo
está en ti
y tú
en todo lo que amo.


***
Ars poética

Yo,
poeta de oficio,
condenada tantas veces
a ser cuervo
jamás me cambiaría
por la Venus de Milo:
mientras reina en el Louvre
y se muere de tedio
y junta polvo
yo descubro el sol
todos los días
y entre valles
volcanes
y despojos de guerra
avizoro la tierra prometida.


***
Ausencia

Hola
dije mirando tu retrato
y se pasmó el saludo
entre mis labios.
Otra vez la punzada,
el saber que es inútil;
el calcinado clima
de tu ausencia.


***
Autorretrato

Malogrados los ojos
Oblicua la niña temerosa,
deshechos los bucles.
Los dientes, trizados.
Cuerdas tensas subiéndome del cuello.
Bruñidas las mejillas,
sin facciones.
Destrozada.
Sólo me quedan los fragmentos.
Se han gastado los trajes de entonces.
Tengo otras uñas,
otra piel,
¿Por qué siempre el recuerdo?
Hubo un tiempo de paisajes cuadriculados,
de gentes con ojos mal puestos,
mal puestas las narices.
Lenguas saliendo como espinas
de acongojadas bocas.
Tampoco me encontré.
Seguí buscando
en las conversaciones con los míos,
en los salones de conferencia,
en las bibliotecas.
Todos como yo
rodeando el hueco.
Necesito un espejo.
No hay nada que me cubra la oquedad.
Solamente fragmentos y el marco.
Aristados fragmentos que me hieren
reflejando un ojo,
un labio,
una oreja,
Como si no tuviese rostro,
como si algo sintético,
movedizo,
oscilara en las cuatro dimensiones
escurriéndose a veces en las otras
aún desconocidas.
He cambiado de formas
y de danza.
Voy a morirme un día
y no sé de mi rostro
y no puedo volverme.


***
Barajando recuerdos

Barajando recuerdos
me encontré con el tuyo.
No dolía.
Lo saqué de su estuche,
sacudí sus raíces
en el viento,
lo puse a contraluz:
Era un cristal pulido
reflejando peces de colores,
una flor sin espinas
que no ardía.
Lo arrojé contra el muro
y sonó la sirena de mi alarma.
¿Quién apagó su lumbre?
¿Quién le quitó su filo
a mi recuerdo-lanza
que yo amaba?


***
Cada vez que te amo...

Cada vez que te amo
vida y muerte
están presentes:
amanecer
y noche
paraíso
sepulcro.


***
Carta a un desterrado

Mi querido Odiseo:
Ya no es posible más
esposo mío
que el tiempo pase y vuele
y no te cuente yo
de mi vida en Ítaca.
Hace ya muchos años
que te fuiste
tu ausencia nos pesó
a tu hijo
y a mí.
Empezaron a cercarme
pretendientes
eran tantos
tan tenaces sus requiebros
que apiadándose un dios
de mi congoja
me aconsejó tejer
una tela sutil
interminable
que te sirviera a ti
como sudario.
Si llegaba a concluirla
tendría yo sin mora
que elegir un esposo.
Me cautivó la idea
que al levantarse el sol
me ponía a tejer
y destejía por la noche.
Así pasé tres años
pero ahora, Odiseo,
mi corazón suspira por un joven
tan bello como tú cuando eras mozo
tan hábil con el arco
y con la lanza.
Nuestra casa está en ruinas
y necesito un hombre
que la sepa regir
Telémaco es un niño todavía
y tu padre un anciano
preferible, Odiseo
que no vuelvas
los hombres son más débiles
no soportan la afrenta.
De mi amor hacia ti
no queda ni un rescoldo
Telémaco está bien
ni siquiera pregunta por su padre
es mejor para ti
que te demos por muerto.
Sé por los forasteros
de Calipso
y de Circe
aprovecha Odiseo
si eliges a Calipso
recuperarás la juventud
si es Circe la elegida
serás entre sus chanchos
el supremo.
Espero que esta carta
no te ofenda
no invoques a los dioses
será en vano
recuerda a Menelao
con Helena
por esa guerra loca
han perdido la vida
nuestros mejores hombres
y estás tú donde estas.
No vuelvas, Odiseo
te suplico.

Tu discreta Penélope

 *** 

Carta al tiempo

Estimado señor:
Esta carta la escribo en mi cumpleaños.
Recibí su regalo. No me gusta.
Siempre y siempre lo mismo.
Cuando niña, impaciente lo esperaba;
me vestía de fiesta
y salía a la calle a pregonarlo.
No sea usted tenaz.
Todavía lo veo
jugando ajedrez con el abuelo.
Al principio eran sueltas sus visitas;
se volvieron muy pronto cotidianas
y la voz del abuelo
fue perdiendo su brillo.
Y usted insistía
y no respetaba la humildad
de su carácter dulce
y sus zapatos.
Después me cortejaba.
Era yo adolescente
y usted con ese rostro que no cambia.
Amigo de mi padre
para ganarme a mí.
Pobrecito el abuelo.
En su lecho de muerte
estaba usted presente,
esperando el final.
Un aire insospechado
flotaba entre los muebles
Parecían más blancas las paredes.
Y había alguien más,
usted le hacía señas.
Él le cerró los ojos al abuelo
y se detuvo un rato a contemplarme
Le prohíbo que vuelva.
Cada vez que los veo
me recorre las vértebras el frío.
No me persiga más,
se lo suplico.
Hace años que amo a otro
y ya no me interesan sus ofrendas.
¿Por qué me espera siempre en las vitrinas,
en la boca del sueño,
bajo el cielo indeciso del domingo?
Sabe a cuarto cerrado su saludo.
Lo he visto con los niños.
Reconocí su traje:
el mismo tweed de entonces
cuando era yo estudiante
y usted amigo de mi padre.
Su ridículo traje de entretiempo.
No vuelva,
le repito.
No se detenga más en mi jardín.
Se asustarán los niños
y las hojas se caen:
las he visto.
¿De qué sirve todo esto?
Se va a reír un rato
con esa risa eterna
y seguirá saliéndome al encuentro.
Los niños,
mi rostro,
las hojas,
todo extraviado en sus pupilas.
Ganará sin remedio.
Al comenzar mi carta lo sabía.


*** 
Círculos

Otro círculo
amor
que hemos cumplido
¿será este el último
en cerrarse?


 ***
¿Cómo será el encuentro?

¿Cómo será el encuentro?
Descarnados los dos
sin tu mirada
sin mis labios
posándose en los tuyos.
Partículas de luz quizá seremos
que se atraen
se buscan
se amalgaman.


 *** 
Conjura

Desde tu ausencia
llamo
de tu exilio
desde este viento sur
que te convoca
y se asemeja a ti.


*** 

Dame tu mano
                              
"Hoy me gusta la vida mucho menos

 pero siempre me gusta vivir"
César Vallejo

                   
Dame tu mano
amor
no dejes que me hunda
en la tristeza
Ya mi cuerpo aprendió
el dolor de tu ausencia
y a pesar de los golpes
quiere seguir viviendo.
No te alejes
amor
encuéntrame en el sueño
defiende tu memoria
mi memoria de ti
que no quiero extraviar.
Somos la voz
y el eco
el espejo
y el rostro
dame tu mano
espera
debo ajustar mi cuerpo
hasta alcanzarte.


 ***
Deshoras

A veces
pienso en ti
en lo que pudo ser
en tu ternura presa
en las deshoras.
***
Desahogo fugaz
Soy una chispa
en la tierra
un desahogo fugaz
del corazón que nos piensa.


*** 
Día de lluvia

Nunca más esta lluvia
ni esa mancha de luz
en el peñasco
ni el borde
de esa nube
ni tu inmóvil sonrisa
fugitiva.
Nunca más este instante
que ya me dice adiós
desde tus ojos.


***
El muro de las sonrisas

Cuando el amor se aja
se marchita
se te vuelve amarillo
no hay remedio
sólo te queda
la sonrisa.
Cuando te sientes sola
entre sus brazos
y tu piel es frontera
y no te brota el llanto
sólo te queda
la sonrisa.
Cuando te sientes sola
entre sus brazos
y tu piel es frontera
y no te brota el llanto
sólo te queda
la sonrisa.
Cuando el canto se oxida
y el paisaje
y todo lo vivido
es un espectro
tu único refugio
es la sonrisa:
ese muro cerrado
impenetrable
sin ayeres
sin hoy
y sin mañanas
donde todos los sueños
se hacen trizas.


***
 Epílogo

...existen los barrotes
nos rodean
también existe el catre
y sus ángulos duros
y el poema río
que nos sostiene a todos
y es tan sustantivo
como el catre
el poema que todos escribimos
con lágrimas
y uñas
y carbón.


*** 
Eres recuerdo

No sé si con tu muerte
has quedado a la zaga
¿eres recuerdo?
o has dado un salto
repentino
que yo tendré que hollar
hasta alcanzarte.


***
Ese beso de ayer...

Ese beso de ayer
me abrió la puerta
y todos los recuerdos
que yo creí fantasmas
se levantaron tercos
a morderme.


***
Estás vivo en mi pecho...

Estás vivo en mi pecho
y sólo yo te siento.
Eres el alquimista
que transforma en poesía
nuestro llanto.


***
Extraño huésped

Es extraño este huésped
este amor
cuanto más me despoja
más me colma.


 ***
Florecen los almendros...

Florecen los almendros
en Mallorca
y no estás para verlos.
De mi balcón anoche
los vi fosforecer.
Te llamé por tu nombre,
conjuré tu fantasma,
te perfilé de pétalos caídos
y una ráfaga de aire
te rasgo.


***
Fronteras

Fui la nube
y la lluvia
y el mar
y quiero ser la tarde
y la muralla
y tú.


*** 
Hoy es noche de sombras...

Hoy es noche de sombras
de recuerdos-espada
la soledad me tumba.
Nadie que aguarde mi llegada
con un beso
y un ron
y mil preguntas.
La soledad retumba.
Quiere estallar de rabia
el corazón
pero le brotan alas.


*** 
Insomnio

Digo amor
y lacera mi cuerpo
el desamparo.


***
Instantes

Sólo éste ahora es mío
este momento
el pasado escapó
y no vislumbro el rostro
del futuro.


*** 


La mariposa

Ya la ceiba no existe
derrumbaron mi ceiba
se hicieron añicos los espejos
eché a secar mi Río
y se escondió la luna.
Estoy vacía de deseos
mi espada
en su estuche de satén.
¿Por qué ahora
por qué
busca seducirme
la poesía?
Entró por la ventana
y se posó en mi mano
la miré con nostalgia
se entreabrieron mis labios
y con un leve soplo
la alejé.


***
Lamentación de Ariadna

No te pierdas, Teseo
vuelve a mí.
La playa está desierta
tengo los pies sangrientos
de correr en tu busca
¿será que me engañaste
dejándome dormida en esta isla?
Perdóname, Teseo
¿Recuerdas nuestro encuentro?
amor eterno me juraste
y yo te di el ovillo
y volviste a la luz
después de haber destruido
al minotauro.
¿Te secuestró algún dios
sintiéndose celoso?
No me inspiran temor
ni Poseidón
ni Zeus
es de fuego mi ira
y se alzará
desde estas aguas
hasta el cielo.
Vuelve,
vuelve, Teseo
no te pierdas
en los laberintos
de la muerte
anda suelto
el ovillo de mi amor
atrápalo, Teseo
vuelve a mí
soy tu tierra
tu luna
tu destino.
Clava en mí tus raíces.


***
Mi laberinto es circular...

Mi laberinto es circular
voy cavando en el aire
con los ojos clavados
en la muerte
que me bebe
y me bebe
en cada vuelta.


***
Muero de a poco, amor...

Muero de a poco, amor
no es la muerte sorpresa
que deseaba
la que libera
y lanza
es la otra
la lenta
la que corta en pedazos
da estocadas
y de perfil se escurre.


*** 
No pienses en mañana...

No pienses en mañana
ni me hagas promesas
ni tú serás el mismo
ni yo estaré presente.
Vivamos juntos la cima de este amor
sin engaños
sin miedo
transparentes.


***
No preciso conceptos...

No preciso conceptos.
No más divagaciones
ni teólogos discursos
que anestesien mi herida.
Tus palabras preciso,
la imagen de tu rostro
entre las sábanas,
tu último estertor
en mis oídos.


*** 
No puede

No puede conmigo
la tristeza
la arrastro hacia la vida
y se evapora.


***
Nuestro amor

Es simple nuestro amor
sin estallidos
como una de esas casas
con helechos
y alguna que otra rana
intempestiva.


*** 
Otoño

Has entrado al otoño
me dijiste
y me sentí temblar
hoja encendida
que se aferra a su tallo
que se obstina
que es párpado amarillo
y luz de vela
danza de vida
y muerte
claridad suspendida
en el eterno instante
del presente.


***
Pequeña muerte

Fue una pequeña muerte
tu partida.
Una muerte pequeña que me crece
cuando imagino
a veces que estás cerca
y me obstino en dar vueltas
por las calles
y regreso a mi casa
con la lluvia
cayendo
y me asalta tu voz
en la noche
sin horas.


 ***
Poema

¿Qué fue de ese poema
que no pude atrapar
el que pasó rengueando
frente a mí
con las alitas rotas?


 ***
Por las noches...

Por las noches
en sueños
más de un amigo muerto
resucita
al despertar
me pregunto
si ellos también
me han soñado.


 ***
Qué lástima

Qué lástima que duermas
y se interrumpa el diálogo
y no sientas mi beso
en tus ojos cerrados.

Qué lástima tu infancia
así truncada,
ese tiempo sin tiempo
a medio abrir
por el que ya empezaba
a vislumbrarte.

Mañana todo habrá cambiado:
otra vez hablándonos
de lejos
desde nuestras esquivas
soledades.

Qué lástima
los signos de mi amor,
mis apretados círculos
de miedo
que no sé si entendiste.


***
Querencias
                         A Juan Gelman

Porque aprendí a quererme
puedo sangrar
con tus heridas.


***
Quiero entrar a la muerte...

Quiero entrar a la muerte
con los ojos abiertos
abiertos los oídos
sin máscaras
sin miedo
sabiendo y no sabiendo
enfrentarme serena
a otras voces
a otros aires
a otros cauces
olvidar mis recuerdos
desprenderme
nacer de nuevo
intacta.


***
Quiero ser todo en el amor...

Quiero ser todo en el amor
el amante
la amada
el vértigo
la brisa
el agua que refleja
y esa nube blanca
vaporosa
indecisa
que nos cubre un instante.


***
Realidad

En este aposento
que soy yo
mi realidad
(la cotidiana
... realidad
(la cotidiana)
es un jadeo apenas
que se extingue.


***
Rito incumplido 

   A mi madre

Dicen que la muerte es solitaria
que nos morimos solos
aunque estemos rodeados de aquellos que nos aman
pero tú me llamaste
y yo no estuve:
no te cerré los ojos
no te besé la frente
no te ayudé a pasar
al otro lado
estuve lejos
lejos de ti que me alumbraste
me nutriste
educaste mis alas.
No cumplí con el rito
estuve lejos
lejos
y ese es el sollozo que me arrebata en olas
en cúpulas
en grutas
y no puede salir
y me persigue en sueños
y me ahoga.
Perdóname/libérame
necesito aullar
batir tambores
un golpe en la cerviz
un estallido
para arrancar de cuajo este sollozo
y no invocarte más
en desolados
versos.


*** 
Saudade

Quisiera creer
que te veré otra vez
que nuestro amor
florecerá de nuevo
quizá seas un átomo de luz
quizá apenas existan tus cenizas
quizá vuelvas
y yo seré cenizas
un átomo de luz
o estaré lejana.
No volverá a repetirse
nuestro amor.


 ***
Siempre hay un intruso

Una mirada a veces
un gesto entorpecido
una frase
un olor
el beso que al unirnos
nos separa.


***
Solos de nuevo

Solos de nuevo
solos
sin palabras
sin gestos
sin adornos
con un sabor a fruta
en nuestros cuerpos.


*** 
Soy espejo

Brilla el agua
en mi piel
y no la siento
corre a chorros el agua
por mi espalda
no la siento
me froto con la toalla
me pellizco en un brazo
no me siento
comienzo a vestirme
a tropezones
de los rincones brotan
relámpagos de gritos
ojos desorbitados
ratas que corren
dientes
aún no siento nada
me extravío en las calles:
niños con caras sucias
pidiéndome limosna
muchachas prostitutas
que no tienen quince años
todo es llaga en las calles
tanques que se aproximan
bayonetas alzadas
cuerpos que caen
llanto
por fin siento mi brazo
dejé de ser fantasma
me duele
luego existo
vuelvo a mirar la escena:
muchachos que corren
desangrados
mujeres con pánico
en el rostro
esta vez duele menos
me pellizco de nuevo y ya no siento nada
simplemente reflejo
lo que pasa a mi lado
los tanques
no son tanques
ni los gritos
son gritos
soy un espejo plano
en que nada penetra
mi superficie
es dura
es brillante
es pulida
me convertí en espejo
y estoy descarnada
apenas si conservo
una memoria vaga
del dolor.




 ***
Soy una gaviota...

Soy una gaviota
solitaria
con el ala tronchada
abro un surco en la arena.


***
También me gusta el amor...

También me gusta el amor
al que le cierran la puerta
el que entra por la ventana
volando sobre una cuerda.


*** 
Tiempo de amor

Sólo cuando me amas
se me cae esta máscara pulida
y mi sonrisa es mía
y la luna la luna
y estos mismos árboles
de ahora
este cielo
esta luz
presencias que se abren
hasta el vértigo
y acaban de nacer
y son eternos
y tus ojos también
nacen con ellos
tu mirada
tus labios que al nombrarme
me descubren.
Sólo cuando te amo
sé que no acabo en mí
que es tránsito la vida
y que la muerte es tránsito
y el tiempo un carbúnculo encendido
sin ayeres gastados
sin futuro.


***
Tu muerte

Tu muerte te congela
estás inmóvil
mi vida en cambio
fluye
y me acerca veloz
hacia el encuentro.


 ***
Vuelo interrumpido

Soñé que era un ala
desperté
con el tirón
de mis raíces. 


***
Yo sin ti

Yo sin ti
pero contigo
llevando a cuestas
tu muerte.
Mi soledad y la tuya
que ya han cerrado
su escape. 


*****



Claribel Alegría
(1924/05/12 - 2018/01/25)

Escritora nicaragüense-salvadoreña
Nació el 12 de mayo de 1924 en Estelí, Nicaragua.

Hija de Ana María Vides, salvadoreña (vivió en este país desde los nueve meses), y de Daniel Alegría, médico nicaragüense.

Se crio en Santa Ana, El Salvador. En 1943, se trasladó a los Estados Unidos y en 1948 se graduó en Filosofía y Letras por la Universidad George Washington.

Reconocida como una de las voces más prominentes de la poesía latinoamericana, estuvo relacionada con la llamada Generación Comprometida.

Mantuvo una estrecha relación con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que derrocó a Anastasio Somoza Debayle en 1979. Alegría regresó a Nicaragua en 1985 para ayudar en la reconstrucción del país.

Fue Vasconcelos quien prologó su primera publicación Anillo de silencio en 1948, cuando Claribel aún estudiaba en la Universidad George Washington. La selección poética de la obra fue realizada por su mentor Juan Ramón Jiménez, Premio Nobel de Literatura.

Claribel Alegría mantuvo vigente en las letras hispanoamericanas el legado de la vanguardia salvadoreña de los años 30: Salarrué, Alberto Guerra y Claudia Lars.

Entre sus obras más conocidas están Cenizas del Izalco, Luisa en el país de la realidad, La mujer del Río Sumpul y Umbrales es en Clave.
Entre otros reconocimientos, fue galardonada con el Premio Iberoamericano de Poesía Reina Sofía.
Contrajo matrimonio con el diplomático estadounidense Darwin J. Flakoll, con el que tuvo cuatro hijos y con el que residió en México, Santiago de Chile, Buenos Aires, Montevideo, París, Palma de Mallorca y Nicaragua.
Claribel Alegría falleció el 25 de enero de 2018, en Managua, Nicaragua.

Nota: Información tomada de diversos sitios en la web