jueves, 1 de agosto de 2024

DECRETO DE EMERGENCIA / Leonardo Padrón

 


                   DECRETO DE EMERGENCIA

                                                               

Basado en el artículo comestible al que más sucumbo

harina de maíz blanco refinada precocida enriquecida

70 gramos de sodio y 79 gramos de carbohidratos totales

excelente fuente de hierro, vitamina A y complejo B

comido con esmero y pechuga de pavo frente a las noticias del día

basado en el artículo más preciado por las reinas de belleza de mi país

atún en aceite vegetal, fuente enfática de proteínas y omega 3

orden irreductible del zar de la vanidad

basado en ese otro artículo de sesgo filosófico y uso desmesurado

(¿fue primero el huevo? ¿cacareó antes la gallina?)

que hoy se estrella contra los cielos del costo por docena

basado, en fin, en los 52 productos de la cesta básica alimentaria

y su carácter esquivo

y su precio gaseoso hasta el escándalo

y su talante clandestino y perecedero

basado en que tenemos las mayores reservas de petróleo del mundo

y de nada nos sirve, de nada nos alivia

basado en el saldo de sangre que acumula el asfalto

90,2 asesinatos por cada 100.000 habitantes

Jorge Carlos Gladys Carmen Marcos Marlene Martínez González

Cualquiera.

Basado en la prima, el mecánico, el vecino secuestrado

en esa pistola invisible que apunta a todos los ciudadanos

basado en cada frase de alambre de los exiliados

en cada marzo sin hijo de los presos de conciencia

en cada hombre pateado en el hígado de sus convicciones

basado en la melancolía de los años perdidos

en las generaciones arrasadas

en la utopía como farsa y emboscada

Yo, que no ostento poder ni curul ni ejército,

decreto mi emergencia cotidiana

mi insurgencia contra lo perdido

mi pliego de apetencias

donde apunto, escribo y subrayo

que seguiré agitando papeles rabiosos en los ojos

de los que ya no tienen ojos

y pronunciaré la hora que viene, el puntapié, la resurrección

y recorreré el idioma hasta encontrar una playa íntima

donde el país no sea este cansancio monumental

donde mi parecer y tu decir puedan buscarse

donde haya aire y fulgores y babel

donde la cáscara del hambriento y los pies del que espera

desaparezcan en la fatiga de los recuerdos vencidos.

Yo que no poseo ni mando ni asamblea

y ni siquiera seré obedecido

decreto abolir el espanto de los espantapájaros

suspender las esdrújulas mal habidas

recuperar las linternas, el sosiego

y tanto insomnio dilapidado

allí donde ocurren la vida y sus despedidas,

su bote de agua permanente,

su cable roído y vertical.

 

Hoy en este frágil enero de los comienzos

declaro pertenecer a un país de hombres menesterosos

corrompidos hasta el hueso por el hollín del petróleo.

Un país de balas coléricas

un país que es también un agujero, un pulmón averiado

una constitución en caída libre

un país de prosa dura

construida en los suburbios de la violencia

como una canción inútil desde la primera vez.

 

(Pobre de espíritu el espíritu

Pobre de solemnidad lo solemne)

 

Hoy es el litigio entre el caudal y la miseria

entre las categorías sociales y la sociología

entre los pasillos de la universidad y los de la morgue

allí donde pastan

los suicidas, los mendrugos y los secretos.

 

Basado en las estadísticas de la derrota

en el misterio del viceministerio de la felicidad

en los veinte planes de seguridad que navegan por el Guaire

en las pastillas que se pelean los hipertensos

en la consternación de los diabéticos

y en los 80 bolívares que cuesta recargar un desodorante

en la fila de hombres que sudan el sol de Cojedes,

decreto mi emergencia cotidiana

que se parece a la tuya o a la de cualquiera

una emergencia que es más bien el asma de pertenecer

a un país donde crecen lo confuso y lo inadmisible.

 

(Yo disiento, tú discrepas, él amenaza,

nosotros votamos, nosotros ganamos, ellos arrebatan,

¿ustedes dónde están?)

 

Declaro pertenecer a un país donde conviven asesinos y poetas

maestros y pranes

militares y legumbres

y donde cada kilómetro de corrupción

cada zona de ciudad enajenada

de prójimo absoluto

es un párrafo urgente que nos necesita.

Eso pide cada pecho que sale a vivir

cada estudiante asesinado, cada farmacia aglomerada.

Un decreto de emergencia cotidiana

contra el poder que miente a pleno sol

y lubrica con dólares su ideología

y celebra a Fidel en las playas tristes de Ho Chi Minh.

 

(Sobrinos todos, camaradas de fe y alcaloide,

hospedados sean

allí donde la divisa es el botín.

Señor dinero, bienvenido a la revolución,

haga usted lo que sabe hacer,

envilezca allí, corrompa allá, descorche champaña,

estrene yates y avionetas,

sea pródigo, sea expansivo,

sea socialista, señor dinero).

 

País de fronteras cerradas

de gente presa en su casa, en su trabajo, en su miedo

país dolido de tanta noche

oscuro de tanto golpearse

todo es misericordia sin hora de consulta

cicatriz de la historia

cántaro roto

andrajo, jungla y anarquía.

 

Aquí la muerte es un collar en la garganta

excesiva y fanfarrona

levanta la mano a cada rato

dice aquí estoy

este es mi reino, mi imperio.

Su contraseña es un ojo impalpable.

 

No me hablen de paz, no me jodan

el hartazgo ya aprendió

de la hipnosis queda poco

crujen los vientres, señor presidente,

gabinete entero

ministros todos

cansan los pies hinchados

el tráfago

los cuerpos desollados

las ojeras de ese amasijo que llaman pueblo.

 

Yo me levanto sobre este enero del siglo 21

con los dedos buscando otro destino en la prosa

evitando versiones de la misma quejumbre

allí donde hay gente clausurando sus ganas de volver

llorando por una montaña

por las diez esquinas de su infancia

por esos amigos que ya no son

y que habitan una casa más grande que sus verdades.

 

Hecho el primer gesto colectivo de redención

lograda la multiplicación del pan en las urnas

los bárbaros replican

dinamitan, implosionan, escupen

pero cada vez son menos

se apagan

son un paisaje de guerra que se va.

Quedan decretados el énfasis y la ruta

la ceremonia de los tenaces

el grano de luz en la sonrisa

la emergencia cotidiana

ese asunto que se expande como aceite y victoria

en el evento de ser un país real

verosímil

casi normal

y vencer a los falsos santos de la felicidad.

 

 

Leonardo Padrón

 

Leonardo Padrón (Caracas, Venezuela, 12 de noviembre de 1959) es un escritor, poeta, guionista de cine y televisión.

 






Ilustración de Óscar Olivares

martes, 30 de julio de 2024

PRIMO LEVI/ 11 poemas

 


BUNA*

 

Llagados pies y tierra maldecida,

Larga la fila en la mañana gris.

Mil chimeneas en la Buna humean,

Un día como todos nos espera.

Temibles en el alba las sirenas:

«Eh, multitud de rostros apagados,

Sobre el horror monótono del barro

Ha nacido otro día de dolor».

 

Exhausto amigo, veo tu corazón,

Leo tus ojos, amigo dolido.

Hay en tu pecho hambre frío nada

Y roto llevas el último valor.

Gris compañero, eras hombre fuerte,

A tu lado caminaba una mujer.

Compañero vacío ya sin nombre,

Hombre desierto que no tienes llanto,

Tan pobre que no sientes ya el dolor,

Tan fatigado que no sientes miedo,

Hombre apagado, fuiste un hombre fuerte:

Si algún día nos viésemos de frente

En lo dulce del mundo bajo el sol,

¿Qué mirada tendrían nuestros rostros?

 

 

 

*Es el nombre de la fábrica en donde trabajé durante mi encierro

 

 

Shemà*

 

Vosotros que vivís tranquilos

En vuestras cálidas casas.

Vosotros que, al entrar la noche,

Encontráis humeante alimento y rostros amigos:

 

Considerad si esto es un hombre,

Quien trabaja en el fango

Quien no tiene quietud

Quien lucha por un trozo de pan

Quien muere por un sí o un no.

Considerad si esto es una mujer,

Sin cabello y sin nombre

Sin fuerza para recordar

Vacías miradas y fríos regazos

Como una rana en el invierno.

 

Meditad en que esto sucedió:

Os encomiendo estas palabras.

Grabadlas en vuestros corazones

Ya en casa ya en la calle,

Al dormir y al despertar:

repetidlas a vuestros hijos.

O se derrumbe vuestra casa,

Os aniquile la enfermedad,

Os vuelvan la espalda vuestros descendientes.

 

 

 

*Significa «¡Escuchad!» en hebreo. Es el primer vocablo de la oración fundante del judaísmo en el que se asienta la unidad de Dios

 

 

25 de febrero de 1944*

 

Quisiera creer algo distinto

Y no que la muerte te venció.

Quisiera poder expresar la fuerza

Con la que entonces deseamos,

Ya caídos,

Poder caminar, una vez más, juntos

Y libres bajo el sol.

 

 

 

*Cfr. La Commedia, Inf. III, 57, Purg, v, 134

y T. S. Eliot, The Waste Land: «I had not thought death had undone so may»

 

 

Lunes

 

¿Qué hay más triste que un tren?

Que parte a su hora,

Que sólo tiene una voz,

Que sólo tiene una vía.

Nada hay más triste que un tren.

 

Tal vez un caballo de tiro.

Bajo el gobierno de las riendas,

Ni siquiera mira de lado.

Su vida es caminar.

 

¿Y un hombre?, ¿no es triste un hombre?

Si vive largo tiempo en soledad

Si piensa que ha llegado su hora

También un hombre es una cosa triste.

 

 

Ostjuden*

 

Padres nuestros de esta tierra,

Mercaderes de versátil ingenio,

Sagaces sabios de numerosa prole

Que Dios disemino por el mundo

Como el loco Ulises en los surcos la sal:

Os he encontrado por todas partes,

Infinitos como los granos de arena del mar,

Vosotros, pueblo de altiva cerviz,

Pobre tenaz semilla humana.

 

 

 

* Denominación oficial utilizada en la Alemania nacionalsocialista

para identificar a los judíos polacos y rusos

 

 

La bruja

 

Por mucho tiempo bajo los cobertores

Estrechó contra el pecho la cera

Hasta volverla cálidamente blanda.

Nace ahora, y con dulce cuidado,

Con amorosa paciente mano

rehace la efigie viva

del hombre que llevaba en el corazón.

Al terminar, lanzó al fuego

Hojas de roble, de vid y olivo,

Y la imagen, para que se consumiera.

 

Sintió morirse de pena

Por el efecto del hechizo,

Y sólo entonces pudo llorar.

 

 

Espera

 

Es tiempo de relámpagos sin truenos,

Es tiempo de voces no escuchadas,

de sueños inquietos y vanas vigilias.

Compañera, no olvides los días

De prolongados fáciles silencios,

De amables calles nocturnas,

De meditaciones serenas,

Antes que caigan las hojas,

Antes que el cielo se vuelva a cerrar,

Antes que de nuevo nos despierte,

Percibo, frente a nuestra puerta,

Una férrea persecución de pisadas.

 

 

Hacia el valle

 

Arrancan los furgones hacia el valle,

Se estanca el humo glauco y amargo de las ramas secas,

Una abeja, la última, ronda los cólquicos;

Lentas, túrgidas de agua, se derrumban las tierras.

La niebla avanza ligera entre los alerces, como invocada:

En vano la seguí con mi grave paso carnal,

Pronto descenderá de nuevo en lluvia: la estación terminó,

Nuestra mitad del mundo navega hacia el invierno.

Y pronto todas nuestras estaciones acabarán:

¿Hasta cuándo habrá de obedecerme este cuerpo amable?

Es tarde ya para vivir y amar,

Para penetrar el cielo y comprender el mundo.

Es tiempo de descender

Hacia el valle, con los rostros cerrados y mudos,

Ampararnos a la sombra de nuestros cuidados.

 

 

Fila oscura

 

¿Podríamos elegir camino más absurdo?

En el corso San Martino hay un hormiguero

A medio metro de las vías del tranvía,

Y justo donde se encuentra el retorno

Nace una larga fila oscura,

Se palpan así las hormigas,

Indagan su rumbo y destino.

En fin, estas tontas hermanas,

Obstinadas lunáticas laboriosas

Han excavado su ciudad en la nuestra,

Trazado su vía sobre la nuestra,

Y en ella se enfilan seguras

Incansables detrás de su menudo comercio

Sin preocuparse de

 

No lo quiero escribir,

No quiero escribir sobre esta fila,

No quiero escribir sobre ninguna fila oscura.

 

 

Autobiografía

 

Un tiempo ya fui niño y niña, arbusto

pájaro y mudo pez saltando desde el mar

 

(Empédocles)

 

 

Yo, que os hablo, soy tan viejo como el mundo.

En los oscuros comienzos

Trajiné en las ciegas fosas del mar y anhelando la luz

Cuando yacía aún en el podrido fondo.

Tragué sal para mil minúsculas gargantas;

Fui veloz viscoso pez. Eludiendo emboscadas,

Mostré a mis crías las sesgadas sendas del cangrejo.

Más alto que una torre, ultrajé al cielo,

Al choque de mi paso temblaban las montañas

Y mi pesada mole obstruía los valles:

Las rocas de vuestro tiempo llevan aún

La marca increíble de mis escamas.

He cantado a la luna el líquido canto del sapo,

Y paciente, mi hambre, ha perforado la madera.

Ciervo impetuoso y tímido

He corrido por bosques hoy cenizas, gozoso de mi fuerza.

Fui cigarra embriagada, tarántula astuta y horrenda,

Y salamandra y escorpión y unicornio y áspid.

He padecido el látigo

Y el calor y el hielo y la desesperación del yugo,

El mudo vértigo del asno en la molienda.

Fui doncella, sin decidirme a danzar…

Agrimensor, investigué el secreto del círculo

Y los dubitativos caminos de nubes y vientos:

Conocí el llanto la risa y muchos luceros.

Por tanto, no os moféis de mí, hombres de Agrigento,

Si este viejo cuerpo está lleno de extrañas marcas.

 

 

A los amigos

 

Queridos amigos, aquí digo amigos

En el sentido amplio de la palabra:

Esposa, hermana, camaradas, parientes,

Compañeras y compañeros de escuela,

Personas a quien vi sólo una vez

O amistades de toda una vida:

Si al menos por un instante, entre nosotros,

Se hubiera tendido un segmento,

Una cuerda bien definida.

 

Hablo por vosotros, compañeros de un camino

Denso, no sin fatiga,

Y también para vosotros, que habéis perdido

El alma, el ánimo, el deseo de vivir.

O ninguno, o alguno, o tal vez uno sólo, o tú

Que me lees: recuerda el tiempo,

Antes de endurecerse la cera,

Cuando cada uno era como un sello.

Cada uno de nosotros lleva la huella

Del amigo encontrado en el camino;

En cada uno la impronta del otro.

Por el bien o el mal

En la sabiduría o en la locura

Todos llevamos el sello de todos.

 

Ahora que el tiempo apremia,

Que las tareas han terminado,

A todos vosotros auguro, quedo,

Que el otoño sea largo y templado.

 

 

 

Primo Levi nació en Turín, Italia, el 31 de julio de 1919. En febrero de 1944, el campo fue tomado por los alemanes, quienes pusieron a Levi y otros prisioneros en un tren hacia Auschwitz. El 11 de abril de ese mismo año, Primo Levi se suicidaría, en su casa en Turín.


lunes, 29 de julio de 2024

Aristóteles España / DAWSON (5 poemas)

 


LA LLUVIA TIENE OJOS

 

Las horas en el destierro

son como túneles destruidos,

dispersos en un planeta

que agoniza día a día.

Con frecuencia miro hacia lo alto,

como buscando algo.

Un pedazo de pan, un espejismo,

un ámbito que me espera con sus alas abiertas.

Caen cosas oscuras,

se abren superficies, páginas,

en el patio de alarma se encienden veloces

los reflectores,

la lluvia cae tristemente sobre los techos

aquí en el sur de la Patria.

 

 

MÁS ALLÁ DE LA TORTURA

 

Fuera del espacio y la materia,

en una región altiva (sin matices ni colores)

llena de un humo horizontal

que atraviesa pantanos invisibles,

permanezco sentado

como un condenado a la cámara de gas.

Descubro que el temor es un niño desesperado,

que la vida es una gran habitación

o un muelle vacío en medio del océano.

Hay disparos,

ruidos de máquina de escribir,

me aplican corriente eléctrica en el cuerpo.

Soy un extraño pasajero en viaje a lo desconocido,

arden mis uñas y los poros, los tranvías,

en la sala contigua golpean a una mujer embarazada,

las flores del amor y la justicia crecerán más adelante

sobre las cenizas de todas las dictaduras de la tierra.

 

 

QUÉ HACER A ESTA HORA

 

Qué hacer a esta hora,

caminar dentro de la celda,

dar vueltas,

regresar al vientre de la idea,

irse definitivamente

al rincón más oscuro de la angustia

o ver más allá de este minuto,

buscar una respuesta,

abrir las ventanas de este momento,

reflexionar mirando

las vertientes de la historia.

 

 

COMPAÑEROS

 

Compañeros, tenemos que buscar una razón

más poderosa que el partido,

un cauce, un islote, un diminuto ventisquero

que sirva al menos como punto de inicio

y empezar a caminar hacia el reencuentro,

que será una casa – me imagino-amplia,

como los patios de mi pueblo natal,

lleno de grandes ventanales

para que entre libremente el aire

y escuchemos a los árboles del pensamiento;

ese día que -pienso- no está lejano,

llegará como un potro salvaje y se posará

sobre los muslos desnudos de nuestras reflexiones.

 

 

UNA ESPECIE DE CANTO

 

He aprendido a amar entre barrotes

rodeado de secretos, amenazas,

a conocer los metales del desprecio,

el valor de la unidad y la palabra,

a sentir,

a ser valiente cuando me torturan,

contemplar cómo crecen las semillas

en las jaulas.

He aprendido a distinguir los cánticos

del odio,

nacer, caminar en la bruma,

y crecer,

y escuchar risas que evocan garras,

muecas, los pasos del verdugo,

el temblor bullicioso de mis venas.

He aprendido a ver en las cimas

transparentes de lo humano,

el helado resplandor de la ternura,

la otra dimensión de la esperanza.

 

 

 

 

Aristóteles España, (Chile, 1955-2011) Fue uno de los prisioneros políticos más jóvenes llevados al Campo de Concentración de Isla Dawson luego del Golpe de Estado en Chile de 1973.2 Detenido el mismo 11 de septiembre de 1973 por la Fuerza Aérea a los 17 años de edad, por ser presidente de la Federación de Estudiantes Secundarios de Magallanes y dirigente regional de la Juventud Socialista