lunes, 7 de septiembre de 2020

Ana María Iza / Carta a mí misma

 



Carta a mí misma

 

¿Recuerdas

cuando era el teléfono un pájaro

cantando en el alambre...?

 

Nunca creíste

que sólo se trataba de un vil artefacto.

 

Eras insoportable.

Por eso hasta quisiste un lunes

regalarte.

 

Tenías la mirada llena de barcos.

Dabas de comer

a los perros del parque

y te sabías de memoria el número

de árboles,

a fuerza de ser viento,

de ser hoja,

de husmear

no sé qué estrella entre las ramas.

 

Eras

un raro espécimen,

una degeneración futura,

un grifo siempre yéndose,

ya ni sé qué decirte,

eras

algo bastante feo que me gustaba.

 

Te pregunto,

por preguntarte,

porque sí,

porque llueve

y algún entremetido te ha empujado:

¿Qué harías si te dejara libre,

si de un manotón quitara la montaña ...?

 

De ley

irías a refugiarte en la ternura,

a estrellarte en el borde de un retrato.

A escabar en el suelo un sucio anillo

del que nacieron rosas,

lombrices,

telarañas.

 

Tú,

siempre serás tú.

 

No habrá abracadabra que te cambie.

No habrá

 

reencarnación que te libre del lodo de los sueños.

No habrá forma

de librarse de ti

ni estrangulándote.

 

Oye:

no vayas

a suicidarte.

Me es indispensable tu presencia:

triste,

desafiante.

 

Terminada en punta

-como una hoja-

detrás de la ventana.


Ana María Iza  (Quito, Ecuador 1942)

Poeta y periodista ecuatoriana. Suspendió los estudios universitarios para ingresar al Conservatorio Nacional de Música.  Formó parte de la selección de seis poetas ecuatorianos que aparecieron en "Young poetry of the American", edición de la Unión Panamericana, de Washington.  Obtuvo el Premio Nacional de Poesía "Ismael Pérez Pazmiño" convocado por el diario “El Universo" de Guayaquil en los años 1967, 1974, 1984 y 1995.


sábado, 5 de septiembre de 2020

Elena Medel / I will survive

 


I will survive


Tengo una enorme colección de amantes.

Me consuelan y me aman y con ellos mi ego

se expande y extramuros alcanza la azotea.

Cuando estoy con cualquiera de ellos,

o con todos a la vez, siento la pesada carga

de millones de pupilas subidas a mi grupa,

y a mi oído lo acosan millones de improperios,

se habrá visto niña más desvergonzada / pobrecita,

Dios le libre del problema que suponen / habría

que encerrarlas a todas . Languidezco.

Quiero volar y volar y volar como Campanilla

 

-blanco y radiante cuerpo celestial,

pequeño cometa, pequeño cometa-

de la mano mis amantes, que dicen cosas bonitas

como estigma, princesa, miss cabello bonito, asteroide.

 

Todo sea por mis amantes, que no son dignos de elogio:

son minúsculos, y redondos, y azules,

azules o blancos, o azules y blancos,

y su boquita de piñón es invisible,

y para besarles introduzco a los pitufos

en mi boca, y para gozar de ellos

los trago, porque me sé mantis religiosa.

Quién soy, quién soy, ni siquiera sé quién soy.

Sólo los necesito cuando me desdoblo en dos,

cuando mi ego se encoge incomprensiblemente

e intramuros alcanza un punto mínimo,

cuando lloro demasiado o río demasiado,

y entonces los llamo y ellos, decidme vosotros

quién soy, mi pequeño y urgente consuelo,

se adentran en mi boca sin dudarlo, complacidos,

y me recorren por dentro, y al fin sonrío, soy,

sonrío tras sus cuatro, cinco, seis besos azules,

un balanceo en mi regazo, la sonrisa desencajada,

quién soy ahora, quién soy realmente ahora,

quizá sea una muñeca de trapo, me toman prestada,

sonrío con sus besos fríos color pitufo, color papá pitufo,

besos de colores, ligero toque frío y plástico en mi lengua,

quién soy ahora, quién soy realmente ahora.

 

Les comparto con muchas otras, Sylvia, Anne,

ay mis amantes pluriempleados, no lo he dicho,

mis amantes que son minúsculos, redondos y azules,

apuestos príncipes de un cuento de hadas,

cuando hago como que duermo

creen que soy la Bella Durmiente,

y entonces quiebran el relato y me besan,

y son como cualquier beso que lo es para dormirse,

buenas noches pequeñas plásticas azules y blancas,

quién soy, ya no quiero responder, no sé quién soy,

y contradigo el cuento y mi sueño es más profundo,

y no quiero despertar, no quiero, sólo quiero más

besos azules, quién, besos blancos,

besos porque mi ego tambalea en el centro de mi estómago,

quién soy, besos redondos o cilíndricos,

no importa quién soy, quién soy realmente,

falo químico para mi sonrisa, quién soy ahora,

falo químico de colores para mi cabeza baja.

 

Elena Medel (Córdoba, 29 de abril de 1985)

Es una poetisa, crítica literaria y editora española. Dirige la editorial de poesía La Bella Varsovia.

viernes, 4 de septiembre de 2020

Renata Durán / Me ocupo inútilmente de mi vida...




 

Me ocupo inútilmente de mi vida...

 

Me ocupo inútilmente


de mi vida


mientras espero que

 

despiertes.

 

Estuviste a punto de

 

romper el cristal

 

que nos separa

 

y por fin encontrarnos.

 

Sólo viste tu imagen

 

reflejada.

 

No miraste al través.

 

Del otro lado estaba yo,

 

llamándote.

 

Llegaste a mí

 

sin darte cuenta.

 

Por una puerta entraste,

 

que no me conocía,

 

y te quedaste aquí,

 

sin saberlo.

 

Ahora te veo caminar

 

por la ciudad,

 

dueño de ti, sin anclas,

 

y me sonrío,

 

porque ese tú que anda

 

por ahí,

 

es el que está soñando.

 

Y aquí dentro de mí

 

te sueña el verdadero.


Renata Durán (Bogotá, Colombia 1950)

Ha publicado los libros: Muñeca rota (1981), Oculta ceremonia, (1985), Sombras sonoras (1986), Poemas escogidos (1993), y El sol apagado (1994). Colaboradora habitual del suplemento literario Lecturas Dominicales de el periódico colombiano El Tiempo.

jueves, 3 de septiembre de 2020

María Teresa Ogliastri / (3 poemas) Selección Del diario de la señora Mao

 



Hadas caídas

 

No puede ser una granja

un lugar donde habitan silfos y hadas

 

no venderé mi jardín de flores y pájaros

 

las gentecillas de las fuentes ya no cantan

solo murmullos en el lago

 

en mi jardín

ya no hay ogros

 

sólo cantan mirlos

 

las doncellas están afuera

y es probable que vaguen en el bosque

 por haber descuidado la virtud

 

bajo el puente una cabellera irisa el agua

 

varias doncellas atraviesan el lago

son las ninfas

las cautivas

 

ahora que el estanque está cubierto de lotos

sólo la castidad podrá salvarlas.

 

 

Otro lirio

 

El anciano abre el cofre

y acaricia dos palomas dormidas

 

lo impulsa el deseo

unos pies tan pequeños

 

en el suelo las chinelas con peonías

muestran un ave que abanica su cola

y marca el territorio del cortejo

 

a lo lejos un reclamo

un grito timbrado

 

el flujo y el reflujo

las olas

 

la niña de vuelta al gineceo

con las mujeres solas

otra escoba de palacio

otra anciana que conspira

otro lirio

 

El difunto

 

En las noches de relámpagos

regresaba con los ojos cubiertos

de placas de jade

 

rompía objetos

hacía ruido

 

la brisa movía el árbol de las monedas

para traer abundancia

 

sobre la piedra disolvió tinta negra

y escribió un poema para su segunda esposa

la joven asesinada en Changsha

 

aprendió tarde la elección de un amor desmedido


María Teresa Ogliastri (Los Teques, Venezuela 1952).

Licenciada en Filosofía por la Universidad Central de Venezuela. Es autora de los libros:Cola de Plata, [1994], Nosotros los Inmortales [1997], Brotes de Alfalfa [2007] y Polo Sur [2008]. Su poesía es una indagación silenciosa en lo mítico, ancestral y conmovedor.


miércoles, 2 de septiembre de 2020

Eustoquio Silva / (5 poemas) Selección de Andando lo vivido

 









La que dice ser

romper los muros

de mi voz anuncia.

 

Efímera

irreal

apenas.

 


Estremecer los pastos rojos

de la memoria

¿cuántas veces la he sentido?

 


Con la última luz

un hombre llegará y anunciará

nuevos territorios.

 

Limitada toda sensación de arraigo

caminaré lentamente

hasta los claros dominios de la muerte.

 


De todo poder desasistido

heme aquí

asido a su cadera nocturna.

 


Tiras los espejos llega

con su siempre aire de grandeza

metiéndose

colándose

como huracán.




Eustoquio Silva ( Yaracuy, Venezuela 1941).

Reside en Valencia, Estado Carabobo, Venezuela. Licenciado en relaciones industriales por la Universidad de Carabobo (UC, 1970) y docente en la misma escuela entre 1976 y 1982, así como en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Upel), desde 2001. Ha publicado los poemarios Árbol de siempre (La Tuna de Oro, 2002) Variaciones del paisaje y otros poemas (2006) y Silencio cifrado (El Perro y La Rana, 2007), así como la plaquette Y se hizo bosque (Viento del Sur Editores, 2004). Poemas suyos aparecen en Poesía yaracuyana, de Pedro Antonio Vásquez (1978); Antología de poesía yaracuyana, de Orlando Barreto (1983), y Voces del paisaje (Ateneo de San Felipe, 2004). Ganador en el Certamen Mayor de las Artes y de las Letras promovido por el Consejo Nacional de la Cultura (Conac, 2004 y 2006).


martes, 1 de septiembre de 2020

Ramón Palomares / (5 poemas) Selección de Vuelta a casa




PREHISTORIA

 

Una antigua boca de mí sobre los cráneos de sus parientes muertos

y me llaman quejidos sombríos

escarbando ira y miedo.

Y aparece la muerte acuclillada

en su espejo tortuoso;

y desde el sentimiento aún confuso

que el gorila ni el tigre alcanzaran nunca en sus ciegos rugidos,

la luna del poema se expande

en el vivo fuego y el rudo balbuceo;

y el cielo en sus carbunclos

espanta visiones y destiempos

en el ardor de esa comida ronca

donde clarea la eternidad;

y así el poema asciende hacia otros soles

iluminando el sitio

en que la intimidad abre su inmensa oreja,

y se vuelca entre raptos y extravíos

ardiendo en universos cada vez más lejanos,

 

abriendo y entrañando

hacia las regiones no humanas

−Otras−

que sueñan sin embargo sueños mortales.



DESPERTAR

 

El animal rojizo

bañándose con aire nuevo,

estrenando su fuerza

va en el fulgor de ondulantes praderas.

Ningún acoso en el resonar de sus patas.

No ayer No mañana Sólo su imagen y bramido.

Perseguido de su gran esplendor,

sólo espacio para su hambre, pasto salvaje y viento.

Todavía no se ha inventado la muerte.

El infinito no se ha escapado todavía.

Tan sólo una gloriosa voluntad

Resplandece.

 


PRECIPICIO

 

Los rebaños en la parda meseta:

moscas sobre una hoja marchita.

Un pájaro

una aterida conversación de torcaces.

El alma: Añoranzas

El corazón: Ese oscuro cristal que brilla

y grita al fondo.

 


ARROYO

 

Tiene una carrera de cola de pájaro.

Pájaro Mosca

Colibrí largo

y baila y baila sobre el trébol.

Habla como el ala de una cigarra

Dice que es Páramo

Cielo verde

Copas …

Y se va.

 


TABACO

 

Sobre los parapetos, colgando de las trojas

la plumosa turba de aromas.

Es la purísima hilacha Varinas

Ya viene su humo azul

Ya sale su barco y ya se van sus torres

a nortes turbios y salones de juego

acunando el sueño de mujeres evanescentes.





Ramón Palomares (Trujillo, 7 de mayo de 1935 - Mérida, 4 de marzo de 2016)

Fue un poeta venezolano. En 1975 obtuvo el Premio Nacional de Literatura por su libro Adiós Escuque; en 2006 resulta ganador del primer Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora; y en 2010 del Premio Iberoamericano de Literatura. Es uno de los más prolijos poetas venezolanos de la segunda mitad del siglo XX con la impronta de nuestra lengua vernácula. 


lunes, 31 de agosto de 2020

Alda Merini / Escribe solamente una carta de amor


 


ESCRIBE SOLAMENTE UNA CARTA DE AMOR

 

Escribe solamente una carta de amor

que tenga la semilla de un gran suspiro

y después olvídala en la memoria

para que yo la pueda escuchar.

De noche, mientras duermes,

no lo sabes, pero voy a buscarte

mi límite se junta con el tuyo,

vivimos en dos desiertos

que al anochecer se transforman en colinas

y desnudo mis senos en la noche

ansiosa de que tú los veas.

 

Alda Merini (Milán, 21 de marzo de 1931 - Milán, 1 de noviembre de 2009)

Fue una escritora y poetisa italiana. Ha publicado numerosos libros de poesía, entre los cuales destacan: La presenza di Orfeo (1953), Paura di Dio (1955), Nozze romane (1955), Tu sei Pietro (1961), Destinati a morire (1980), La Terra Santa (1983), La Terra Santa e altre poesie (1984), Testamento (1988), Vuoto d’amore (1991), La presenza di Orfeo (incluye La presenza di Orfeo, Paura di Dio, Nozze romane, Tu sei Pietro, 1993), Ballate non pagate (1995), Fiore di poesia (1951-1997) (1998), Le poesie di Alda Merini (2000), Più bella della poesia è stata la mia vita (2003), Mistica d’amore (2008), Padre mio (2009) e Il suono dell’ombra. Poesie e prose 1953-2009 (2010). Algunas de sus obras en prosa: L’altra verità. Diario di una diversa (1986), Delirio amoroso (1989), Il tormento delle figure (1990), Le parole di Alda Merini (1991), La pazza della porta accanto (1995) y La vita facile (1996).