"Vendí mi alma al diablo, al insaciable
diablo del poema. Fue como cambiar el
oro de mis días por pequeños abalorios"
Juan Manuel Roca
Caracas amor y muerte
a Belkys Arredondo
A pleno sol
la ciudad quema
en la piel
se abre a mis pies
-amante inhóspita-
su boca de humo
me besa
su llaga
me besa
flor de sangre y cemento caliente
en la memoria
de la crónica roja
sus brazos me acogen
en el miedo punzante
de la multitud ansiosa
su vocación de sobrevivencia
me conmueve
hasta lo hondo
—"Te quiero, le digo,
a pesar de todo"
como acariciando su lomo
-su verde montaña, su exiguo
pulmón-
sus monumentos en ruinas
sus viejas melodías
diablo del poema. Fue como cambiar el
oro de mis días por pequeños abalorios"
Juan Manuel Roca
Caracas amor y muerte
a Belkys Arredondo
A pleno sol
la ciudad quema
en la piel
se abre a mis pies
-amante inhóspita-
su boca de humo
me besa
su llaga
me besa
flor de sangre y cemento caliente
en la memoria
de la crónica roja
sus brazos me acogen
en el miedo punzante
de la multitud ansiosa
su vocación de sobrevivencia
me conmueve
hasta lo hondo
—"Te quiero, le digo,
a pesar de todo"
como acariciando su lomo
-su verde montaña, su exiguo
pulmón-
sus monumentos en ruinas
sus viejas melodías
____________________
Vivir
bajo fuego cruzado,
con el alma en vilo,
un silencio
que estalla en la garganta
impronunciable.
Vivir
con miedo de morir
sin verte en la refriega,
atravesando la incertidumbre
de cada día
como una oscura puerta
que cae al abismo.
Vivir
bajo el fuego cruzado
de tus ojos,
buscando un lugar
para encontrarnos
bajo el fuego cruzado
de nuestros cuerpos.
bajo fuego cruzado,
con el alma en vilo,
un silencio
que estalla en la garganta
impronunciable.
Vivir
con miedo de morir
sin verte en la refriega,
atravesando la incertidumbre
de cada día
como una oscura puerta
que cae al abismo.
Vivir
bajo el fuego cruzado
de tus ojos,
buscando un lugar
para encontrarnos
bajo el fuego cruzado
de nuestros cuerpos.
____________________
Puerta adentro
mirar la vida de reojo,
tomar el tiempo a mi medida,
detener presencias
y pasar.
Esta calma
no me engaña,
el teléfono callado, la pavana
de Hubert Laws para sumergirme
en la quietud.
Los periódicos viejos
ya no me toman por sorpresa,
tampoco las cartas, las fotos,
las deambulaciones.
La memoria,
a veces,
es un truco que se usa
contra el tedio,
puerta adentro.
mirar la vida de reojo,
tomar el tiempo a mi medida,
detener presencias
y pasar.
Esta calma
no me engaña,
el teléfono callado, la pavana
de Hubert Laws para sumergirme
en la quietud.
Los periódicos viejos
ya no me toman por sorpresa,
tampoco las cartas, las fotos,
las deambulaciones.
La memoria,
a veces,
es un truco que se usa
contra el tedio,
puerta adentro.
____________________
Aún
A veces,
la vida es un cerco,
estás en ella
como María Estuardo,
esperando el día de tu sentencia.
O es como un zoológico,
donde eres el mono,
-se ríen de ti, no contigo.
Y aún cantas
en tu jaula, mi amor.
Sin saber por qué.
Aún
tantas cosas,
deseos, sueños, apetitos.
No te explicas cómo
aún.
A veces,
la vida es un cerco,
estás en ella
como María Estuardo,
esperando el día de tu sentencia.
O es como un zoológico,
donde eres el mono,
-se ríen de ti, no contigo.
Y aún cantas
en tu jaula, mi amor.
Sin saber por qué.
Aún
tantas cosas,
deseos, sueños, apetitos.
No te explicas cómo
aún.
____________________
Me veré
en la luz que no cesa,
aún en medio
de las ausencias repetidas,
la oscura esperanza
que toma su barco,
bebiendo lejanías,
tallando sus adioses.
Voy a verme en esa luz
que había en los ojos
que alegres sonrieron para mí,
instantes robados
para la dicha merecida
(la pagamos con creces).
Volveré a decir
de huidizos dones
que me amoldan,
cincelan grietas,
por donde el viento pasa
y respira,
así en mi casa entra la luz.
en la luz que no cesa,
aún en medio
de las ausencias repetidas,
la oscura esperanza
que toma su barco,
bebiendo lejanías,
tallando sus adioses.
Voy a verme en esa luz
que había en los ojos
que alegres sonrieron para mí,
instantes robados
para la dicha merecida
(la pagamos con creces).
Volveré a decir
de huidizos dones
que me amoldan,
cincelan grietas,
por donde el viento pasa
y respira,
así en mi casa entra la luz.
Beatriz Alicia García
6 comentarios:
Hola Beatriz Alicia….
Contundente y crudo tu poema a Caracas… su amado lomo verde de montaña y su castigo de cementos, así la amamos
El segundo poema que nos leíste: exquisito erotismo, fuerza pasional… muy bien logrado ese poema de amor, cosa difícil.
En el tercero la referencia a los periódicos es muy buena y también el final
Los últimos 3, los percibí de un carácter más personal, se me hacen algo menos atractivos… quizás algún toque les den algo de mayor universalidad.
Interesante tu poesía; como fotos de momentos.
Héctor Vera
Beatríz Alicia,en verdad,nuestra ciudad se nos ha convertidoen todo eso que nos condena a sobrevivir cuando la enfrentamos a diario y sólo nos queda un siciego, un poco de vivir "puerta adentro", sin embargo,como dices, aún no nos explicamos cómo cantamos, aún.
HILDE
(disculpa, el anterior salió con errores de rapidez)
Beatríz Alicia,en verdad,nuestra ciudad se nos ha convertido en todo eso que nos condena a sobrevivir cuando la enfrentamos a diario y sólo nos queda un sociego, un poco de vivir "puerta adentro", sin embargo,como dices, aún no nos explicamos cómo cantamos, aún.
HILDE
Gracias por los comentarios. En la foto parezco un figura algo fantasmática, creo que estaba un poco down. Pero por todas todas lo disfruté muchísimo. Un abrazo.
una ciudad puerta adentro...
el sol de Belkys
al final
la luz
te abrazo
Navegando en la web encontré La Parada
no pude más que leerla toda todita con disfrute y maravilla y así encontrar a mi Beatriz Alicia con sus poemas crecidos
con la luz que sé siempre entrara por su ventana
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