jueves, 20 de enero de 2011

Gustavo Córdoba / Venezuela



Gustavo Córdoba nació en Maracay, Estado Aragua el 11 de Diciembre de 1959, Ha vivido en Italia, España, Suecia y actualmente vive en Noruega.

Sólo la noche

“Por todos los astros lleva el sueño
pero sólo en la tierra despertamos”
Eugenio Montejo

Sólo la noche sabe
dónde está tu cuerpo,
en qué otro astro,
equidistante del sol y mi deseo,
en él talla su música otro cuerpo,
en qué manos vacía sus arpegios.

Sólo la noche
que ha visto envejecer mi piel a solas,
y que responde en su vocablo intermitente
al indescifrable canto de las ranas.


El retorno de la noche

Yo espero el retorno de la noche
como los que han partido
esperan el retorno de sus viejas ciudades.
No otras diferentes, sino aquellas,
las mismas que dejaron,
aquellas detenidas en un reloj antiguo,
ancladas en el musgo de la memoria.

No es sencillo
habitar la noche a solas,
sentir en la piel su quieta vastedad
y dejar que sus grillos
convoquen la vigilia
para que la palabra nos sueñe,
mientras una mirada persistente,
un nombre impronunciable,
desata tormentas nocturnas
sobre nosotros.


Extraviado

No sé cuando, en este viaje,
en que andén cubierto por la bruma,
perdí mi viejo mapa,
aquel en que tracé toda mi ruta.

Y aquel cuaderno,
-antigua bitácora que usaba
para recordarme a mí mismo quién era,
de dónde había partido-
lo extravié en algún tren,
en algún puerto.

No sé cuánto me he alejado,
a cuántas estaciones estoy de mi destino,
si hay alguien -o algo-
que me espera
en alguna ciudad que no recuerdo.

Ya no duermo,
estoy atento a las miradas,
a algún gesto,
alguna mano expectante
agitándose al viento,
una llamada repentina en mi hombro.


Otro

Hay otro
que dibuja mis huesos
frente a su espejo,
otro que consume
la ración de mañana que me toca,
que pasea mis temores
por ciudades recónditas.
Otro, cuyo cuerpo
me deja a veces sin aliento
cuando en las noches
enciende la llama del deseo
y danza la antigua canción.
Otro que amanece en los puertos
en los que el alfabeto es la piel,
y la memoria naufraga,
otro que desnuda mi fragilidad
con timidez de arena,
y ahoga mi propio estupor
ante ojos expectantes…
(mi pudor es el artilugio de su deseo).
Pero ese otro no soy yo
aunque se me asemeja
y recuerda a mí.

Pero yo nunca me fui
estoy aquí desde siempre,
en tu plaza sola
debajo de tu fronda,
y mis cometas
nunca han dejado de sonreírme
por encima de los antiguos balcones
con sus largas alas azules.

Si acaso ese otro que no soy
no vuelve,
y la noche desnudase sus huesos
en una ciudad perdida, con su último abrazo,
recuérdalo ángel,
sudado y desnudo,
jugando bajo tu sol,
quizás soñando,
pero siempre a tu lado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una exquisita melaconlía se desprende de cada verso,

"Sólo la noche
que ha visto envejecer mi piel a solas,"

saludos Parada Poética...me gusta vuestro blog