Luis Oroz, (España-Madrid 1972). Poeta autodidacta nacido en Madrid y residente en Porto Cristo (Mallorca).
Ha sido antologado en los libros; Experimento poético “Educarte 2007”, Antología de Poetas Alaire, “Editorial Alaire 2008”, Poemas en canal “Ediciones tres fronteras 2008”, Universos diversos “Editorial Alaire 2009”.
Ha sido a su vez galardonado en varios certámenes poéticos entre los que destacan: el II certamen de poesía “Poemas sin rostro” 2006, Murcia, Premio Ágora en el VI premio “Francisca Adrover” 2007. Palma de Mallorca, Finalista en los Premios Gerardo Diego, ediciciones 2008 y 2009, o el Premio Nacional de Poesía en el XV certamen Literario San Jorge, Albacete 2010.
Ha sido publicado en diversas revistas literarias a lo largo del territorio Español.
Ha sido antologado en los libros; Experimento poético “Educarte 2007”, Antología de Poetas Alaire, “Editorial Alaire 2008”, Poemas en canal “Ediciones tres fronteras 2008”, Universos diversos “Editorial Alaire 2009”.
Ha sido a su vez galardonado en varios certámenes poéticos entre los que destacan: el II certamen de poesía “Poemas sin rostro” 2006, Murcia, Premio Ágora en el VI premio “Francisca Adrover” 2007. Palma de Mallorca, Finalista en los Premios Gerardo Diego, ediciciones 2008 y 2009, o el Premio Nacional de Poesía en el XV certamen Literario San Jorge, Albacete 2010.
Ha sido publicado en diversas revistas literarias a lo largo del territorio Español.
DICEN
Dicen que los recuerdos son semillas
que crecen en la tierra de lo que ya no existe,
que necesitan tiempo, que se hidratan
con la humedad de la melancolía.
Dicen que son tardías, que maduran
con la caricia de otro sol más cálido,
que se agarran al pecho
cuando el cuerpo se tropieza en el hueco de un minuto vacío,
que perfuman al triste
y que nutren al hombre que se muerde las uñas.
Dicen que la memoria
solo espera el sabor que la devuelva
a ese lugar en donde nunca estuvo,
que no puede moverse
cuando sujeta el peso de las cosas que pasan.
Yo sé, como tú sabes, que todo es relativo,
que el argumento cae
como el orgullo que atraviesa el puente de nuestra soledad.
Porque recuerdo el beso de las 7
con la profundidad del que se siente calladamente lejos.
Y son las siete y cinco…
y no te has ido.
- - - -
CALLAR LOS OJOS Y ESCUCHAR QUE EXISTESDicen que los recuerdos son semillas
que crecen en la tierra de lo que ya no existe,
que necesitan tiempo, que se hidratan
con la humedad de la melancolía.
Dicen que son tardías, que maduran
con la caricia de otro sol más cálido,
que se agarran al pecho
cuando el cuerpo se tropieza en el hueco de un minuto vacío,
que perfuman al triste
y que nutren al hombre que se muerde las uñas.
Dicen que la memoria
solo espera el sabor que la devuelva
a ese lugar en donde nunca estuvo,
que no puede moverse
cuando sujeta el peso de las cosas que pasan.
Yo sé, como tú sabes, que todo es relativo,
que el argumento cae
como el orgullo que atraviesa el puente de nuestra soledad.
Porque recuerdo el beso de las 7
con la profundidad del que se siente calladamente lejos.
Y son las siete y cinco…
y no te has ido.
- - - -
Callar los ojos y escuchar que existes.
Buscar donde no late el corazón latente de la búsqueda.
Recoger los escombros del deseo
y construir con ellos un recuerdo de arena.
Vivir bajo la vida, concedernos
una tregua de luz.
Dejar que vuelen, elípticas, las palabras prohibidas;
las abejas que vuelcan en tu boca la miel de la memoria.
Hundir cada pregunta en la respuesta
de lo no sucedido
y llevarse a la tumba los bastones de alguna realidad
mientras palpamos el relieve de una noche distinta,
como ciegos
que observan desde el fondo sus secretos.
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HABLANDO SOLO
Te descubres de nuevo hablando solo,
conversando contigo
mientras miran atónitos, los cuerdos.
Ha llegado la hora de enseñarles
que la locura es sólo el pentagrama
donde suena el murmullo de los tristes.
Escuchabas la lluvia...
mojabas tu razón con las preguntas
que, verticales, iban a tu encuentro.
Extendías los brazos
para tocar la esencia de la nada.
En ese sinsentido se agudiza
el único sentido de estar vivo.
El instante es un perro
que ladra su tristeza si le ignoras.
Por eso hablamos solos,
a veces con la voz en el exilio,
con todo el alfabeto que nos queda
escrito en un renglón de la mirada.
Jamás tendrá el humano
excusa más cabal para estar loco.
3 comentarios:
"Porque recuerdo el beso de las 7
con la profundidad del que se siente calladamente lejos.
Y son las siete y cinco…
y no te has ido."
me ha gustado mucho tu poesía, estos versos me parecen estupendos, como son capaces de llegar tanto con tanta sencillez de las palabras, muy buen poeta
saludos
Carlos
Que vivan los locos que hablamos solos...
te felicito por tu poesía y tu participación en esta gran antología mundial
abrazo desde muy cerquita
Dicen que los recuerdos son el invento de la vida en la que creemos hemos existido... buenisimos versos, te invito a leer mis textos, saludos!
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