jueves, 6 de julio de 2017

Miguel Marcotrigiano / Inéditos 2017






Este es mi país de sombras
mi horizonte constreñido
Este mi país de los idos
de los que no retornarán (al menos no siendo los mismos)
Este es mi país sin puertas
ni ventanas de emergencia
Acá estamos todos atrapados
los que nos quedamos
y los que se fueron
Un lugar de rugosos recuerdos
de ruedas que giran sin hacer contacto con el suelo
Este es el país de los hombres que se estiran sobre su miseria
de las mujeres que insisten en limpiar su rabia y su paciencia
Este el país de las osamentas que cubren las calles
de los niños que acusan el golpe en el estómago
donde un hueco enorme infinito
nos mira al rostro
nos envenena

(03/02/17)


Cuando los tiranos sean tan solo la nebulosa imagen de traslúcidos fantasmas
cuando el recuerdo de las vísceras en el asfalto remueva la memoria
cuando los profundos remolinos y las armas oxidadas se pierdan en los pasillos de la mente
pensaremos que los despojos que somos estarán a salvo
en vano agradeceremos por el  nuevo día
tocaremos devotamente los pies del cristo vivo crucificado en la habitación
besaremos devotamente nuestros dedos
y nos persignaremos porque sobrevivimos al horror
aunque este nos acompañe fiel hasta el légamo

(27/05/17)


Para registrarnos en la Historia
está el asfalto
el impacto del proyectil
la sangre derramada

Luego
el silencio
el olvido
el alma ausente

Converso con la familia del caído
les escucho
desde lejos
como al margen

Comprendemos el mal
pero cada quién tiene sus propias dolencias

Mientras
continúa la mascarada
los roles de la representación que otros
han decidido

La vecina me pregunta cómo se resuelve el gran problema
su perro tiene pulgas
y no se encuentra el medicamento
puesto que es importado

Dice un amigo que uno se lleva sus preocupaciones cuando emigra
y las troca por otras angustias

Dios es injusto al repartir los dolores

(30/05/17)


Esta mañana
temprano
con un beso rápido
rigurosamente rutinario
se despidió de su mujer

Hizo la cruz en la frente de su hijo
catorce años bien repartidos
en el futuro centrocampista de la selección nacional

Besó y bendijo la dulzura de su pequeña
de seis años
-desea ser doctora de animales
para curar a todos los gatos del barrio-

La estación del Metro
cerrada por supuesto
y toca caminar

camina entonces mientras recuerda
que no tomó café
seguro me dolerá la cabeza más tarde

Hoy
está decidido
pedirá ese aumento de sueldo

fijará sus pupilas en las del jefe
firme
y dirá en voz alta y clara su petición

Sus pupilas están fijas
mirando el cielo plomizo y las gotas finísimas de la garúa
que se hincan como alfileres en su rostro

mira fijo ese cielo gris pizarra

una bala certera atravesó su pecho
una proyectil patrio
la mancha púrpura se expande en la camisa

la lluvia
ahora más recia
continúa cayendo

a esa hora
solo el cielo lo contempla

(04/06/17)


Transcurrirán los días de todo un año
y diré
“He pasado las dos estaciones y
sigo acá
aburrido en este lecho de tierra negra
blanda”

Me han llamado héroe
sin entender que solo estaba jugando
y de paso
luchando

La libertad se alcanza
al comienzo
así
jugando con las emociones

Cambié mis carritos y videojuegos
por una máscara hecha de franela
la espada de madera
por mis brazos y manos
-al fin y al cabo
las espadas son extensión del brazo-

Cambié mis sueños
por otros
terriblemente reales

A veces despierto
encandilado
y quiero pedir a mi madre
que apague la luz
que cierre las cortinas
que la iluminación de la gloria
duele
duele

(14/06/2017)

Miguel Marcotrigiano

(Caracas, 1963). Docente e investigador. Licenciado en Letras (UCAB, Caracas) y M. Sc. en Literatura Venezolana (UCV, Caracas). Estudios doctorales en la Universidad de Salamanca (España). 

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