He escrito varias veces sobre la poesía de Patricia Guzmán y hoy en estas líneas recogemos en un modo antológico su quehacer poético y, a la vez recogemos en un momento biográfico su quehacer vital: juntas, poesía y vida consubstanciadas. En todo su quehacer poético está presente su autenticidad, su entrega total esencial y existencial.
En toda su obra, su lirismo ha recibido elogios y análisis de excelentes poetas nuestros asi como Juan Liscano, Luis Alberto Crespo, Reyna Rivas, Ramón Palomares, Ana Enriqueta Terán, Armando Rojas Guardia por citar sólo algunos. He creído y creo firmemente que una de las más esenciales virtudes de la poesía de Patricia Guzmán es el decir lo que la poesía nombra: el tiempo, la luz, los sueños, la esperanza, la paciencia.
Yo siento tu poesía arriba, en la luz en un vuelo ritual, ingrávida, sostenida por las alas de un ángel.
Y yo sigo deseándote, Patricia que sigas hecha de sed, que sigas dándole casa y huerto y rosas a los afligidos. Somos tantos los que te damos las gracias, los que contigo vamos a la iluminada cripta al encuentro del frágil olor de la piedad.
Y que sigas como hasta ahora con la poesía a cuestas sin que te pese aun en esos momentos, en los que la palabra poética es fuego, brasa, incendio, quemadura. Tu sabes que la hora y el lugar de pasar la antorcha llega ... el tiempo tuyo para pasar la llama, es largo... tu juventud lo sabe. Gózalo, padécelo, como lo estás haciendo: en poesía pura.
Reyna Rivas
Llevo la espalda herida
el lamento de un último
arbusto viene amarrado a mi
cintura
Llévenme de costado
que no me
distraiga
el peso de tu cuerpo
Eso que dejaste
Cansado de mirarme y no salvarse besarme y no morir
Cansado de tanta vida intacta
Come y no mira
Tiene los ojos podridos
Un hambre honda su única pertenencia
Un hambre honda que le come el cuerpo el gesto de despedirse
SI ES ÁNGEL vive en el árbol
Me pide que lo mire desnudo
Dice que me ama con la boca cerrada (Yo lo quiero bañar en el río)
Si es ángel está nervioso
Se le cae la vida de las manos
No quiere venir a mi casa
Conoce la soledad de la belleza (No he podido quitar su olor de mi puerta)
Tiene cielo debajo de los párpados
Pierde peso encima de mí
Si es ángel está nervioso
Se le cae mi cuerpo de las manos
SI LE TEMES a las rosas
¿Quién dijo que no tienen labios?
Nos besan de la cabeza a los pies sin sacar la lengua
Altas alturas
Altas alturas
Y un solo corazón: carne buena, carne mala
Las rosas son espadas
Llena de oraciones el jardín
Las rosas son buenas (Cantan despacio, despacio)
ESTOY segura de mis miserias (Son mías)
Lo más carne de mi corazón
Por lo bajo de esa carne aprendí a comer
Por lo bajo de esa carne aprendí a cantar (Mis ojos están acostumbrados a guardar a guardar a guardar)
He jurado no quitarme el collar de perlas
No vaya a ser que me quedé quieta cuando se abra el cielo
No vaya a ser que la flor sea perfecta
No vaya a ser que se me cierren los párpados
El corazón mío me devolverá
Estoy segura de mis miserias (Son mías)
Ave apurada
Ave de mí
YA SE SABE: hay formas y formas de locura
Aun con hambre no ensucian los labios
Están seguros de que sufrir no cuesta demasiado
Un solo soplo de cansancio está permitido
Lo demás es ser feliz sin escindirse
Uno cae sin descubrir el misterio de la caída
Ya se sabe: Amor no es hermoso, desea la hermosura
DEMÓRASE mi alma en florecer
Conservar el secreto en la claridad
Es posible que le falte prudencia
Acomodarse a lo que es sensato
No gozar de subir a tener este amor perfecto
Debo estar ocupada en cosa de provecho para el alma
Desasimiento grande el mío
No es fácil soportar la visión y el acontecer mismo del amor
Debo repetir una oración mental
Debo repetir una oración mental
Hago demasiado caso de mí misma
El cielo tiene un lado sordo EL CIELO tiene un lado sordo
Empacar los ojos
Asentir en el vacío del vacío
Contemplarnos piadosamente
El cielo tiene un lado sordo
Quién alcanzará la luz de los oídos
Quién hará girar la caja
Y hallará morada la conciencia informe
Y hallará morada la respiración sorda
Y en la ventana encarnará la sombra
En ayuno
Para dar inicio
Ahora que el honor retumba en el cielo de sus bocas
Enormes, por el canto de lo que les falta
Enormes, por el rojo de su lengua
Cargando sus corazones como geranios mutilados
Deseosos de plantarse aquí
Enterrar el alimento que no tuvieron tiempo de acercar a la lengua de los
pájaros
Fatigados del aire atigados de respirar
El cielo tiene un lado sordo
Asienten entre cajas
Y la espera pesa sobre sus párpados
Y la espera pesa debajo del viento
Debajo del lado sordo del cielo
Que les corona con plumajes encendidos
Encendidos como tulipanes enjaulados
En el lado sordo del cielo.
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