Desconfía
hija de esos muchachos
que
te leen poemas de dudosa factura
tú
que diferencias la verdadera poesía
diferénciales
y conócelos a ellos
son
falsos prestidigitadores
sopla
sobre los castillos de arena de sus discursos
tú
que crees que el sexo es regocijo
y
que como el espíritu necesita ventilarse
desconfía
de esos muchachos
que
intercambian novias
para
ellos las novias consisten
en
esa economía de mercado basada
en
el trueque de objetos para el uso y el abuso
ni
siquiera son neoliberales esos muchachos
son
neolíticos y cerrados como las bóvedas de un banco
desconfía
de esos muchachos
quebradizos
como láminas de anime
que
odian al prójimo
(especialmente
si el prójimo es una muchacha)
no
te enamores más nunca hija
de
esos errátiles
y
radicales
muchachos
enmascarados.
*****
La
mujer que soy, canta.
Mi
génesis: la escoria, la ceniza, los agrarios sudores.
Mi
elemento: la palabra, piedra del camino para ser lanzada
vínculo
secreto que madura sus claros volúmenes,
cópula
exacta para que el amor germine.
Hablo
de la mujer que soy e intuyo
que
mi presencia trenzará la llegada de minutos fluviales.
Creo
en el privilegio de la sangre nueva,
en
la voz que no se escurre,
en
la dialéctica orgánica de mi estructura viva.
Creo
en la síntesis del hueso,
en
el axioma de mi futura desintegración
*****
No
nací para ocupar un espacio y nada más.
Ignoro
cuál será mi participación.
Me
tocó ser mujer y no me quejo,
me
tocó caer en la humedad del tiempo,
en
la inhóspita sequedad de los caminos
pero
aquí me quedo
entre
escombros y desperdicios.
Destruyan
mi epidermis resentida,
despedacen
mis sueños, mi alegría,
aniquílenme
mas
no pretendan sancionarme
porque
un día aparecí sobre la tierra
y
tuve voz y grité
y
tuve fronteras y no quise despertar sin ellas
y
tuve armas y allí están
perfiladas,
inmóviles, ariscas.
*****
A
esta hora
serás
la muchacha ejemplar y enamorada
a
quien engañan y maltratan
todos
los hijos de puta de la tierra
lo
cual no tiene la menor importancia
ellos
siempre regresan
compungidos
a
tus faldas
solícitos
con
la cara lavada
con
la excusa de siempre
con
la eterna cantata
yo
te perdono
yo
te prometo
yo
te lo juro
mi
ego te besa
al
final de la escena
hasta
el perro es feliz.
*****
Me
encontrarán tendida a ras de la luna
o
flotando lluvia abajo
en
la resaca del ultimo cigarro
en
el silencio que vibra emparamado
desde
donde pronuncio mi postrer discurso
exhortando
a los curiosos a que desvíen la atención
hacia
otra parte
por
ejemplos a ciertas virtudes
que
no tuve tiempo de probar
quizás
porque no logre lo que quise
un
cómodo sofá
un
mundo que no cambio
que
apenas empieza a pestañear
ahora
que purgo mi orfandad
que
los párpados pesan asidos al desamparo
ya
voy tierra
ya
voy cenizas
ya
voy olvido
circulen
buena gente
aquí
no ha pasado nada
regresen
a sus oficios
a
la sobrecogedora normalidad
*****
yo
venía de los bosques húmedos
en
mi equipaje de la inocencia
en
sí misma dobladita
olorosa
a preguntas
me
quitaron
bosque
y humedad
el
equipaje revolvieron
las
preguntas me las fui respondiendo
con
el tiempo y de a poquito
ahora
no sé de qué sirve la inocencia
ni
me importa
*****
UNA
amanece
con
el cuerpo de cera
con
la víspera haciendo piruetas
con
ojeras que delatan los retorcimientos del amor
UNA
sabe que tiene prejuicios
y
los va perfeccionando
UNA
es apolítica
UNA
no se mete en camisa de once varas
UNA
estampa el beso curricular
Él
se va con sus ínfulas
con
su ontológico suficiente
UNA
comparece ante el tribunal de los hijos
y
cede ante la tiranía de los hijos
UNA
tiene el deber de ser bella
porque
entre otras cosas para eso está UNA
y
para comprar lo que nos vendan
y
para sufrir por la muchacha de la telenovela
que
es tan desgraciada (la muchacha y la telenovela)
y
para llorar de felicidad porque al final
el
sapo se convierte en magnate y se casa con
ELLA
UNA
es tan sentimental
UNA
es tan fiel tan perrunamente fiel
qué
asquerosamente fiel es UNA
UNA
se asoma al espejo y comprueba lo que no es
sabe
qué cara va a poner
qué
silencio va a arriar
qué
píldora de domesticidad va a tener que tragarse
qué
anticonceptiva es UNA
UNA
queda tendida
knock
out
para
reaparecer al día siguiente
pidiendo
la revancha.
*****
Con
esta cara de estropicio que me gasto
con
esta imbecilidad que atribuyo
a
las noches en vela y al cigarro encendido
y
al humo que me cubre con hálito de cementerio
con
este archivo de recuerdos y falsificaciones
con
estos ojos que desde luego se han de tragar la tierra
y
con los que apenas diferencio
una
estrella de un semáforo
y
con los que sin embargo detecto
el
color de tus ojos amor mío
(ese
prodigio que me salva a ratos)
con
estos modales de alimaña
no
sé de lo que soy capaz
pero
les advierto excelsas majestades
que
a veces me muevo entre alfiles y cuchillos
me
comporto como toda una dama.
*****
No
pudieron
moldearme
a su antojo
ni
darle la forma requerida a mis palabras
ni
templar los metales de mi risa
ni
siquiera lograron meterme de cabeza
en
un canon infesto
por
eso
vaciaron
su rabia sobre mi
por
eso me entregaron un salvoconducto amargo
desde
entonces
paseo
mi insolencia por las plazas
y
no me quejo
de
ser expósita
de
andar babeando intransigencia y embriaguez
no
me canso
de
abortar bacinillas
fetos
putrefactos
dioses
desteñidos.
*****
Lisa
y llanamente abre los ojos
Se
coloca la máscara del día
Las
zapatillas de rondar sobre el abismo
Las
pestañas de ir a los oficios
Las
alas de volar hasta la fábrica
A
marcar la tarjeta que computa
La
no vida
He
aquí esta mujer lívida como un fantasma
Real
como una espina o una piedra
Que
menstrúa
Que
copula
Y
se vale de ciertos artificios
Como
teñirse los cabellos
Ponerse
sombras en los párpados
Sacarle
brillo al piso
Brillo
a la soledad
Brillo
a la parcela de aliento
Que
guarda en los cartílagos
En
la marejada del corazón
En
la penumbra de los sueños
Donde
a veces relampaguea
La
dormida tenaza
Guijarro
contra espejo
Preñez
a contracielo.
*****
Lydda Franco Farías es una de las más vitales
voces de la poesía venezolana de la década de los años sesenta; nace el 3 de
enero de 1943, en la Sierra de Coro o Sierra de San Luis. A partir de 1963 se
radica definitivamente en Maracaibo, estado Zulia, Venezuela. Muere el 2 de
agosto del 2004 en Maracaibo.
En 1965 publicó su primer poemario: Poemas
circunstanciales, y a partir de ese momento se convirtió en una escritora inagotable.
De manera posterior vinieron Las armas blancas (1969), Edad de los grandes
ataúdes (1977), Summarius (1985), Leve (1991), Estar en el envés (1993),
Recordar a los dormidos (1994), Estante (1994), Descalabros en obertura
mientras ejercito mi coartada (1994), Bolero a media luz (1994), Una (1998),
Aracné (2000) y, su último libro, Antología poética (2002), publicado antes de
morir en el 2004.
Recibió el Premio Regional de Poesía en 1995. En
septiembre de 2014, el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, junto a la
Red de Escritores de Venezuela, Capítulo Zulia, organizó la I Bienal Nacional
de Literatura Lydda Franco Farías.
Nota: Todo el material fue seleccionado de distintas páginas de la web.
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