Ama la superficie casta y triste...
"Sé el que eres"
Píndaro
Ama la superficie casta y triste.
Lo profundo es lo que se
manifiesta.
La playa lila, el traje aquel, la
fiesta
pobre y dichosa de lo que ahora
existe
Sé el que eres, que es ser el que
tú eras,
al ayer, no al mañana, el tiempo
insiste,
sé sabiendo que cuando nada seas
de ti se ha de quedar lo que
quisiste.
No mira Dios al que tú sabes que
eres
-la luz es ilusión, también
locura-
sino la imagen tuya que
prefieres,
que lo que amas torna valedera,
y puesto que es así, sólo procura
que tu máscara sea verdadera.
Cuando el tiempo ya es ido, uno retorna...
Cuando el tiempo ya es ido, uno
retorna
como a la casa de la infancia, a
algunos
días, rostros, sucesos que
supieron
recorrer el camino de nuestro
corazón.
Vuelven de nuevo los cansados
pasos
cada vez más sencillos y más
lentos,
al mismo día, el mismo amigo, el
mismo
viejo sol. Y queremos contar la
maravilla
ciega para los otros, a nuestros
ojos clara,
en donde la memoria ha detenido
como un pintor, un gesto de la
mano,
una sonrisa, un modo breve de
saludar.
Pues poco a poco el mundo se
vuelve impenetrable,
los ojos no comprenden, la mano
ya no toca
el alimento innombrable, lo real.
Los extraños retratos
Ahora que estamos solos,
infancia mía,
hablemos,
olvidando un momento
los extraños retratos
que nos hicieron.
Hablemos de lo que tú y yo,
por no tener ya nada,
sabemos.
Que esta solitaria noche mía
no ha tenido la gracia
del comienzo,
y entré en la danza oscura de mi
estirpe
como un joven tristísimo
en un lienzo.
Mi imagen sucesiva no me habita
sino como un oscuro
remordimiento,
sin poder distinguir siquiera
qué de mi pan o de mi vino
invento.
En el oscuro cuarto en que
levanto
la mano con un gesto
polvoriento,
donde no puedo entrar, allí me
miras
con tu traje y tu terco
fundamento,
y no sé si me llamas o qué
quieres
en este mutuo, extraño
desencuentro.
Y a veces me parece que me pides
para que yo te saque
del silencio,
me buscas en los árboles de oro
y en el perdido parque
del recuerdo,
y a veces me parece que te busco
a tu tranquila fuerza
y tu sombrero,
para que tú me enseñes el camino
de mi perdido nombre
verdadero.
De tu estrella distante,
aparecida,
no quiero más la luz tan triste
sino el Cuerpo.
Ahonda en mí. Encuéntrame.
Y que tu pan sea el día
nuestro.
Fina
García Marruz (Cuba, 1923)
Es una
poetisa e investigadora literaria cubana, que ha recibido numerosas
distinciones entre las que destacan los premios Nacional de Literatura 1990, Iberoamericano
de Poesía Pablo Neruda 2007 y el Reina Sofía de Poesía
Iberoamericana 2011.
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