BAJO AMOROSA SOMBRA
Cúrame
con tus manos,
toca
de mí el olvido
que se
fue acomodando entre los pliegues.
No
venga la tormenta a amordazar mis sueños,
sólo
esta lluvia suave, vespertina
despierte
en mí los pétalos dormidos.
Desnúdame
en silencio,
hoja
por hoja
hasta
dejar al descubierto el punto
del
estremecimiento.
No
debe haber estrépitos
que
vulneren la calma de mi piel
tendida
para ti como un estanque
en
donde sólo el toque de tus labios
perturba
la quietud.
No
quiero los platillos
festejando
con notas deslumbrantes
la
pasión de los cuerpos,
ni los
timbales ebrios
apurando
la noche;
sólo
la melodía de una flauta
tenue
pero sinuosa
que
adormezca con ritmo acompasado
estos
miedos que vas quitando al paso.
Disuelve
con tus dedos
el
dolor y sus máculas guardadas
en
rincones ocultos;
que se
adelgace el tiempo
con tu
humedad benigna
hasta
llegar al límite de lo que no ha sufrido
magulladura
alguna.
Devuélvele
la paz a mis palabras
deseosas
de ser playas
donde
arriben tus barcas sigilosas.
Este
amor en penumbra
aluza
más que el sol
la
gruta en que se había escondido
una
parte de mí,
tal
vez la más secreta.
Acerca
con prudencia
toda
tu voz, tus años, tu tibieza
y
cuídame despacio
como
una flor quebrada
que
revive por fin
bajo
amorosa sombra.
Manuscrito
Las
palabras
que
nunca llegaron a la última versión
tal
vez eran mejores.
Tienen
la gracia de las cosas perdidas:
la
puerta que no abrimos,
el
amor olvidado.
Como
flores disecadas
los
vocablos encerrados en círculos
o
aniquilados por un tachón violento
florecen
cuando
es otro el que asoma
a la
intimidad del texto
y
descubre no el poema
sino
el alma de atrás:
vacilaciones
clandestinas,
ocurrencias
podadas en retoño.
Esa
caligrafía
un
poco descompuesta por los años
algo
ilegible
como
la voz vecina que escuchamos
a
través de un muro,
como
mirar las manos del autor
que ya
no está.
No sin
culpa
el
voyeurista de este manuscrito
lo
siente palpitar y algo le dice
que
ese desorden,
ese
jardín con plagas todavía,
hierbas
silvestres cubriendo la silueta
de
algún árbol final
tiene
el encanto de otro paraíso.
Carmen Villoro (México,
1958)
Es
escritora, poeta y narradora. Reconocida por sus obras literarias (cuentos
infantiles, prosas y poesía) las cuales cuentan con una pizca de amor y
nostalgia. Cuenta con una profesión en psicología y psicoanálisis, con su
conocimiento ha ayudado a publicar diversos ensayos en libros y revistas
especializados en psicoanálisis.
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