Días tranquilos que pasan como una ráfaga de
viento
porque el invierno próximo,
lo sé,
cuando no hayan testimonios posibles que mitiguen el
temblor
y la soledad,
bufará la lluvia tras los muros encalados.
Tardío se hace este invierno,
imágenes del invierno próximo
arrogantes y graves
como el desorden de la casa.
...
IV
Alguien se levanta
abomina las imprecaciones
sabe que al fin,
habrá algo no memorable.
Obscenos,
definitivamente,
los ojos del amigo
dónde nace el conjuro.
...
VII
Han concluido los paseos,
los silencios amables,
el ruido sobre la grava,
tu cuerpo fatigado.
Cuando llegue el invierno próximo
estaré en el cerro
tendida,
enojada,
estremeciendo el techo de la madera.
...
VIII
A causa del invierno próximo,
tiemblo detrás de ti.
Huelo,
me asombro,
y viene de nuevo
la transparente pesadumbre.
…
XI
Entra la vigilia del desvarío,
el lento grito,
el temible resentimiento.
Aunque no te reconozca entonces
esperaré
la caja de vidrio con el ruiseñor adentro,
el llanto que estalla bajo las matas de sábila,
una velada,
cualquier cosa que nos reúna,
alegremente.
...
XIX
Escucha cómo paso de largo.
Propicio es el tiempo
para el brazo
que reposa
sobre tu flanco.
Para un primer canto de alondras,
para una mansa vereda
y un olor de piernas en reposo.
Escucha cómo paso de largo
y todo se hace tan frágil,
tan triste.
...
Extraño adivinador de palabras
Mi bebé
niño grande
extraño adivinador de palabras
vas a crecer
con ojos de pomarrosa abiertos a la lluvia
a la escarcha
y serás como de pájaros y faroles.
Nunca faltará algún idiota
que te hable mal de los profetas.
Cuando eso ocurra,
márchate al pueblo donde nació tu padre
y búscate una casa
donde canten las chicharras.
...
Nadie parece estar ya triste
Nadie parece estar ya triste.
El rumor lento y grave del agua,
trata de abrirse paso
y llegar hasta aquí.
Impunemente,
se enumeran bienes y quejas y languideces.
Algo habrá de ocurrir
si persiste este canto asonantado.
...
Alguien vendrá
No quiero confundir sus terror con el mío.
Siete por siete
y siete más: años de temblor y pasos furtivos.
Alguien vendrá
para detener los lamentos del escogido.
Pero el tiempo dedicado a la espera
se me va entre los dedos.
Ya no es necesario inventar nada
salvo esta terca soledad.
…
Valiente ciudadano
Dame,
señor,
una
muerte que enfurezca.
Una
muerte que soporte la lluvia
de
Santiago de Compostela,
y
de paso,
mate
a los que me ofendieron.
Dame,
señor,
esa
muerte de intemperie
que
sorprende y tranquiliza.
Haz
que esté largando mocos y lágrimas,
suplicando
piedad
y
deseando muerte ajena.
Haz,
señor,
que
aquel hombre con piel inédita
reconozca
en mí al animal de los olivares.
Que
su cuerpo pese sobre el mío
y
haga dulce
la
entrada al fuego.
Yo
prometo haberlo visto todo.
La
misma culpa con la que nací,
el
mismo furor.
Haz,
señor,
que
esté escuchando a Vinicio de Moraes
y a
María Bethania
y
prometiendo que mañana,
lunes,
me
inscribiré en un curso para aprender brasileño.
Que
venga la muerte
cuando
descubras en mí
alguna
oculta intención de poder
y
cuando sepas,
por
tus informantes,
de
mis maniobras para pasar a la historia.
Cuando
te digan señor,
que
he agotado todos los recursos de la fatiga
sin
pedir clemencia,
entonces,
señor,
dame
duro.
Haz
que este golpe que tengo en la frente
por
abrir puertas a cabezazos
se
ponga
rojo,
latiente.
doloroso.
Supongamos,
señor,
que
eres el big-bang.
Que
ningún territorio escapa a tu vigilancia.
Que
los hot-dogs son tema de tu predilección.
Que
tu deseo de mí es parte obscena
de
tu realidad.
Entonces,
señor,
examina
mi estómago abultado
por
los espaguetis de Portofino
por
las fabadas del Guernica
por
los pasteles de coliflor de mi madre
por
los largos tragos de cerveza y ron.
Espía,
señor, los rostros de mi espejo en el espejo,
yo,
la pusilánime astuciosa
la
del dedo en el aire
abanicando
a la aburrida concurrencia.
Podrías
venir al cine, señor.
Veríamos
Brazil,
La
vaquilla,
Un
día de campo
El
cartero y Gatsby.
Me
escucharías
sacudida
por la risa
y
el temor.
Permíteme,
señor,
Contemplarme
cómo soy:
el
rifle en la mano
la
granada en la boca
destripando
a la gente que amo.
Acuéstate
conmigo en la madrugada, señor,
cuando
mi respiración es un golpe de piedras
en
la corriente del río.
Y
verás como nada
ni
siquiera la leche de tus cantares,
puede
darme una muerte que me enfurezca.
…
Ternura
Somos
teclear de lluvia.
Agonía
de lagartos.
Manos
de carbón.
caracoles
de azogue.
La
partida de un niño,
un
perro doloroso,
una
hoja muerta
Somos
hombres
sin
sílaba
sin
sombra
sin
lápiz.
Árbol
sin viento
y
sin ancla
que
devoraste nuestras palabras
nuestros
limoneros
Camino
de algas y mariposas
que
truncaste
el
silbido del hombre crucificado.
Somos
aceras
mojadas,
plegarias
de surcos,
ternura.
…
Blanca Nieves
El amor no es mucho,
si no lo tienes.
Hoy vi a Blanca Nieves
soñando con su príncipe
y preguntándole:
¿cómo van tus ahorros?
¿cómo va tu espíritu?
¿quieres tomar un trago conmigo?
¿quieres montar mi potro salvaje?
...
Aranjuez
No seas ridícula.
Nadie muere aguantando la respiración.
Piensa en tus huesos quebradizos, en tus pliegues
sudorosos,
en tu vagina seca
y tu calvicie incipiente.
O en un paro cardíaco cuando finjas un orgasmo.
De eso mueren las mujeres.
¿Por qué tienes que ser tan obsceno?
Porque hace veinte años que no voy a Aranjuez
y eso me pone de mal humor.
...
La bondad del día
Se hace de noche
y penetras
profundo
dulce
pensando en la bondad del día
Siento
y no quiero olvidarlo
la noche espléndida tras la persiana
la memoria de lo apenas ocurrido
cuando se hace de noche
y penetras
mando
claro.
...
Lo que escribes,
no es poesía
No.
No lo es.
Claro que tú tienes ideas muy precisas sobre la
poesía.
Un golpe de luz sobre el mar.
El tiempo detenido.
La curvatura de un hombro.
...
El
país, decíamos,
lo
poníamos en las mesas,
lo
cargábamos a todas partes,
el
país necesita,
el
país espera,
el
país tortura,
el
país será,
al
país lo ejecutan,
y
estábamos allí por las tardes
a
la espera de algún doliente
para
decirle
no
seas idiota
piensa
en el país.
Miyó Vestrini (Francia - Venezuela),
fue una poeta, periodista y guionista. Su talento múltiple y único fue abonando
los medios impresos, radiales y televisivos. Trabajó como guionista en la
industria televisiva nacional. Trabajó en el Diario Occidente, La República, El
Nacional; dirigió las páginas de arte de El Nacional y el Diario de Caracas.
Junto a Antonio López Ortega, coordinó la revista CriticArte. Dirigió el
suplemento infantil El Cohete.
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