El
lenguaje poético es sinónimo de libertad absoluta, pues no está condicionado
por nada y nos conecta con lo sagrado que habita en cada una de nosotras. Al
ser una instancia libre se mueve a través del tiempo y la palabra pervive más
allá de la vida y de la muerte. Escribo estas frases pensando en Miriam
Mireles, una hacedora que se unió a este coro con uno de sus poemas vírgenes,
pero no pudo ver finalizada nuestra antología. Su desaparición física nos ha
producido un hondo pesar, aunque su voz estará siempre viva en cada lectura ya
no será posible el encuentro, el abrazo, el café en Kalathos.
Nos ha
tocado vivir tiempos adversos estos dos últimos años. Cada visita a las redes
sociales, se hace con el temor de hallar una mala noticia que, en efecto, casi
siempre encontramos y vemos desconsoladas e impotentes cómo la vida de un ser
querido, o la de alguien a quien apreciamos profundamente se escurre hacia la
nada. Sobrevivir se ha convertido en un reto, en una lotería en la que, como en
aquella alucinante de Shirley Jackson, también podemos morir lapidadas por las
eficaces pedradas de la Covid-19 y alguna complicación respiratoria.
No
obstante, un grupo de mujeres conocedoras del poder de la palabra y la imagen
visual, nos hemos reunido en esta casa de tinta y papel para dejar constancia
de nuestras voces. En estas páginas comenzamos a tejer una memoria que da
cuenta de la conciencia del lenguaje y de su poder desbordante para hendir el
silencio más allá de la muerte. Sabemos que la dupla lectura escritura es una
manifestación simbólica del eros como pulsión vital, cada vez que escribimos y
leemos somos participes de un ritual profundo que nos conecta con la creación,
con energías vitales, con la vida.
Siguiendo
el trazo de ese hilo conductor pensamos en las razones para armar una antología
solo de mujeres. Hay muchos motivos, pero el más importante es que no existe
ninguna compilación de este tipo en Venezuela. No buscamos solo promocionar las
voces autorizadas y divulgar las desconocidas, sino también crear un registro
de la literatura venezolana escrita por manos femeninas. Asimismo, intentamos
establecer un diálogo con otras creaciones de mujeres que, si bien pertenecen a
diversas disciplinas, están íntimamente ligadas al quehacer literario y
editorial y, de alguna forma son voceras de metáforas y figura poéticas, de
lenguaje hecho imagen, de expresiones literarias.
La
enfermedad, el temor, las presiones sociales, son formas de violencia que
pueden aniquilar la imaginación. La forma de enfrentar esas expresiones
brutales a las que estamos expuestas cada día, es trabajando con la potencia
inagotable de la palabra. En Hacedoras refulge el poema de insondable belleza,
la fuerza expresiva de la imagen plástica, la autenticidad inagotable del
lenguaje en los cuentos, relatos, y en textos líricos de una belleza infinita.
Echando mano de recursos estéticos y desde la más recóndita intuición, las
hacedoras hemos buscado, aun en medio de la frase fracturada por una pérdida,
la dimensión portentosa de la vida y de la esperanza, desde el fulgor memorable
de la finitud.
Lesbia Quintero
Compiladoras: Lesbia Quintero
y Graciela Bonnet
Editora: Lesbia
Quintero
Editorial
Lector Cómplice
Imagen de portada: Nidia
Tabarez
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