AMOR TARDÍO
“Lo que Dios estaba diciendo,
a lo que se refería [en la historia de María y de Martha] era que los placeres
de ese cabello, de ese perfume, deben de ser tomados. Porque los accidentes de
la muerte nos privarán de ellos demasiado pronto. No debemos privarnos nosotros
mismos, ni a nuestros amados, del lujo de nuestros extravagantes afectos. No
debemos tratar de ponerlo en duda, negándonos a amar a aquellos a quienes
amamos…”
Mary Gordon, Final Payments
Si en mi mente
me caso contigo cada año
es para calmar
una extravagancia del amor
con costumbre
apagada, pues él se enciende feroz
y salvaje cuando
olvido que vivimos
en habitaciones
dobles cuya temperatura es controlada
por el
termostato apagado del matrimonio.
Necesito la
mnemotecnia, ahora que estamos viejos,
de juramentos y
ley para rememorarlo.
Nuestros perros
están muertos, nuestro hijo nunca se volvió realidad.
Podría acabarme,
en mi falta de juicio, todo
el suministro
humano de calor en ti
antes de poder
pensar en los otros y desviarme.
“El amor” es
encontrar querido lo familiar.
“Enamorado” es
que te tomen desprevenido.
Una vez, en la
sospechosa cara que usas,
y otra vez, en
la valoración de tus ojos,
tú cambias, y
con una nueva dulce o hiriente palabra
encuentras
nuevas entradas a mi más recóndito nervio.
Cuando te paras
frente a la estufa, soy yo quien se revuelve.
Cuando terminas
de trabajar yo descanso sin reservas.
En el día,
algunas veces, nuestra carrera con tres piernas parece lenta.
Discusión
adelante, nos fastidiamos por estar tan cerca.
Pero durante la
noche nos recostamos como cuartos crecientes de Velcro,
volteándonos
juntos hasta que nos re-adherimos.
Desde ti, con
pasos largos y una mejor visión,
me apuro a mí
misma, para mantenerme en condición,
con luz y
renunciando de por vida a comidas de humo.
Como cuando un
coleccionista atrapa dos Monarcas de una
sola vez, cuyos
frescos vuelos van de una hacia la otra
debajo de la
red, así en nuestros votos yo re-imagino
y re-invoco
aquello que nos mantiene juntos ya viejos.
Lo que intentas
dar es más de lo que yo quiero recibir,
aún así cada mes
cuando sostienes las tijeras para nuestra cita
y mi cabello
recortado cae y cubre tus pies, yo creo
que la casa se
ha llenado de nuevo con el olor del perfume.
Traducción por Andrea Muriel
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