miércoles, 7 de agosto de 2024

QUE NO CALLE EL POEMA IV

 



Tengo un dolor aquí,
del lado de la patria

Cristina Peri Rossi

Ninguna poesía ha calmado el hambre o remediado una injusticia social, pero su belleza puede ayudar a sobrevivir contra todas las miserias. Jorge Teillier

Recorren mis libros como un campo minado. Saben que un poema puede ser explosivo pero ignoran que el detonante es el lector. Floridor Pérez Lavín

Que ya no escriba. Que ya no hable, me pidieron. Que calle. Que todo es inútil, me dijeron. Que no vale la pena tanto esfuerzo. Sin embargo, afuera, en la calle, voces anónimas, sombras, casi sombras reclamaban el viento, la lluvia azul, el cielo. Moncho Azuaga



Un país

 

Un país es, siempre, una isla.

Un abrigo que recibe el escaso rayo de sol:

 un lugar es siempre la singularidad de su luz.

 

Un lugar es cada una de nuestras madres.

Cúmulo de pasado vivo

sujeto como larga cola de animal prehistórico.

Es una guerra invisible y silenciosa pariéndose a sí misma

mientras miras por la ventanilla del transporte público.

 

Es olvidar la fórmula para hacer cualquier cosa.

Cada pérdida es un país,

cada ser, una nación entera,

cada ser amado es un hogar donde creciste.

 

Un país es un lugar que nunca vuelve a ser el mismo;

gente que nace, gente que muere.

Un círculo que se cierra contigo afuera.

 

Cristina Gálvez Martos

 

 

Painting Doves on the Venezuelan Embassy in Santiago

 

In Venezuelan Spanish, pintar la paloma

means flip the bird, which is exactly what we do

 

as we taxi by the embassy on our way to a party

at our friend’s apartment up the street

 

in Providencia. It’s still early—9 PM, a few hours

before the first refugees will file through the night,

 

passports expired, birth and marriage

certificates lost or stolen, Chile’s borders

 

a jail cell. The line will trail for blocks—

no bathrooms for infants or chairs

 

for the elderly—pleading

with whatever dignity, submitting

 

whatever bribe, paying with empty pockets

whatever crumbs remain unlooted.

 

We were there last week, Ivana’s passport

long expired. We ate empanadas as we waited,

 

chatted with our neighbors in the queue—

expropriations and oil,

 

motorcycles and handguns, altiplanos

and deserts, each border bleeding

 

into the next, down here to the world’s end.

When the iron doors of her homeland

 

swallowed her, I waited in the park, scared

of the price they would demand.

 

But then they spat her back out.

I’m a person again, she said, waving a useless stamp.

 

On the road to the party, we paint doves

with the bitterest of intentions,

 

imagine them flying far from here

and shitting on statues of the men who stole

 

her country. But at night we dream of doves too,

each one painted by the hands

 

of those who wait, coving walls that divide us

with a mural of feathers and sky.

 

David Brunson

 

 

Retazos civiles

 

He visto a mis amigos intentar escapar de la guerra mudándose a otras guerras

coleccionar las fotos del piso del aeropuerto cromático de nuestra niñez entrañable

correr y hablar desnudos después de haberse ocultado tanto

buscando pruebas de persecuciones para poder pedir un asilo donde sea

buscando linaje ancestral de otras tierras para irse a donde sea

hallando en Orwell las respuestas de un tiempo explosivo hasta la medula

pintando los billetes hiperinflacionarios, haciendo dibujos de casas en llamas,

mirando atónitos todos los incendios de los campos petroleros

versados en un solo modo de producción,

la adicción a la renta petrolera también es una droga dura, se sabe.

 

Miles de personas recaudando fondos para rescatar bibliotecas que arden

intentando recuperar pasillos techados que se vinieron abajo

recordando el sonido de todos los heladeros de la infancia,

corriendo apresurados sin mirar que una semilla da la flor

buscando asideros en el sótano de los libros

de Ana Frank, cuando caen las bombas.

 

He visto carteles en la carretera como en alguna extraña remembranza del viejo oeste, ofreciendo

recompensa a quien encuentre a los que son considerados “traidores de la patria”

He visto a mis amigos buscando el fragmento de aquel escritor muerto que alguna vez escribió: “A este país se lo han cogido cuatro bárbaros, veinte bárbaros, a punta de lanza y látigo”

Mientras un grupo de hombres en el país juega dominó en una mesita sencilla

con tapabocas y sin guantes en plena pandemia

otros asisten al velorio de los suyos aglomerados, sin miedo a la muerte.

 

 Los más silenciosos, recortando el exceso de palabras que nos aturden a todos.

 

He visto también a los seres jardineros labrar la tierra con esmero

y por donde van caminando la tierra se vuelve abundante y reverdece.

He visto a esos jardineros hacer bailar estrellas con las bombas que van cayendo

saltando al ritmo de lo imprevisto, y hasta con risa

y te dan una mano, y estalla en uno el amplio mundo.

 

Creadores

saben que, al tener una semilla y esparcirla, es ser viento.

Despiertos terrestres y celestes de la eternidad

sin pretender tener todas las respuestas.

Su mirada y corazón abarcan la belleza, la han visto, no intentan retenerla.

 

Dira Martínez Mendoza

 

 

Silencio

 

En mi tierra vacían al silencio

lo dejan sin aliento

sin saber dónde está su tumba

 

Más allá del dilatado extravío

varios intentamos caminar

sorprendidos incluso de poder hacerlo,

a lo lejos desperdigados se ven los casquillos,

la poeta me recuerda de su casa en ruinas

donde persiste su rosal

y me pregunto hacia dónde caminamos

 

Este silencio me hace arrastrar los pies

un hoyo adelante emerge sin parar de crecer

-hacia dónde- lo digo ahora en voz alta

pocos voltean y menos son los que aún van erguidos

hubo fraternidad hubo una vez compartir

superficial en su forma, tal vez, qué importa 

                        lo relevante es llegar

                        -a dónde- vuelvo a preguntar

                        la rosa persiste en sus pétalos

                        sigo sin saber qué hacer

                        cómo estar al tanto de este silencio

 

Eblius Saiken

 

 

Pretendo vivir

allende el país

que me cerca

adentro

es un lugar

acaso en un cuerpo

que escribe.

 

Eleonora Requena

 

 

I

 

De qué exilio hay que hablar

cuándo comienza cómo

 

El diccionario dice

Separación de una persona de la tierra en que vive.

            Separar apartar alejar aislar distanciar

            La persona soy yo

            De la tierra en que vive

Cambió de nombre tu país tu calle la plaza donde jugabas de niño

Cambió de nombre es otra

De la tierra en que vive

De la casa

            Asaltada violada robada secuestrada

            La persona

                        Que se pierde en su casa

                        Que no encuentra

                        Sosiego

                        Que se ahoga en el humo

                        Le disparan

                        Esta calle de sangre

                        Esta ventana rota

                        Esta fila de muertos en la acera

De la tierra en que vive

Separado

            El extrañado de su propio patio

De qué exilio hay que hablar

            Este es el mío exilio pequeñito

El mío

 

Elizaria Flores

 

 

Danza del corazón

 

Esto no es un poema

yo no sé hacer poemas.

Esto es un sentir

porque de sentir sí que estoy hecho.

 

Tengo el corazón desacompasado

Palpita a ratos a ritmo de pajarillo

a ratos a ritmo de pasodoble

Se acelera en una murga

se ajusta de pronto a un beat

 

Mi corazón no está hecho trizas

pero tiene pedazos regados por el mundo.

 

Canta un tango lento

baila una tarantella.

Se acongoja con un fado

y se divierte con una cueca

Bate un candombe

Taconea un jarabe tapatío

Se solaza con un vals.

 

Danza del corazón

 

Hay trozos de mi corazón

danzando por cada ciudad, por cada país

donde se han ido los amores,

los amigos,

la familia.

 

De pronto, el latido cesa

la fiesta para

el corazón cruje y salta una lágrima.

 

Pero vuelve al ritmo

vuelve a la danza

el corazón baila alegre

 

Los seres amados

idos

se encuentran a salvo

del infierno.

 

El corazón brinda

baila agradecido.

 

Golcar Rojas

 

 

LA CANASTA

 

 

Es fácil detectar la fruta podrida.

Uno la ve irradiando podredumbre,

            infectando a las demás.

            Uno sabe.

 

Inútil el gesto de dar la voz de alarma.

Inútil querer apartarla, salvar al resto.

            Velar por la canasta.

            Uno trata.

 

Y, sin embargo, algo tiene la manzana enferma.

Algo irradia, algo irradia

            que procura su permanencia,

            y uno no entiende qué pasa.

 

            La peste

                                   se arraiga.

 

 

 

Graciela Yáñez Vicentini

 

 

T

 

A ti

ni agua

que engendraste exiliados del mundo

secaste el sustento

y la piel

que envuelve la comida descompuesta

 

reventaste el pecho

que eyecta sangre

que corre por años

se pudre

como tus entrañas

 

Tus padres

reflejos infames

te relataron sofismas

pesadillas

pestes

resentimiento

aturden por generaciones

 

Tus sirenas cantan tus mentiras

que se clavan en ojos y oídos

lobotomizan

 

Chispas ciegan

zumbidos atraviesan cabezas

rebeldes

 

por “accidente”

“enfrentamiento”

“suicidio”

Lo orquestan filas y uniformes

Detrás de ellos escupes odio

en tu trono de mierda

 

Con alicate arrancas

la juventud

las raíces

la voz

el trabajo

las uñas

los dientes

los tendones

la cordura

el miedo a la muerte

 

Con electricidad enciendes

dolor

terror

desesperación

carne

 

Bailas sobre cadáveres

haces aquelarre de miseria

atropellas vulnerables con vehículos

frente a millones

de cómplices

 

Diriges circos judiciales

 

contra acusados torturados

te aplauden tus zalameros

frente a la podredumbre

 

Sueltas monstruos y demonios

devoradores de inocencia

bestias de fuego y plomo

 

Encarcelas y apaleas

en un domo

en cuartos de locos

en una sepultura gélida

siempre blanca

 

Saqueas la tierra noble

envenenas los ríos

matas a sus criaturas

con tu codicia

 

Eructas moscas

que se posan sobre tus aduladores

Repartes botines

Compras silencio

Crías burócratas

Les lanzas cebo a los farsantes

roen desperdicios

a tus pies

 

Estrangulas las luces

las corrientes

los motores

 

las almas hambrientas

los enfermos

 

Persigues las palabras

que punzan tus miedos

las callas

las desapareces

 

Innombrable maldito

húndete con tu séquito

y tu andamio

en tus mazmorras

en las sombras

en la nada

 

Ivana Aponte

 

 

51

 

A Brigitte Monteiro

y

Armando Rojas Guardia

 

Pensando en la patria

el poeta dijo:

 

            Alguna vez amamos

            o dijimos amar

            la terquedad sombría

            de tu fuerza

 

pero las mías merman

como el pollo al deshuesarlo;

o el ajoporro troceado

para caldos y cocidos

 

mis fuerzas    don Armando

flaquean

como mis piernas

cuando subieron

infinitas escaleras

por falta de ascensor

hasta tu piso

 

ya no sé

en cuál patria creer

si en la actual

o en la de mis recuerdos

 

porque patria-patria

ya no tengo

a más de 7.000 km de distancia

 

lo más parecido a ella

es el beso de mi mujer

al llegar a casa;

el video por WhatsApp

con mi hijo adorado

 

la cena lista

sin condición y cariño.

 

Jason Maldonado

 

 

Mis muertos hacen ruido debajo de la cama

Insisten en que este clamor es el fin de los vivos

Me dicen que olvide las raíces y huya de la podredumbre

Saben que estamos tan solos como ellos

 

Mis muertos murmuran debajo de la cama

Cuentan los equívocos por centenares

Desgranan como las cuentas de un rosario

los hitos de una tragedia inexplicable

 

Mis muertos protestan debajo de la cama

Me exigen que tome cartas en el asunto

El tiempo es según ellos el asesino de la esperanza

y ya no hay esperanza ni tiempo que perder

 

Jorge Gómez Jiménez

 

 

¿A quién saluda el dictador?

 

Arenga con los brazos y recorre

el patio de cemento agrietado

pisa sin ver la vegetación que tenaz

pujaba a través de las fisuras

junta las manos en rezo

se inclina hacia ellas en venia y sigue

de nuevo paso

a paso

saluda.

Saluda y agradece el dictador

los vítores mudos en el patio de este colegio en domingo electoral

este colegio vacío y también vacío de lunes a viernes

vacío de maestros

vacío de útiles escolares

vacío de normalidad

colegio de pocos niños frágiles que no podrían aún

votar.

Alabado sea el Señor del dictador

porque estos pequeños desde la espina dorsal tan a la vista

saben

estos niños tan cada día más grises

tan cada día más ausentes

saben.

¿Quién saluda de vuelta al dictador

en este centro electoral?

La anemia saluda de vuelta al dictador.

Cuántas urnas vacías de votos y llenas de venezolanos fantasmas

sumas imposibles

lo esperan al cruzar la puerta.

Y seguirá dando las gracias

y hundirá el dedo en la tinta violeta

“garante del normal desarrollo de esta jornada cívica”

aunque la jornada abrió los ojos como se encienden las batallas

con toque de diana y amenaza

jornada sobre todas las cosas militar y autoritaria

performance tan bien ensayado por años

tinta intachable

tinta indeleble

tinta inútil absorbe el dedo meñique del dictador adelantado en la celebración.

Tinta intachable

tinta indeleble

cuánto silencio y miedo en estas urnas

cuánto llanto y tanto grito a diario tras las otras

en cada hospital

en cada morgue

algunas son tan pequeñas

tan fallido su contenido.

Saluda el dictador en el patio del colegio con sus manos en rezo

silencio indeleble

arenga el dictador a los votantes de nombre hueco en una lista

nombre hueco indeleble

sus manos festivas entran amenazantes al aula

camina hacia el vacío el dictador

saluda a las madres suicidas

saluda a los profesores universitarios puestos a elegir entre lavar

su ropa

o comer

el trabajo de ascenso no dio para más

saluda a las menores de edad encarceladas sin juicio

a las niñas desde hace varias semanas ausentes a la hora del timbre

de tanta hambre

de tanto dolor de estómago

de tanta afección sin cura

a los niños flaquitos

a las hermanas mayores que han salido a trabajar a ver

si sus hermanos menores comen

y si sus padres comen

algo.

Las manos del dictador animan a sus votantes con carnet y sin deseo

las manos del dictador lucen solitarias y a quién le importa

esta elección ya la ganó.

Ya no reza el dictador

ha cambiado la composición y una mano cerrada en puño

se estrella contra la otra abierta que la recibe.

El dictador camina celebrando los golpes que encaja a diario

camina sobre el cemento amplio, el patio sin recreo

sin red de voleibol

sin pelota de fútbol

patio de cantina clausurada

puño golpeando la palma de la mano abierta hacia el horizonte vacuo

puño pegando duro y celebrando el triunfo que garantizó

a punta de hambre y retribución obligada

a fuerza de dengue y malaria y neonatos infectados

a fuerza de moneda ilegible

a punta de amenaza y miedo

a fuerza de tortura

palo por la espalda palo por la cabeza palo entre las piernas.

En este colegio hoy no hay quien reciba al dictador y eso qué importa

no hay quien vote de verdad y eso qué importa

puño contra la palma de la mano y gracias

puño contra la palma de la mano

no hay quien venga el día de mañana

no hay quien venga el lunes dispuesta estudiar.

 

Keila Vall de la Ville

 

 

CÉDULA EN MANO

 

En mi país la muerte está de moda.

El aire se ha vuelto una lámpara oscura

una zona de odio y flores inquietas.

En mi país hay esquinas con las manos arriba

rutas donde no ocurre el ángel

pasillos hechos para irse.

La patria es una lista de supermercado:

lo indecible, el murmullo, la uña que se hunde en el dolor

la casa fallida, el pomo abandonado.

En mi país la gente

conjuga la sospecha en primera persona.

Una comarca de sol y vaivenes

donde el presente es un perro airado

que le ladra al pasado.

 

Aquí la vida es una afonía en el paisaje,

una llave caída en el asfalto,

un manuscrito en el rencor.

En mi país los dioses pasan de largo

y no hay certidumbres

aunque la rosa sea siempre la rosa.

En mi país, los pájaros son el toque de queda.

 

Un relato brusco.

Una linterna extraviada.

Una garganta rota en lo profundo.

 

Leonardo Padrón

 

 

 

Aquí descansamos todos.

Nos amputaron el espíritu

mientras parecíamos estar dormidos.

Veíamos lo que acontecía.

Nadie alzó la voz.

De repente nos vimos boca arriba

en el asfalto,

y la maldad personificada,

llevando en brazos su arma,

se retiraba.

Supimos que ya era muy tarde.

 

Yéiber Román

 

 

El mal no tiene naturaleza positiva;

pero la pérdida del bien ha recibido el nombre de mal

 

San Agustín

 

Un esbirro

 

¡Desciende a tu oscuridad hombre a medias, inacabado espíritu!

De la voluntad de Dios, olvido

 

¿Dónde está tu hermano Caín?

 

En las entrañas de la tierra,

envuelto en folgos de hielo

pisan su cabeza

un olvido de piedra lo ronda

 

allá en la tumba

 

Ni perdón, ni agua

Ni hoguera, ni grano

en la boca del mal

 

¡Tortura! grita el ciclope bastardo!

 

Al aire dientes, testículos, ojos, vísceras,

huesos, rosario, la foto del último almuerzo familiar

la piel alarga el recuerdo de la luz

 

Bestia del encierro, esbirro

El otro tu exterminio, carne de hombre

Membrana virtuosa, plegaria en tu sombra

 

¿Cuánta muerte soporta su sueño?

¿Duerme alguna vez en el regazo de sus difuntos?

¿Le pesan las cruces de los condenados?

¿A cuál anillo del infierno acude a orar?

Cuerpo saña, cuerpo nación, cuerpo preso político, cuerpo de hambre, cuerpo de letras, cuerpo de voz, cuerpo sepultura

Dime tu señor del daño

¿Cuantos más?

 

Yoyiana Ahumada Licea




Ya lo dijo Federico García Lorca El poeta debe ser una voz de alerta en la sociedad. Y desde esa voz la poesía dice presente frente a la dictadura que pretende instalarse en Venezuela, desconociendo la voluntad de la gran mayoría de sus habitantes, quienes cívicamente elegimos un cambio de gobierno y hoy no se nos reconoce nuestro derecho a una elección libre. Pretenden silenciar a quienes pensamos diferente y el horror se ha convertido en el pan servido en nuestras mesas.

 

Nos basta una mano para matar.

Necesitamos dos para acariciar, para aplaudir,

y todas las del mundo para conseguir la paz.

 

Gloria Fuertes

 

La imagen de la portada fue tomada de la web


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