miércoles, 9 de febrero de 2011

Leonardo González Alcalá / Venezuela


Leonardo González Alcalá (1987) nace en Caracas, Venezuela.
Estudiante de Guitarra clásica y Abogado por la Universidad Católica Andrés Bello (2010).
Poemarios: El país de los muertos (2007, Premio XII Bienal Francisco Lazo Martí del Ateneo de Calabozo); Gesto quebrado (2006-2009).
Integrante de la Antología poética El Ojo errante (2009).


El país de los muertos

Soy ciudadano de un país donde habitan los muertos
camino por las calles
y doy los buenos días
sin mirar a los ojos

todos somos tristemente anónimos
corro el riesgo de que una vez terminada la guerra
me haya acostumbrado

las fronteras permanecen cerradas

- - - - - -

Cada labio tiene un nombre
que no puede pronunciar

- - - - - -

Cuando la botella nos expulsa
hay que hacer todo por volver a ella
Cuando estamos dentro
hay que quebrarla y derramarse
eso tal vez es poesía


- - - - - -

Esclavo

de la sangre amada
de la cuenta regresiva de los que no creen
de las novelas que callo
del olvido misterioso
y de la memoria que desde dentro habla
del océano que no estuvo cuando volvimos
sus rostros duro esclavo
de una ciudad que nos llama
y a la que acudimos como si visitásemos un enfermo
del silencio que no logran aún mis pasos
del cuerpo lleno de balas que seré algún día
de las sentencias de mi padre
del gesto que intenta unir la taza rota
de este humo que voy siendo sin que lo notes
diaria rebelión de mi cuerpo contra el vasto latido

- - - - -

Tercer mandamiento

Recibe de mí otra vez lo enfermo
las mitades que el cirujano amputó porque no supo salvar
una miel oxidada

hoy este poema
no-se-levanta-de-la-cama
no se calza de falsedades como todos los días
no atenderá el llamado de otros poemas
que acuden sólo para constatar
cómo se han demacrado sus verbos y las grandes imágenes
no dará la cara en un libro olvidado
romperá sus máscaras
para no tener otra mejilla posible a la vuelta de la página

hoy se arrepiente de haber sido pan
y de haber matado el hambre
sólo desea ser una roca volcánica
un áspero mantel de una cena
que no será servida nunca
un mantel que la gran familia usó para cubrir al perro
de algún torrencial súbito
o vinagre para un sediento con la frente rota
un lienzo encerrado que nadie empezó con el amor de los flautistas

hoy desea saltar desde el borde de la madera
donde fue tallado contra su voluntad
hoy no se arrodilla para agradecer su elevado sino
se desviste pausadamente como lo enfermo
expone sus cavidades
y acepta que le griten

- - - - -

Di
enfermo
si eres algo más que el que canta cuando todos rezan
el que habla cuando todos duermen
el que limpia la casa porque espera la mañana

Di si eres algo más que lo que ellos dicen
di tres veces los versos que no son tuyos
la música que como un gato sólo trae rostros dolorosamente

entiendes la disputa entre lo diario y lo supremo


Leonardo González Alcalá

lunes, 7 de febrero de 2011

Ivonne Sánchez Barea / España


Ivonne Sánchez Barea (Artista y Poeta), nace en Nueva York en 1955, estudia en Colombia, Francia y España. Bajo distintos seudónimos, pública poemarios “Umbrales” en 1984, “Lo que las flores confiesan” en 1994, “Un Todo” en el 2006. Colabora con otro tipo de artículos y publicaciones, artísticas, científicas y literarias. Participa en Antologías poéticas desde la Academia Latinoamericana de Poesía, Capítulo Málaga. Gana premios escultóricos y literarios, entre los que destacan: 2º premio Huétor Vega (2006), 1º Premio Mujeres Poetas Internacional 2010, y finalista en Latin Heritage Foundation 2010, con la publicación de sus poemas en los respectivos poemario y antología, entre otros. Su obra se puede visitar permanentemente en: http://www.ivonne-art.com/ , http://www.eiseke.org/


Rendición

Me rindo,
me rindo ante los brazos
que se elevan y me abrazan,
niño de la guerra,
niño huérfano,
con piel de hambre y angustia seca.

Se vence la vida
partiendo el alma,
nadie elige la suerte,
ni el tiempo,
ni la historia.

Me rindo,
me rindo recogiendo los pedazos
del corazón doblado,
me encojo desde mis esquinas
y me tiendo sobre el prado.

Sobre el prado,
la sangre se vuelve verde
y vuelo rendida hacia al cielo,
llorando la esperanza,
besando la tierra
que me cobija antes de vivir
y después de muerta.

Me rindo porque aun estoy viva.


Hojas

Me rizo con las hojas

entre la luz y la sombra,

penetro hasta la tierra

y muerdo el verde gris

y me rizo de nuevo nadando
la viva hojarasca.


Un adiós sin despedida

Te fuiste
de puntillas
sin dar la cara;
quedó el beso,
silenciado,
quieto, apresado en la intención rememorada.

Te fuiste
callando la palabra,
sin una letra
de tu mano,
en despedida abierta,
apretada quedó la frase agazapada.

Te fuiste
sin nombrar
de tu guante
la pluma encantada,
que con la delicia de versos
acallados,
muerta quedó la palabra.

Te fuiste
con la soberbia
pintada en tu hazaña,
culpando sin admitir error,
cerrando sin abrir las ventanas,
clausurando el posible tacto del conocerte.

Te fuiste,
y me dolió
porque ni tu llegada fue inútil,
ni tu adiós sin despedida fértil,
queda quieta en la memoria,
una sensación dispersa
de no conocernos el alma.


jueves, 3 de febrero de 2011

Carlos Kuraiem / Argentina


Carlos Kuraiem, es poeta, escritor y músico.
Publicó los libros: Presagios de guerra (poemas, 2 de abril de 1982). El Canto del gallo rojo (poemas, 1985 - 2da. edición 2004). De Laúdes y Mistoles (poemas, 1996). La Canción del Borracho (poemas, 1999 - 2da. edición 2007). La rama inquebrantable (poemas, 2004). El hombre del Traje a Cuadros de Diez Colores que llegó en la Carroza de los Días Patrios (Novela, 2004). Obra Poética Ilustrada (Antología, 2007) y Los hilos de Ariadna, poemas de amor, (Kuraiem Utello y Rubio, Editorial La Luna Que, 2010).
Participaciones destacadas: Museo de Bellas Artes de La Plata, donde acompañado por el maestro Roque de Pedro en piano recita largos poemas de Juan L Ortiz (1986). V Festival Internacional de Poesía Rosario (1997), Letrarte (Tucumán, 2006), Mesa redonda en Feria Internacional del Libro del Autor al Lector (2008), Encuentro de Escritores "Voces del Viento" (Bahía Blanca, 2010).


Lírica

todo lo hacés bien y cantando
como si no tuvieras que cargar
con el peso de un hombre a tus espaldas
o como si llamaras a otro con tu canto


Epigrama

ahora que me dejaste
prometo no reírme de los poemas de amor



La canción es la canción y la poesía es para otra gente

sé leer en tus ojos y verme solo
prender un cigarro a mi silencio
morir de mis heridas

sé colgarme la guitarra
esconderme en un libro
y cantar

supe envolverte con palabras
vivir en el hueco de tu mano
y otras cosas que olvidé

sé salir del desorden de mi vida
caminar por la vereda de los duendes
y esperarte llegar

sé darle de comer al poeta
versos magros
mentir con la verdad


rémora

soga aire caminito
no dobles (o sí)
seguí no acabes en pañuelo (o sí)
en declive en revés
en callejón sin salida
la vida es una cuadra larga y sola
raras mariposas
se despegan de ella
algún día les contaré
la historia de Gilgamesh
el rey que no quería morir
hoy no
miro mi camisa vaciada de mi
colgando de un clavo
juego a enhebrar el día
con una estrella puntiaguda
mis manos dos madres
alimentan peinan
limpian cuidan acarician
no abandonan
dicen que me vieron
irreconocible
añoche soñé
con la mujer del cabello
color arena
de la novela de Orwell
me ato y me desato
llueve
saco una mano fuera del poema
toco la piel del agua
el cielo lleno de charcos
la calle de nubes y barcos
encallados flotando
surcando el ancho río
el líquido espeso inútil
de las lágrimas
mi cuerpo tallado
en el mascarón de proa
brumas caminito
no dobles (o sí)
seguí no acabes en pañuelo

Carlos Kuraiem - ARGENTINA
Del libro El hilo de Ariadna, poemas de amor (2010)

miércoles, 26 de enero de 2011

Marian Raméntol / España


Marian Raméntol (Barcelona, 1966). Poeta, traductora y directora de la revista cultural La Nausea. Miembro del grupo musical O.D.I. Miembro del grupo poético LAIE (2006-2009).Miembro del colectivo artístico Grup Tremó (2010).
Ha traducido a poetas contemporáneos italianos al catalán y al castellano. Ha publicado seis poemarios y ha sido incluida en seis antologías. Ha sido premiada en diversos concursos nacionales e internacionales, y su obra ha sido ampliamente difundida en revistas especializadas donde ha publicado poesía, ensayo y artículos de opinión. Ha sido traducida al inglés, italiano, rumano, armenio y estonio, y ha prologado varios libros de poesía. Su actividad en el ámbito poético le ha llevado a formar parte de festivales, exposiciones, recitales y diferentes actos patrocinados por Ayuntamientos, editoriales y otras entidades culturales.

Web del autor: http://marianramentol.blogspot.com/


MI MIRADA EN LA ÚLTIMA ESQUINA DEL AIRE

La vida retrocede unos centímetros
cada vez que mis ojos hacen alarde de su cortesía
con el mejor saludo guardado en el bolsillo.

La bufanda intenta arropar el calcio de mi invierno,
la miopía del mundo que me reconoce,
esa cicatriz interesante, la galería de mi vientre
abandonado.

Llueve almidón sobre la lírica
mientras mis manos asesinas se conjuran
para el inmolamiento del poema, para la fría
soledad de la excelencia, que confusa, sospecha
de mi amor umbilical y zancadillea
al inhumano dinamismo
de los cadáveres cuando se enfrían, a mis dedos
cuando se emocionan, a la torpeza de los quilómetros
recorridos, a los campos
germinados de palabras, a su incontinencia
ese baño de orines ocre y sangre salada,
a cada uno de los monosílabos que definen mi pupila.

La vida desmiente la voz de mi madre,
el insomnio de mis pechos, mi mirada en la última
esquina del aire, donde se rompe la muerte
como un punto de libro ecológico,
y todo lo que queda, es un pulmón sudoroso.

CÓMO NO IBAN A ODIARME

Huyen de mí los plurales
se amamantan en otras bocas, irreparables,
con el crimen multiplicado en los ojos
las manos dentadas de carne inútil y sexo frío,
transparentemente culpable.

Conjugaciones a bocajarro que moldean el silencio,
se deshacen sin otro destino
que el cuerpo tumefacto de un poema,
prescindible como la eternidad,
como el murmullo de mis pechos.

La sintaxis no vendrá a salvarme
de las declinaciones del rencor de los charcos,
del odio de los halcones y del mal uso del abecedario
con el que he ensuciado su vuelo, con nombres blandos,
demasiado jóvenes o demasiado viejos,
con vértigo a los tendones de la lluvia
y a la altura del invierno.

Cómo no iban a odiarme,
si aquí duele la gramática del verano,
la luz es un francotirador de obuses de papel,
tan cansados, que no superan
el primer mordisco en los labios, su temperatura
partiendo el aire, la adherencia de la hierba a mis huesos,
el hundimiento de la tormenta sobre las horas,
ni el dejar en la estacada a ese azul
que menstrúa en la ventana.


LOS ACENTOS QUE DIBUJAN LAS ZAPATILLAS EN EL PECHO.

Ven a cenar con mi cuerpo, a un beso de distancia
de mis vías digestivas donde la oscuridad nos enumera.

Sé perverso cuando llore la noche,
deja que la cabeza crujiente del mundo,
repose, despegada,
sobre el dramatismo dormido de mis ojos.

Moleremos juntos las palabras de hiedra,
los labios sudorosos del árbol en invierno,
la nuca sedienta de los peces, el cuello macerado
en el borde mismo del aire, las manos que se besan,
y todos los ingredientes necesarios
para ponernos el alma
y bajar a comernos los abrazos,
los mares hondos, los acentos
que dibujan las zapatillas en el pecho,
y los verbos con los que somos distintos,
detrás de nuestro retrato.

EN LOS LABIOS LIMPIOS DE MI DESIERTO

No me convence el discurso de la fotografía
que te imagina todavía en la alacena, con tu verdad
indolora en sobrecitos de colores, mientras calientas
la leche y dibujas de memoria la boca de tus hijos,
porque allí quedó encogida toda la ausencia
pasando el aspirador sobre los días.

No puedo comprarme unos ojos de madre,
unas manos expertas en trenzar los descuidos,
pero puedo reinventarte en la cocina de mi pecho,
la cocción de la risa en amarillo secando el llanto
del sol en la tarde, las olas de tus ojos
como un naufragio degenerado
en la geografía de ese potaje
que nos enseñó a restar garbanzos
y a sumar tus besos,
también en las uñas del otoño que no se ha ido
o en los labios limpios de mi desierto.

Puedo imaginarte más madre que nunca
con azucarillos colgando de las orejas,
los brazos de agua tímida y ese olor a frío escondido,
un nuevo caldo para ese invierno que es mi cúpula,
un atlas para la paz de mi último minuto.

QUIZÁ TENGO DEMASIADAS PALABRAS EN LOS OJOS

Veo el muñón en las alas, la luz suicida
que trepana la inocencia y nos convence
de que es mejor subir a dentelladas por la sangre
que bajar los escalones del silencio.

La voz en miniatura pasa rápida
por los oídos, con el cuerpo a la carrera y las manos
poco hechas, un aire naive resbalando por la nariz
de un cuadro demasiado grande,
la saliva en la boca, quemada.

Nada cuadra en estas trenzas,
muñecas de verdad con pecas de mentira
que juegan al escondite en las empalizadas
y violan la niñez que nos vive.

Quizá tengo demasiadas palabras en los ojos,
sílabas pequeñas que no alcanzan la pared
de mi garganta, y viven agachadas, con la falda
huérfana y las piernas cortas, esperando el turno
para inventar un nuevo puente colgante
desde donde practicar el salto al vacío,
sin perderse y sin tener que perdonarse.

jueves, 20 de enero de 2011

Gustavo Córdoba / Venezuela



Gustavo Córdoba nació en Maracay, Estado Aragua el 11 de Diciembre de 1959, Ha vivido en Italia, España, Suecia y actualmente vive en Noruega.

Sólo la noche

“Por todos los astros lleva el sueño
pero sólo en la tierra despertamos”
Eugenio Montejo

Sólo la noche sabe
dónde está tu cuerpo,
en qué otro astro,
equidistante del sol y mi deseo,
en él talla su música otro cuerpo,
en qué manos vacía sus arpegios.

Sólo la noche
que ha visto envejecer mi piel a solas,
y que responde en su vocablo intermitente
al indescifrable canto de las ranas.


El retorno de la noche

Yo espero el retorno de la noche
como los que han partido
esperan el retorno de sus viejas ciudades.
No otras diferentes, sino aquellas,
las mismas que dejaron,
aquellas detenidas en un reloj antiguo,
ancladas en el musgo de la memoria.

No es sencillo
habitar la noche a solas,
sentir en la piel su quieta vastedad
y dejar que sus grillos
convoquen la vigilia
para que la palabra nos sueñe,
mientras una mirada persistente,
un nombre impronunciable,
desata tormentas nocturnas
sobre nosotros.


Extraviado

No sé cuando, en este viaje,
en que andén cubierto por la bruma,
perdí mi viejo mapa,
aquel en que tracé toda mi ruta.

Y aquel cuaderno,
-antigua bitácora que usaba
para recordarme a mí mismo quién era,
de dónde había partido-
lo extravié en algún tren,
en algún puerto.

No sé cuánto me he alejado,
a cuántas estaciones estoy de mi destino,
si hay alguien -o algo-
que me espera
en alguna ciudad que no recuerdo.

Ya no duermo,
estoy atento a las miradas,
a algún gesto,
alguna mano expectante
agitándose al viento,
una llamada repentina en mi hombro.


Otro

Hay otro
que dibuja mis huesos
frente a su espejo,
otro que consume
la ración de mañana que me toca,
que pasea mis temores
por ciudades recónditas.
Otro, cuyo cuerpo
me deja a veces sin aliento
cuando en las noches
enciende la llama del deseo
y danza la antigua canción.
Otro que amanece en los puertos
en los que el alfabeto es la piel,
y la memoria naufraga,
otro que desnuda mi fragilidad
con timidez de arena,
y ahoga mi propio estupor
ante ojos expectantes…
(mi pudor es el artilugio de su deseo).
Pero ese otro no soy yo
aunque se me asemeja
y recuerda a mí.

Pero yo nunca me fui
estoy aquí desde siempre,
en tu plaza sola
debajo de tu fronda,
y mis cometas
nunca han dejado de sonreírme
por encima de los antiguos balcones
con sus largas alas azules.

Si acaso ese otro que no soy
no vuelve,
y la noche desnudase sus huesos
en una ciudad perdida, con su último abrazo,
recuérdalo ángel,
sudado y desnudo,
jugando bajo tu sol,
quizás soñando,
pero siempre a tu lado.

viernes, 14 de enero de 2011

Lilián Pallares / Colombia


Lilián Pallares. Barranquilla-Colombia. 1976.

Comunicadora Audiovisual y Periodista. Ha estudiado Creación Literaria, Guiones para Largometrajes, Escritura Creativa y Filosofía.
Escritora de poesías, relatos, crónicas, guiones y monólogos humorísticos.
En 1999 ganó en Barranquilla el concurso de Poesía inédita de la Universidad del Norte. En el 2007 ocupó el primer lugar con sus relatos: “Reflexiones del vaivén”, organizado por la Revista Toumai, y “Servicio Anónimo”, organizado por la Asociación Cultural Fusionarte.
En el 2010 publicó su libro de crónicas y relatos de calle "Ciudad Sonámbula" y el poemario- disco "Voces mudas" a ritmo de tambor.
En el 2010 publicó su libro de crónicas y relatos de calle "Ciudad Sonámbula" y el poemario- disco "Voces mudas" a ritmo de tambor.
También participó como guionista en el cortometraje "La danza de los pinceles", el cual fue premiado en el Festival Flamenco de Cortometrajes FFLAC en Madrid.T
ciudadsonambula.blogspot.com
www.myspace.com/lilianpallares
lilianp@yahoo.com

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LA LE LA

La inconstante forma y la constante esencia.
La flotante armonía de delirios contenidos en una botella de vino.

El beso en suspenso del cuadro del hombre sin boca.
El húmedo tacto de los pies hundidos en el barro.

La Le

La sugestión de las hormonas en tendederos femeninos.
La lamida de los dedos en atómico mordiscos.

El instante de los amantes en el último fotograma de la luna.
El estornudo que se anticipa al deseo, el deseo que se anticipa a la duda.

La Li Lo

La mirada microscópica de un ser gigante atrapado en una arteria.
La desnudez de la poesía cuando se desviste de las palabras.

La Le La Li Lo La LUZ.


REPTIL AGÓNICO

Mientras no era, ya estaba.
Eso era todo.
Un resumen de mi existencia postergada.
Depredadora idea multiforme de versos raquíticos.

Flaqueza racional desparpajada.
Sonrisa,
disimulo de una pared sensible
agotada de manchas de una caravana de mundos.

Rasquiña inocente.
Viajera de mi piel húmeda y escamosa.
Alimento,
Imagen de instantes perturbados.
Animal nacido de mí.
Reptil agónico.

Rayas y curvas desequilibradas de un deseo.
Tierra movediza.
Patas ancladas.
Sobrevivencia,
me arrastro en su palabra.

Postergada…
Revivo el tiempo, crucifixión del no tiempo.
Ciudad,
territorio salvaje de proezas que crecen en algún Amazonas.

A pesar,
sin embargo y.
todavía
persisten en mí la mirada de la iguana,
la agilidad de la salamanqueja,
la ferocidad del cocodrilo y
el mito de la serpiente que me tienta a no avisar
cuando me ataco.


AGITA FLAMENCO

Con las uñas largas pintadas de rojo,
te espero.
La fina y sutil salida.

El afilado índice señala la ventana.
Es tarde
y la ciudad no tiene piedad.

Soplo el cristal,
creyendo que así se esfuma el demonio,
más sigue vivo, deseando devorarse en el polvo.

Adentro la música suena.
Es flamenco sensual y ligero.
Danzo en sombras proyectadas
en el techo que se rompe.
La humedad y sus grietas,
mapas de un silencio enorme.

Embrionario el movimiento,
el ritmo.
¡El zapateo repica decidido!

Malecón del pecho,
el olvido
como algas en los mares.

Llora la guitarra y con ella lloro yo.
Sonido de cuerdas que dilatan las almas.
Lamento gitano.
Palma soy.
Línea que une el aire, el cante y el baile.


AROMAS DE LUZ

Son los aromas ensordecedores,
los silencios visuales,
El sabor a mar, el sabor a menta,
Los colores y formas inexplicables.

Los suspiros vagabundos, los miedos y esquizofrenias.
La mirada intrigante que no escapa de las trampas.
El teatro de un hombre sentado en la butaca.
La hoguera ardiendo detrás de las palabras.

Tal vez son las depresiones, las angustias y el desconcierto.
Los enemigos y los opuestos.
O quizá,
los compases de la espera que rompe los cristales.

Son las bendiciones y maldiciones que inventamos.
El despertar salvaje de los océanos.
La lágrima que humedece los desiertos y alimenta los mares
La canción desconocida que se canta muriendo.

Es temor.
Es ira.
Es ficción.

Son invisibles.
Son pieles que huelen a tierra.
Amores que se unen
cuando el sol aparece


CARNE EN EL ASADOR

Roja es la carne en el asador.
Arde el silencio.
Se queman los nervios en su salsa picante
y el hombre es el cuchillo que atraviesa el deseo.

Rojo es el instinto y la lengua.
Roja es la carne en tus dientes.
Mastica,
mastícala,
mastícate, que eres carne viva.

lunes, 10 de enero de 2011

AARÓN GARCÍA PEÑA / Madrid


Aarón García Peña, (Madrid, 1978 - Oslo, 2061)

Poeta

Obra publicada: "Cuidado, mancha" (2007), "Machado: vida y flamenco" (2007) y "Dios y sus cómplices" (2009).

* Director de Comunicaciones y Página web de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles.* Profesor de la Escuela de Escritores de Madrid.* Presidente de la Agrupación de "Retórica y Elocuencia" del Ateneo de Madrid.* Profesor de talleres personalizados —presenciales y a distancia— de poesía, guión de cine y teatro y narrativa breve.* Conferenciante y columnista en las revistas Culturamas, Letras y Belianís.


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EN EL NOMBRE DEL CIELO

Se precisa vivir.

Se precisa vivir.

Es preciso vivir para estar vivo.

La realidad se viene desangrando

y con las huellas sucias de haber perdido la paciencia.

Es hora ya de hacerte ver que no eres nada,

el tiempo ya de que no existas, dios, ni en las caries de los niños;

reconocer que no eres alto cuando olvido en la noche los verbos de tres sílabas;

saber que no gravitas, no almacenas el peso de las flores

ni el parturiento corazón con que educamos la cultura;

saber que no conspiras,

no levantas la sangre hacia el cerebro,

nada existe hacia ti porque tú nada existes en tu mundo,

no incluyes mundo,

no albergas a las heces ni a los barcos,

y nada es tan pequeño para que el mar no se dé cuenta.

Nunca hubo mar.

Nunca hubo mar.

Supimos de la luz cuando te ahogamos.

...

Si tú eres dios la luz es nuestra.

la luz que se incorpora a ver cómo amanece sin su ayuda.

...

Me duele que te claven haciéndote creer que eres posible.

Tuvimos que perder porque soñamos.

Tuvimos que mojar los hospitales,

empapelar con ángeles la luna

y hacerte un dormitorio en todas las cabezas.

Y allí,

—al modo en que es el pulso la sola distracción de los homínidos,

al modo en que creer es demostrar nuestra ignorancia,

nuestra escasez inmensa,

evolutiva,

la de todo homo ludens equivocado desde el génesis—,

paré mi corazón por vez primera.

...

Oímos que nacías por los poros cerrados del suicidio del hombre,

llevándote contigo los miedos de las plantas hacia arriba,

llevándote a ti mismo con la vida temblando como un muerto a tu izquierda,

Llevándote, no más, la parte inteligente de las cosas.

La vida es una enorme vaca que levantamos cuando llueve.

¿Cuánta vida hay en ti que sea comestible?

¿Cuánta vida, dime.

¿Por qué he de descalzar los pies en el espacio?

...

Me debo haberte conocido.

Me debo arrepentirme de acunar al aire la caída de tus normas,

subir al cielo hasta que nada importe,

hasta que la verdad apenas fuese un mero pálpito apartado a la mentira.

Te debo equivocarme como todos los muertos de la historia.

...

Nunca he creído en libertad alguna que calzara tu asfixia,

tu destrucción anémica surgida al pie de monstruos y manzanas.

Nunca la libertad es suficiente.

El fin de toda célula es enseñar, de modo responsable, sus pies manchados por el alba.

El mar no se merece un pez con los riñones tristes,

no se merece ser violado desde el aire para manipular nuestra conducta.

No te bastaba

con descorchar la destrucción y negar la tutela del oxígeno,

inseminar tu fraude con la sola presencia de la muerte;

tenías que lograr que lo supiéramos.

...

He aplaudido la tierra, diseccionado el aire y los pañuelos

donde van a llorar de luto en luto las espaldas,

los nidos subterráneos,

la miel,

mi sexo índice.

He llevado a más gente para oler con fuerza.

Te he buscado en la cal de los teatros,

en las lavanderías acolchadas del viento,

en el cordón de los recién nacidos bajo la única escalera que atraviesa tu carne.

He sabido mirar bajo todas las nubes para reír junto a las cosas serias.

Pero por más que reparé en mi espíritu y lo llené de aceite,

por más que me acerqué a los asesinos que despegan de ti como un almendro,

apenas sí consigo convencerte

de que no hay fantasma capaz de que me importe.

...

Acaso es tiempo ya de hacerte libre.

Acaso es tiempo ya de ser más cultos y valientes.

Se te oxidó la astucia,

Se te oxidó el espíritu de cuantos tienen frío a los pies de tu cama.

...

Pero te hicimos demasiado hermoso,

un agua distraída para lavar alrededor el pánico;

y tan arriba, tan desde tu exilio, que sólo el comprobarte nos da vértigo.

Dime, ¿cabes fuera del mundo?, ¿cabría una inquietud donde no existe?

No hay nada parecido a ti en esta larga y comestible,

en esta larga letanía de estar vivo.



El poema corresponde al estereotipo del "ateo" en "Dios y sus cómplices", publicado en 2009.