jueves, 11 de febrero de 2021

Katariina Vuorinen / La descendencia



 


La descendencia

 

Me siento, las nalgas desnudas, en el musgo

las llamas del diablo entran en mí

Contra las piedras hay vergüenza para ser polinizada,

en la orilla se reconoce el propio cuerpo antes de la interrogación.

La niña alterada se mezcla en el paisaje.

Por fin se ha enterado de la existencia de personas sobrepuestas,

bebidas fermentadas, linos de sangre,

se enoja con la sierra circular de la piel, enebros

vueltas y vueltas, piernas equivocadas, boca pegada,

piel que no transparenta

las venas.

Queda un cupón no ganador y un globo pinchado con una aguja de tejer.

La luz de San Juan revela sutilmente, aprieta las caderas.

No querías más

al borde de la mesa, a la bifurcación,

le diste vuelta a la amoladera en las entrañas del vientre,

el pecho lleno de hojas mojadas

Doblaste las pestañas, el secreto de los ojos pintados de negro.

Los libros escondidos hacían brotar esporas de fuerza.

Tres juramentos: no me abro, retrocedo, paro.

Los labios y los ojos aún se hinchan por el golpe

los rostros vacíos de los adultos se vuelven hacia

la mañana bidimensional

la neblina susurra, el colimbo ártico condensa.

Vuelvo a empezar, desde el pie del abeto, y en las curvas de la punta

ya hay nuevo hielo negro, bufandas bien tejidas,

almohazar listo para la madre y la mente bajoneada

hacia la espalda, la orilla poco profunda con un rastrillo de hierro.

En el libro de texto se ha llenado el regazo con hijos propios

de preferencia en el musgo, con el palito en la faringe.


*(Traducción: Johanna Suhonen y Roxana Crisólogo)


 

Katariina Vuorinen (Jankkala, Filandia -1976)

Es una poeta finlandesa. Tiene una maestría en filosofía de la asignatura de literatura finlandesa. Ha trabajado en la Universidad de Jyväskylä como diseñador y asistente del rector. También es profesora de escritura creativa. Desde 2010, Vuorinen ha sido un escritor independiente.


 

martes, 9 de febrero de 2021

Helena Sinervo / Mujeres maravillosas en el patio

 





MUJERES MARAVILLOSAS EN EL PATIO

 

Ella abrió cerró la verja

y entró en el patio

la visera del casco abierta,

la chaqueta de cuero abierta

 

miraba cómo la otra

se bajaba de la moto,

y la dejaba parada

junto al lugar donde juegan los niños

 

Los árboles les daban sombra a ellas,

a las bicis en sus soportes,

detrás sobre los techos, el sol

enjuagaba las sabanas

 

Ella miraba las cosas,

las cercas de alambre,

las ventanas abiertas,

la gente en los balcones

 

los hondos surcos del cielo

que con sus mejillas hundidas

esperaba la tormenta otoñal

después de un largo, intenso calor

 

Ella miraba y se preguntaba

por qué justamente este patio

y no algún otro,

qué extrañas coincidencias

la llevaron hasta aquí

a través de miedos y de anhelos

para escuchar los ecos

junto al arenero

 

Qué fuerza eligió

el barrio sudado,

y que aparcara aquí

debajo de los arces

 

que se sacara el casco

y sonriera,

y que mientras las grajillas graznan

perforara el universo

 

 

Helena Sinervo (Tampere, Finlandia, 1961)

Es una poeta, novelista y traductora finlandesa. Ha publicado tres novelas, 11 colecciones de poesía y tres libros infantiles y sus obras han sido traducidas a más de 25 idiomas. Sinervo recibió el Premio Finlandia de Ficción en 2004.

 


lunes, 8 de febrero de 2021

Viviana Ayilef / Teogonía

 


Te


TEOGONÍA

 

La libertad ya nos persigue en los senderos

que el viejo mundo pretendió sin dueños.

Nunca estuvimos tan rotos de vergüenza

como el momento que sucedió a esa noche sin aurora,

aquella en que la luna nos silbó casi campana

y liberó como si lluvia algunos cuervos

 

–jamás pudimos encontrarles la mirada–

 

y la terca ternura, latiendo bajo tierra

pedía florecer, pedía libertar su temporada.

 

… entonces vimos los caballos enlutados sin jinetes.

 

La noche triste en que parió mi abuela salió el sol

 y luego lo llamaron Juan.

La libertad lo persiguió enamorada y lo boleó

–ni tiempo tuvo de apartarse en el olvido–

Por eso Juan dejó silencios en el barro,

juntó toda la luz,

 y amanecía.

La luna en sus festejos

cargó toda la noche que había acumulado.

Y ahí anda Juan, moviendo su cabeza

cantándonos que todos viviremos

 que todos correremos

 que todos reiremos

por esa libertad que enloquecida

está danzando hace quinientos años en los vientres,

así como mi abuela parió el sol.

 

 

Viviana Ayilef (Argentina- 1981)

Vive en Trelew y cursa licenciatura en letras en la Universidad Nacional de la Patagonia “San Juan Don Bosco”. Ha publicado: Agua de Otoño y Kellemi.


viernes, 5 de febrero de 2021

Enza García Arreaza / Cosmonauta ( 5 poemas )




1.


A veces cuento una historia porque no puedo moverme. Pero la verdad es que me gusta

volver sobre las cosas que me paralizan. El otro día leí en Twitter unos versos de Auden: And

ghosts must do again / What gives them pain. Y me reí. Además, uno siempre quiere sentirse

especial creyendo que tiene algo en común con los poetas ingleses, lo cual no sé si es amor

literario o racismo endógeno.


leí  que alguien  escribe

con «valentía sobrecogedora»

 

wow

yo sólo escribo con pesar

hace tres días que no voy al baño no queda otra

que regar mi planta venenosa

y soñar que un pollo en brasa me persigue para ofrecernos

un dios de precarias connotaciones republicanas


 

cuando era niña

temía una invasión alienígena

aullaba en secreto cada vez que pensaba en la nave nodriza

y además quería cogerme a Fox Mulder

 

quizás por eso al mismo tiempo

temía que llegaran los hombrecitos verdes cabezones

o mis abuelos muertos a castigarme

con fuego eterno

porque había descubierto

mi centro de gravedad entre labios mayores

qué infeliz era dios mío

gordita y libidinosa

hija de pobres y taciturna además creía que era muy bruta

y que jamás obtendría  un empleo en el FBI

 


la asfixia era una alternativa

ponías a prueba

la veracidad de las estrellas

 

en 1991

un congorocho invadió

mi canal auditivo derecho y Aleida señora madre

lo extrajo

con su uña meñique

esa noche hubo conmoción y rescate

éramos una familia joven

de pocas anomalías

a la mañana siguiente

Aleida indispuesta por mi lentitud comensal

estrelló mi cabeza contra el plato de lentejas

y desde entonces una cigarra

se poza sobre el oficio de mi canon occidental

de mira ve

a nadie le importa

un bólido te quemó la ropa que ayer tarde la lavé

en silencio coño en silencio

que la cigarra no haga bulla es desde luego

lo peor




Enza García Arreaza (Puerto La Cruz, Venezuela  1987)

Estudiante de Filosofía en la Universidad Central de Venezuela, en 2004 obtuvo el VII Premio Literario Cuento Contigo de Casa de América (Madrid), publicado en la antología Cuento Contigo de la Editorial Siruela. Es autora de las colecciones de cuentos Cállate poco a poco (Monte Ávila Editores, 2008), El bosque de los abedules (Equinoccio, 2010) y Plegarias para un zorro (bid & co., 2012). Obtuvo el VII Premio Literario “Cuento Contigo” de Casa de América (Madrid, 2004) con «La parte que le tocó a Caleb», así como el primer premio del Concurso para Obras de Autores Inéditos (2007), auspiciado por Monte Ávila Editores y el III Premio Nacional Universitario de Literatura de la Universidad Simón Bolívar (2009) por El bosque de los abedules. Textos suyos aparecen en las antologías Cuento Contigo 2 (Madrid, Siruela, 2006) y Zgodbe iz Venezuele (Eslovenia, Sodobnost International, 2009). 


martes, 2 de febrero de 2021

Elsie Vivanco / Hoy

 




 


Hoy

vaya con la rima

solamente estoy

estoy hoy en Plaza de Mayo,

esperando

la columna de estudiantes.

Los está esperando

además de mí, la policía.

La policía está uniformada y además

la de Civil

que es mucho peor.

Es mucho peor porque está disfrazada de joven

para

en la resfriega

parecer joven.

Han entrado temprano en la plaza

vestidos de jóvenes

pero armados como

armados como

Hijos de Puta.

Estoy en un Bar de Plaza de Mayo,

viene a ser

Diagonal, es otra, y Avenida de Mayo.

Aprovecho que no pasa nada y leo a Marianne Moore.

No es que no pase nada,

pasa de todo

pero estoy esperando

aparezcan

los estudiantes.

Por suerte traducida por Mirta

ya sabemos, Rosenberg.

Leo y copio:

"... Reparador de agujas de campanario,

en blanco y negro, y otro en rojo

y blanco dice

Peligro. El pórtico de la iglesia tiene cuatro columnas

acanaladas, cada una de piedra de una pieza, vueltas

más modestas por el acanalado. Sería adecuado refugio

de granujas, niños, animales, prisioneros,

y presidentes que han pagado

a senadores

propensos al pecado no acordándose de ellos".

No pude escribir

no voy a poder escribirlo,

tampoco.

 

 

Elsie Vivanco (Buenos Aires, Argentina – 1936)

Ha publicado Baile. Muelle. Barco. Iglesia. Calle. Mañana. Mar. Bosque. Casa. Muerte. Orden. Antemuerte. (Ediciones Último Reino, 1988), Otro Animal (Ediciones Último Reino, 1991), Cuentos de Provincia (Bajo la Luna Nueva, 1997), S/T (Alción Editora, 2009), Cuaderno de notas (Alción Editora), Dos Libros (Mansalva, 2016) y Glaucoma (Edición particular, 2020).

lunes, 1 de febrero de 2021

Luis Alberto Ambroggio / Preguntas





PREGUNTAS

 

¿Por qué vamos a la Guerra?

 

Para promover la libertad y la democracia.

¿Por qué la libertad y la democracia?

Para mantener la libertad de quienes nos venden

los recursos del pueblo.

¿Por qué venden sus recursos?

Para poder mantenerse en el poder los que se postulan como dueños de los recursos.

¿Y quiénes se postulan y son dueños de los recursos?

Los elegidos.

¿Los elegidos por quién?

Por Dios y por quienes hacemos la Guerra para

promover la democracia y la libertad.

¿Y el pueblo?

Muere en la Guerra de uno y del otro lado.

¿Por qué?

Para que dejemos de hacer preguntas.

 


 Luis Alberto Ambroggio (Córdoba, Argentina - 1945)

Es uno de los poetas más representativos de la escritura hispana en los Estados Unidos. Es además Presidente de la Delegación de Washington de la Academia Norteamericana de la Lengua Española.​ Por sus veinticinco libros escritos y por su trayectoria en pro de las letras hispanas ha recibido múltiples premios y reconocimientos. Sus poemas están parcialmente traducidos al inglés, francés, rumano, turco, chino, catalán, coreano, hebreo e italiano.


domingo, 31 de enero de 2021

Aketzaly Moreno / Hay tan pocas palabras en la vida

 



Hay tan pocas palabras en la vida

que no obstante nos lastiman tanto;

nos abandonan en la oquedad de un paraje

púrpura de tan negro,

donde uno busca su constelación en vano

y se tienda sobre la maleza abrazado a sus costillas;

 

estas palabras

vuelven témpano el llanto,

lo obligan a morir ahorcado en el cogote

de quien no puede terminar una plegaria;

ni el desplome de un fresno

ni el derrumbe de un yunque

caen tan duro

y pesan tanto

como pesan estas palabras,

estas pocas palabras

que pueden guardarse en el buche de un búho

pero que no obstante nos lastiman tanto

como la caída de un relámpago en la sangre.

 

 

Aketzaly Moreno (México, D.F - 1992)

Estudió lengua y literaturas hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Con la intención de aproximar a niños y jóvenes a la poesía, ha impartido talleres enfocados sobre todo en algunas formas métricas. En 2018 publicó su poemario Vuelo de muerte y es organizadora del Encuentro Internacional de Poesía y Narrativa en Milpa Alta. Ha participado en encuentros de poesía en Argentina, Bolivia y México.En 2019, con Ojo de golondrina, publica Nada queda en pie.