miércoles, 7 de abril de 2021

Juan Martins / Suele vestir de sombra (7 poemas)

 







ALGUIEN me lastima

en el cuerpo del otro

para este hundido resto que soy.

Hasta amarte por separado

de la luz que se revienta

sobre mi sueño,

lidiando en el tallo de tu sexo,

como este proverbio del reflejo

que se yergue de lo eterno

cuando te excitas con la idea

de lo sagrado,

de saberte morir

en un abrazo anegado y disuelto.

 

Y ENTONCES esta cotidianidad

descansará en la eternidad

del día.

Es tan odiada la ruina

por su belleza

que olvidan de la seda

su origen de podredumbre,

su origen de rastro

hacia las sombras.

El vientre, un vacío

estado de la locura sin ti.

 

TENER QUE odiar al deseo

—que descansa—

en el residuo de la espera.

Las bardas se dilatan

por debajo de los hombres

y no cubren su alegoría,

acaso se oculten del instante

para suplir el adulterio del temor.

Habrá que darle lugar al mundo

a pesar de que el tiempo

se extienda en la amenaza

de dos cuerpos que se levantan.

 

ACOSADA POR la palabra,

nadie camina detrás de mí

por desoír nuestro linaje que se

derrama sobre las calles,

cuando han caído de sus columnas

al pie de la soledad.

Detrás de la sombra la vanidad

de mirarme.

 

ME RESISTIRÉ de aquel cuerpo

que no sabe de legados y extraños

hasta sucumbir por las formas de las sombras

y abrir tus sienes de los manuscritos

que en sus confines se esconde el secreto

de mis herederos,

mi paraíso del otro quien de goce abre su misterio

por los mismos días del mar,

como si la tipografía me engañara por los años.

Me entrego a ella por su sediento

rasgo de tinta y eterno trazado.

 

DEJAR EL TIEMPO encima del cuerpo,

éste, no abandona el temor

porque permanezcas en él.

Los cuerpos: el miedo de los días sobre el rezo

del indigente pasado.

 

HAS DICHO que los labios

son como la ignominia

de tus vestiduras,

nunca usados para la oquedad

desnuda de tu cuerpo.

Ya sin ti, no tendremos la despedida

de los espejos

con los que limpiabas

las sombras de mi rostro.

Juan Martins (Maracay, Venezuela, 1960.)

Poeta, dramaturgo, editor, crítico literario y teatral. En poesía ha publicado Deseos de casa (La Liebre Libre, 1995), Ese animal que engaña mi vientre (Ediciones Presagios, México, 2012) y Soy una herida que no se deja atenuar (bid & co. editor, 2019), que recibió el Premio III Bienal de Literatura de Poesía Abraham Salloum Bitar. Dirige la revista de crítica literaria y teoría teatral Teatralidad. En ensayo, ha publicado Él es Vila-Matas, no soy Bartleby (2014), El delirio del sentido, desde una poética del dolor y otros ensayos (2014), Novelas son nombres, ensayos inexactos (2016), De qué hablo cuando hablo de Murakami (2016) y Gonçalo M. Tavares: el secreto de su alfabeto (2019), patrocinado por la Fundación Instituto Portugués de Cultura y el Instituto Camões Portugal.

martes, 6 de abril de 2021

Gabriela Mistral / 7 poemas

 


Riqueza

 

Tengo la dicha fiel

y la dicha perdida:

la una como rosa,

la otra como espina.

De lo que me robaron

no fui desposeída:

tengo la dicha fiel

y la dicha perdida,

y estoy rica de púrpura

y de melancolía.

¡Ay, qué amante es la rosa

y qué amada la espina!

Como el doble contorno

de dos frutas mellizas,

tengo la dicha fiel

y la dicha perdida….

 

*****

 

El amor que calla

 

Si yo te odiara, mi odio te daría

en las palabras, rotundo y seguro;

¡pero te amo y mi amor no se confía

a este hablar de los hombres tan oscuro!

 

Tú lo quisieras vuelto un alarido,

y viene de tan hondo que ha deshecho

su quemante raudal, desfallecido,

antes de la garganta, antes del pecho.

 

Estoy lo mismo que estanque colmado

y te parezco un surtidor inerte.

¡Todo por mi callar atribulado

que es más atroz que entrar en la muerte!

 

*****

 

Besos

 

Hay besos que pronuncian por sí solos

la sentencia de amor condenatoria,

hay besos que se dan con la mirada

hay besos que se dan con la memoria.

 

Hay besos silenciosos, besos nobles

hay besos enigmáticos, sinceros

hay besos que se dan sólo las almas

hay besos por prohibidos, verdaderos.

 

Hay besos que calcinan y que hieren,

hay besos que arrebatan los sentidos,

hay besos misteriosos que han dejado

mil sueños errantes y perdidos.

 

Hay besos problemáticos que encierran

una clave que nadie ha descifrado,

hay besos que engendran la tragedia

cuantas rosas en broche han deshojado.

 

Hay besos perfumados, besos tibios

que palpitan en íntimos anhelos,

hay besos que en los labios dejan huellas

como un campo de sol entre dos hielos.

 

Hay besos que parecen azucenas

por sublimes, ingenuos y por puros,

hay besos traicioneros y cobardes,

hay besos maldecidos y perjuros.

 

Judas besa a Jesús y deja impresa

en su rostro de Dios, la felonía,

mientras la Magdalena con sus besos

fortifica piadosa su agonía.

 

Desde entonces en los besos palpita

el amor, la traición y los dolores,

en las bodas humanas se parecen

a la brisa que juega con las flores.

 

Hay besos que producen desvaríos

de amorosa pasión ardiente y loca,

tú los conoces bien son besos míos

inventados por mí, para tu boca.

 

Besos de llama que en rastro impreso

llevan los surcos de un amor vedado,

besos de tempestad, salvajes besos

que solo nuestros labios han probado.

 

¿Te acuerdas del primero…? Indefinible;

cubrió tu faz de cárdenos sonrojos

y en los espasmos de emoción terrible,

llenáronse de lágrimas tus ojos.

 

¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso

te vi celoso imaginando agravios,

te suspendí en mis brazos… vibró un beso,

y qué viste después…? Sangre en mis labios.

 

Yo te enseñe a besar: los besos fríos

son de impasible corazón de roca,

yo te enseñé a besar con besos míos

inventados por mí, para tu boca.

 

*****

 

Piececitos

 

Piececitos de niño,

azulosos de frío,

¡cómo os ven y no os cubren,

Dios mío!

 

¡Piececitos heridos

por los guijarros todos,

ultrajados de nieves

y lodos!

 

El hombre ciego ignora

que por donde pasáis,

una flor de luz viva

dejáis;

 

que allí donde ponéis

la plantita sangrante,

el nardo nace más

fragante.

 

Sed, puesto que marcháis

por los caminos rectos,

heroicos como sois

perfectos.

 

Piececitos de niño,

dos joyitas sufrientes,

¡cómo pasan sin veros

las gentes!

 

*****

 

Amor amor

 

Anda libre en el surco, bate el ala en el viento,

late vivo en el sol y se prende al pinar.

No te vale olvidarlo como al mal pensamiento:

¡le tendrás que escuchar!

 

Habla lengua de bronce y habla lengua de ave,

ruegos tímidos, imperativos de mar.

No te vale ponerle gesto audaz, ceño grave:

¡lo tendrás que hospedar!

 

Gasta trazas de dueño; no le ablandan excusas.

Rasga vasos de flor, hiende el hondo glaciar.

No te vale decirle que albergarlo rehúsas:

¡lo tendrás que hospedar!

 

Tiene argucias sutiles en la réplica fina,

argumentos de sabio, pero en voz de mujer.

Ciencia humana te salva, menos ciencia divina:

¡le tendrás que creer!

 

Te echa venda de lino; tú la venda toleras.

Te ofrece el brazo cálido, no le sabes huir.

Echa a andar, tú le sigues hechizada aunque vieras

¡que eso para en morir!

 

*****

 

Yo canto lo que tú amabas

 

Yo canto lo que tú amabas, vida mía,

por si te acercas y escuchas, vida mía,

por si te acuerdas del mundo que viviste,

al atardecer yo canto, sombra mía.

 

Yo no quiero enmudecer, vida mía.

¿Cómo sin mi grito fiel me hallarías?

¿Cuál señal, cuál me declara, vida mía?

 

Soy la misma que fue tuya, vida mía.

Ni lenta ni trascordada ni perdida.

Acude al anochecer, vida mía;

ven recordando un canto, vida mía,

si la canción reconoces de aprendida

y si mi nombre recuerdas todavía.

 

Te espero sin plazo ni tiempo.

No temas noche, neblina ni aguacero.

Acude con sendero o sin sendero.

Llámame a donde tú eres, alma mía,

y marcha recto hacia mí, compañero.

 

*****

 

Sonetos de la muerte

 

I

 

Del nicho helado en que los hombres te pusieron,

Te bajaré a la tierra humilde y soleada.

Que he de dormirme en ella los hombres no supieron,

Y que hemos de soñar sobre la misma almohada.

 

Te acostaré en la tierra soleada con una

Dulcedumbre de madre para el hijo dormido,

Y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna

Al recibir tu cuerpo de niño dolorido.

 

Luego iré espolvoreando tierra y polvo de rosas,

Y en la azulada y leve polvareda de luna,

Los despojos livianos irán quedando presos.

 

Me alejaré cantando mis venganzas hermosas,

¡Porque a ese hondor recóndito la mano de ninguna

Bajará a disputarme tu puñado de huesos!

 

II

 

Este largo cansancio se hará mayor un día,

Y el alma dirá al cuerpo que no quiere seguir

Arrastrando su masa por la rosada vía,

Por donde van los hombres, contentos de vivir.

 

Sentirás que a tu lado cavan briosamente,

Que otra dormida llega a la quieta ciudad.

Esperaré que me hayan cubierto totalmente

¡Y después hablaremos por una eternidad!

 

Sólo entonces sabrás el por qué no madura

Para las hondas huesas tu carne todavía,

Tuviste que bajar, sin fatiga, a dormir.

 

Se hará luz en la zona de los sinos, oscura:

Sabrás que en nuestra alianza signo de astros había

Y, roto el pacto enorme, tenías que morir.

 

III

 

Malas manos tomaron tu vida desde el día

En que, a una señal de astros, dejara su plantel

Nevado de azucenas. En gozo florecía.

Malas manos entraron trágicamente en él.

 

Y yo dije al Señor: -Por las sendas mortales

Le llevan, ¡sombra amada que no saben guiar!

¡Arráncalo, Señor, a esas manos fatales

O le hundes en el largo sueño que sabes dar!

 

¡No le puedo gritar, no le puedo seguir!

Su barca empuja un negro viento de tempestad!

Retórnalo a mis brazos o le siegas en flor.

 

Se detuvo la barca rosa de su vivir

¿Qué no sé del amor, que no tuve piedad?

¡Tú, que vas a juzgarme, lo comprendes, Señor!

 

 


 

 

Lucila Godoy Alcayaga, mejor conocida como Gabriela Mistral es una poeta, diplomática y pedagoga chilena.

Se desempeñó como profesora y llegó a participar en la reforma del sistema educacional mexicano.

Es una de las figuras más relevantes de la literatura chilena y latinoamericana.

Recibió el premio Nobel de Literatura en 1945, fue la primera mujer iberoamericana y la segunda persona latinoamericana en recibir este premio.

 

lunes, 5 de abril de 2021

Euro Montero / Rotos todos los cielos (6 poemas )

 




ME SOSTENGO EN LO PERDIDO

tiempo que quiebra los huesos

por quien no viene

ni señala adónde debe ir este dolor

es aquí que se asoma el cielo roto

saben las calles del temor

lugares que desde muy lejos

madres veo sostenerse en sus lágrimas

un llanto lleno de hambre me recoge

son ráfagas de niños que emprenden su vuelo al viento

mi poquita fe destilándose en lo que nunca existió

y ahora duele

vuelvo donde ya fui abandonado

entre largos

oscuros pasillos

corren las canciones de taberna

pierdo el equilibro

mientras una luz tenue

se derrama por encima de mis sueños


BUSCABAS LO QUE YA HABÍAS DEJADO PASAR

pero fue inútil huir de la tuya lobreguez

nos detuvimos nuevamente

en ese lugar

y fueron nuestros cuerpos

uno sobre otro

enrojeciéndose bajo la mancha escarlata de los cielos


RECORRES UNA CIUDAD DESCONOCIDA

un dolor viejo habita tus pies

sobre veredas vas

cuerpos escondidos en el asfalto

¿alcanzaré alguna vez sus voces?

¿adónde llegaré con este crujir de mis pasos? 

...


LOS DESEOS SE SIEMBRAN EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

mi cuerpo se estremece ante los rostros

que caen a mi lado izquierdo

pero me abro para hallarte en adentro

así estés lejos de este doloroso acercamiento de pérdidas

animal que corre por mi sangre

por el centro exacto que mis manos tocan

para saber que es allí

en la distancia

nuestro único lugar

en tan solo un punto de la noche que te confina

donde la espuma se desprende entre mis dedos

sin dejar de repetirte

bajo el temblor de mi voz


LA ENTREPIERNA QUE BESASTE

esconde un mar

que se viene a mí

adentro

como la noche


QUEBRADA

esa senda

triste maltrecha

de lo que ya no se alcanza

entre los dos

la única

la perdida


ESTA SOMBRA NO SE SOSTIENE DE LA TARDE

sino de la hora más dura de mi alma


 

Euro Montero (Maracaibo, Venezuela, 1995.)

Poeta, artista visual, instructor y traductor de lengua inglesa. Ganador de la primera mención especial del Concurso de Poesía AndrésBello [2016]. Finalista del ll.° Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas [2017]. Textos suyos han sido publicados en portales como Philos, Muu Arte y Literatura, El Cautivo, Cultura Colectiva, DigoPalabraTxt y La Parada Poética. Ha participado con sus collages en publicaciones colectivas. Rotos todos los cielos, su primer libro, obtuvo el tercer lugar en el Concurso Nacional de Poesía Joven Lydda Franco Farías [2016].