Ciudad
Le duelen los ojos,
están hinchados de cansancio,
de hastío,
de abulia.
Se da una ducha caliente,
pero no tiene escape.
Le retumba la ciudad en la cabeza.
Lleva su olor en el cabello y la ropa:
esmog, fritangas callejeras.
Es demasiado intensa la calle,
ya no la quiere para sus sentidos.
Es oscura para su vista.
Insoportable su olor.
Su gusto amargo a veces.
Estridentes sus estertores.
Difícil,
áspera al tacto.
No la quiere.
Necesita del calor uterino de su casa.
Arroparse con las cobijas de su cama
y de tu cuerpo
Sumergirme cual lugar común en tu mirada,
disolverme a tu tacto,
quebrarme,
partirme en dos contigo.
Le duelen los ojos,
están hinchados de cansancio,
de hastío,
de abulia.
Se da una ducha caliente,
pero no tiene escape.
Le retumba la ciudad en la cabeza.
Lleva su olor en el cabello y la ropa:
esmog, fritangas callejeras.
Es demasiado intensa la calle,
ya no la quiere para sus sentidos.
Es oscura para su vista.
Insoportable su olor.
Su gusto amargo a veces.
Estridentes sus estertores.
Difícil,
áspera al tacto.
No la quiere.
Necesita del calor uterino de su casa.
Arroparse con las cobijas de su cama
y de tu cuerpo
Sumergirme cual lugar común en tu mirada,
disolverme a tu tacto,
quebrarme,
partirme en dos contigo.
Entre dos orillas
tendida en la cama
veo la nube de plomo engullir el ocaso
la ventana está a ras del lecho y ocupa la pared
es un mirador sideral
la nube no avanza y con su peso gris pareciera atestiguar mi lasitud
¿qué hago tendida en el cuarto en penumbra mirando al cielo?
¿qué espero?
sólo escucho el rumor del tiempo
lo hallo en el ruido de la calle
lo veo fluir en el vuelo circular de unos zamuros sobre el edificio de enfrente
garabateo en el cuaderno
mientras padezco la vigilancia de la nube de acero
la cama me traga
el paso del tiempo transcurre como entre dos orillas
sin tocarlas
tendida en la cama
veo la nube de plomo engullir el ocaso
la ventana está a ras del lecho y ocupa la pared
es un mirador sideral
la nube no avanza y con su peso gris pareciera atestiguar mi lasitud
¿qué hago tendida en el cuarto en penumbra mirando al cielo?
¿qué espero?
sólo escucho el rumor del tiempo
lo hallo en el ruido de la calle
lo veo fluir en el vuelo circular de unos zamuros sobre el edificio de enfrente
garabateo en el cuaderno
mientras padezco la vigilancia de la nube de acero
la cama me traga
el paso del tiempo transcurre como entre dos orillas
sin tocarlas
Sin resistencia
luego de comprobar
las ataduras
de consolidarlas
escapo
mis huidas
no esquivan nada
ni me alejan
huyo
por adicción
y por ello
sin resistencia
regreso
siempre
luego de comprobar
las ataduras
de consolidarlas
escapo
mis huidas
no esquivan nada
ni me alejan
huyo
por adicción
y por ello
sin resistencia
regreso
siempre
En el punto de origen
he retornado
a mis confines
la espera
decantó un desenlace
aquí estoy
aquí vivo
las dudas escaparon
al escrutinio de la noche
luminosos presagios
revelaron respuestas
los gestos se fragmentaron
en el tablero blanquinegro
de los desafíos
aquí estoy
aquí vivo
envuelta por el bosque de mis deseos
testigo de las danzas del sol y de la luna
he retornado
a mis confines
la espera
decantó un desenlace
aquí estoy
aquí vivo
las dudas escaparon
al escrutinio de la noche
luminosos presagios
revelaron respuestas
los gestos se fragmentaron
en el tablero blanquinegro
de los desafíos
aquí estoy
aquí vivo
envuelta por el bosque de mis deseos
testigo de las danzas del sol y de la luna
Kira Kariakin Nació en Caracas en 1966. Es autora del blog K-minos. Colabora con distintas revistas digitales como Los Hermanos Chang y Analítica y es coeditora de La Casa Azulada. Actualmente forma parte de los talleres de poesía de Armando Rojas Guardia y Edda Armas.
kirakar@gmail.com http://www.k-minos.com/ http://alborde.wordpress.com/ http://www.twitter.com/kirakar
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Reflejo I
Caminas entre cartones
del orine como la calle
llevas gesto de roca huérfana
Mirada espinosa al cruzarse
mientras el aliento pide prójimo
A la distancia otro estorbo
con la ilusión de que no existe
Somos el Valle –otro resto-
y no tú
el indigente
Reflejo II
La costumbre también se establece
en las solidarias platabandas
parecen nacimientos
donde acampa la negra ingenuidad
La necesidad sin geografía
ser el vecino en tu espejo
Cada pared que se levanta
transgrede el amor propio
Mirar
aún yace como posibilidad
Colmena o veredas
de seca sangre
hace tanto tiempo
no las llaman montañas
Caminas entre cartones
del orine como la calle
llevas gesto de roca huérfana
Mirada espinosa al cruzarse
mientras el aliento pide prójimo
A la distancia otro estorbo
con la ilusión de que no existe
Somos el Valle –otro resto-
y no tú
el indigente
Reflejo II
La costumbre también se establece
en las solidarias platabandas
parecen nacimientos
donde acampa la negra ingenuidad
La necesidad sin geografía
ser el vecino en tu espejo
Cada pared que se levanta
transgrede el amor propio
Mirar
aún yace como posibilidad
Colmena o veredas
de seca sangre
hace tanto tiempo
no las llaman montañas
Reflejo III
adheridos al entrar
con temperaturas intercambiadas
de quién la transpiración
qué importa su proveniencia
no está permitido mirar
no así empujarse
seguro como las calles de mi ciudad
fue civilización
hoy llevamos el olor del otro
en cotidiano tránsito
sin considerar las fobias
ni saber cuándo
menos aún cómo
del embudo salir
A la familia Infante Ugas
adheridos al entrar
con temperaturas intercambiadas
de quién la transpiración
qué importa su proveniencia
no está permitido mirar
no así empujarse
seguro como las calles de mi ciudad
fue civilización
hoy llevamos el olor del otro
en cotidiano tránsito
sin considerar las fobias
ni saber cuándo
menos aún cómo
del embudo salir
A la familia Infante Ugas
A Melba Marrero
Erosiona protegerse para expresar
andar entre gritos
caminar entre paredones
Transgrede no sabernos prójimo
Las extremidades se van paralizando
mientras la traición hace oxígeno
Lo que palpita es arrinconado
mientras elijo la ceguera
Explorar los hechos con crudeza es una cosa
ser cruel con quien anhela otra
Queda prohibido escuchar
los huesos de mi ciudad
Erosiona protegerse para expresar
andar entre gritos
caminar entre paredones
Transgrede no sabernos prójimo
Las extremidades se van paralizando
mientras la traición hace oxígeno
Lo que palpita es arrinconado
mientras elijo la ceguera
Explorar los hechos con crudeza es una cosa
ser cruel con quien anhela otra
Queda prohibido escuchar
los huesos de mi ciudad
Héctor Caldera (Caracas, 1961), Publicó el poema en inglés … decade, en la revista Perspectives Georgia Tech International Festival Booklet 1990, Atlanta. Ha publicado en la Parada Poética y participado en talleres de poesía con Edda Armas y Armando Rojas Guardia, hoy día forma parte del grupo El Ojo Errante. Trabaja con elementos poéticos en el ámbito gerencial y organizacional.
hectoranibal.caldera@gmail.com y la página de su firma consultora:
http://www.imagoconsultores.com/
hectoranibal.caldera@gmail.com y la página de su firma consultora:
http://www.imagoconsultores.com/
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INOCENCIA EN LAS GRADILLAS
me duele este sinónimo impredecible
con que te nombro a diario
mi letra se tuerce
sobre los gritos de tu nuevo siglo
y tu conversión
parece no caber bajo el arco del progreso
tus aires no saben lavarme
la agonía diaria
sobre mi rostro
la mueca de un quijote
revolcado en el hollín
gesta mi fibra más cobarde
yo soy
la última ciudadana ingenua
que sueña con reverdecerte
me duele este sinónimo impredecible
con que te nombro a diario
mi letra se tuerce
sobre los gritos de tu nuevo siglo
y tu conversión
parece no caber bajo el arco del progreso
tus aires no saben lavarme
la agonía diaria
sobre mi rostro
la mueca de un quijote
revolcado en el hollín
gesta mi fibra más cobarde
yo soy
la última ciudadana ingenua
que sueña con reverdecerte
LLUVIAS DE ABRIL
“alguien se desliza
bajo mantas de miedo”
ANA ENRIQUETA TERÁN
llegamos a odiarnos
metiendo el dedo en el gatillo
la barbarie corta los seres por la mitad
pero deja un filamento
que nos une desde el concreto
el miedo acude
encubierto
irrespetando el espacio de la muerte
que clama justicia
en esta periferia inhóspita
al otro lado de una montaña
es el núcleo que exige su derecho al sol
cuando regresamos
de la rutina agonizante
del temporal de este infierno
“alguien se desliza
bajo mantas de miedo”
ANA ENRIQUETA TERÁN
llegamos a odiarnos
metiendo el dedo en el gatillo
la barbarie corta los seres por la mitad
pero deja un filamento
que nos une desde el concreto
el miedo acude
encubierto
irrespetando el espacio de la muerte
que clama justicia
en esta periferia inhóspita
al otro lado de una montaña
es el núcleo que exige su derecho al sol
cuando regresamos
de la rutina agonizante
del temporal de este infierno
ACERTIJOS
faena mísera
cuánto has dejado de darme
por falta de horas
una hipoteca de tiempo
me ha visto crecer cada día
en esta isla rodeada de caos
habrá que emprender un viaje
para armar estas piezas sueltas
huesos perdidos
cifras de un noticiero de comienzos de semana
madres que se quiebran sobre el dolor
que no consuela lo irrecuperable
frente al papel en blanco
me cuesta escribir “dignidad”
la única condena que puede culminar
es la que llevo dentro
faena mísera
cuánto has dejado de darme
por falta de horas
una hipoteca de tiempo
me ha visto crecer cada día
en esta isla rodeada de caos
habrá que emprender un viaje
para armar estas piezas sueltas
huesos perdidos
cifras de un noticiero de comienzos de semana
madres que se quiebran sobre el dolor
que no consuela lo irrecuperable
frente al papel en blanco
me cuesta escribir “dignidad”
la única condena que puede culminar
es la que llevo dentro
DESERCIÓN
el tramo que recorro
siempre llega al mismo lugar
un recinto de desolación
donde no existen las aldabas
y nadie toca las puertas para entrar
porque el infortunio
escapa a la simetría
de los que han desertado
los vocablos disparan el almíbar corrupto
que hace blanco en múltiples pensamientos
y la hiena se burla y se asfixia con su propia parodia
quedarme sería
una inmolación frente a las hogueras
el tramo que recorro
siempre llega al mismo lugar
un recinto de desolación
donde no existen las aldabas
y nadie toca las puertas para entrar
porque el infortunio
escapa a la simetría
de los que han desertado
los vocablos disparan el almíbar corrupto
que hace blanco en múltiples pensamientos
y la hiena se burla y se asfixia con su propia parodia
quedarme sería
una inmolación frente a las hogueras
ACUARELA MARTÍNEZ Nace en la Habana, Cuba, reside en Venezuela desde muy temprana edad y la considera su patria adoptiva. Ganadora del VII Concurso para Obras de Autores Inéditos 2.009 de Monte Ávila Editores Latinoamericana, C.A., Caracas, Venezuela, mención POESIA, con el Poemario “Incluso cuando nada digo”. Participó en los siguientes talleres literarios: Taller de Narrativa de Israel Centeno Banco del Libro, 2.007, y Taller de poesía IMAGO MUNDI 2008-2009 de la poeta Mharía Vázquez Benarroch y el Taller de Poesía del escritor Armando Rojas Guardia, Caracas, 2010. http://www.acuaspace.blogspot.com/
3 comentarios:
Gracias, mil gracias. Fue un honor, un deleite estar allí entre uds., una extraordinaria experiencia.
Saludos
Acuarela
El agradecimiento continúa. El evento desde seis ópticas estuvo sentido e hilvanado: Felicitaciones! Privilegio haber compartido con Kira y Acuarela, la primera con sensual o nostálgica voz, se escurre entre repisas interiores; la segunda, clama, mueve y apunta, la ciudad lo siente. La publicación, cuidadosa como hace el brote en su rama.
Amigos, aunque un poco tarde, los he leído y me han gustado mucho más sus poemas que cuando los escuché y entonces me impactaron, cada uno con su sentir y su palabra, y todos pura calidad!!!
Un abrazo.
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