No es que morir nos duela tanto
no es que morir nos duela tanto
es vivir lo que más nos duele
pero el morir es algo diferente
un algo detrás de la puerta.
la costumbre del pájaro de ir al sur
antes que los hielos lleguen
acepta una mejor latitud
nosotros somos los pájaros que se quedan.
los temblorosos, rondando la puerta del granjero
mendigando su ocasional migaja
hasta que las compasivas nieves
convencen a nuestras plumas para ir a casa.
…
Precisión
lo que me tranquiliza
es que todo lo que existe,
existe con absoluta precisión.
cualquiera que sea el tamaño de la cabeza de un alfiler,
no se desborda una fracción de milímetro
más allá del tamaño de la cabeza de un alfiler.
todo lo que existe es de gran precisión.
la pena es que la mayor parte de lo que existe
con esa precisión
es técnicamente invisible para nosotros.
lo bueno es que la verdad nos llega
como un sentido secreto de las cosas.
terminamos adivinando, confundidos,
la perfección.
…
Dios mío, dame el coraje
de vivir trescientos sesenta y cinco días y noches,
todos vacíos de Tu presencia.
Dame el valor de considerar este vacío
como una plenitud.
Haz que yo sea tu amante humilde,
entrelazada a Ti en éxtasis.
Haz que pueda hablar
con este vacío enorme
y recibir como respuesta
el amor materno que nutre y envuelve.
Déjame tener el valor para amarte,
sin odiar tus ofensas a mi alma y a mi cuerpo.
Haz que la soledad no me destruya.
Haz que mi soledad me sirva de compañía.
Haz que tenga el coraje de enfrentarme.
Haz que yo sepa quedarme con la nada
y aun así sentirme
como si estuviera llena de todo.
Recibe en tus brazos
mi pecado de pensar.
…
Dame tu mano
Dame tu mano:
Voy a contarte ahora
cómo he entrado en lo inexpresivo
que siempre ha sido mi búsqueda ciega y secreta.
De cómo he entrado
en aquello que existe entre el número uno y el número
dos,
de cómo he visto la línea de misterio y fuego,
y que es línea subrepticia.
Entre dos notas de música existe una nota,
entre dos hechos existe un hecho,
entre dos granos de arena por más juntos que estén
existe un intervalo de espacio,
existe un sentir que es entre el sentir
—en los intersticios de la materia primordial
está la línea de misterio y fuego
que es la respiración del mundo,
y la respiración continua del mundo
es aquello que oímos
y llamamos silencio.
…
Más allá de la oreja existe un sonido, en el extremo de
la mirada un aspecto, en las puntas de los dedos un objeto: es allí a donde
voy. En la punta del lápiz el trazo. Donde expira un pensamiento hay una idea,
en el último suspiro de alegría otra alegría, en la punta de la espada la
magia: es allí a donde voy. En la punta del pie el salto. Parece la historia de
alguien que fue y no volvió: es allí a donde voy.
¿O no voy? Voy, sí. Y vuelvo para ver cómo están las
cosas. Si continúan mágicas. ¿Realidad? Yo os espero. Es allí a donde voy. En
la punta de la palabra está la palabra. Quiero usar la palabra “tertulia”, y no
sé dónde ni cuándo. Al borde de la tertulia está la familia. Al borde de la
familia estoy yo. A la orilla de mí estoy yo. Es hacia mí a donde voy. Y de mí
salgo para ver. ¿Ver qué? Ver lo que existe. Después de muerta es hacia la
realidad a donde voy. Mientras tanto, lo que hay es un sueño. Sueño fatídico.
Pero después, después todo es real. Y el alma libre busca un rincón para
acomodarse. Soy un yo que anuncia. No sé sobre qué estoy hablando. Estoy
hablando de nada. Yo soy nada. Después de muerta me agrandaré y me esparciré, y
alguien dirá con amor mi nombre. Es hacia mi pobre nombre a donde voy. Y de
allá vuelvo para llamar al nombre del ser amado y de los hijos. Ellos me responderán.
Al fin tendré una respuesta. ¿Qué respuesta? La del amor. Amor: yo os amo
tanto. Yo amo el amor. El amor es rojo. Los celos son verdes. Mis ojos son
verdes. Pero son verdes tan oscuros que en las fotografías salen negros. Mi
secreto es tener los ojos verdes y que nadie lo sepa. En el extremo de mí estoy
yo. Yo, implorante, yo, la que necesita, la que pide, la que llora, la que se
lamenta. Pero la que canta. La que dice palabras ¿Palabras al viento? ¿Qué importa, los vientos las traen de nuevo y
yo las poseo.
Yo a la orilla del viento. La colina de los vientos
aullantes me llama. Voy, bruja que soy. Y me transmuto. Oh, perro, ¿dónde está
tu alma? ¿Está cerca de tu cuerpo? Yo estoy cerca de mi cuerpo. Y muero
lentamente.
¿Qué estoy diciendo? Estoy
diciendo amor. Y cerca del amor estamos nosotros.
Clarice Lispector (Chechelnyk, Ucrania- Río de Janeiro, Brasil)
Escribió su primera
novela con 17 años “Perto do coração selvagem” (Cerca del corazón salvaje),
pero no se publicó hasta 1944. Recibió el premio Graça Aranha. Después de publicar
A maçã no escuro (1961), despertó el interés de la crítica que la sitúa, junto
con Guimarães Rosa, en el centro de la ficción de vanguardia. Entre su obra
destacan los cuentos Laços de família, A legião estrangeira (1964) y las
novelas A imitação da rosa (1973), Água viva (1977), A hora da estrela (1977) y
Um sopro de vida (1978).
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