miércoles, 21 de enero de 2009

HECTOR VERA


MARKET¥NG


YENES Libras Euros Soles
corren a mi cuerpo

Dólares Pesos Bolívares Liras
me hacen
soy

Con el índice Dow Jones
me masturbo

Rueda una moneda
a mi cerebro

festejo

Creo en el número que compra algo

*****

HE tenido la absurda pesadilla
de que ando en un camino de recesión

y voy a suicidarme


[En cintas de seguridad de billetes
colgaré mi cuello
si llegara el momento]

*****

VENCERÁMICA

RESUENA turbulenta
su marea abrupta

pronto escupe
diarreica
la seguidilla:

Los Títulos negociados
El Índice bursátil
El Tipo de cambio
Una Bolsa de Valores
Los Dividendos y las Acciones
Las Transacciones
Una Sociedad Anónima y sus Bonos
El Mercado de capitales
Las Tasas de interés
La Inflación
y la Deflación
El Ingreso per-cápita
Las Reservas

La mítica Plusvalía

Más atrás
sin poder evitarlo
vienen los muertosdehambre
a rastras

[Cuánta mierda
para una poseta]

*****

RICH BOY

EL niño no percibe

El niño tiene un hermano huérfano
El niño no mira a los ojos al hermano

El niño juega a la palabra bien escrita
usa una pluma de baobad
para cincelar los acentos

El niño escucha rumores
se hace sordo

El niño no percibe
sedado está

la moneda rumorea
en cada trébol de su cerebro


El niño tal vez descubra,
cuando deje los pañales
(de papel verde)

que el mundo gira
para todos

*****

UN NOMBRE CRISTIANO

TOMÁS soba el signo en la piel

la "R" tatuada de Don Rogelio
Conde del Virreinato

rojo vivo al recuerdo
el enceguecedor chasquido cicatriz


Ya se aceptó el nombre
A veces resuena
adentro
y oye, casi sin respirar:
Mandingo

[Por dos Reales
tuvo dueño para siempre,

consta el epitafio
a la tumba del esclavo desconocido]

*****

CAZA Y PEZCA

POR millones
alevosamente
cazados

Aún la rastra

A las bodegas malolientes de las goletas
atraillados

Paso de rebenque a la espalda
vejados

El pecado:

la negrura
el pelo ensortijado
la bemba
el aspecto simiesco, de paria
el son de cuero y fábula

[Fray Bartolomé de las Casas
lo recomendó
como Patente Limpia

en el nombre de Dios, Nuestro Señor
y como medida de salvación
del índio]

*****


UTENSILIOS

BASTÓN de mando
o fusta

Alzacuello
Grillete
Cadenas
Soga

Los orificios infernales
del Cepo
[jaula de espanto]

El insulto a tiempo

Empalamiento
para el rebelde

[Ser domesticador
requiere maña]

viernes, 16 de enero de 2009

HILDEGAR ACOSTA


El horizonte
nos condena al círculo
Eugéne Guillevic


CÍRCULO


Encontrar
lo inconcluso
de una primera vez.

Restos de un final
desconocido.


No habrá segunda ni tercera.


Sólo
un retomar el camino

la línea curva de la vida.


Cerrar la órbita

habitar su centro.

La locura máxima
que contiene.


Reconocerte y reconocerme

en lo abyecto y lo sublime.


Hallar
en lo más oscuro

el resplandor naciente

de un alto vuelo.


DESPOJO

Debo vaciar las gavetas
sacar antorchas del alma
arrancar malas hierbas
enderezar el camino
liberar la luna del fondo de un vaso
hallar algún beso extraviado en la piel

socavar

dejar la cáscara

botar desechos
amasijos de palabras
los detritus del amor

socavar
socavar

dejar la cáscara.


EN EL FONDO

Cada palabra escrita en un papel
aviva el fuego.

La mirada tranquila se pasea por ellas,
y aunque ya no te digan lo mismo,

muy en el fondo – no puedes evitarlo –

un tizón en el pecho encienden.


HAY DÍAS

Hay días en que sientes
un débil roce de ortigas
dentro del corazón.

Suficiente quiebra.

De la grieta,
involuntariamente,

una lágrima cae.



“Unidos solamente por la fisura del adiós”

Olga Orozco

NADA

Cuando uno ha tragado largo

mares sin horizontes

digerido noches fosforescentes

y cree estar de regreso
de tanta odisea,

uno se topa
con visiones indolentes como

una sombra que se desliza


lentamente a sus dominios

a cumplir el mismo rito

donde agota últimos y vanos ardores.



Yo me pregunto ahora

¿dónde el sólido eslabón

el nudo invulnerable?


Nada,

sólo un abismo tenso nos une.

lunes, 12 de enero de 2009

AUBREY KOBOLD





-z.madrid-



Me he preguntado: cómo pasan las horas en tu reloj de arena,


y con ese pretexto,


he cabalgado en mis sueños para alcanzar una espumosa nube


que ha pretendido con garabatos dibujar ese misterio.




Siempre despierto con la misma sensación de que tus años


se han escapado por alguna rendija que no he percibido


y entre más lo pienso, más se pierden los intentos.




Cada noche vuelvo a juntar los parpados,


y cada mañana trato de no despegarlos,


así tal vez en los intervalos en que mi cuerpo decide


mantenerse dormido, puede que algún día


encuentre tu rostro dibujado cerca de mi almohada.




Y atraparé tus sueños,


y atraparé tu tiempo.




La arena de tus años vendrá a postrarse al pie de mis huellas


y podré despertarme sin miedo a que te pierdas


entre la multitud de gentes,


porque nunca he visto tu rostro, porque no sé quién eres.


-19-



De repente,
pareciera que el órgano principal del cuerpo
reposara en las luces del rostro.


La sangre pierde su color rojizo
y guindadas del suelo de los ojos
se hallan las primeras tristes gotas
que pronto caerán al piso.


Un añejo sentimiento que despierta
y te saca de la muerte de los cotidianos días.


Toca recurrir a la presencia del silencio
como pudiendo desnudar las palabras
que vestidas de vergüenza
quedaron atrapadas
en el entresuelo del cuerpo.


-15-



No todas las puertas abiertas
son una posibilidad de salvarse.



En ocasiones,
hay que construir puentes
entre las habitaciones sin salida,
comprando una mirada,
respirando el silencio...
Y muchas veces,
sonreír ante la muerte,
cuando Dios ha decidido
arrastrarnos a la nada
o al todo en el vacío.



Construir puentes
que ayuden a salvarnos,
porque la muerte total
es la perdida de la memoria.
El recuerdo,
como una forma de alejarse
[de la muerte,
en habitaciones herméticas,
en habitaciones sin puertas.



Y entonces,
la rosa no deja de ser rosa,
la sonrisa no deja de ser sonrisa
y, la muerte vuelve a la vida.



-1-



Me sospecho tan ausente,

(incluso de mi cuerpo),


tan lejos de mi misma


que en la levedad del movimiento


doy un giro


para encontrar mis ojos.


Y encuentro el espejo,


sólo veo mi reflejo.


A Keno.


-8-


La ausencia es el reflejo de algo.


De la cortina
que cierra el ojo de la casa
para que los rayos de sol
no toquen sus entrañas


De la rosa muerta
en el jardín del frente
de la casa en la que habitan
los recuerdos más pesados


De las manos de la niña
sosteniendo el rostro
para cazar las lágrimas
que descienden de sus ojos


Del extraño que camina
por la calle, cuesta arriba
pateando las piedras
para darle sentido
a su camino sin destino


Del mar que recorre el mundo
y tontamente viene a morir
intentando caminar
más allá de la orilla


La ausencia es el reflejo del silencio
que guardan todas éstas cosas


-23-


Algunos temen a las figuras reflejadas en los ojos de otros
como si esos otros ojos fueran espejos,
porque no les bastan los que tienen en el baño,
en el cuarto o en el techo.


Se buscan afanosamente y pretenden no encontrarse;
se desvisten con vergüenza o sin ella;
se sonríen, lloran y en los intervalos mienten.


Pero yo…
yo sólo temo a mi silencio.


Temo a mi silencio,
porque en medio de esta ceguera inapacible
no puedo verme reflejada en los espejos.

miércoles, 31 de diciembre de 2008

GUSTAVO CÓRDOBA


HAY OTRA VASTEDAD

Hay otra vastedad
detrás de nuestros párpados,
no sé aún si más fría
o dulce que la tierra.

Antiguos naufragios la circundan,
olvidadas expediciones de sueños,
desde cuyas velas, desgastándose al sol,
viejas palabras dicen adios eternamente.

Hay otra vastedad
detrás de nuestros párpados.
Cruzan su espacio puentes interminables,
colgando hacia la nada,
como miradas suspendidas que duermen,
soñándose a sí mismas,
saliendo de otro rostro,
cayendo en otro abismo.

Hay otra vastedad
detrás de nuestros párpados.
De ignotas latitudes,
sin ángulos ni rostros,
A veces, tras los arcos de sus vetustas puertas,
tendemos nuestra piel al sol,
para secar sus sueños de húmedas madrugadas.

Hay otra vastedad
detrás de nuestros párpados.
Y es siempre el hombre solo quien la habita.
Encendemos antorchas cada noche,
y abrazamos en el sueño nuestra sombra.


Tributo ( A la memoria de Vicente Gerbasi, Padre de mi Poesía)

I

¿Acaso recuerdas quién tomó en sus brazos
todo tu sueño de abeja desde las maderas crujientes
y deslizó bajo tus pies arena y conchas de mar,
y un salitre en las rocas que tú no conocías?
Tú sólo sabes que tus ojos, atónitos,
atrapados por la piedra, en un segundo,
te llevaban hacia una colina del cielo,
donde una procesión de paredes y puertas
subía lentamente hacia un viejo campanario
que parecía abrazar sus soledades,
como en una extraña anunciación.
¿Qué sintió tu piel aquella tarde?
Una brisa sopló sobre tu rostro
como un batir de alas,
mientras tu mirada colgando,
narraba visiones de eternidad.

¿Qué ecos te hablaron desde los precipicios
con voces de poderosas lejanías?
Nunca lo supiste,
pero en ese instante
todo a tu alrededor cesó, y el tiempo se detuvo,
y fue todo un silencio.

Calló el viento, y enterró sus murmullos azules,
en las copas de abetos y castaños.
Durmieron los pájaros,
y eran eclipses diminutos en el cielo.
Callaron su adiós los barcos que partían,
calló también el mar hasta los confines del golfo,
y las olas se marcharon con peces
que callaron hacia las profundidades.
Entonces,
algo cruzó tu frente como un relámpago,
se agitó tu sangre dentro de ti,
y una conmoción de signos bajaron en tropel hacia tu ser,
con voces que pronunciaban tu nombre
con la fuerza de antiguos vendavales,
viniendo hacia ti desde los siglos.


II

Cuando el leve beso de tus pasos
alzó tu cuerpo de ángel por encima de las piedras,
misteriosas ondas como corrientes telúricas
recorrieron los fundamentos de la tierra,
desde el Policastro
hasta más allá de las cimas apeninas,
con vapores y crujidos de lozas en los camposantos
de ciudades eternas y de aldeas sin nombre,
desde donde tus ancestros esperaron en el sueño
que el mar te devolviera,
jugando sobre las crines de caballos alados.

Sí,
la propia sangre siempre es un enigma,
lloviendo en la memoria con ojos de fuego,
con garras afiladas pulsando en nuestras sienes,
con líquidos que brillan entre las grietas del mundo,
y es voz rasgando el velo de gigantescas sombras,
llamándose a sí misma,
llamándose;
llamándonos.

Y es verdad que el hombre es solo un sueño.
Un sueño de la tierra,
pero al fin, es sólo un sueño.
Desde que llega, habitando los altares
para sentir los cantos como viniendo de la piel,
arrullándolo sin prisa entre aguas salobres,
hasta que retorna como azogue a la tierra,
entre piedras humeantes y con sus nuevos brillos,
como una pieza más de un gran rompecabezas,
armándose por siempre en el azul de siglos.



III

En un rincón la tarde me hizo llegar tu pena
escondida entre las hojas de los restos de un libro,
que me hablaba de ausencias,
con uvas,
nocheviejas,
y extrañas soledades,
de tristezas volando a oscuros cementerios,
para velar los labios cerrados de la madre.
Mi calle de ciruelas, de jobos y almendrones,
la que habitó mi infancia perdida en el recuerdo,
con los ojos poblados de amarillas cometas,
me trajo tu secreto aquella tarde,
brillando entre los resplandores de un sueño.

Y antiguos caminantes salieron en tropel desde la sombra.
Llegó hasta mí tu canto;
prendió tu angustia en mí.

Ignoro qué misterio se esconde a mi intelecto
oculto en cada hora, detrás de cada paso,
A veces llega a mí la certidumbre
de designios del cielo alcanzándolo todo,
envolviéndolo todo con su aliento de estrellas.

Mi lento exilio de la tierra nace en ti;
en tu palabra grave que, señalando el día,
en aquellas horas tempestuosas de mi juventud,
me iluminó un camino en la oscura penumbra,
como la luz de un faro en medio de mis soledades.
En este exilio eterno hacia la luz,
a orillas de la noche también yo me detengo
a entregarte los versos que sembraste aquella tarde,
son tuyos,
los devuelvo.

Ellos crecieron debajo de estas islas,
en su limo brillante, como crisálidas del mar.
Crecieron hacia el fondo de la sangre,
hasta tocar sus cuerdas más primitivas.
Crecieron en las alas y los trenes del exilio,
aun en el rumor de las olas de playas del olvido,
crecieron sin saberlo.
Crecieron en los muros de antiguos campanarios,
y fueron poblándolo todo,
hasta que ardió en el pecho su lamento solitario.

Enciéndelos tú,
haz que iluminen tus huellas
hacia las profundidades del universo.

viernes, 26 de diciembre de 2008

CARLOS EDUARDO FUENMAYOR GARCÍA


VOLVER A LA VIDA


Hoy tengo tanta muerte en mi
que aterrado agarro un lápiz

Y pongo a hablar
a la mesa, las sillas, los cuadros

Que comienzan a danzar frenéticamente
al rededor mio

A cantar

Para traerme a la vida


TU

De nuevo estas aquí
corro pero no consigo huir de tus ojos

Extiendo mis alas y vuelo
pero tu mirada las quema

Caigo
me levanto en mis cuatro patas
te muestro mis fauces, te rujo
pero soy quien tiembla

Ante este niño
que me pregunta por nuestros sueños

Soy quien tiembla
ante mi


ANTE EL ESPEJO

¿ Quien soy ?
¿ El milagro de un error?
Hanni Ossott

¿ Que decirle ?
¿ que las paredes tiemblan?,¿que siento frió?

¿ Que camino de un lugar a otro de esta casa
tras mi tranquilidad ?

¿ Que no me encuentro ?

¿ Que no se que soy ?

¿ Existo ?

¿ Que decirle ?
¿ que tengo miedo, miedo ?

DE MI

lunes, 22 de diciembre de 2008

ELIANA DUGARTE


Otro yo mío

Al verlo sentado
me alivia saber que vaga algo sobre mí
un cortesano parásito
que cargo en mi costado

se trata de otro yo mío
bufón en duelo
ebrio perpetuo
que convierte el pavor en desastre alegre
me pisa los pies
y divide mi lengua

trato de escapar en su silueta
atando su verdad con remiendos
pero el amanecer se me hace escombros
y el silencio persiste

vive bajo la sombra que se desdobla
como ángel adulón que besa mis zapatos
ya no basta con colgar los sentidos
pues en el corto parentesco
somos tan simples
y a la vez postizos





Antes de morir, le reveló su secreto:
- la uva – le susurró – está hecha de vino.
Libro de los abrazos
Eduardo Galeano


Viña y memoria

Para transformar la uva
busca una copa y un sillón sereno
afila bien el delirio
y en la frágil cordura
abraza un buen libro
como memoria en racimo
deja que caigan recuerdos
deja que broten en el esparcido desvelo
y si entre los surcos te pierdes
atrapado en los besos de merlot
recuerda
que de la uva
vino





He perdido un pensamiento
lejos va
semejante a un caballo desbocado

como un túnel frío y doloroso
pude sentir que rondaba entre mis ojos
se asomó al oído y lentamente
empezó a mover mi boca

más abajo
sobre la barbilla
alrededor del cuello y los hombros
las manos lo abarcaron ligeramente
mordió los dedos
y se guardó en mi ombligo

lo pude ver
y sentir
pero ya no lo recordaba

ahora camino con los dedos metidos en las orejas
para no perder aquellos nombres
donde dejé volando ideas
cuando pasé de niña a ignorante

jueves, 18 de diciembre de 2008

LA PARADA POÉTICA EN VINARTE


Nos mareamos en sabores esta noche
aquí, la gota de vino hace palabra y amo
sordo, merodeando el sinsentido y alegre
siempre soledad, siempre tú
hacemos de cada palabra nuestro universo
hoy me desnudo de amor por ti y no tengo miedo
rozaron tus manos con el nacimiento de mi espalda
noche de luna a la elevada potencia
en la trama de la noche hundo mis miedos
y pico cada parte de tu cuerpo en trozos pequeñísimos
volví del vino y hacia el blanco voy
mi boca que siente la noche
donde abrevan tus párpados enfermos
la noche se hace eterna…contigo…y sin ti
hoy abro mi alma buscando mi paz
la vida es un aroma, hoy el aroma me huele a ti
me siento y no me siento…no se que siento!
un sutil aroma a ti
manjar de versos noche divina
por el oro del alma
la dicha que acompaña, el amor, la dulzura, ojos soñadores que no brillen de amargura
dime cuando, llega el cadáver, espejo sin tregua
cada encuentro es un misterio que incendia
el viento del otoño ignora el corazón
y en el verso de tu boca, el vacío
no recuerdo si ya llegué porque no me hallo
pero aquí estoy y me convertí en poema.

Cadáver Exquisito, creado a 27 manos “La Parada Poética en VinArte"
16/12/2008