domingo, 27 de febrero de 2011

Silvia Favaretto / Italia


Silvia Favaretto (Italia, 1977) obtuvo algunos premios literarios italianos (INVES Palermo, 1998 - VALLE SENIO, 1999 - Malattia della Vallata, 2003) a finales del siglo XX y poemas suyos fueron incluiddos en muchas revistas y antologías. Ha concurrido a festivales de literatura como el Festival Internacional de Poesía en Medellín, la feria del libro de Bogotá, el Festival de poesía de Xela - Guatemala, así como al Encuentro permanente de poetas del Salvador y al Festival internacional de poesía de Rosario, Argentina. Como traductora ha publicado sus versiones al italiano del castellano, alemán e inglés. Ha editado los poemarios bilingüe La carne del tiempo, el libro en italiano La Tetra santità e il variopinto orrore y el bilingüe El sacrificio de la mar, el cd de poemas Veneziaires Multiverso, además del cuento infantil La mariposa Rossella. Su anteúltimo libro de poemas, Parole d’acqua – Palabras de agua, ha ganado el concurso Ibiskos 2006. En 2008 la editorial Atemporia edita en México una antología completa de su obra, “Entre la carne y las palabras”. Ha llevado a cabo un doctorado en letras hispanoamericana y ahora trabaja como traductora y profesora en Venecia. Para contactarla: silviafav@libero.it


AGITO EL MAR DENTRO DE MI

Cuando sea ángel
viviré en el faro...
Lloraré mirando las luces de los barcos
alejarse en la noche...
sentiré nostalgia
de emociones nunca tenidas…
Gritaré imprecaciones al viento
(porqué los ángeles no tienen padres)
y arrancaré una a una
las plumas de mis alas,
desesperada y sanguinaria
por la mala suerte
que me ha dado
maravillosas alas ligeras
y un cuerpo
demasiado pesado para volar...

El dolor que me habita ya no es carne

Maldita sea la lluvia
y la muerte y la infancia
maldito sea el sudor
los muslos y las caderas
maldita sea la palabra
y todos los sentidos que arrastra
maldita sea mi felicidad
y mi arte si es que lo tengo
malditos sean mi madre
y mi padre que así no me quisieron
y malditos sean quienes leen estas palabras
y que mi lapicera
se quede muda,
que mi lapicera se quede muda
y ya no grite.

Guardar

Vivo la vida
recordada de mi bisabuela.
Ella en mí quiso y defraudó.
Sacó las entrañas a colgar al viento,
barrió el piso con su pelo.
Sus placeres quitaron el polvo de la cómoda.
Ella se acostó con mi estirpe.
Yo, en cambio,
viajaré con la maleta cargada de sus sueños,
soplaré en el oído a
sus amantes,
me bañaré en el agua caliente
que tanto añoró
me limpiaré su cara con las manos
espumosa de jabón fino,
me pondré crema en sus piernas
para hidratarlas después de estos
100 años de ultratumba,
me pintaré sus uñas con
esmalte escarlata
y me encamaré con sus progenitores.

Vendrá el pasado y
me encontrará muerta
con el pelo enmarañado en el polvo
y los dedos de los pies
esmaltados de rojo.
Y contenta, por Dios,
contenta.

Dichosa la luna

Dichosa la luna
que es ciega y
sola
y soporta las mareas
y los celos
y el semen
Dichosa la tierra
que es seca y
silenciosa
y soporta las simientes
y los pasos
Dichosa el agua
que es limpia aunque
turbia
y soporta el cielo
y derrite la sangre.

Desdichada yo,
y yo sola,
mancha de agua
sobre la tierra
secada por rayos de luna