domingo, 27 de febrero de 2011

Silvia Favaretto / Italia


Silvia Favaretto (Italia, 1977) obtuvo algunos premios literarios italianos (INVES Palermo, 1998 - VALLE SENIO, 1999 - Malattia della Vallata, 2003) a finales del siglo XX y poemas suyos fueron incluiddos en muchas revistas y antologías. Ha concurrido a festivales de literatura como el Festival Internacional de Poesía en Medellín, la feria del libro de Bogotá, el Festival de poesía de Xela - Guatemala, así como al Encuentro permanente de poetas del Salvador y al Festival internacional de poesía de Rosario, Argentina. Como traductora ha publicado sus versiones al italiano del castellano, alemán e inglés. Ha editado los poemarios bilingüe La carne del tiempo, el libro en italiano La Tetra santità e il variopinto orrore y el bilingüe El sacrificio de la mar, el cd de poemas Veneziaires Multiverso, además del cuento infantil La mariposa Rossella. Su anteúltimo libro de poemas, Parole d’acqua – Palabras de agua, ha ganado el concurso Ibiskos 2006. En 2008 la editorial Atemporia edita en México una antología completa de su obra, “Entre la carne y las palabras”. Ha llevado a cabo un doctorado en letras hispanoamericana y ahora trabaja como traductora y profesora en Venecia. Para contactarla: silviafav@libero.it


AGITO EL MAR DENTRO DE MI

Cuando sea ángel
viviré en el faro...
Lloraré mirando las luces de los barcos
alejarse en la noche...
sentiré nostalgia
de emociones nunca tenidas…
Gritaré imprecaciones al viento
(porqué los ángeles no tienen padres)
y arrancaré una a una
las plumas de mis alas,
desesperada y sanguinaria
por la mala suerte
que me ha dado
maravillosas alas ligeras
y un cuerpo
demasiado pesado para volar...

El dolor que me habita ya no es carne

Maldita sea la lluvia
y la muerte y la infancia
maldito sea el sudor
los muslos y las caderas
maldita sea la palabra
y todos los sentidos que arrastra
maldita sea mi felicidad
y mi arte si es que lo tengo
malditos sean mi madre
y mi padre que así no me quisieron
y malditos sean quienes leen estas palabras
y que mi lapicera
se quede muda,
que mi lapicera se quede muda
y ya no grite.

Guardar

Vivo la vida
recordada de mi bisabuela.
Ella en mí quiso y defraudó.
Sacó las entrañas a colgar al viento,
barrió el piso con su pelo.
Sus placeres quitaron el polvo de la cómoda.
Ella se acostó con mi estirpe.
Yo, en cambio,
viajaré con la maleta cargada de sus sueños,
soplaré en el oído a
sus amantes,
me bañaré en el agua caliente
que tanto añoró
me limpiaré su cara con las manos
espumosa de jabón fino,
me pondré crema en sus piernas
para hidratarlas después de estos
100 años de ultratumba,
me pintaré sus uñas con
esmalte escarlata
y me encamaré con sus progenitores.

Vendrá el pasado y
me encontrará muerta
con el pelo enmarañado en el polvo
y los dedos de los pies
esmaltados de rojo.
Y contenta, por Dios,
contenta.

Dichosa la luna

Dichosa la luna
que es ciega y
sola
y soporta las mareas
y los celos
y el semen
Dichosa la tierra
que es seca y
silenciosa
y soporta las simientes
y los pasos
Dichosa el agua
que es limpia aunque
turbia
y soporta el cielo
y derrite la sangre.

Desdichada yo,
y yo sola,
mancha de agua
sobre la tierra
secada por rayos de luna

viernes, 25 de febrero de 2011

Héctor A. Caldera Tosta / Venezuela


Héctor Caldera (Caracas-Venezuela, 1961), profesión original Ingeniero Agrónomo, hoy día Coach y Consultor en Desarrollo Humano y Organizacional. Publicó el poema en inglés … decade, en la revista Perspectives Georgia Tech International Festival Booklet 1990, Atlanta. Ha estado en talleres de poesía con Edda Armas y Armando Rojas Guardia, así como en recitales con el grupo El Ojo Errante. Trabaja con elementos poéticos en el ámbito gerencial y organizacional.
hectoranibal.caldera@gmail.com y la página de su firma consultora:
http://www.imagoconsultores.com/


A mitad del tranvía
vienes a encubrirme
con el hacha a cuestas

A mitad del espejo
vienes a contabilizar
cuántos colores sembrados
qué costos tuvieron los presagios

Me resistía
entre la palabra negada
y las hojas resplandecientes

A mitad del agua
vienes a enmudecer
el vientre se pliega
mientras aguardo

el dictado mayor


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Quinta La manguera

A Ernesto Aníbal Caldera

Bóveda de mangos silente presencia
resguarda la niñez con su griterío de fruta
lágrimas recogidas en los racimos del árbol
la neblina se filtra en las tercas consonantes
mientras juegan al escondite

Al caminar por la calle pregunto por el cielo
vuelvo a preguntar por heridas que no tengo
el canto de los huesos queda resguardado
con mi padre reposando en las venas

Ahora mis ojos despiertan el trote de los caballos
aunque llevo la fatiga de antiguas sensaciones
se anuncia el acto de atravesar el patio y enterrar piedras

De pronto largas nubes de la fruta
un niño distinto a mí me saluda
empiezo a orar sin saber por qué

La engañosa protección del verbo se desprende de la pulpa

La verticalidad desafía

El niño trepa y saluda.


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la adicción

como la rata o los insectos
merodea
enseña sus dientes o tenazas
te lleva a territorios ya conocidos
insiste en aquello que fue superado
las mismas acrobacias de siempre
de naturaleza plástica
con pasión de anime
subasta los anhelos
pregunta qué preguntar
los ríos se convierten en drenaje

por un instante
la lucidez insinúa presencia

mi ánimo sólo alcanza
hacer girar la manivela


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Certidumbre

dame un olor para saber que existo
Héctor Vera

Todavía los sentidos se confunden con la arcilla
mientras todos regresan a sus madrigueras

¿Cuál ruta escoger sin laberintos en el verbo?

Se asoma la duda con su cara de ataúd

Por ráfagas
emerge un instante
el sentimiento
único arraigo del recorrido

Su aroma queda encendido
en las certezas del cuerpo

miércoles, 23 de febrero de 2011

José Angel Barrueco / España


José Angel Barrueco. Ha publicado las novelas Recuerdos de un cine de barrio (1999 y 2009), Monólogo de un canalla (2002) y Te escribiré una novela (2003), la obra de teatro Vengo de matar a un hombre (2004), el libro de microrrelatos El hilo de la ficción (2004), el poemario No hay camino al paraíso (2009), y la selección de textos misceláneos de Para esas noches de insomnio (2009). En 2011 publicará las novelas Asco y Vivir y morir en Lavapiés. Aparece en más de 20 antologías. Colabora habitualmente en prensa de papel y digital. Nació en Zamora y vive en Madrid. Blog: http://thekankel.blogspot.com/

nuestros perros

una vez le pregunté
dónde estaban nuestros perros,
qué había hecho con ellos
dos chuchos leales y muy humanos
capaces incluso de amar a un hombre cruel
dijo que no me preocupase, que estaban a buen recaudo
pero no están en casa, argumenté
no, en casa no, respondió

siempre albergué una sospecha:
que sacrificó a los perros o los abandonó por ahí

no lo dudo
y tú no lo dudarías tampoco
si conocieras el corazón de mi padre.


maletas perdidas

vamos a embarcar
rumbo a Bruselas

en la pista
del aeropuerto
hay una maleta
cayó de un
portaequipajes

durante 30 minutos
nadie la ve
nadie la recoge
nadie la devuelve a
su sitio en el vehículo

esa maleta solitaria
es como la oveja que
se pierde del rebaño

como el niño extraviado
en la excursión del colegio
al museo de una ciudad gris

como el hombre viudo
que bebe acodado en la
barra de cualquier bar

esa maleta fui yo una vez
a medio camino entre dos amores.


derrama versos sobre el poeta muerto

raúl núñez,
compadre
en la lucha:

enterraron
tu pellejo
hace 15 años

ningún premio
lleva tu nombre
no han rescatado
tu obra narrativa
y pocos de los que
te alabaron en vida
te recuerdan ahora
en la muerte: estás
maldito y olvidado

pero no te aflijas:

porque tú
perteneces
a las calles viejas,
a las aceras sucias,
a las tabernas donde
bebemos vino barato,
a los ojos de las viudas
aún tristes y aún bellas,
a los hombres que
rugen de fracaso,
a los tugurios plenos
de putas y de beodos,
a los rastros donde
se juntan los débiles,
al pueblo llano
y a la gente sencilla

nos perteneces
a nosotros
a quienes, contigo,
comprendimos
que el sabor
de lo auténtico
no está en la banca
sino en un poema
escrito a tiempo.

lunes, 21 de febrero de 2011

Carla Xel-Ha López Méndez / México



CARLA XEL-HA LÓPEZ MÉNDEZ
Guadalajara, Jalisco, México, 26 de Octubre de 1991.
Poeta en voz aLTA . Usurpadora de megáfonos, calles y transporte público. Traductora de fotos y objetos al Castellano. Miembro del colectivo “que laguante”.
Antología Creadores Literarios FIL JOVEN (2006 y 2007). Revistas Palabra x Palabra, Tierra Adentro, Luvina Joven, La rueda, Numen, La línea del cosmonauta, Metrópolis y Bestia. Premios: Premio Nacional de Literatura para Jóvenes muy Jóvenes (2006), Certamen de Poesía FIL JOVEN 2006, Certamen de Poesía FIL JOVEN 2007, Certamen de Cuento FIL JOVEN 2007, Primer lugar en Box Poético (2009), Tercer lugar en Slam de poesía (FIL, 2010).


Rantés

¿Cómo imitar un péndulo quieto
Un poema autista que va y regresa en esta línea
Cómo tachar un renglón que no nos gusta
Cómo hacer un poema en reposo
Un poema con virus
Uno que te arranque los dedos mientras lo escribes
Un poema boceto del boceto
Que se borre solo
Que se escriba
Un poema debate interminable
Un poema que se haga fotografía
Retrato de poema
Una fórmula poética en la patética periferia de la hoja
Un poema que se coma a otros poemas
Y alguien que se trague este poema
Cómo hacer un poema de un poeta que se masturba con poemas
Uno que finge un orgasmo pululando
Que finge un título
Un poema de un segundo
Un poema híbrido
Que se abra y se desdoble
Un recorte de poema
Cómo hacer un poema no nacido
Embrión poema
Cómo hacer un poema que en último verso nos mate?

__________

Algún niño
recortó al mundo
para pegarlo en el telescopio de tus ojos.

__________

No sé qué tiene más muerte
si un cajón vacío
o el cadáver que en él duerme
__________
Amor

quiero que leas esto
cuando te sientas libre
y así
letra
por
letra
llenar
la cuadrícula
de tus ojos
de mosca.

sábado, 19 de febrero de 2011

Indira Páez / Venezuela


(Puerto Cabello, Venezuela, 1968), Escritora, libretista y dramaturga, egresada de la Ecuela de Artes de la Universidad Central de Venezuela en 1992, mención Artes Escénicas.
PUBLICACIONES Y PREMIOS
- 1995: Autora del cuaderno de poesía “Poemaria”
-1998: Premio Marco Antonio Ettedgui, Mención Especial Dramaturgia por “Primero Muerta que Bañada en Sangre”
-1999: Premio TIN (Teatro Infantil Nacional) como coautora de “Fabricantes de Sueños”, junto a Amaris Páez
-2001: Premio Marita King, Mención Especial por “Crónicas Desquiciadas”
-2002: Premio Municipal de Teatro a la mejor obra por “Crónicas Desquiciadas”
-2007: Premio Monteávila Editores de Autores Inéditos por “Crónicas Desquiciadas”
-2008: Se Publica la obra CRÓNICAS DESQUICIADAS, Edit. Monteávila Editores Latinoamérica
-2008: Publicación Independiente de “MUJER TENÍA QUE SER: EL TEATRO DE INDIRA PÁEZ”. Lulú Edit.
-2009: Publicación del libro para niños LOS PODERES DE ORIANA, Camelia Ediciones.
-2009: Premio Emmy, Suncoast Regional Chapter como coescritora de “Gabriel, Amor Inmortal”, junto a Agustin.
On twitter: @IndiraPaezD
www.Facebook.com/IndiraPaez

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Una mujer
es una marca de vidrio
debajo de la mesa
escondida
del ojo de gato en la ventana.

Una mujer
construyendo
la breve ausencia del miedo.

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Decidí hacer el amor
a los diecisiete años.

Había un rosario
en la cabecera de una cama
de roble.

Desde ahí persigo
una cadena de traiciones
que no he podido abandonar.

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Tú no me conoces
no sabes de mí
más que la mentira que cultivo con cuidado
desde la mañana

No sabes a qué hora de la tarde
suelo enterrar a mis muertos

No sabes ni siquiera
de qué lado me apoyo
para dormir.

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Mamá
me sujeta del brazo
secando de mi frente
los sudores fríos
los quince años.

Yo soy una extensión de su deseo

Yo sigo aprovechándome
de su seno cargado
de mentiras que me tranquilizan.

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A mi mamá le envidio
la hinchazón de la piel
la estría esperanzada
la angustia en nueve tiempos
de un hijo que no llega
que se tarda
que se mueve
llamándonos a la vida

Con ella quiero estar
cuando vuelva al mundo
en forma de un llanto destemplado y pequeño
de un trozo de piel a destiempo

Quiero tomarle de la mano
sostenerle el dolor
escuchar su grito en la almohada
ofrecerle agua

Calmar el peso de sus días
de su ombligo creciente
hacerme teta
cuando ella lo quiera.

jueves, 17 de febrero de 2011

Francisco Cenamor / España


Francisco Cenamor (1965, Leganés, España). En 1999 Talasa Ediciones publica su primer libro, Amando nubes, lo que le posibilita viajar por toda España dando recitales. En 2003 sale su libro Ángeles sin cielo, editado por Ediciones Vitruvio, editorial que publica en 2007 su libro, Asamblea de palabras. En 2009, Ediciones Amargord publica su elaborado poemario Casa de aire. En breve (2011), la Editorial Luces de Gálibo publicará su poemario No somos nada. Nada somos. Incluido en antologías y revistas impresas y digitales, ha organizado numerosas actividades poéticas. Edita el blog literario Asamblea de palabras. Profesionalmente se dedica a impartir clases de interpretación y ha hecho pequeños papeles en películas y conocidas series de televisión.


el fin de la historia

ya no tiene sentido la normalidad
ha llegado el momento de los disturbios espirituales
de cortar la calle con macetas

plantar magnolias en las autopistas
arruinar el futuro sembrando esperanzas
poner comas entre sujeto y predicado

correr de espaldas palpando el presente
condenar sin juicio, enjuiciar sin condena
subir de dos en dos las escaleras

abrir de par en par las ventanas
de los viejos aposentos modernos
vaciar las estanterías metálicas

acudir silbando a la biblioteca
enarbolar banderas transparentes
que no nos amordacen los ojos

sorprendernos abrazados al paria
al que vino de lejos, a la prostituta
matar de risa al desamor

ir a la oficina de empleo cantando a puccini
pagar la ópera con la cartilla del paro
recitar poesía desde el patíbulo

construir con firmeza en las nubes
y cada noche, soñarse escondido en el jardín
ignorando elecciones generales y tarjetas de crédito


solo en barcelona

uno no se siente más yo
que cuando está solo en una ciudad que no conoce
y además hay calles desabridas
con hileras de dos faros que no se detienen
y oloroso silencio frente a la sagrada familia
ese esqueleto de fantasma
cuyas puntas se pierden en la noche del cielo
y el viento sopla frío
y las farolas están tristes
y las palmeras quedan ridículas en aquel frío
y por fin la rambla
donde paseamos todos los forasteros
y miramos cómo recogen las flores
y las putas tan jóvenes y negras
–como en tantos lugares–
y bajamos los ojos
y alguien mira y hace señas
y la ciudad es hostil de repente
y coges el metro en drassanes
hasta el frío hostal donde te alojas
y en la habitación piensas estás solo
pero es que esta vez querías estar solo

por eso es mejor que ella no haya venido
y hubiese mar y olor silencioso
fantasma de sagrada familia y ciudad que no conoces
farolas tristes y la rambla
forasteros y putas y metro
y la habitación del hostal donde estás solo
porque esta vez quieres estar solo



Del libro Asamblea de palabras (Ediciones Vitruvio, Madrid, 2007)
cansancio ajeno

hay cada mañana una mujer maría
que se sienta al borde del abismo de su cama
mira hacia abajo antes de saltar
y duda sin remedio de si irá al trabajo

hay cada tarde un hombre manuel
que se sienta cansado en un banco del gimnasio
mira su peluda barriga que no baja
y piensa en sacar mañana todo su dinero e irse

hay también cada mañana un joven raúl
que coge sus libros para ir al instituto
mira con ojos dormidos el desorden de su mesa
y encuentra el cedé que le gustaría quedarse a escuchar

hay cada atardecer una abuela cipriana
que abandona con paso cansado el cementerio
mira con envidia la tumba del marido
y siente que pronto se liberará de su pesado cuerpo

hay cansancio en estos días extraños
y aunque me levanto de la mesa y lo dejo
me dan ganas de escribir al final del poema
que tal vez sean mis ojos los que se han cansado



Del poemario inédito Recuerdos de mi muerte
Abuelo

Llegábamos siempre de noche a aquel pueblo entrañable.
Sus habitantes, envueltos en el viento, sonreían.
Al entrar en la casa nos esperaba el olor familiar de una sopa caliente.
Los besos, los abrazos.
Abuela cubría nuestros pequeños cuerpos con sábanas de franela,
con aquella manta que tanto nos picaba.
A mi hermana y a mí nos asustaba el brillo opaco de la cruz
sobre nuestras cabezas, con su Cristo esperando un abrazo.

Abuelo nunca aparecía los viernes.

El sábado salía el sol en aquel pueblo.
Sonrosado, con su traje de pana, la boina limpia,
oliendo a aquella colonia rocosa, Abuelo entraba feliz en mitad del desayuno.
Rompíamos el silencio cómplice de la espera para saludarle entre risas.
Gotas de colacao y migas de madalena festejaban entre tazones de barro.
Le abrazábamos, roble que nos acogía entre sus ramas robustas.
Alborozados, nos subía en aquella impoluta bicicleta
que siempre recordaré apoyada en la cal de la entrada.
Con su impecable color marrón y su alazán de tintes dorados.
Nos paseaba por las estrechas calles mientras, risueños,
saludábamos a las señoras y a los gatos; aquellos sábados sobre dos ruedas…

El domingo, somnolientos, restregándonos con fuerza los ojos,
acudíamos a misa en la pequeña iglesia del pueblo.
Mi hermana y yo, muy juntos, imitábamos el gesto de los mayores
cuando recibían en sus bocas la sagrada forma.
Por la tarde había que marcharse.
Abuela nos cubría de besos y caramelos. Abuelo desaparecía de la casa.
Nos esperaba en la carretera y, al pasar, nos saludaba con ternura, sonriente;
con su bicicleta apoyada en algún árbol.

Un año,
tras otro,
y otro año.
No tardamos en crecer. Tampoco tardó Abuelo en morir.
La bicicleta siguió presidiendo la entrada de la casa.
Los habitantes del pueblo fueron pareciéndonos, poco a poco, menos felices.
Mi hermana dejó de ir. Abuela también murió;
se abrazó muy fuerte a su marido cuando la enterramos.

Un día, el brillante alazán quedó borrado por el ocre orín del hierro.
Mi padre llevó la bicicleta al vertedero que estaba en la carretera.
La dejó apoyada en un árbol caído.
Al marcharnos la vi, y a Abuelo saludando con su sonrisa de ternura.
Nunca quise volver.

lunes, 14 de febrero de 2011

Álida Ribbi / Venezuela



Álida Ribbi (Tánger, 1952)

De formación científica e interés por la expresión escrita, se desempeña como consultor independiente en el área de la comunicación gerencial. Ha participado en los Talleres de Creación Literaria del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos y de la Fundación para la Cultura Urbana. Algunos de sus textos aparecen en la Revista Venezolana de Psicología de los Arquetipos (números 1 y 3) y en la Colección Voces Nuevas (CELARG, 2004). Ha publicado Cuerpo Sutil (2004), Arborescente (El Pez Soluble, 2006) y Surgen animales (2010).


within from without

luego de Departures,
un film de
Yōjirō Takita

vacante entonces
como desierto
el patio de butacas
tu arco en pausa
definitivo y seco
hasta el hogar llamando
la epifanía:
una rosa abierta
viva
en lo muerto
y tú dispuesta
a limpiar la madre
en tu cuerpo

qué frágil la cara
de la huida
apenas un invierno
y Las Parcas

diáspora

hubo que hacer frente
al no repetido
detenerlo
o al menos
colgarlo de un árbol
el genealógico
en toda
su espesa verdad

residencia

“Su memoria es una casa nueva”
Juan Gelman

decir duendes
y saberlos a oscuras

cuando la nada sirve de algo
el bosque
sucede por dentro

astrolabio

sin agua con qué lavar
el registro
sirvieron mustias
las estrellas
en aquella región
del tiempo

miércoles, 9 de febrero de 2011

Leonardo González Alcalá / Venezuela


Leonardo González Alcalá (1987) nace en Caracas, Venezuela.
Estudiante de Guitarra clásica y Abogado por la Universidad Católica Andrés Bello (2010).
Poemarios: El país de los muertos (2007, Premio XII Bienal Francisco Lazo Martí del Ateneo de Calabozo); Gesto quebrado (2006-2009).
Integrante de la Antología poética El Ojo errante (2009).


El país de los muertos

Soy ciudadano de un país donde habitan los muertos
camino por las calles
y doy los buenos días
sin mirar a los ojos

todos somos tristemente anónimos
corro el riesgo de que una vez terminada la guerra
me haya acostumbrado

las fronteras permanecen cerradas

- - - - - -

Cada labio tiene un nombre
que no puede pronunciar

- - - - - -

Cuando la botella nos expulsa
hay que hacer todo por volver a ella
Cuando estamos dentro
hay que quebrarla y derramarse
eso tal vez es poesía


- - - - - -

Esclavo

de la sangre amada
de la cuenta regresiva de los que no creen
de las novelas que callo
del olvido misterioso
y de la memoria que desde dentro habla
del océano que no estuvo cuando volvimos
sus rostros duro esclavo
de una ciudad que nos llama
y a la que acudimos como si visitásemos un enfermo
del silencio que no logran aún mis pasos
del cuerpo lleno de balas que seré algún día
de las sentencias de mi padre
del gesto que intenta unir la taza rota
de este humo que voy siendo sin que lo notes
diaria rebelión de mi cuerpo contra el vasto latido

- - - - -

Tercer mandamiento

Recibe de mí otra vez lo enfermo
las mitades que el cirujano amputó porque no supo salvar
una miel oxidada

hoy este poema
no-se-levanta-de-la-cama
no se calza de falsedades como todos los días
no atenderá el llamado de otros poemas
que acuden sólo para constatar
cómo se han demacrado sus verbos y las grandes imágenes
no dará la cara en un libro olvidado
romperá sus máscaras
para no tener otra mejilla posible a la vuelta de la página

hoy se arrepiente de haber sido pan
y de haber matado el hambre
sólo desea ser una roca volcánica
un áspero mantel de una cena
que no será servida nunca
un mantel que la gran familia usó para cubrir al perro
de algún torrencial súbito
o vinagre para un sediento con la frente rota
un lienzo encerrado que nadie empezó con el amor de los flautistas

hoy desea saltar desde el borde de la madera
donde fue tallado contra su voluntad
hoy no se arrodilla para agradecer su elevado sino
se desviste pausadamente como lo enfermo
expone sus cavidades
y acepta que le griten

- - - - -

Di
enfermo
si eres algo más que el que canta cuando todos rezan
el que habla cuando todos duermen
el que limpia la casa porque espera la mañana

Di si eres algo más que lo que ellos dicen
di tres veces los versos que no son tuyos
la música que como un gato sólo trae rostros dolorosamente

entiendes la disputa entre lo diario y lo supremo


Leonardo González Alcalá

lunes, 7 de febrero de 2011

Ivonne Sánchez Barea / España


Ivonne Sánchez Barea (Artista y Poeta), nace en Nueva York en 1955, estudia en Colombia, Francia y España. Bajo distintos seudónimos, pública poemarios “Umbrales” en 1984, “Lo que las flores confiesan” en 1994, “Un Todo” en el 2006. Colabora con otro tipo de artículos y publicaciones, artísticas, científicas y literarias. Participa en Antologías poéticas desde la Academia Latinoamericana de Poesía, Capítulo Málaga. Gana premios escultóricos y literarios, entre los que destacan: 2º premio Huétor Vega (2006), 1º Premio Mujeres Poetas Internacional 2010, y finalista en Latin Heritage Foundation 2010, con la publicación de sus poemas en los respectivos poemario y antología, entre otros. Su obra se puede visitar permanentemente en: http://www.ivonne-art.com/ , http://www.eiseke.org/


Rendición

Me rindo,
me rindo ante los brazos
que se elevan y me abrazan,
niño de la guerra,
niño huérfano,
con piel de hambre y angustia seca.

Se vence la vida
partiendo el alma,
nadie elige la suerte,
ni el tiempo,
ni la historia.

Me rindo,
me rindo recogiendo los pedazos
del corazón doblado,
me encojo desde mis esquinas
y me tiendo sobre el prado.

Sobre el prado,
la sangre se vuelve verde
y vuelo rendida hacia al cielo,
llorando la esperanza,
besando la tierra
que me cobija antes de vivir
y después de muerta.

Me rindo porque aun estoy viva.


Hojas

Me rizo con las hojas

entre la luz y la sombra,

penetro hasta la tierra

y muerdo el verde gris

y me rizo de nuevo nadando
la viva hojarasca.


Un adiós sin despedida

Te fuiste
de puntillas
sin dar la cara;
quedó el beso,
silenciado,
quieto, apresado en la intención rememorada.

Te fuiste
callando la palabra,
sin una letra
de tu mano,
en despedida abierta,
apretada quedó la frase agazapada.

Te fuiste
sin nombrar
de tu guante
la pluma encantada,
que con la delicia de versos
acallados,
muerta quedó la palabra.

Te fuiste
con la soberbia
pintada en tu hazaña,
culpando sin admitir error,
cerrando sin abrir las ventanas,
clausurando el posible tacto del conocerte.

Te fuiste,
y me dolió
porque ni tu llegada fue inútil,
ni tu adiós sin despedida fértil,
queda quieta en la memoria,
una sensación dispersa
de no conocernos el alma.


jueves, 3 de febrero de 2011

Carlos Kuraiem / Argentina


Carlos Kuraiem, es poeta, escritor y músico.
Publicó los libros: Presagios de guerra (poemas, 2 de abril de 1982). El Canto del gallo rojo (poemas, 1985 - 2da. edición 2004). De Laúdes y Mistoles (poemas, 1996). La Canción del Borracho (poemas, 1999 - 2da. edición 2007). La rama inquebrantable (poemas, 2004). El hombre del Traje a Cuadros de Diez Colores que llegó en la Carroza de los Días Patrios (Novela, 2004). Obra Poética Ilustrada (Antología, 2007) y Los hilos de Ariadna, poemas de amor, (Kuraiem Utello y Rubio, Editorial La Luna Que, 2010).
Participaciones destacadas: Museo de Bellas Artes de La Plata, donde acompañado por el maestro Roque de Pedro en piano recita largos poemas de Juan L Ortiz (1986). V Festival Internacional de Poesía Rosario (1997), Letrarte (Tucumán, 2006), Mesa redonda en Feria Internacional del Libro del Autor al Lector (2008), Encuentro de Escritores "Voces del Viento" (Bahía Blanca, 2010).


Lírica

todo lo hacés bien y cantando
como si no tuvieras que cargar
con el peso de un hombre a tus espaldas
o como si llamaras a otro con tu canto


Epigrama

ahora que me dejaste
prometo no reírme de los poemas de amor



La canción es la canción y la poesía es para otra gente

sé leer en tus ojos y verme solo
prender un cigarro a mi silencio
morir de mis heridas

sé colgarme la guitarra
esconderme en un libro
y cantar

supe envolverte con palabras
vivir en el hueco de tu mano
y otras cosas que olvidé

sé salir del desorden de mi vida
caminar por la vereda de los duendes
y esperarte llegar

sé darle de comer al poeta
versos magros
mentir con la verdad


rémora

soga aire caminito
no dobles (o sí)
seguí no acabes en pañuelo (o sí)
en declive en revés
en callejón sin salida
la vida es una cuadra larga y sola
raras mariposas
se despegan de ella
algún día les contaré
la historia de Gilgamesh
el rey que no quería morir
hoy no
miro mi camisa vaciada de mi
colgando de un clavo
juego a enhebrar el día
con una estrella puntiaguda
mis manos dos madres
alimentan peinan
limpian cuidan acarician
no abandonan
dicen que me vieron
irreconocible
añoche soñé
con la mujer del cabello
color arena
de la novela de Orwell
me ato y me desato
llueve
saco una mano fuera del poema
toco la piel del agua
el cielo lleno de charcos
la calle de nubes y barcos
encallados flotando
surcando el ancho río
el líquido espeso inútil
de las lágrimas
mi cuerpo tallado
en el mascarón de proa
brumas caminito
no dobles (o sí)
seguí no acabes en pañuelo

Carlos Kuraiem - ARGENTINA
Del libro El hilo de Ariadna, poemas de amor (2010)