I
Estoy
hasta la coronilla
Tanto que
se estruja mi cabeza
Me brotan
los gusanos
Se
astilla mi cerebro
Ya no
siento
La tomo
desde arriba
Pateo mi
tiara
Resurjo
Me
despliego como damisela
Me emputo
Recuerdo
el origen del emputecimiento
Y escupo
Total, ya
no vale la pena el retrato de mi bisabuelo
Y como a
él le recrimino a todos los hombres
A
aquellos que denigraron la memoria
Esos que
blasfemaron sobre mí, ti
Las
desaparecidas, Laura
¿Quién
vela por su integridad?
A esos
deberíamos rastrillarlos en la acera
Y no
olvidarnos
Como el
macho cuando se trata de su esperma.
III
Trepan
por las dos columnas que me resisten mientras
la brisa
discurre en las palmas y el tornado se
desprende
de mi boca. Temo por los insectos que dejan
huellas
en el suelo, acarician la campanilla, brotan del
ánima, se
albergan en el estómago cuando tus zapatos
se
mantienen frente a los míos. Abandono mi cuerpo.
Expongo
mi pecho a la piedra.
XII
Quiero
ser pluma de cóndor en el vertedero
más
próximo
Infundir
en mis recuerdos
la
taxidermia del espacio y el tiempo, esos que
tornamos
cobardes
cuando
presionábamos la cola al reloj ya descompuesto
–sé que
podemos dar el siguiente paso–
En el
yacimiento más inhóspito de mi tierra
quiero
desprender la emoción
de un
cálamo, tal vez
la
condición aérea que aún resulta de mi espíritu.
XV
Recuerdo
descender del árbol
Haberme
despedido al menos de las hojas
Culebreando
Recuerdo
no discernir un por qué
Solo un
intento de asentarme.
Recuerdo
un instante en particular:
La
vaporización del aliento
La
espesura en la garganta
El estado
cítrico del vientre.
Recuerdo
mi estridencia por tu efigie
Esa que
terminó por confundir la ruta de mi boca
medrosa.
XXII
Me
inscribo en la roca de un cerro
En
consecuencia, parte de esta,
soslaya a
las que resultaron en pequeñas hermanitas
Como si
del paleolítico se tratase
Mi rama
ofende la naturalidad de la roca más grande
No
obstante,
Mis
ancestros a costa de ella perduraban
Y mi
excusa resulta
En la
inercia provocada
Por el
quinteto de tus extremos,
Que aún
no llegan a aferrárseme.
De
“Contrapeso” (Editorial La Otra Costilla 2024)
Pantaleta
punk
Me
encanta llevarte al infierno
Que
sientas como te apretujo las piernas
al igual que
velas encandiladas
Entre mis
enredaderas se sopean tus suspiros
Te domino
por un instante
El calor
me da esa facultad
Sé que no
te desharás de mi
Me adoras
Adoras
ese contraste
Sentirte
la chica rebelde
Antes de
responder a los mandatos de mami
De “Del
desvelo y otras sombras: antología de un insomnio colectivo” (Editorial La Otra
Costilla 2025)
Antonia
Sandoval nace el 05 de febrero del año 2005 en San Bernardo, específicamente en
un pueblo periférico de la zona, Lo Herrera. Desde los ocho años se la podía
ver escribiendo cartas e intentos de poemas, pero no fue hasta leer “Árbol
muerto” de Gabriela Mistral que decidió seguir el camino de las letras.
En el año 2017, asiste al taller del escritor Yuri Pérez en San
Bernardo, lo que posteriormente genera que en el año 2020 lanzara su primer
libro, “Camuflaje” (Ediciones Municipalidad de San Bernardo).
En el año 2021, su nombre figuró en la antología “Antes de la fiesta”
(Tejado Ediciones). Luego, quiso expandir su formación asistiendo a los
talleres de la escritora Claudia Kennedy. Gracias a ella, Antonia en el año
2023 logró ser parte de la antología “¿Qué es poesía? (Fundación Ambudi). A su
vez, Sandoval conoció a la escritora y gestora cultural Mónica Montero, misma
que la añadió en “Antología Emergentes 2023” (Editorial La Otra Costilla) y con
quien termina publicando “Contrapeso” (Editorial La Otra Costilla 2024), su
segundo poemario.
En el presente año aparece como Antonia Polette en la antología “Del
desvelo y otras sombras: Antología de un insomnio colectivo” (Editorial La Otra
Costilla), con el objetivo de seguir escribiendo bajo esta denominación y dejar
atrás a Antonia Sandoval y su pulso poético adolescente. De esta forma puede
marcar el inicio de su escritura adulta.
Actualmente se encuentra cursando su tercer año de la Licenciatura en
Lingüística y Literatura Hispánica en la Universidad de Chile.
