lunes, 16 de mayo de 2022

Francesca Gargallo Celentani / 15 poemas




La luna anda extraña. Crece, se resbala

no duerme.

Su ojo abierto en la noche distrae

la ciudad de ratas y bares

del transeúnte mata el tiempo

confunde a la soñolienta, no la deja dormir.

 

La luna agobia y reanima.

Demasiado grande, blanca a más no poder

farol tras la persiana

desazona, distante a la agonía

e imperfecto símbolo de los amantes.

 

OTRA VEZ EN CAMINO

 

La noche se hace cobija

la angustia deseo.

El zumbido del motor y

el miedo

muerden los frenos.

Sólo el camino tiene veloz

la posibilidad

de llegar.

 

SEPARACIÓN EN CUATRO TIEMPOS

 

La luz del alba nació de una hora de fragor.

 

Dicen que nos llamó de las colinas

de los naranjos blancos y olorosos, de las tumbas

abiertas de tierra removida.

 

La cama abandonada

retuvo abrazos y semen.

La ventana se hizo cuerpo

en un relámpago azul.

 

No hay nostalgia humana

en el sentir que duele:

la sábana llora

nuestros proyectos suspendidos

 

AÚN QUIÉN TIENE CAZUELA Y CARNE

 

Quien dijo

la luna es en la noche un cuchillo plateado

no tenía frío. Seguramente.

Para María

es la angustia de la noche que pasa

con la despensa vacía

Para Manuel una inútil cobija

doblada y lejana

Y para mí que no debería joder

ni darme el lujo de criticar

para mí que tengo leña en la chimenea

carne en la cazuela

y un vaso de ron en la mano

para mí es tu insoportable

ausencia.

 

EN CADA PERSONA AMADA

HAY UN RECUERDO DE INFANCIA

 

Mientras se entretejen pasiones

en cada esquina

la historia corre

imponiendo ritmos

que borran la luz al sol.

Todo gesto repite el primer amor y el último

al ser que se nos ofrece

en voraz

absoluta

capitulación.

 

Otro barco con su destino de odio.

La noche regresa en copas de vino

para descifrar

los frutos de una muerte involuntaria

voluntaria

obligatoria.

 

Cada vuelta al amor presupone un sueño de amor mayor.

Un recuerdo de infancia

que se perfila como el triunfo del bien

en un país lejano

vecino

fundamental

sin importancia.

 

FUNCIONAS

 

Hoy funcionas amor.

Mientras el sueño devora mis horas

y yo me agazapo entre el cojín y el alma

tú andas perfecto como una vieja ama de llaves

cargas con la ropa y la hora de la cena.

 

Hoy funcionas cual programa doméstico

te eclipsas silencioso por el pasillo

llenas la lavadora planchas.

Ni entre los dos jamás hacemos tanto.

Será que el cansancio me ha caído encima

como un oyamel herido en el humus

y siento que podrirme es mi destino.

 

Ni siquiera ese miedo de raíz

-el pánico infantil frente a mi madre deprimida

el terror a la nada que devora la gente-

nada puede levantarme

y tú funcionas

 

SUBIRÁS LOS PELDAÑOS

 

                                           A Edoardo Ventimiglia

 

Regresa al mar corre hacia

su costa mi casa tu casa nuestra tierra:

hace frío en diciembre y Sicilia canta de gusto

al viento que mueve sus naranjos.

 

En mi casa blanca subirás los peldaños

para entrar en la chimenea que juega

con las sombras del invierno

y sonreiremos pensando en el mar estival

en esos días lejanos en que la perra

nos salvaba cada vez que el mar

me poseía en nuestros primeros amores

en tus ojos morenos sobre mi piel quinceañera.

 

Ten hijos si puedes para que un día conozcan

por tu boca la posibilidad de tener amigos

y por tu vida la importancia de la entrega.

Ten hijos para que sepan que fuiste mi amigo

en la mirada picara de la adolescencia

mi amigo en las decisiones de la juventud

en la vida en las casas los sueños la militancia.

 

Y mientras los tienes mientras los creces cuando se hayan ido

llega a mi casa llega a tu mar

al jardín de los dioses la cuna de Venus

a tu tierra que llevamos en los ojos

a esa Sicilia árida negra malvada

llega para decirle que sus azahares son toda la historia

y la voluptuosidad de un abril que esperamos.

 

Cantan sus nostalgias con menor

asiduidad, las migrantes.

Es la misma añoranza, sin embargo

la que dedican cántaros

los colibrís

los jeroglíficos en las cortezas de sus selvas.

 

puede ser

como dicen las universidades

que tengan

la garganta cerrada

o que asuman la carga de dolor de sus compañeros

(con tanto peso respirar duele).

 

Sin voz pizcan café

al cruzar la frontera

áfonas lavan ropa ajena

disimulan las gracias en el comedor

de la casa del migrante.

Temen, por supuesto, el estupro.

 

Las acecha desde los atavíos militares:

Los policías exigen sus gratificaciones de cuerpo

y la esclavitud sexual es negocio de traficantes.

En promedio dos violaciones cuesta el peaje

que pagan las azoradas mariposas

del verde Usumacinta a los cactos de Arizona.

 

Todavía en la línea se inyectan

anticonceptivos para un mes.

 

Las valientes temerosas

graznan sus cantos

e incitan al coraje.

No es el miedo.

 

Saben que las deudas no tienen género

y el estado reconoce

que las remesas son su primer ingreso.

 

Expatriadas si nombre

escondidas en las aristas

de una lengua sin lugar

se les han borrado las coplas

sus dioses reciben alabanzas desgastadas.

 

Las miro deambular a orillas de las autopistas

les compro el boleto de un bus

porque me lo piden a media voz.

No es el miedo.

 

Guardan el aroma de las montañas

la fiesta patronal

aunque no defenderían

un baúl de memorias inadecuadas.

 

Dicen que la lengua es materna

¿qué trova pasarán a sus hijas

valdrá un canto esta agonía de pueblo mudo?

Sus mismas madres las bendijeron sin loas.

 

No tienen casi palabras propias, las migrantes.

Sólo en la puerta del baño

una dama de parasol y abanico

único cuerpo de tetas.

 

No es el miedo.

Su audacia es saliente

las migrantes no arredran

ante lo indecible.

Que dejar la casa despliega las alas.

 

ROMA

 

La pluma lenta sobre las ojeras eternas

subraya la arruga naciente

y sonríe de un primer grado de miopía

como si fueran tratados sobre el método

y el frenesí.

Estúpidas lujurias engloban la noche

y el tedio sorbe

en el vaso de cualquiera.


COYOACÁN

 

Toda la historia en una lluvia.

Mil años en cada gota y la plaza

vacía: no siento mis pasos

y se rompen los geranios

entre las gotas de la tarde violenta

por la antigua exuberante

tempestad que complica

las trenzas coloridas de la historia.

 

La lluvia continúa avanza

sobre los árboles y la negra piedra

del volcán.

 

Temblorosa en los geranios de la plaza

se entreteje una guerra muda.

 

Amarte fue un intenso regalo

El olvido es ahora una tarea

que enfrento en compañía

Como todo trabajo

el fin de semana se suspende

suspiro en la hamaca

y recuerdo tu boca con olor a mañana

 

CONJURO

 

Usé el dolor como instrumento

falsa jugada de falsos sentimientos que creció a la fuerza

con voluntad de elefante.

 

Hoy renuncio a la ilusión de controlar

la corrección de la palabra

la métrica

toda sensibilidad para disponer el ánimo a la letra.

Renuncio y reconozco

a la amiga

la hija

la amante y aun a ese hombre que se cuela por la concreción de eternidad en un segundo.

Limpio al sol mi vida de niña

digo adiós a la jovencita arrojada.

 

Herramientas fueron las guerras

el sufrir de otros, ajeno y pregonado:

heroicidad inventada para dar cuerpo a cuentos verdaderos

deseo de ser personaje de mí misma.

 

Hoy miro al mundo que se acaba

la lluvia sucia del atardecer

y sueño.


Lee la niña el poema que le propone la maestra

silabea uniendo una vocal a su consonante

regresa a la palabra completa

sonríe, le gusta comprender el signo

transformarlo en sentido, una imagen perceptible.

Es simple y bello el poema

las alas de la mariposa tronchan que cruzan

levantan algo más que color, un tenue retrato del vuelo.

La maestra asiente, su poder es el cuadro habitual

con que construye una cadena de obediencias

a una estética de segmentos armonizados.

La niña que lee repentinamente tuerce la boca

y declara su antipatía hacia la palabra dios

que el poema de la maestra agradece por tanta ingrávida belleza.

La libertad chirría su presencia en la boca de la niña

corrige el poema de la maestra con un aleteo

azul de ensueño para la metamorfosis.

 

HAY UN POEMA

 

La fresca roja fuerza

de la bugambilia verde y espinosa aún.

La planté

sin tener

tu dura presencia

ni imaginar

el transcurrir

de las hojas

en difícil y constante compañía.

 

Exagera ahora las distancias

porque todo lo despierta

amar

desaforadamente

sin mitologías

confundiendo

intercambiando

hasta el sexo.

 

Amo mis trenzas

y tus dientes pequeños.

Hay entre nosotros

una sonrisa que dice

ven

para engendrar una raza de locos

gozar

solos

del ajetreo de nuestras voces.

Al florecer me hunde

en el vacío de tu pecho

la plenitud de tu mente

me hunde

—hembra desprendida—

en el llamado de tu mano en la cocina.

 

Hay entre nosotros

desayunos veraniegos

tardes de estudio

siembras.

Silencios que prometen adioses

pétalos carmesí

que caen del árbol sembrado

en un mar de lodo

y esperanza abortada.

 

Todo es un decir.

Hay un poema en el mundo

que no calla e invade

nuestro jardín de bugambilia.

 

UNA REPORTERA LE DIJO

 

La joven actriz

mostró su capacidad erótica.

El sonidista la congratuló

y el camarógrafo

su peinadora

el maquillador el arquitecto y la costurera.

Una reportera

le dijo: mijita usted sabe que

la pasión dura seis días

es violenta feroz e hiriente

tocar el cielo con un dedo y beber la nieve.

 

Cuando amé sentí mío su pene

y suya mi vagina. Mis pechos

se suspendían en el aire como dardos lanzados

sentí mi vientre convertirse en un hoyo negro

en que se pierde el sentido

mis piernas capaces de atravesar el mar

mi piel no ser más que el contorno que es

pero fuerte

trazado a tinta china.

Sentía su presencia en la boca mi cuello

los pezones el ombligo

la raya de pelo que baja hasta el clítoris.

Grité y callé al amar

sonreí gemí

me reí a carcajadas

hablé canté susurré

abrí mis piernas

las cerré

lo monté me montó

rodamos besando la inmensidad infinita

de nuestros cuerpos.

 

El camarógrafo calló

como la joven actriz.

 

Francesca Gargallo Celentani (Roma, Italia. 1956). Poeta, narradora, traductora y editora que ha sido docente y defensora de los derechos humanos de la mujer. Licenciada en Filosofía por la Universidad La Sapienza de Roma; realizó sus estudios de posgrado en Estudios Latinoamericanos en la Universidad Nacional Autónoma de México. Vive en México desde 1979 y aquí adoptó el español como lengua principal de sus escritos. Fue Premio Luis Cardoza y Aragón de Bellas Artes, para la Crítica de Artes en 2010 y entre sus obras se encuentran Ides feministas latinoamericanas (UACM, 2006), Estar en el mundo (Era, 1994), Verano con lluvia (Era, 2003) y Se prepara a la lluvia la tarde (Ediciones sin Nombre, 2014). Actualmente colabora con Ediciones Desde Abajo (Colombia).