martes, 29 de noviembre de 2011

TRES POEMARIOS DESDE EL SANTO SEPULCRO



Tres poemarios desde el Santo Sepulcro

Publicados por Ediciones Sociedad de Amigos del Santo Sepulcro, que comanda el poeta Igor Barreto, acaban de aparecer tres nuevos libros de poesía que serán presentados el próximo 1ero de diciembre en la Librería El Buscón a partir de las 6:30 pm

Tres nuevos libros de poesía acaban de aparecer bajo el sello Sociedad de Amigos del Santo Sepulcro. Se trata de “Frágiles Sistemas”, de Sonia González; “Remanentes”, de Alfredo Herrera; y “Postales negras” de Jacqueline Goldberg.

Diseñados exquisitamente por Waleska Belisario y cuidadosamente impresos por Editorial Exlibris, serán presentados el próximo jueves 1ero de diciembre a las 6:30 pm en la Librería El Buscón en Trasnocho Cultural.

Sonia González es conocida poeta, titiritera, directora de teatro y dramaturga. Fundadora y directora de Teatro Naku. Ha publicado los libros “De un mismo pájaro lanzada” (Caracas, 1983); “Nadie en la madera” (Caracas, 1991) y “Oficios” (Caracas, 2000). En 1982 recibió el Premio de Poesía Fernando Paz Castillo. Ha escrito y dirigido diversas obras de teatro y presentando su trabajo en festivales internacionales de Europa, Asia y América Latina. Su libro “Frágiles Sistemas” aborda la feminidad, el oficio escritural y la cotidianidad desde una palabra concisa que mira más allá de todas las certezas. "La poesía me acompaña de manera habitual, cotidiana, y me he acostumbrado a seguirle los pasos sin hacer ruido. Como hace mucho tiempo que no publico, la gente cree que dejé de escribir, pero no es así. Nunca he dejado la poesía, ni un segundo. Estos “sistemas” se organizaron en torno a esa vida que transcurre, frágil y variopinta, cuando me convierto en humilde espectador y puedo celebrar la existencia", señala Sonia González.

Alfredo Herrera comparte sus oficios de poeta y artista plástico. Ha publicado los libros “Cinco árboles” (Caracas, 1998); “El parque”(Caracas, 1999); “La tarde alcanzada” en edición bilingüe español-sueco (Lund, 2004). En 1998 recibió el premio de poesía Fernando Paz Castillo y en 2003 ganó el Concurso Internacional de Poesía Heterogénesis en Lund, Suecia. Ha sido incluido en distintas antologías de poesía nacionales e internacionales. Su libro “Remanentes” muestra a cabalidad su oficio de mirar y crear desde el asombro. Los textos se hilan en un discurso fragmentario que anuncia una poética del observar y rememorar. "Para mí la escritura de este libro ha sido una experiencia importante, la de "ver" como se iba conformando una unidad que creo poética a partir de lo que llamo remanentes: las vivencias que persisten para formar un presente escrito", apunta Alfredo Herrera.

Jacqueline Goldberg aparece con “Postales negras” cuatro años después de que todo su trabajo poético publicado fuera recogido en el libro “Verbos predadores. Poesía reunida 2006-1996” (Caracas, 2007). Entre los reconocimientos que ha obtenido están el Premio Regional de Literatura Jesús Enrique Lossada (Estado Zulia, 2008); Premio de Poesía de la Bienal Mariano Picón Salas (2001), Premio de Ensayo de la Bienal de Crítica y Ensayo Roberto Guevara (2001); Premio Nacional de Literatura Infantil Miguel Vicente Pata Caliente (1993); Finalista en el Premio Casa de las Américas (1990). Su trabajo aparece incluido y reseñado en antologías publicadas en España, Rumania, Corea del Sur, Puerto Rico, Estados Unidos, Perú, Cuba, México, Chile, Argentina y Venezuela. Sobre “Postales negras” señala el poeta Rafael Cadenas en el prólogo del libro: “Evocación de viajera a quien la obsesiona el agua en sus diversas formas es ‘Postales negras’ de Jacqueline Goldberg.

Difiere de sus libros anteriores: se halla fuera de los cánones dictados a los géneros, modalidad últimamente muy invitadora (…) Lleva poesía y prosa mezcladas, pero sobre todo poesía libre o metida en la prosa, a ratos versículos, a ratos cláusulas con mucha tela autobiográfica intercalada de postales que son como el hilo húmedo del narrar, lleno de laconismos y silencios para que se piense sintiendo, también con testimonios del ‘decir ajeno’, pero próximo”.

martes, 6 de septiembre de 2011

Miradas & Palabras sobre Caracas: Para bien o para mal V



CARACAS DE BABEL 2

urbanidad en terapia intensiva
una falla muta sobre la ciudad
todo es un algo denso
que se revierte
nos silencia

se pasea el idioma
como otro estado de coma
nos desfila
se va reduciendo
vital es brindar todavía
por los signos que aun quedan

sigo adelante
miro en la pasarela
el otro cuerpo
la otra cara
se anuncia la violencia
una actriz
que nos marca con su currículum vitae
y hace de nuestros cuerpos
ruina ambulantes
con vestidos de metal

se propagó la epidemia
hasta la palabra
cómo no enfermé en cada esquina
un momento
el auxilio perdió su emergencia?

vibro en mi recinto
como una mariposa de utilería
fecundo con dialectos las armazones de concreto
comparto con otras especies un contagio
no se
pierdo el hilo de la conversación
algo anda mal
comunicarse podría ser un delito.

FÁBULA

la ciudad no entiende
tu manera de olerme

el camino no sabe
nada nos conduce

tu piel está seca
lo sé por las líneas tensadas
de tus muslos

y la curva de tu espalda
donde guardas tus alas

me sigues
no sé desde cuando

sobre mi espalda
galopa la bestia.

RELATOS DE UN ESPACIO ESTEPARIO

llega mi transfiguración ya, se adorna
al lado del soldado que duerme, sobre su fusil.
Anónimo

qué espero del entorno
qué necesito para orientarme
no apuesto a nada cardinal
los mapas son lugares vacios
para mirar el esqueleto del mundo

sobre tu relieve
lo que deseo es solo bailar
confundir mi rostro en el bullicio
ahogar la serenidad en el ritmo
perder la memoria

abriré más la tierra
haré de una falla
una trinchera
miraré desde abajo las piernas
solo hasta su oscuridad
que todo me trague

lleno de música
persigo
animales sin jaurías
miro a mi lado
otra bestia
que aúlla
mientras avanza
en sus ojos
furia y belleza
es tan dulce la mirada
antes de la muerte

nadie llegará tarde
la reunión no será para conversar
ni describir otros actos bárbaros

salimos de la oscuridad
vagamos instantes al descubierto
vamos buscando un misma presa
en la ciudad.

SOÑOLIENCIA

a la tarde se le cae el sueño
no hay niños jugando alrededor
no veo espejismos sobre el escritorio
la gracia y la dicha es mejor borrarlas
seguir armando el monólogo
de palabras con erizos
de frases con espinas

todo debe estar absolutamente vivo
enconado
para cuando entre tu voz
por el pasillo
y vea tu cuerpo al fondo

en estado de vigilia
a lo minúsculo de los cambios
casi imperceptibles
sería la única forma de sobrevivir
y no morir como un pendejo

aquí.

VERTICALES

quiero regarlo todo
con esperma
faltarle a la conducta
rompiéndote
crezca lo salvaje
como el monte del camino

desde la ciudad
desnudo
limpio de la calle
con el aire verde
para sembrar
en los espacios
humedades

y la gente frote
sus zapatos
en las esperas
en las colas
haga recinto
celebre lo vertical.

que tiemble tu costumbre
eso hago
ese es el deseo
sin filosofías
a puro pulmón
para criarles un motivo
se potencie la especie
de seres que abandonen la muerte
no seamos más demonios inconcientes
ayudemos al fuego
nos tiemple el coraje

crucemos la frontera
desde la acera.

JUAN CUOTTO: Licenciado en informática, Fotógrafo, Poeta

Para mí
desde el sentido de los sentidos
Caracas es también poesía inédita
Todo aquello
desde ella
no publicado todavía en los periódicos

suelto en lo invisible -ese aire olvidado por la respiración-

Para mí Caracas es poesía viva
Con sus guacamayas dialogando
sobre las palmeras sin cabezas
de mi calle
Repartidos los techos
entre zamuros
que desde rascacielos
planifican –eficiente y consecuentemente-
el aseo urbano una lección de espesura civil

para mi Caracas es poesía oral
Kalathos
La Parada
este espacio
reunidos por ella

y sobre ella

Por temor a un título

Te abro no hay agua o sucia La sed estresa la luz la fuga
Y el centro del olvido

Un paisaje de zamuros sugiere algún cadáver
Recita muerte a cualquier hora
El rojo ya no dice tus techos
y sí
casi todas las esquinas

Devoramos tu ombligo lo digerimos en periferia

Nos cagamos en tus cuatro puntos cardinales

Este Vs Oeste Norte que juegas Sur entre las piernas

Cuando te asoma un perro un perro te asoma
Cuando te asoman las manos
no sé quién se asoma
quizás el horizonte sujetándote claridades

hemos cortado tu bellaluz
De ti aquí fantasmas bajo los rizos
Vuelos de ayer
Para decirse hoy
con alas entumidas
Propio de un Ángel caído: No Caracas no pasó Pasó su silencio

como una aliteración de aguas negras
que pierde fondo en la memoria
No Caracas quedó diciéndose…

desde aquel aterrizaje de bucles sin anunciación
Salvo el hedor a quema ropa a quema frente
a zzsssufre
Y así de caída sigues siendo bella
Tu herejía
descubrirte arcilla hipotecada Siempre debiendo luz
expulsada de soles y palabras

Porque soles o palabras
sugiere alfabetos a la sombra
un contagio
entre la promesa de pan y el hambre

estas líneas que no se tocan
por temor a un título Virus de subterráneo


sobre un diálogo barroco metafísico -y anglo-
versión chatting

Se queja el alma
Desde su artículo masculino
Desde su eternidad tejedora de calvicie

Y se queja el cuerpo
Molesto a partir
como suerte

rima-ruido dicen juntos Y no sobra

Porque se trata de anunciar sin avisos comerciales
de penetrar
picando asfalto a pie sin traje ni corbata

sin zumbido que alerte a la sangre por chupar

Se trata del sí invocado al ángel

en esa anunciación
de
la
nariz
hacia
bajito
bien
pasito

pues de los ojos hacia el norte
la piel es un alien que vigila
la piel es una celda:
una edición de nervios arterias y huesos
torturados en el prólogo

de la frente hacia el norte saludan: ¿todo bajo control? todo bajo control!

¿Y la erección? Sin apuro en la terapia Con apuro en Farmatodo y Locatel

La frente no resiste la grosería
de la leche bien dicha: ruido y rima

Entre mi norte y mi sur las manos Se me acabó el papel

MELBA MARRERO: Socióloga, Publicista, Poeta. Poemas publicados en la revista el salmón

caracas
los que van a morir no te saludan

ya no tienen manos que levantar
se las han cortado arrancado
o las han perdido en alguna apuesta
imprudente
y cruenta como tus sueños

tampoco se arrodillan
caracas
no los deja este temblor metálico
que les atraviesa la espalda
que muerde los bordes de esta hoja

un temblor que parece traído
desde el primer frío de este mundo


los que vamos a morir
no te saludamos
aunque estemos parados en tu arena
en el polvo que se confunde con nuestra piel

y no lo hacemos
porque hemos recorrido tus huesos cansados
sucios
mondados por la ceguera

porque te conocemos

cada mañana
la piedra de tu risa
estalla contra nuestra frente

sabemos tus gestos de madre carnívora

hemos visto dónde
te muerdes la cola


no saludamos
y nadie se percata

nadie nota el óxido acumulado en nuestra voz

nadie ve en nuestras caras
que ya entendimos:
de todas maneras
la prosa de nuestros días
será siempre abrupta como tus calles

y el día de nuestra desaparición
tendrá la piedad rabiosa
de tus balas perdidas

ADALBER SALAS: Licenciado en letras, autor de los poemarios La arena, el vidrio: ascenso en tres movimientos y Extranjero, co-autor de las antologías la imagen, el verbo y la antología de poesía jóven Venezolana

lunes, 15 de agosto de 2011

Miradas & Palabras sobre Caracas: Para bien o para mal IV



Póngamonos de acuerdo por esta vez:
tú no vendrás a herirme la mano con alaridos,
no exigirás que tenga para ti más ojos, más voz de la que puedo brotar,
no esperarás a que desconfíe de cada árbol
de lo que oculta
que tema
que tema.
A cambio, no traeré al papel la urgencia de mis bosques
que nada entienden de tu concreto y pintura,
de tus manos de mujer carbón.
Aquí está para ti
este poema servilleta:
con él me he limpiado la boca,
he frotado la ternura de los labios hasta endurecerlos.
Se sabe diminuto
este poema periódico
cartón sobre indigente
papel cigarro
lienzo ahogado de Reverón
sanitario
poema
fácil de doblar.
Que al menos te sirva para lo más mínimo,
que con él repares el desequilibrio
del taburete
del vigilante de esa escuela.
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Mi padre camina por Caracas
como si ésta le hubiera ofrecido un beso.
No lo ahoga el cemento,
cuando viene muerte
se extrae un árbol de los ojos y lo deja en la esquina.
Mi padre fue bautizado entre el frío y la guerra
cerca de una playa sin gaviotas,
Mediterráneo y manzanas.
Creció entre piedras, cepillando el cabello de una anciana
a la que me parezco,
el vino con el que lo alimentaron
traía pedazos de tierra y temblaba en el tazón de madera
con el ladrido de los perros.
Lo cierto es que más tarde
mi padre eligió esta ciudad como a una mujer.
Pero nunca pudo cambiar su forma de caminar,
con paso de agua sobre piedra,
como en el camino a Santiago.
Así, de pie bajo el sol extraño, mi padre
respira aún con restos de tierra en la garganta,
y alza un gesto entre la espesura señalando
lo blanco del árbol, de la niña, de la calle que ha de caminar
cuando la tarde le pida un techo
y él se retire a preparar café, a beberlo gris
como cabello de anciana,
tinto como ladrido.
Mi padre sabe que los hombres deben aprender de las piedras,
que sólo sobre piedra el paso no se da en falso.
Me digo que una ciudad es cosa de ojos, de humo o agua en los labios
que la nombran,
de piedras en las venas, en la espalda
o en las manos.
Yo sólo sé que el Mediterráneo no es mío,
pero sigo buscándole las piedras
a Caracas.
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La madrugada una clase aprender a respirar café el saludo que intenta
tus palabras la mirada avergonzada que deslizo
por debajo de tu puerta erección ciudad enferma los estadistas
el anticonceptivo de hoy tres ataúdes más los periódicos
un padre nuestro acongojado agenda repleta
que te vas que regresas
te vas
te vas

la grieta ha llegado al suelo
ha
venido
resbálandose
desde
mi
costado
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Después del estallido
¿qué hay de vivo
en los restos

qué de semillas
de abono?

Hubiera sido mejor
que no quedaran

Ania Varez (Caracas, 1991)Se dedica a la danza y a las artes plásticas. Actualmente cursa el cuarto semestre de la carrera de Estudios Internacionales en la Universidad Central de Venezuela. Forma parte del taller de poesía El Ojo Errante, dictado por Edda Armas. Autora inédita.

__________


CARACAS 2010

Ciudad caos,
ciudad bajo la lluvia,
ciudad vertiginosa,
ciudad maltratada,
ciudad con vocación suicida,
ciudad angustiada,
ciudad enviciada,
ciudad empobrecida,
ciudad cruel,
ciudad frívola,
ciudad colapsada,
en cuyas calles
sangre inocente corre;
ciudad, sin embargo,
donde la belleza persiste
en desolados rincones
y aceras despiadadas,
donde nos negamos a
abandonar la fe y la esperanza,
donde la generosidad
trepa en medio de la oscuridad
y la abyección,
donde el abrazo y la caricia
se deslizan entre las grietas,
y la poesía
se comparte como el pan.
Ciudad donde la luz
persiste
porque somos su antorcha.

CIUDAD

a Leonardo Padrón

La ciudad grita,
grita,
grita,
sin descanso.

No sabemos
si está pariendo
un desastre,
o tiene miedo.

Pero odia el silencio,
odia la paz
que tanto anhelo,
vana promesa.

De noche, de día,
Caracas grita,
su siempre renovado
canto de cisne.

CARACAS AMOR Y MUERTE

a Belkys Arredondo

A pleno sol
la ciudad quema
en la piel
se abre a mis pies
-amante inhóspita-
su boca de humo
me besa
su llaga
me besa
flor de sangre y cemento caliente
en la memoria
de la crónica roja
sus brazos me acogen
en el miedo punzante
de la multitud ansiosa
su vocación de sobrevivencia
me conmueve
hasta lo hondo
-Te quiero, le digo,
a pesar de todo,
como acariciando su lomo
-su verde montaña, su exiguo
pulmón-
sus monumentos en ruinas
sus viejas melodías.

LA OTRA QUE SOY

La otra que soy
rié y ríe con mis desvelos,
abre la puerta y se va
a respirar aire fresco.
(¡qué optimista!)
Sale, en fin, a ver ciudad,
a escuchar bullicio,
a beber vino y bocas,
a ver vitrinas y niños
que sonríen o chillan
de la mano de sus padres,
sale a embriagarse de luz,
sentir el calor tropical,
a oler la gama increíblemente
grande de cosas que palpitan
en las aceras: basura, muchachos guapos,
cabelleras recién lavadas,
el olor a pan recién horneado,
la humareda de los autobuses,
el olor a grama humedecida por la lluvia,
los cuerpos humedecidos por el deseo.

La otra que soy,
hace bien sus diligencias,
va al supermercado, va
a las librerías, a los cafés,
a los tenderetes de películas quemadas,
sale a ganarse el pan
como mejor puede.

La otra, en realidad,
soy yo.
La que entre muros suspira,
entre silencios se abisma,
entre dolores se encorba,
cuando ella, se descuida.

Beatriz Alicia García. Licenciada en Letras y magister en Literatura Venezolana por la Universidad Central de Venezuela. Se ha desempeñado en el área editorial desde 1988. Ha sido docente en la Escuela de Comunicación Social de la UCV y de Lenguaje en la Universidad Simón Bolívar. En la actualidad dicta talleres de Escritura y Literatura. Ha publicado tres libros de Poesía: "Matarilerilerón", El Pez Soluble, 1999; "Acto de fe", La Liebre Libre, 2001 y "Lugares olvidados", Monte Ávila Editores, 2007. Algunos de sus textos poéticos están en antologías venezolanas, en España y México.


miércoles, 13 de julio de 2011

Miradas & Palabras sobre Caracas: Para bien o para mal III




ADIÓS

La ciudad que te ve nacer no es cualquier cosa. Hay misterios. Sincronías. Hay ciudades madre que otorgan, garantizan, muestran, conducen. Hay ciudades egoístas, avaras, irresponsables.
Hay personas que nacen en unas,
personas que nacen en otras.

Alguna explicación tiene que haber para la guayaba y la lechosa y la sonrisa tropical y la violencia monstruo.

Hay personas que deciden irse a pesar del besito de coco.

Me hice antropóloga, magíster en ciencia política. Me enamoré varias veces hasta que me enamoré una vez. Leí, escalé Roraima y más, arqueé mi espalda y me paré sobre las manos. Me volví esposa y luego escritora.
Me convertí en mamá
y volví a hacerme mamá
continué escribiendo y ejerciendo todo lo que sé hacer y vale la pena.
En Caracas.

Mi vida,
lo importante de mi vida,
ha ocurrido en esta ciudad.
No es cualquier cosa.
.
Mi papá, que es el hombre más delgado que conozco, se vestía de San Nicolás. Tuve un papá de relleno y dejé de tenerlo pues pensé que no había nada en él qué buscar. Luego descubrí que la genética se burlaba en mi cara y entendí que no es posible negar a quien le muestra a uno los Beatles o los Rolling Stones.
La ciudad en la que uno aprende a perdonar es una gran ciudad.
.
Estudiaba violoncello en un conservatorio y llegaba a pie casi siempre, recorriendo toda la avenida principal de Colinas de Bello Monte, Los Chaguaramos y Santa Mónica.
Con el cello a cuestas.
Y de vuelta. Con el cello a cuestas.
Me tallaba en el hombro pero me gustaba más, prefería estar a cargo del cello y del camino.
No me gustaba detenerme a esperar al carrito por puesto. Cuando lo hacía, me preocupaban dos cosas.

Una:
que algún pasajero apurado
o desprevenido
se apoyara en las cuerdas del cello.

Dos:
que la clavija se golpeara con el techo del transporte.
.
Caracas es el Aula Magna un domingo a las once.
.
La Universidad Central de Venezuela era mi casa hasta un domingo. No eran las once. Ni estaba en el Aula Magna. Me secuestraron en algún lugar de Sabana Grande para robarme el auto y me ofrecieron como destino una alcantarilla en la autopista Caracas-Guarenas. Allí me dejarían fría en una pose indecorosa. Después del ruleteo interminable de rigor entramos a la UCV. No había vigilancia o si la había nadie preguntó. Era domingo, eso ya lo dije. Eran las dos de la tarde. No tenía un bolívar, ni una tarjeta telefónica. Ni auto, claro. Llevaba una minifalda azul eléctrica.

Sólo me dejaron la cédula.

No me mires, no mires porque te quiebro. Y yo con los ojos clavados en una esquina pensando si me devuelven el documento es porque no me van a dejar rígida en algún lugar inhóspito fuera de la ciudad. Luego me contradecía en mi monólogo/diálogo silencioso del terror. Si me devuelven la cédula es porque no la necesitan. ¿Qué les importa si la tengo encima cuando esté hinchada y sola en el hombrillo de la autopista?
A mi universidad
a mi otra casa,
entraron sin miedo quienes amenazaron con mi muerte.

Me tomó días descubrir que aún estaba viva.
.
No hay manera de que yo sea lo que soy sin Caracas.
No hay forma de que yo decida lo que seré
sin la memoria de Caracas.
Maestra vida.
Te da y te quita
te quita y te da.


CARACAS ACUÁTICA

I.

Esta mañana de Anthony and the Johnsons y Erik Satie, un túnel vegetal se refleja en el parabrisas mojado. La ruta es el viaje. Manos al volante. Cristal moteado de luz y verde. Una niña con las manos juntas a la espalda mira guacamayas a la hora del himno. En el patio se repite cada vez el mismo ritual: los colores alados cruzando el aire. El asombro. La falda plisada azul que recibe el calor de dos manos pequeñas. Para beber agua es necesario subirse a un ladrillo de cemento rugoso colocado a los pies del bebedero. Al pisarlo, el ladrillo se mece, inestable.

II.

A través del pasadizo verde azul de tiempo, de luz y de sombra, de agua, llego a la casa del padre que se deja peinar en el descanso de una escalera. La casa donde una abuela guarda calas de papel en cajas para tabaco. Una caja es para las grapas
otra para los clips
una para las monedas de cobre
y varias para las flores
clasificadas por tipo
y por color.

Entro a la cocina de natillas con cáscara de limón y canela en rama. Miro traslúcidos los manjares de parchita y los dulces de higo.

Al morir mi abuela giré sobre la almohada. Alguien me regaló el libro tibetano de la muerte.
Todavía no comprendo
para qué
sirve
un
libro
así
después de que la muerte
ya ocurrió.

Semáforo en rojo.
En verde.

III.

Pasadizo al cerro El Avila. Naranjas en el equipaje. Un lugar que se llama No te apures, con bancos y mesas para comer naranja y no apurarse. Mejillas rojas, cuerpo latiendo fuerte. Mi ciudad es
o fue
sudor, magnesio, agua de coco, amor rupestre y mirada
vertical.
Arnés.
Reunión lejos del suelo.

En esta mañana de música aguja, de música vibración, de música misterio, en este domingo acuático, roca y amor es Caracas. Caracas es una universidad de pupitres, de brújulas y cuadernos de campo. Un hombre que dijo este camino no lo recorre nadie, salvo el crepúsculo. ¿Ese verso será de Ludovico Silva? Yo le agradecí tanto el poema que no me importó que no me quisiera más. Caracas es un tiempo de pasillos y murales, de sexo a deshoras, de pasillo librero y salsa hasta el amanecer. De café sin reloj.

IV.

Todo en una burbuja
que se eleva
se hace intocable
semáforo en verde que no se detiene
más.

Se aleja la esfera del tiempo.
Ya no vuelve el tiempo.
Ya no hay eso que fue.

Tengo o construyo
o arrebato
otro centro.
Me empeño en otra esfera.

No te enojes
yo intento no enojarme

esa ciudad
se fue.

Keila Vall De la Ville, Nació en Caracas. Ha publicado el libro de cuentos “Ana no duerme” (Monte Ávila Editores 2007), así como ensayos, otros cuentos y poemas en diversas antologías, revistas, y en medios digitales. En 2008 participó en la III Semana de la Nueva Narrativa Urbana y en 2010 obtuvo una mención especial en el VII Concurso Nacional de Cuentos SACVEN y el Concurso Nacional de Cuentos de la Policlínica Metropolitana. Lleva el blog http://fugapermanente.wordpress.com. Es antropóloga, Magíster en Ciencia Política y yoguini.
Actualmente participa en el taller de poesía dirigido por la poeta Edda Armas y el taller de poesía dirigido por Gabriela Kizer
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1967

Adentro. Por debajo. Subterránea huella digital vibrante, en el playback de una canción de navidad punzando. Grabado en Sonomatrix como en los estudios Universal. De Antímano a YouTube. Congelado sonoro de ruinas, de Los Palos Grandes y Altamira.

Los edificios como el hombre, son barro.

Ronco. Ellos en el epicentro. Como sirena de advertencia antes del bombardeo. Como la doceava campanada a las 8:05. Menguante venganza de planeta.

Ellos: llamado o llanto manos al piso alaridos en la cueva. 10 segundos. 20. Más. Como disparo de partida en una competencia. Troquelante como el de 1812, pero sin el cura decretando estupideces, sobre dios y el rey. En cuenta regresiva al 6.5 ¿qué importancia tiene medirnos la muerte Richter?

En alguna triple w los bits reciben mañana residentes del Mijagual comiendo hormigón. La señal del GPS dejará de registrarlo en La Cuarta Transversal.

Sólo el Obelisco vio ceder al Neverí sus coordenadas de esquina al Four Seasons. Órdenes del urbanista. Firma el fundador: L. R.

De polvo, como el hombre.

La cruz de costumbre en el pavimento. El invento de los milagros. La adoración estéril. Y el misterio de la Marotti, que pudo verlo todo, antes.

El vouyer [amarillista de oficio] ofrece su disaster delivery: aplastado en escombros el infante posa y se deja filmar. A cambio su ticket para darle la vuelta al mundo. Post mortem. Sin maquillaje. ¿Acaso puede el horror ser editado?

Todo abajo: pared, mujer, cuadros. Los platos de la cena y las palabras de los libros. Los errores ortográficos. Los creyones. En mudanza. Abajo. Sobre todos. Encima la junta de expansión. La placa como galleta fundida al tórax, fetal.

Entonces las niñas y él se aferraron. Los tres, uno. Carrera de escaleras, sobre la brecha. Y el túnel de 35 segundos cerró su boca. Banderola de meta: No Exit. Todos a la tolva.

CARACAS OR NOT CARACAS

Rodrigo grita desde el carajo: Caracas. Diego desenvaina. También Fajardo. Motores pájaros, tu aliento Santiago. Ayer procesión, novenario, la fiesta del nuevo santo. Al pelotón San Jacinto, el ajusticiado. Dobles de campanas. La cabeza como trofeo en el Calvario. Hoy la corneta, el chillido del frenazo. Una voz que choca suplica hierro y asfalto. En Santa Mónica el vientre de mi madre escucha un bombazo. En parpadeo el semáforo.

Adentro todos. En el cóctel, esmog y verde. Pegados a la pared vientre: Ávila dijo la Santa. Juan Antonio creyó ser dueño del Waraira. Guaicaipuro gritó Repano. ¿Por qué protegiste al conquistador de la flecha envenenada de Maracapana? Santiago Apóstol genocida de La Nación de los Caracas. Tu bautizo a bala.

Las plagas como en Egipto venganza. Contra la Primera, San Mauricio. Desde su ermita la orden: Langostas a otra tierra, Ramsés aguarda. No hubo judíos que liberar para salvarla, no hubo éxodo. Sólo mano de obra holgazana, indios infectos y la Sublimis Dei en la valla, alegando humanidad.

La Tercera y la Segunda en yunta: sacudimiento y llagas. Día de San Bernabé. Cada mal un divino protector. En combo: escapulario, dagas.

Es tu historia Santiago. ¿Cómo decir Caracas sin evocarte? ¿Cómo nombrar el rugido del león petrificado sin garra? El de 1641. El de 1786. Mil ochocientas doce cruces Santiago. Cada tanto Amías Preston incendia y asalta. El virtuoso incompetente revocado. La Cuarta con saña. A cabildo las tarjetas con los cien nombres santos. Desde Capadocia el dedo enchumbado en la indeleble, muestra al soldado romano. Por ley de ayuntamiento San Jorge: exorcizador de gusanos. A correr a Quinta Crespo. A comprar la Bula Papal para el descanso y la estampa del dragón con el guerrero santo.

Cuántas veces te oí decir papá: la muerte llega. Hoy esparcí tus cenizas a la cicatriz del Guaire. Sobre la línea cloacal, que todo atraviesa, guacharacas y loros en bandada, desde Ávila vienen a beber mierda.

De la esquina de Las Ánimas, entre escombros [escrupuloso blanco], baja en triciclo un chichero desde antaño. El comercial de detergentes lo filma. A nuestros vasos espolvorea canela y clavos. Con leche condensada para la Merced [especial para la santa del Cacao]. A su lado un cacique escupe plumas del penacho. Los provincianos se declaran vasallos. A la muy noble y leal ciudad, sello de armas, Felipe II lo ha otorgado. Ave María Santísima. Desde la Ceiba, San Francisco reza el sermón de los regaños. En cada locación la jauría santa, mira con desprecio la corte de los milagros.

Motores pájaros, amanece Santiago. Los jazmines se anuncian: Blandín, Sojo, Mohedano. La primera cafetera como balancín, vacía negro líquido al campo de Chacao. La armónica sopla. El hacedor de estrellas ora un credo. Nazoa despierta. En la fila Diego, su amellada espuela busca un filo: Santiago de León. Caracas, la historia del doblegador es mentira. No fue Losada. No fue Fajardo. Antes de 1567 te fundó una lanza.

Héctor Vera (Caracas 1961) es Licenciado Docente en Matemáticas, Licenciado Docente en Física y Especialista en Informática Educativa por la Universidad Simón Bolívar.
Desde 1989 se desempeña como profesor de la Escuela de Matemáticas de la Universidad Metropolitana de Caracas. Participó en el Taller de Lectura de Poesía a cargo de la poeta Gabriela Kizer (2005 a 2006) Participó en el Taller de Poesía Imago Mundi a cargo de la poeta Mharía Vázquez Benarroch ( 2007) Desde 2007 participa en el Taller de poesía El Ojo Errante a cargo de la poeta Edda Armas. Desde 2010 participa en el Taller de creación poética que dirige el poeta Armando Rojas Guardia.
Es coautor de la antología poética El Ojo Errante (2009) publicada por el Taller Editorial El pez soluble.
Autor de la plaquette Vangelo - según mateo (2011) publicada por el Taller Editorial El pez soluble.

jueves, 2 de junio de 2011

Miradas & Palabras sobre Caracas: Para bien o para mal II







Ciudad

Le duelen los ojos,
están hinchados de cansancio,
de hastío,
de abulia.

Se da una ducha caliente,
pero no tiene escape.

Le retumba la ciudad en la cabeza.
Lleva su olor en el cabello y la ropa:
esmog, fritangas callejeras.
Es demasiado intensa la calle,
ya no la quiere para sus sentidos.
Es oscura para su vista.
Insoportable su olor.
Su gusto amargo a veces.
Estridentes sus estertores.
Difícil,
áspera al tacto.
No la quiere.
Necesita del calor uterino de su casa.
Arroparse con las cobijas de su cama

y de tu cuerpo
Sumergirme cual lugar común en tu mirada,
disolverme a tu tacto,
quebrarme,
partirme en dos contigo.



Entre dos orillas

tendida en la cama
veo la nube de plomo engullir el ocaso
la ventana está a ras del lecho y ocupa la pared

es un mirador sideral

la nube no avanza y con su peso gris pareciera atestiguar mi lasitud
¿qué hago tendida en el cuarto en penumbra mirando al cielo?
¿qué espero?
sólo escucho el rumor del tiempo
lo hallo en el ruido de la calle
lo veo fluir en el vuelo circular de unos zamuros sobre el edificio de enfrente

garabateo en el cuaderno
mientras padezco la vigilancia de la nube de acero
la cama me traga
el paso del tiempo transcurre como entre dos orillas
sin tocarlas



Sin resistencia

luego de comprobar
las ataduras
de consolidarlas
escapo

mis huidas
no esquivan nada
ni me alejan

huyo
por adicción

y por ello
sin resistencia
regreso
siempre



En el punto de origen

he retornado
a mis confines
la espera
decantó un desenlace

aquí estoy
aquí vivo

las dudas escaparon
al escrutinio de la noche
luminosos presagios
revelaron respuestas

los gestos se fragmentaron
en el tablero blanquinegro
de los desafíos

aquí estoy
aquí vivo

envuelta por el bosque de mis deseos
testigo de las danzas del sol y de la luna



Kira Kariakin Nació en Caracas en 1966. Es autora del blog K-minos. Colabora con distintas revistas digitales como Los Hermanos Chang y Analítica y es coeditora de La Casa Azulada. Actualmente forma parte de los talleres de poesía de Armando Rojas Guardia y Edda Armas.



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Reflejo I

Caminas entre cartones
del orine como la calle
llevas gesto de roca huérfana

Mirada espinosa al cruzarse
mientras el aliento pide prójimo

A la distancia otro estorbo
con la ilusión de que no existe

Somos el Valle –otro resto-
y no tú

el indigente

Reflejo II

La costumbre también se establece
en las solidarias platabandas
parecen nacimientos
donde acampa la negra ingenuidad

La necesidad sin geografía
ser el vecino en tu espejo

Cada pared que se levanta
transgrede el amor propio

Mirar
aún yace como posibilidad

Colmena o veredas
de seca sangre
hace tanto tiempo
no las llaman montañas


Reflejo III

adheridos al entrar
con temperaturas intercambiadas
de quién la transpiración
qué importa su proveniencia
no está permitido mirar
no así empujarse
seguro como las calles de mi ciudad
fue civilización
hoy llevamos el olor del otro
en cotidiano tránsito
sin considerar las fobias
ni saber cuándo
menos aún cómo
del embudo salir

A la familia Infante Ugas




A Melba Marrero

Erosiona protegerse para expresar
andar entre gritos
caminar entre paredones

Transgrede no sabernos prójimo

Las extremidades se van paralizando
mientras la traición hace oxígeno

Lo que palpita es arrinconado
mientras elijo la ceguera

Explorar los hechos con crudeza es una cosa
ser cruel con quien anhela otra

Queda prohibido escuchar
los huesos de mi ciudad



Héctor Caldera (Caracas, 1961), Publicó el poema en inglés … decade, en la revista Perspectives Georgia Tech International Festival Booklet 1990, Atlanta. Ha publicado en la Parada Poética y participado en talleres de poesía con Edda Armas y Armando Rojas Guardia, hoy día forma parte del grupo El Ojo Errante. Trabaja con elementos poéticos en el ámbito gerencial y organizacional.
hectoranibal.caldera@gmail.com y la página de su firma consultora:
http://www.imagoconsultores.com/



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INOCENCIA EN LAS GRADILLAS

me duele este sinónimo impredecible
con que te nombro a diario

mi letra se tuerce
sobre los gritos de tu nuevo siglo
y tu conversión
parece no caber bajo el arco del progreso

tus aires no saben lavarme
la agonía diaria

sobre mi rostro
la mueca de un quijote
revolcado en el hollín
gesta mi fibra más cobarde

yo soy
la última ciudadana ingenua
que sueña con reverdecerte



LLUVIAS DE ABRIL

“alguien se desliza
bajo mantas de miedo”
ANA ENRIQUETA TERÁN

llegamos a odiarnos
metiendo el dedo en el gatillo

la barbarie corta los seres por la mitad
pero deja un filamento
que nos une desde el concreto

el miedo acude
encubierto
irrespetando el espacio de la muerte
que clama justicia
en esta periferia inhóspita
al otro lado de una montaña

es el núcleo que exige su derecho al sol
cuando regresamos
de la rutina agonizante
del temporal de este infierno



ACERTIJOS

faena mísera
cuánto has dejado de darme
por falta de horas

una hipoteca de tiempo
me ha visto crecer cada día
en esta isla rodeada de caos

habrá que emprender un viaje
para armar estas piezas sueltas
huesos perdidos
cifras de un noticiero de comienzos de semana
madres que se quiebran sobre el dolor
que no consuela lo irrecuperable

frente al papel en blanco
me cuesta escribir “dignidad”

la única condena que puede culminar
es la que llevo dentro



DESERCIÓN

el tramo que recorro
siempre llega al mismo lugar

un recinto de desolación
donde no existen las aldabas
y nadie toca las puertas para entrar
porque el infortunio
escapa a la simetría
de los que han desertado

los vocablos disparan el almíbar corrupto
que hace blanco en múltiples pensamientos
y la hiena se burla y se asfixia con su propia parodia

quedarme sería
una inmolación frente a las hogueras



ACUARELA MARTÍNEZ Nace en la Habana, Cuba, reside en Venezuela desde muy temprana edad y la considera su patria adoptiva. Ganadora del VII Concurso para Obras de Autores Inéditos 2.009 de Monte Ávila Editores Latinoamericana, C.A., Caracas, Venezuela, mención POESIA, con el Poemario “Incluso cuando nada digo”. Participó en los siguientes talleres literarios: Taller de Narrativa de Israel Centeno Banco del Libro, 2.007, y Taller de poesía IMAGO MUNDI 2008-2009 de la poeta Mharía Vázquez Benarroch y el Taller de Poesía del escritor Armando Rojas Guardia, Caracas, 2010. http://www.acuaspace.blogspot.com/

sábado, 14 de mayo de 2011

Miradas & Palabras sobre Caracas: Para bien o para mal I




I

Moramos en una geometría de sarcófagos
Ataviados de felicidad
Y sonamos en cada sufragio.

II

Nosotros
Vosotros
Ellos

Epicos altavoces de la comarca
Articulaciones discontinuas
Instantes despalabrados
Cacofonías de rumores píos

III

No encuentras la ciudad
Hallas un territorio ficcionado por palabras
Movido en sus tobillos
Agitados desde sus muñecas
Troquelado como un parque mecánico

No encuentras la Ciudad
Sólo trayectos comarcas circuitos
Estriada superficie que tatúa lenguas
Zanja cuerpos
Y los vuelve reliquias de un festivo holocausto

No das con la Ciudad
Apenas tapices de ella:
Fachadas pulimentadas
Aluviones de hambre
Agujas de lodo
Corrimientos

Quizás ha sido suplantada
Por geometrías de acecho
Croquis de fugacidades

Tal vez tu Ciudad es una flor ilógica
Trepada en el vacío del tumulto
O,
Alojada en los resquicios
De las manos

IV

Nosotros
Vosotros
Ellos

Inhalando fluidos metálicos
Atestando de vociferaciones las rendijas
Plantando épicas de músculos engatillados
Desbaratando los goznes de la ciudad
- afantasmándola -
Volviéndola
promontorio de escombros
patio de rencillas
botadero de almitas
desague de otras posibilidades

V

Traqueteo de brújulas infantiles
Mapas inútiles
Marañas de bucles convulsionando en la superficie
Relieves sedientos de la piel canallesca
He ahí,
la configuración de un territorio
trenzado en una cartografía catastrófica
sostenida en el vitral de sus opacidades
No obstante,
por los intersticios de la comarca se despliegan:
Ovulaciones luminosas
Inervaciones simbólicas
Rizomas de palabras vivas
Bocetos de arquitecturas amorosas
Semilleros de gramáticas posibles
Encajes escriturales
Acústicas
Cocciones
Actos

Poéticas activas que amalgaman

ritmos paisajes diferencias
andares mundos

Conjugando otros modos de hacer vínculos
Labrándolos en cada acto cotidiano



Dmargot Baptista. Socióloga y Poeta, participa en los talleres de poesía guiados por Edda Armas y Armando Rojas Guardia. Coautora de la Antología Poética El Ojo Errante.


__________



Decreto

En los sótanos de un parque central
la contraloría general de mi República
se acuesta con un perro que le habla despacio
satisface su cuello la contraloría
sabe muy bien el arte de arrodillarse
y recibir bajo su falda corta manos hostiles
tiene los labios rotos la contraloría general de mi República
de tanta noche tiene los labios rotos
dios y federación

Sexto mandamiento

Febrero es de las mujeres con llanto
en los pasillos de una facultad donde se enseña la justicia
señorita
tenga la castidad de no vestir
como si el cuerpo buscase convencer
no distraiga el conocimiento de ese profesor
que es una institución y sin embargo no da los buenos días
cuídese de todo aquél que la obligue a reunirse en su oficina
no cierre nunca la puerta
huya cuando éste le pregunte con una sonrisa
¿me tienes miedo?
no cierre nunca la puerta
aunque ésta sea una universidad católica
y si en sus manos llega a temblar una hoja de examen con números rojos
no olvide lo que escuchó la cama puede cambiarlo todo
piénselo
para qué alzar la queja
para qué alzarla a los oídos de una facultad que sólo tiene bocas
que gritan
libertad y derechos humanos
abajo la dictadura
sólo bocas
nunca oídos
no lo olvide
los derechos humanos están primero
siga dando los buenos días aunque la institución responda
el mutuo disentimiento
la subrogación del término
- Buen día, quisiera hablar con el director de la facultad
- Un momento
Dos
Tres
Cuatro
Cinco
Seis
Siete
Ocho
Nueve
Diez
minutos
- El director de la facultad no se encuentra
Sí, este febrero es de las mujeres
que pueblan los pasillos de una facultad donde se enseña la justicia
y de los profesores que vienen armados a esta universidad
católica
católica
qué adjetivo más esdrújulo y extraño
y los profesores armados se quejan
porque la dictadura quiere llamarnos popular
y no católica
habrá que salir
gritar nuevamente libertad
derechos humanos
abajo la dictadura
esto no es lo que usted pensaba
es una universidad católica

- - - - -

Escribir entre la gente
decir que la voz puede ser de todos
ver a la antigua niña del colegio que huye como si nada
o tal vez precisamente como si todo
eso es recordarme
salvar un lápiz que cae de la mesa
es salvar un verso y no escribirlo
dejarlo dentro como si pudiera ser intacto
al humo del cigarrillo que se fuma la ciudad cuando despierta
pertenecer a un orden preciso
ser como las sillas de las ferias
permitir que cualquiera venga a importunar con su mirada
porque siempre miran y a veces tocan
y escondo la libreta donde escribo y dibujo
y parezco extraño
recordarme se me ha hecho difícil con el tiempo
saber que pertenezco a Miranda y a su madera
aunque piense en Escocia, en los templos y
en las campanas que recorren las montañas
descifrar la mirada
saber que río no es sólo agua y roce
y saber los vínculos
aceptarlos
reconocerme en cada paso
en todo grito pida lo que pida
y responder que la silla de al lado está verdaderamente desocupada
pertenecer
ya lo he dicho
pertenecer mucho es en el fondo verdadera libertad

- - - - -

te despiertan los aromas perdidos,
los que olvida la ciudad
Silvio Rodríguez

Ahora
que he vuelto a ser un niño
dado a los miramientos vanos
a las letras sin sentido
recuerdo:
busco tu olor en el ropaje
me veo a través de los vidrios de una ciudad ajena
respiro en las tazas
el mismo aroma caraqueño de un café desvanecido
sabiendo
en todos los símbolos una extranjeridad no declarada
para nombrar algo que me pertenezca
reproduzco tu temblor
y ya recuerdo



Leonardo González Alcalá. Estudiante de Guitarra clásica y Abogado por la Universidad Católica Andrés Bello (2010).Poemarios: El país de los muertos (2007, Premio XII Bienal Francisco Lazo Martí del Ateneo de Calabozo); Gesto quebrado (2006-2009). Coautor de la Antología poética El Ojo errante (2009).


__________



I

Estos edificios
llevan el ropaje de la furia.
En el balcón se insinúa la mala fe del poniente
es una ciudad con óxido y gobierno
con tren fantasma, lobas y tascas gallegas
pero aquí tenemos rejas y paseamos al perro.
En la ventana de aquel lado
una mujer discute por teléfono:
exige al hijo que regrese pronto
es posible que hoy sí lo maten
porque en la televisión
lo han pronosticado varias veces.

Quiero pensar: esa mujer tiene pasado,
no fue capaz de mentirle a su marido
y decirle que la cuenta empezó desde cero
aquella noche en que eran jóvenes y mercenarios.
Sí, contigo fue la primera vez que grité tan alto.
Contigo me inauguré en cerrar los puños tantas veces.

Por favor, no mientas
no quieras parecer mejor cuando subas al estrado.

He visto
que una mujer orgullosa de su oficio
teje un reino sobre el cadáver
de una diosa pretenciosa y el odio hacia dos o tres
de su misma especie
y se descubre en la santa postergación
cuando un hombre recoge su ropa
y anuncia que es hora de irse.

El hombre cierra los ojos y hace
como que le falta el aire
niega un par de veces,
le duele, hace alguna promesa
entre la embestida y la noche
o la media tarde con árboles allá afuera
mientras la gente trabaja y los niños salen del catecismo
o los atrapa una falla eléctrica en el Metro
y es probable que la promesa sea sólo un espejismo
porque aquí
sólo cuenta el desierto y sus leyendas
el mar, el humo, los gritos, agrega pájaros si quieres
pero aquí todo es un desierto
santos telares, valle de la muerte, percusiones
la imagen de un hombre que insiste
en calles anunciadas en una profecía amarillista.

Un hombre orgulloso de su oficio
se peina
toma aire antes de hablar, afila sus aristas
toma las llaves
toma el diezmo del animal que se posterga

y se va.

Una se cansa y sigue mirando flores caídas
porque algo lo llamaba desde el otro lado.
Algo más que un río pringado nos separa.
Por eso una mujer tiene agujas, deberes y pasado
y camina con la frente tan poco en alto
hacia el valle de sí misma
que no es otra cosa que la muerte.


II

Caracas es el salón del hambre
monumento ancestral del hambre
cobre, nudista, petardo
se despliega con su alfabeto amarillista.

Es la ciudad de mujeres bellas
que si están al volante no dan paso
la patria de hombre flácidos al pie de una bandera
Caracas y sus manos blancas y sus viejos portugueses
ciudad con crueles madres armenias
tiene poetas en ciernes, putas de noble octanaje
y asesinos con uniforme:
vamos, dije uniforme, pero no crean
que hablo de estampas militares o sus alrededores
no se alteren, no busquen Lexotanil
hoy no, hoy no, no saquen
a la Carla Angola que llevamos dentro.

Hablo apenas del ilustre ropaje
del que tiene hambre y se anhela:

El malandro este fin de semana
la muchacha que casarse bien desea
o el padre de familia que ahora confiesa su error:
no debí casarme, nunca me gustaron tanto
las mujeres ni la casa con jardín.

En Caracas hace hambre
y hace mal tiempo
por eso tiene hombres que caminan mirando hacia dentro
el poema de amor no sabe
cuál es el árbol, si esto es oficio de la lluvia.
Es la ciudad de los niños que juegan Calabozos y dragones
sabios laberintos con instrucciones y toda suerte de dados
para retrasar bárbaros auténticos
tiernas miserias de los niños del Este
entrenados entre la mágica muerte de elfos y la inocencia
para destrozar un reino, el reino de sí mismos

porque ustedes serán los amos de un valle o de un desierto
tendrán la barriga grande y una esposa depresiva.

Caracas tiene hambre
hay hambre, misterio,
magnífico universo, magníficas pobres criaturas
que escriben tu nombre con sangre, gasolina
sin lubricante
camas blancas y resentidos pormenores.

Pájaros muertos para aprender el hambre de un país
pero me basta un pájaro para creer en tu llegada

sospecho que el hambre es más fuerte que el odio
o el mal gusto y el azar
un día Caracas alcanzará el prestigio
de un fantasma milenario.
Sólo quedará la montaña anciana, a sus pies el desierto

y alguien le inventará un dios celoso
porque incluso detrás de Caracas hay pájaros.

III

La luz calcina
esta suma de pormenores
la luz arrastra el cansancio
de un sueño sin trascendencia
y su Ángel Bicentenario.
La luz concede cuerpo y obediencia
a tu guitarra, al valle de la muerte
y al mar que se demora del otro lado.
La luz de esta Babel ridícula
como una adolescente
con su noche que de todo se asombra
y me ofrece gente muerta que no tendrá el prestigio
para hacerse fantasma
y pájaros solos con el pecho dañado
y madrugadas con tanta agua
cielo magro que me otorga
una suma de insinuaciones.
Me poseo
por esta Babel cuya luz dorada
nos prohíbe separarnos en la honra del grito.



Enza García. En 2004 obtuvo el VII Premio literario Cuento contigo de Casa de América, Madrid. El cuento fue publicado en la antología Cuento Contigo de Siruela. En 2007 gana el V Concurso para autores inéditos de Monte Ávila Editores con el libro de cuentos Cállate poco a poco, publicado en 2008. Forma parte de la antología De la urbe para el orbe de Alfa Editorial y de la antología Zgodbe iz Venezuele (Historias de Venezuela) de Sodobnost International. En 2009 obtiene el III Premio Nacional Universitario de Literatura con el libro de cuentos El bosque de los abedules, publicado por Equinoccio en 2010.

jueves, 21 de abril de 2011

Juan Cerbero / Venezuela



Juan Cerbero. Nace en Caracas el 20 de Abril de 1967. Licenciado en Informática. Fotógrafo. Actualmente participa en el taller de poesía guiado por Armando Rojas Guardia.
http://www.juancerbero.wordpress.com/2009






MANTRA FEBRIL

Hay presas que merecen ser mordidas.
Georgina Ramirez

rezas tu oración sin desvelo
no importa la hora
la presa puede aparecer
no importa la hora
nada es falso cuando el hambre apunta

esta noche no vienes a contar ovejas
sino a buscar el rostro de quien gime
debajo de la tela de tus mandalas

para encontrar a tu amante
acéptale una fotografía
y mira si en la horma de su espalda
cabe tu boca con su plegaria

no sigamos tentando el instinto
que camina hace horas en tus pasillos
que clama en los poros de mis ventanas
acabemos esto
seamos desconsiderados con la función del tiempo

no importa quien muerda primero
igual, ambos moriremos.


HERENCIA MALDITA

Una casa deforestada
por la tala de la desidia
pasó la muerte
dejó otro cuarto vacío
mi hermana juega
adorna su cuarto con epopeyas
mi madre se esconde
mira la televisión de espalda
y los gatos coleccionados
los náufragos más miserables

Vengo a contar el desvelo
por el ritual del amor interrumpido
a improvisar un sueño
de cordura con alquimia
a contemplar en lo rincones
las esculturas de los fallecidos

otro recinto desvalido
otra cruzada universal
el hambre y los demonios
mis fichas para apostar.


COMPRA INEVITABLE

Código de barra
inventario
puede lavar al seco
remojar en agua salada
secar con vapores de otra boca

de color irreverente
talla única

100% poliéster culpable
100% de indelebles traumas
intemperies, trasnochos
100% de amor efímero
bienaventurado, mudo

0% algodón clonado
0% de memoria impermeable
salvación y bondad
0% vivible, cercano
eterno

no se aceptan devoluciones
si quiere otro traje
dispóngase a la muerte.


MODERNO MEDIEVAL

Vida mercenaria
poesía en la guerra
el enemigo vive adentro
murmura creando máscaras
de humor, de horror

Atascado bajo una señal
no consigo las calles de tierra
soy un caballero en la modernidad
mi espada es negra
hace sonidos
y no tiene filos

mi cuerpo está lleno de discursos envenenados
no es necesaria la defensa cuando se es.


SU TATUAJE ERA UNA TRAMPA

Me niego a ciertas impermanencias
al no ser

es una travesía encontrarme en el no otro
en sus envolturas con ganas de eternidad
no ansío su movedizo terreno verde
ella no sabe de su veneno
su sentimiento residual

A la postre
perezco
rodeado de rizos


BELLEZA ABSTRACTA

Deambulo
por la casa taciturna
no tengo excusas para quejarme sobre las paredes
ni amordazarme los latidos que retumban en las venas
sólo contemplo las pinturas
el río abstracto de la belleza
el color filoso de su alma

Había una pena continuada
estaba conociendo el otro cuerpo
solo me senté luego a abrazarme
a sentirme ileso y blanco

mi trabajo está en el campo de todas las batallas
debo reparar mi piel en medio de la lucha.

martes, 19 de abril de 2011

Herminio Martínez / México





Herminio Martínez. Poeta y narrador. Nació en La Cañada de Caracheo, Cortazar, Guanajuato, el 13 de marzo de 1949. Entre sus novelas más conocidas en la literatura de México destacan: Hombres de temporal (1987), Diario maldito de Nuño de Guzmán (1990), Las puertas del mundo (1992), Invasores del paraíso (1998) y Lluvia para la tumba de un loco (2003). Ha publicado también el libro de cuentos: La jaula del tordo. Entre sus premios de poesía, son de notarse el "Punto de Partida" de la Universidad Nacional Autónoma de México; el "Manuel Torre Iglesias", de la Paz, Baja California; el "Ramón López Velarde", de Zacatecas; el "Pablo Neruda", de Buenos Aires, Argentina y el "Clemencia Isaura de la poesía", del carnaval de Mazatlán, el cual obtuvo en 1985. Y el de las "Justas Poéticas Castellanas", de Palencia, España, en 1995. En ese mismo año fue ganador del Premio "Lotería de Cuentos", de Editorial Planeta y la Lotería Nacional. En 1996 obtuvo el Premio Nacional de Novela "José Rubén Romero", otorgado por el Instituto Michoacano de Cultura y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de la república mexicana. Y en 1998 el Premio Internacional de Novela Corta "Ciudad de Barbastro", en Aragón, España. Otros premios que ha ganado, son: El Premio Nacional de Poesía Gilberto Owen, en Culiacán, Sinaloa, 1999. Y el Premio Nacional de Cuento "Benemérito de América" 2000, en la Universidad de Oaxaca. También en el año 2000 ha sido Internacional de Poesía "Hermanos Argensola", en España, por su poemario: Música para desventura y orquesta. Y en Argentina ganó el Premio Internacional de Poesía La Poesía y el Mar de la Biblioteca Popular de Monte Hermoso, Buenos, Aires. Y en 2001 recibió el Premio Internacional de Poesía Cáceres Patrimonio de la Humanidad, por su poemario Animales de amor. Es profesor en la Universidad de Guanajuato y, desde 1994, académico de la lengua.






MONÓLOGO DEL HABITANTE




El día empieza a desenvolver su cola de botellas.


Abro la ventana que indiscretamente mira sobre el hombro de la ciudad


y veo las fábricas de papel, las panaderías, las bicicletas


y una anciana comiendo frutas podridas;


el hambre es una brasa en cada estómago.


El fragor de las máquinas escala las paredes.


Estoy casi desnudo, bebiéndome de codos un rayito de sol,


no soy nada romántico, sino un complicadísimo hombre


con los zapatos grandes y la frente estrellada.


Las calles, con sus lenguas de ladrillo,


sienten el despertar del peso de la tierra,


atropellada por los niños que marchan al colegio.


Un perro olfatea células de aceite negro,


son las manchas que dejó la noche adentro de un bote de basura.


Pienso en los dioses que hoy amanecieron


con todos los cántaros de su mal genio rotos.


No me he rasurado todavía, tengo en la cara la yerba dura


que crece con la llovizna de los sueños,


y hay en mi boca un desagradable sabor de metal oxidado.


Anoche, mientras la televisión me hacía gestos de colores,


me maldije.


Yo tengo algunos libros


en donde leo y aprendo lo que está prohibido;


los libros tienen sexo,


uno los viste con atención para que luzcan guapos,


les compra pantalones y corbatas,


camisas, calcetines y sombreros;


son hombres y mujeres, se emborrachan, se asean,


comen, les gusta ver llover


y hasta pueden parir de una leída


un hijo de metal con ojos de águila y relincho de potro.


Desde una ventana


cualquiera puede fotografiar los talones de la luna


olorosos a nardo,


sentir en las narices el talco azul de alguien que se recuerda,


los trenes y los aviones reventando


de tanto ir y venir por esta madre bolonda que es la vida.


Uno puede pensar en un grupo de poetas


que van saliendo de un cabaret en París,


o simplemente en la gente que camina.


Desde una ventana


el mundo es la fábrica de los pordioseros ambulantes,


pero también el trono desde donde la discordia


imparte sus lecciones


de burla, desigualdad y prepotencia.


Veo esta calle y otra que no es la mía.


Veo la casa que estamos pagando en abonos


y las demás con sus luces prendidas.


Pero miro también, oyendo su boruca,


a las señoras que se dan un beso


en los cachetes cuando se saludan.


Al que escribe su ira en las paredes,


al Papa muy feliz en su elefante,


al que en los restaurantes se detiene


a pedir una orden de basura.


Al que eructa el hígado en pedazos,


los talones del hijo del obrero,


la llaga multiforme del salario


y al que encontró los huesos de la lluvia


en un baldío que ahora nadie siembra.


Veo el mundo que es la casa de todos.


Desde aquí me doy cuenta de la vida:


el mismo navegar de taxi en taxi,


el largo escalofrío de las quincenas,


el rostro sin color de los que deben


y oigo el viento que no es la ira de Dios


escapada por la boca de un cura


sino la providencia que se extiende


a cada instante sobre todos los pueblos


y el que es, además, esa enorme alegría


que por las mañanas me persigue


hasta en los recipientes donde orino.


Veo al que sale a ver quién lo contrata


y lo encuentra la tarde cabizbajo.


Al que en rebanadas se come la amargura


y al que llega a los bares


pidiendo un seno en lugar de un trago.


A los que esperan la caída de un milagro


del árbol de las creencias.


A los que amasan el porvenir en la congoja


y al que silba al cruzar un sitio oscuro.


Veo al que llora por lo que le dan


por un mes de suspiros y trabajos.


El palacio al que no se llega nunca.


La baba del turista que se escurre


desde los monumentos hasta el mar.


Al que no va a hacer nada a la oficina.


Al locutor que a todos amenaza.


Al que finca su fe en los aguaceros.


A los que se dedican al descanso


y a los protervos de buena voluntad.


Pienso en los ríos donde alguna vez nos bañamos


y en las ciudades donde no fuimos nadie.


Veo la historia arreando personajes


bajo un sol que no piensa nada de ellos.


Veo la luna en las muletas de su luz,


la paloma del Diluvio Universal


y la chusma que huele a cualquier cosa.


Con ajetreo de bueyes se divisan


los funcionarios en sus trajes públicos.


Y los poetas que se desnocharon


buscando algún remedio en las cantinas.


Veo al que oye zarpazos de pelea


adentro de la jaula de su estómago


y veo brillar el vientre de la dicha


en los lugares donde se merienda.


Al que halla que sus muebles pesan mucho


cuando se muda de departamento.


Al que le salta lumbre cuando grita.


Al que se le hinca al viento cuando bebe.


Al que habla de sus deudas con los santos.


Al que se recibió de comerciante


pero hizo la carrera de abogado.


Al que pone el manojo de los hijos


delante de las tiendas.


Y al que ama según el Mandamiento


escrito en una piedra de la Biblia.


Veo al que pica y al que se deshace


en la sal granulada de su suerte.


Muchachos que en la escuela se fuman una viga.


Imbéciles que se hinchan si los toca


la alabanza que tiene muchas manos.


Varones que se venden al sistema


que es el mercado donde está la patria


colgada como res en una percha.


Y los que piden paz en los periódicos:


altos hombres sentados a dos nalgas


firmando cheques que les manda el cielo.


Al notario con mugre en las orejas,


al profesor con pelos en el alma.


al licenciado que anda de maestro,


al sacerdito que es ya sacerdote,


al psiquiatra que vuelve loco al mundo,


al albañil que atónito contempla


la punta de su esfuerzo ya sin punta;


la secretaria estúpida y pintada


de la piel y los pelos como un mono;


la religiosa cara de lechuza,


el caballero de barriga enhiesta,


la señorita que se mea de lado,


las actrices vendidas como cabras,


el escritor parido por decreto,


el presidente arreando su manada,


la república a bordo de su nube,


los industriales socios de los buitres,


la policía que roba la confianza,


la mujer con su hachazo entre las piernas


y todos cuantos corren


a consumir inútiles refrescos.




El día se amarra las agujetas,


abre el paraguas rojo que siempre trae consigo


para decirme que estúpidamente he perdido el tiempo


imaginando situaciones justas;


suda, le huelen los establos, el sol, la muchedumbre,


se va, sube de prisa;


me llaman por teléfono.




ESPERANDO A MI HERMANO




Esperando a mi hermano


veo el reloj,


me asomo hacia la calle


y tenso el músculo del alma.




El día se acoda sobre un inflado viento de tizones


y hay por toda la casa


un delicado aroma de visita.




Mi hermano es un hombre de huaraches


y camisa con manchas de trabajo.


Le voy a preguntar por nuestro pueblo


y él dirá con tristeza que todavía no llueve,


o que ya se murió don Juan el músico,


o que la viuda Elena anda penando.




La ciudad a estas horas


se refugia debajo de sus lozas de concreto,


entre ventiladores y cervezas.


Apesta a alcantarilla y combustible,


le encaja el sol su lanza a media nuca.




Mi hermano es enjuto de facciones


pero tiene la mirada de un ave solitaria.


Le ofreceré una silla junto a mí


para escuchar su plática de pobre;


me pedirá un cigarro y un refresco.


Pasaremos un largo rato juntos


como cuando de niños en el cerro


sembrábamos maíz,


hasta que el polvo de la tarde caiga,


nos irrite los ojos y nos haga llorar.

martes, 12 de abril de 2011

Ania Varez / Venezuela





Ania Varez (Caracas, 1991). Se dedica a la danza y a las artes plásticas. Actualmente cursa el cuarto semestre de la carrera de Estudios Internacionales en la Universidad Central de Venezuela. Forma parte del taller de poesía El Ojo Errante, dictado por Edda Armas. Autora inédita.



No puedo nombrarte. Déjame creer que fuiste tú quien me abandonó en este cuerpo. Que mi furia seguirá atada a tu sombra, que reirás mis pasos y bastará tu gesto para detenerme. Tú, que me has hecho venir desde tan lejos, me dices márchate al primer beso, porque sólo es belleza lo que jamás tendremos. Tú, que estarás mirándome aunque no vista el tórax adecuado, mirándome cada vez que regrese a mis cuatro dedos torpes y te dibuje un rostro. Dime que ayer me esperabas con cuchillos ocultos tras tu espalda y decidiste darme otra tarde, como la promesa de una sed que por fin sacie al mar y a su vigilia. Dime que es para ti este poema que habito, este cansancio que, sin embargo, creó una brisa.




Aunque el gancho del carnicero


sigue halándome de la nuca,


ya no lo siento.



Es la culpa de subsistir colgada



lo que me fuerza a bailar de puntillas.




Plié


¡Al menos te recuerda


que sigues siendo carne!



Más abajo


con las piernas abiertas


la fortaleza se talla


en bambú


...

Ya lo sabías.


Te esperaba con la alergia y el sueño ocultos


en el sostén.



Cuando finalmente me mires, dejaré escurrir a propósito lo flácido


de mis nalgas y lo impreciso de mis costillas,


como en un burdel barato.



Sonriendo, halaré mis pliegues, mi mirada


amarilla zanjará tu entereza.



Nunca acertaré a tocarte, pero sé persuadir a los cuerpos


que quiero.



Suelo extender mis dedos de alambre a su paso, así


dejar sus ropas prendadas en la fuga.



Entonces les ruego que canten desnudos para mí,


que canten aunque me haya ido,


porque el eco de los tacones no cesa de arrastrarme.



La ira no te servirá de nada.



Antes de oír el disparo, muerdo.



Pero aquí tienes


aquí mi ternura de párpados gastados


aquí mi inapetencia mi urgente discernir


aquí los años que me sobran


aquí mi deseo


aquí el muslo que me queda.



Soy tu ficción


pese a que no dilucido


mi cuerpo en ti desconozco mi origen o qué murmuro


ni el momento en que te sorprendo no sé.



Pero allí me tallas allí


donde soy greña de otra lengua


me ofrendas a las máscaras


y mi voz lavada golpea el estómago de la quimera


que lleva mi nombre


y mis cejas.



Te pertenezco cuando mi mano alcanza la taza y


la grieta, y el tacto sabe de los siglos que lo esperaron


de los siglos que esperará.



Porque vacías los rostros de esta vida


vida que llevo al médico que objeto


que uno en santo matrimonio


vida de trazos


no más que resonancias de tu gesto.



Poema


aunque sea yo la mentira


caminaré desde ti


con las manos blancas.



De nuevo


seré creada en tu adentro.

sábado, 9 de abril de 2011

Soraya Prada Martínez / Venezuela


Soraya Prada Martínez, nació en Valera, estado Trujillo, el 23 de diciembre de 1961. Es Ingeniero Civil, graduada en la U.C.V. Astróloga. Desde el 2010 forma parte del Taller de Poesía del escritor ensayista y poeta, Armando Rojas Guardia.


De lo irreconocible


desconozco la voz

que te libera

donde se afila el azar

y las palabras aletean


dupla de imágenes se entrecruzan

socavan lo fatuo

tras una sombra extinta

el verso respira


Conjuro


la noche estival rompió

lloviendo estrellas

eclipsadas

por las luces de Caracas

la luna llena retozaba en su espalda


bailé iluminada por las chispas

en un jardín de jades

con olores a musgo

al compás de los grillos

y las aguas temblorosas

de una fuente

vuelta y me sacudí

inclinándome

alcé los brazos

la cabeza hacia atrás

su mirada lunar se posó sobre la mía

un conjuro dirigió hacia mí


desde entonces

en noches como ésta

danza mi cuerpo

por las calles de la ciudad

al ritmo del bullicio

de las bocinas de los autos

entre girasoles de humo

el neón de los avisos

y de bailarines noctámbulos


vuelta vuelta

alzo mis brazos

y la que danza es Ella


Sin cánones


Alejada de las reglas

deshojo prejuicios

interpongo paraguas a los destellos


andariega

develo vivencias

quito telarañas a imágenes centenarias


despiertan razones

cuyos párpados

ya no puedo cerrar


Sincronía

su mirada colgada

en un trapecio

hizo piruetas

para atraerme


mi cara temblorosa

se sujetó de una sonrisa

disolviendo mi palidez


palabras

no hicieron falta

mis ojos arcanos

le mostraron

un as de copas


Evasión


pasos cómplices en la arena

bajo una luna famélica


silbidos aflautados

se escucharon por el muelle

en la orilla

el titubeo del agua

danzaba en ondas

era una noche prófuga


andante seguí el rastro

girasoles de fuego centellearon


mi mirada revoloteó

posándose en la excitación

de unas plumas castañas

el asustadizo alcaraván

se escabulló


el amanecer se sintió herido

sin su canto


En el filo de mis venas


no hay tú ni yo, mañana, ayer ni nombres,

verdad de dos en sólo un cuerpo y alma

OCTAVIO PAZ


me aproximo

elijo el paso oblicuo de la dama


deslizo los dedos sedientos

por el rocío de su arrebato

mis labios peones le obedecen

abrazada como hebra retorcida

lo sigo


torre en erupción

llovizna lunar


el enroque con su mirada

me da la certeza


tendidos en el sosiego

la jugada

me redime

jueves, 7 de abril de 2011

Mairym Cruz-Bernal / Puerto Rico


Mairym Cruz-Bernal, Poeta, ensayista puertorriqueña (1963). Nació en Mayagüez, una ciudad al oeste de la isla de Puerto Rico. Presidenta del PEN-Puerto Rico. Dirigió desde el 1993 al 1999 el Grupo Puertas: Movimiento artístico-literario de fin de siglo. Presidió el V Encuentro Internacional de Escritoras en Puerto Rico, evento realizado en abril de 2003 donde más de 300 escritoras firmaron un manifiesto por la paz, el 3 de mayo de 2003, cuando la marina de guerra de los Estados Unidos salió de la isla de Vieques. Estudió un B.A. en Psicología en Loyola University, New Orleáns (1983), y una Maestría en Escritura Creativa, Vermont College, Norwich University (1994). Sus poemas han sido traducidos al macedonio, árabe, croata, eslovenio, italiano, portugués, inglés, alemán, francés y polaco. Mairym Cruz-Bernal vive en San Juan, Puerto Rico, es Asesora de los Encuentros Internacionales de Escritoras, movimiento itinerante por los países hispano parlantes. Es miembro honorario del Círculo de Escritores de Venezuela, y alianzas de amistad con la Union de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y la Sociedad de Escritores de Chile (SECH).

Publicaciones: -Ejército de rosas, Antología de poetas puertorriqueñas vivas, Compiladora Mairym Cruz-Bernal, Boreales Editores, San Juan, Puerto Rico, 2011-Ese lugar bajo mi lámpara, edición enumerada y firmada por la autora, San Juan, 2010 -Canción de una mujer cualquiera, Diosa Blanca, Caracas, 2008; edición virtual Letra & Pixel, 2009.-Ensayo sobre las cosas simples, Común Presencia, Col. Los Conjurados, Bogotá, 2006 -Alas de Islas, Oveja Negra, Bogotá, 2003-Querida amiga, querido amigo, co-autora con el cantante Danny Rivera, Isla Negra Editores, San Juan, 1999. -Encajes negros, Casa del Poeta Peruano, Lima, 1999. -Ojo de loba, plaquette, Casa del Poeta Peruano, Lima, 1998.-Soy dos mujeres en silencio que te miran, Torremozas, Madrid, 1998. -Cuando él es adiós, La Editorial Universidad de Puerto Rico, San Juan, 1997. -On Her Face the Light of La Luna, Provincetown Arts Press, Provincetown, 1997. -Ballad of The Blood/Balada de la sangre, Editora y Traductora al inglés de la poesía de la cubana María Elena Cruz Varela, Ecco Press-HarperCollins, Nueva York, 1995. - Poemas para no morir, Mairena, San Juan, 1995.


Bendita sea mi lámpara


Bendita sea mi lámpara

ella no me humilla como los rayos del sol.

Gabriela Mistral


Apaga la luz para encenderme

ensayar con la palabra o la flor

gritar un verso como si fuera parir

pero primero quiero ser polvo, rocío

algo pequeño pequeñito

que no exista

cosa que vuele o agua que el sol

en su empeño de amanecer tanto

no pueda evaporar

ser un beso de agua en el mar

la silueta de un río

una lluvia cortada en llanto sin gemido

bañarme en mí siendo minúscula

apenas vista menos amada

ser nada en el empeño errante de ser más

ser viento

ese es el milagro

no tener alma

agua, viento, ser una copa de luz

que nada diga

trenza hermosa que amarra mi cuello

y ahoga el grito

qué locura me impide ser la asesina de mí misma


Estatuas


Ante tantas estatuas quién iba a notar que yo respiraba


Cielopájaro


...me duele una mujer en todo el cuerpo

Borges


El sol hace su nido azul en el cielo

tanta belleza duele

las nubes se acumulan

mitad cielo de espuma

mitad pájaro

no termina el sol de descender

Cielopájaro se duele conmigo

parece extrañamente quieto

como si el mismísimo universo gritara que te espera

mi corazón se ha detenido

mis manos no parecen pegadas a mi cuerpo

me tocan obscenamente

todo cielo es oro fulminante

oro oro como una oración que implora

juro que lo estoy viendo

oro azul

espuma que traga

gran boca que se abre al horizonte

desciende el sol

asciendo a los infiernos

el fuego no puede quemar todo lo que de fuego tengo

escucha tras el huevo este gran grito

rojo ahora está rojo el firmamento

la laguna adquiere sus tonos violentos

estoy más sola con la belleza de la Tierra

el sol ensangrentado

su caída se lleva mi penúltimo suspiro

cuántas caídas más podré vivir

el rojo disuelve mi visión de aguas

lo traga el mar el mar

todo lo traga

menos tu nombre tu nombre

es mi camino

comienza la oscuridad

aquello ha descendido

hemos muerto otra vez

para qué quiero mi manos

me duele un hombre en todo el cuerpo


martes, 5 de abril de 2011

Ricardo Ramírez / Venezuela


Ricardo Enrique Ramírez Requena (Ciudad Bolívar 1976). Es Licenciado en Letras por la Universidad Central de Venezuela (2008) institución en la que finaliza actualmente el último semestre de la Maestría en Literatura Comparada. Se desarrolló como Librero principal de El Buscón Librería de Ocasión desde Mayo 2004 a agosto 2008. Se ha desempeñado como profesor de Lenguaje en la Universidad Simón Bolívar. Ha participado como colaborador con reseñas, narraciones y crónicas en los blogs: elapendicedepablo.blogspot.com y ficcionminima.blogspot.com, y en los portales de Relectura.org y Ficciónbreve.org, y en revistas en Venezuela y México. Actualmente se desempeña como profesor de Literaturas Occidentales en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela y de Literatura en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Monte Ávila.


Cuerpo de mujer

1


Cuando el cuerpo habla, las palabras que lo nombren se deben ante él. Debe darnos aquello que enuncia en sus olores, el sabor del lugar del que procede. Cada cuerpo habla a otros como a sí mismo: despierta rechazos y acercamientos, dudas y certezas, epifanía y desconcierto. Así la palabra con el cuerpo: le habla desde su doblez y su carencia, su dulzura y sus aciertos. Cada palabra se levanta, se lava, suda, se perfuma desde el espejo del otro. Lleva un ritmo dictado por el cuerpo, que se abre sincero.


2


Me miras cuando ya no miro. Llevas tus talentos de hembra: calculas, haces pronósticos, observas mis hábitos, me juzgas, reconoces lo que te agrada. Imaginas cuanto costaría hacerme a tu cuerpo. Uno voltea y te sabe observando, con ese calidoscopio que es tu mirada de mujer. Uno habla y volteas tu ahora, oteando ese punto infinito que ustedes miran cuando decantan lo que decimos, la cara de bolsa con que uno se suelta. Incluso observas a quien me mira, ves la expresión de ella, ves de arriba abajo si podría ser o no tu competencia. Llevas una balanza en donde me pesas. Revisas tus bolsillos, tus monedas. Como ves, uno también se sabe presa.


4


Mejor no hacer nada. El demonio está aquí pero duerme. Los labios no están prestos y se secan. Mejor recojo tu humedad, acerco el fuego y respiro sus vapores arcada tras arcada. Mejor no hacer nada, solo eso. Los labios se prestan solos y humedecen. El demonio duerme siempre tibio. Vivo animal en su reposo.


5


Los labios resguardan a la mueca o a la risa, el aliento tibio y la longitud incalculable y húmeda de su lengua. Por los labios los hombres juzgamos cosas: su delgadez, la paridad entre el superior y el inferior, la tersura, el grosor. Los sabios significan una boca grande o pequeña, una sonrisa franca y abierta o pequeña e íntima. Son los labios analogía y metáfora de su propio cuerpo, de su color, su fragilidad. Ambos son reflejo de los otros, ambos se empapan o se secan deacuerdo al movimiento correcto. Se abren, muestran el oscuro fin en donde hacer casa y entonan serenos la más perfecta de las palabras: aquella que a veces, llenos de torpeza, no logramos escuchar, ni siquiera en los estertores del orgasmo.


6


La espera siendo fortaleza, columna que sostiene el abrazo del aire alrededor de los dedos, asidos a unas manos que no encuentro sino en sueños. La llegada tan débil, catarata que se riega por el cuerpo, afuera como adentro, y todo lo dispersa. ¿Hay mayor fragilidad que derramarse?, ¿hay mayor fortaleza que esperar que te derrames? Hazte a la tierra, cócela. Sostenla con tibiera, fórmala. Vendré con mis palabras desde el suelo. Has de este piso en que me esperas un ánfora de tiempo.


7


Las manos de ellas enseñan a tocar. Como ciegas, recorren tu rostro palmo a palmo, secreteándolo. Tocan los ojos, la frente, la nariz, los cañones de la barba, los labios, el mentón. Te apartan y te jalan hacia ella. Son rosadas como salmón o bronceadas. Manos de fregar o de reina, amarillas de nicotina o de mármol, largas de pianista, de palma grande o dedos pequeños, de dedos como estiletes que escriben con sangre en tu espalda. Con unas cortas o no, toman tu mano y la aprietan, la levantan, la acercan, la arrojan de su cuerpo. Con ambas cruzan tu cara con violencia o con calma. Con ellas amasan o firmas cheques de compañía, cambian pañales, hacen Yoga. Dirigen la ciudad con agitación o parsimonia, pintan el aire alrededor. Ellas buscan ser llevadas pero en verdad llevan. En una mano una flor y en la otra una navaja.


8


Uno mira desde lejos un cuerpo y se acerca. El camino desde el lugar en donde estás hasta ese cuerpo se paladea, se respira en sus olores traídos por la brisa. Uno mira desde cerca un cuerpo y se detiene a escucharlo. La boca se ha hecho agua. Sólo hay hambre en esas manos. Pronto viene el devorar.


10


Te desgranas fantasma, ahora, en la mañana. Intento descifrarte y no me dejas ya. Más que un sabio, un enfermo soy de tu olor. Es un círculo en donde lanzo la atarraya en cada calle y espero Del averno a tu olor, y de tu olor al averno.



Última vela


Las mujeres van cayéndose a pedazos, empiezan por los senos que las manos no contienen ya; no levantan más el rabo: sus labios se secan, su piel se seca y endurece en las axilas poblándose de lechos olvidados.


Ante las velas, cada una pide un viejo con quien morirse, que no las toque cuando duerman, que no reproche los vellos en sus cuerpos ni su lectura de sor Juana


Los hombres en cambio nos desplomamos de inmediato, no damos espacio a que el tiempo labore y surque sus espacios. Todo de golpe cae y se hace polvo mientras limpiamos el revólver y colocamos las balas.


Cada tanto tiempo, ella baja a los infiernos a cenar con sus demonios. Desaparece su mirada, su presencia de los días. Anida en sus carbones, los consulta y alimenta con su olvido.


Cuando vuelva, buscará que le espantes el azufre que la envuelve, solo eso. Tus palabras no curarán nada. Aunque la beses, no habrá lluvia entre sus piernas. En tus ojos buscará los parques, los campos de batalla, las lunas que pasan y que vuelven, a el que abandona los hijos, las manadas de perros por las calles, las barbas y la calvicie, los grandes templos, el sol en estos parajes de ferias y de ron, el ardor, la sangre.


Buscará en tus ojos un bastón y tu aroma de sudor viejo, un beso en la frente en las mañanas.


Ahora sabes.


Los hombres, a veces, también aprendemos.