miércoles, 5 de enero de 2022

Daniel Nizcub / Poesía en transición ( 6 poemas)

 





A TI

 

 

Aullemos juntos a la luna,

como perros nocturnos que se pasean por caminos ajenos.

Y que cuando amanezca las montañas sean distintas,

llenas de árboles con hojas nuevas.

Que otros sean nuestras miradas,

que tus ojos vivan en el mundo

y yo al fin pueda

vivir en los tuyos.

 

Te veías bien cuando era verdadera,

pero no naciste en ningún lugar

y jamás volverás a surgir.

 

Un día simplemente te corté los brazos

y la cara

y tu alma fue invencible.

 

En tus manos muertas puse un credo

tan inservible como tus dedos.

Jamás volarás de nuevo.

 

Ha llegado el primer ocaso,

el sol muere contigo,

y en su languidez deja ciegos a los mortales.

 

Te quedarás sin voz,

mutilaré tu cuerpo

y renacerás.

 

A MI VOZ

 

Mis pies son mis alas en este sueño

mi cuerpo entero en movimiento

se abalanzaba sobre la vida

y vuela con el viento proveniente del sur

soy mi bandera.

 

Mi voz me ha acompañado a cada paso,

cuando decidí guardarla

para mantener silencios cómplices de mi propio ser.

 

Cuando la puse delante de un micrófono

mi voz me llevó de la mano y crucé montañas,

aprendí a quererla y los otros me dieron lugar.

 

Mi voz ha sido estandarte de muchas historias.

Ha sido niña, madre, abuela, pantera, chango, árbol…

He sido yo.

 

Mi voz se irá y la dejaré partir.

Mañana, cuando sea necesario recordarla,

habrá que buscarla  en el vibrar de mis nuevas cuerdas

vocales.

 

Mi voz será el diapasón que guíe

aquella otra forma de sentir el mundo.

 

MI NOMBRE

 

Hoy no necesito palabras sueltas

el nombre y las letras las puso ella…

 

Tengo nombre

y mi nombre  no es nombre muerto.

Camina despacio, sigiloso

Y trasciende de toda época vivida y arrepentida.

 

Mi nombre tiene voz,

está en las paredes,

en el cielo, en los árboles

está en mi pecho,

 

Nací y tuve un nombre

un nombre que camina

que trasciende  de sí mismo

que no se detiene.

 

Mi nombre no es nombre muerto

es Agua nacida de la tierra

es Agua que sube al cielo.

 

Mi nombre será eterno.

Renacerá.

 

TREGUA

 

Tengo una tregua

con mi cuerpo.

 

Lo veo,

huele a mí,

 

soy yo,

él lo sabe,

 

es él,

lo sé.

 

Somos uno.

 

A ELLA (QUE TAMBIÉN SOY YO)

 

Cuando hay vacío y miedo,

se tejen sueños incompletos

 

Llegará el día en que olvide mi nombre,

que desaparezcan las montañas

y la vida se resuma en una vela encendida.

 

Vendrá el tiempo de las palabras libres,

de los adjetivos eternos que siempre debieron ser.

Llegará el día de los pronombres

que no necesitarán ser pronunciados.

 

Un tiempo de luz,

de paz eterna que ha existido

sólo detrás de las paredes.

 

DUALIDADES

 

Días sin sol y tragos amargos de cerveza.

Tranquilidad comprada a la vuelta de la esquina,

putas que dan luz, que iluminan las piedras en el camino.

Una puerta con candado

y yo sin caminar.

 

Cada día despierto y miro otro reflejo.

Me baño mutilando las fantasías

creadas por la noche.

Regresan mis pechos

Pero no los veo.

 

 

Rasuro cada uno de mis sueños

mientras saludo al sol.

Aprisiono mis pectorales extendidos,

asignados por genética desde la concepción.

 

Retomo la fantasía,

la oculto en medio de mis piernas

y abajo del pantalón.

 

Salgo a la calle y sacudo los insultos.

Me parto en mil personas

para alcanzar la libertad

de aprender a nadar sin camisa.

 

Regreso acompañado por la luna,

camino escuchando su voz

que esa misma noche será tinta.

 

Cierro la puerta,

enciendo la luz,

me abrazo y contemplo

dualidades disputándose mi cuerpo.

 

Daniel Nizcub (Ciudad de México) Ha participado en talleres literarios y recitales de poesía en su comunidad adoptiva (Zaachila) y está entusiasmado con éste su primer libro. También es un hombre trans.