miércoles, 30 de marzo de 2011

Lena Yau / Venezuela



Lena Yau (Caracas, 1968) escritora hispano venezolana, Licenciada en Letras (UCAB) Master en Comunicación Social (UCAB) y culminó las asignaturas de un Doctorado en Filología Hispánica (Universidad Autónoma de Madrid). Reside en Madrid desde 1999. Colabora con artículos de opinión en la prensa de USA y de Latinoamerica y con revistas digitales como Delirio, Rasgado de Boca y Los Hermanos Chang. Ha dictado conferencias sobre literatura digital en las sedes del Instituto Cervantes en Pekín, Shanghai y Madrid. Es autora del blog Mil Orillas.

Puede conocer más en la entrevista que sigue:


Nociones elementales de jardinería


Lluvia

no intentes

reventarme

el cuerpo.


(Él se adelantó).


Usó mis manos

para arrancar

los rosales

sin herirse.


Removió la tierra

agostó las raíces

y tras una cerveza

se fue pisoteando

lo que fuimos.


(No. No miró)


Lava mis ojos

lluvia.


Borra la sangre

llévate el barro

deja el dolor.


Quiero hacer con él

un broche

que me recuerde


(cada día)


que de jardinería nada sé.


Toledo


El reflejo en la ventana

le habla de la memoria del trueno

del amor a la tormenta

del camino hacia un libro

y de sus huellas en el agua de Lisboa.

(El Tagus me tragó, nunca regresé a mí).


La mirada en el café

le cuenta su pasión por la novela negra

describe una comida en familia

tararea una canción folk que aprendió en Perth

y se abre.

(Siento cosas).


Ella ríe.

Él también.


¿Sabes que tu risa es descarada?

(¿Sí? Escríbelo en un poema).

Suéñame pero no me nombres.

(Intentaré no pronunciarte).


Si se secara el Atlántico

habría dos Toledos menos en el mapa

y dos amantes nuevos en la cama.


Entonces ella podría escucharle decir

que lo que enciende sus ganas

no son sus ojos de niña

no es la intuición de sus pezones

no es el eco de sus letras.


Lo que le arde,

le quema,

le chamusca,

es su hermosa impúdica irresistible

risa de puta.


saborgar


hizo girar el molinillo sobre la palma de mi mano

lloviznó polvo pimienta

dejó correr el aceite de oliva

me ordenó buen provecho

me lamí descarada mirando sus ojos

fuimos dos perros

esa noche memorable


Gone


Hoy no me acordé de ti.

La vida siguió

(como siempre).

En la alameda

los árboles

temblaron sus hojas

para dejarlas morir.

Quizás en ese instante

sentí algo

parecido a tu nombre.

Me detuve.

(No era tu voz).

Miré mis zapatos

y calculé el tiempo.

Hace mucho

que no aplasto

colillas encendidas.


Parhelia


Despertar de los ojos de la niña muerte,

del pez que intento devolver al estanque

con las varillas de un abanico isabelino

que antes estuvo en Aranjuez,

despertar de sus trozos destrozos de cristal gelatina,

blancos, irisados, pútridos, de la sauna pública,

de una vitrina sucia y de la náusea,

del baile de gogós submarinistas,

de un subterráneo,

del inglés al español al ladino al francés,

de ladrones plurilingües,

entender sin entender

siríaco y friulano,

rogarle a Plinio El Viejo

entre lágrimas

que olvide al volcán,

huir de una nube ardiente de azúcar rosa.

Despertar de golpes de tacón en mi frente,

de cámaras fotográficas perdidas,

de agendas y plumillas recuperadas,

abrir los ojos sucesivamente,

encenderle la luz a cada pequeño horror.

Descubrir que la tachadura

rompió el papel

que llevaba mi nombre.

Prensar los párpados.

No quedan sueños.


sábado, 26 de marzo de 2011

Françoise Roy / Canadá


Françoise Roy nació en Québec, Canadá, en 1959. Estudió Geografía con diplomado en Estudios Hispánicos en la Universidad de Florida (B.Sc. 1980, M.A., 1983) y un diplomado en traducción de la O.M.T (2000).
Ha publicado diez poemarios, una plaqueta, dos novelas y un libro de cuentos. De 2000 a 2007, escribió artículos sobre literatura en el suplemento cultural Acento del periódico La Voz de Michoacán. Es traductora certificada y miembro del taller de traducción literaria de la Universidad de Guadalajara. En 2002, fundó con otras poetas la revista mensual de arte y cultura Tragaluz, de la cual fue editora hasta su cierre en 2007. Ha traducido más de una cincuentena de libros, y una obra de teatro de Fernando Del Paso.
En 1997, recibió el Premio Nacional de Traducción Literaria de México; en 2002, el Premio Nacional de Cuento Victoria de las Mercedes (México D.F.), segundo lugar; en 2006, . el premio Jacqueline Déry-Mochon por su novela Si tu traversais le seuil; en 2007, el premio Nacional de Poesía Alonso Vidal; en 2005, fue finalista del Premio Acento de Cuento Breve y en 2006 obtuvo mención honorífica en el Séptimo Certamen Literario de Cuento “Sobre rieles”, casa de la Cultura de Nuevo León.
Fue becaria 2004-2005 y 2006-2007del Programa de Estímulos a la Creación Artística implementado por la Secretaría de Cultura de Jalisco y el CONACULTA, y en 2007, se hizo acreedora de una residencia artística en el Centro de Traducción Literaria del Banff Center for the Arts. En 2008, obtuvo el Premio Internacional Ditët e Naimit por su trayectoria literaria, galardón otorgado en Tetovo, Macedonia. En 2009, fue finalista del Concurso Literario de Radio Canadá en la categoría “Poesía”, segundo lugar del concurso de poesía Wine Fest, y obtuvo la residencia artística del FONCA en Argentina, de abril a junio del mismo año. En 2010, obtuvo el tercer lugar del concurso nacional Timón de oro, en la categoría “poesía”.
Vive en Guadalajara, México, desde 1992.


Ladrido de peces

El ángel jalaba mi energía. Mi energía como una piel, un lienzo de túnica, una cobija, mano flácida al final del brazo, cuerpo de suicida que pende al cabo de su cuerda. El Ángel jalaba como en el juego de la soga. El ángel de un lado, yo del otro. Un péndulo oscilando entre la sombra y la luz. “No quiero ir a los túneles de Gaza”, le digo. A los dos gatos, a mi esposo y a mí, nos sembraron en medio de las sábanas, quiero quedarme aquí, no a donde silban las balas, no en otra parte donde abren cuerpos como ostras al paso del cuchillo.

No quiero ver la película de horror, en su versión snuff. Y al mismo tiempo —cómo es la vida de terca, la belleza de inmortal— una flor crece en el desierto de Chihuahua, dibujando desde su cama de arena, con sus pinceles de clorofila, la estela diminuta de un avión supersónico (despega vertical hacia el cielo, como si quisiera alcanzar a Dios).
El ángel de un lado, yo del otro. Un péndulo oscilando entre la sombra y la luz.


La vena yugular

El nombre de una vena. Un ducto que sale del corazón y da la vuelta al cuerpo. Una palabra que evoca el puñal y los dramas pasionales. Busco el parentesco con el “yugo”, “subyugar”, y no encuentro genealogía común entre ese delicado tubo de carne de pétalos (atraviesa la garganta por fuera como una planta trepadora que fuese puro tronco) y lo que somete y pesa —bulto de Sísifo— sobre el lomo de los bueyes.
El libro de anatomía me dice que son cuatro y que ciñen el cuello.

Mano estranguladora sin palma: sólo cuatro dedos de piel tan delgada como la de una cebolla, rellenos de una savia rojo oscuro (la venal, más guinda que escarlata).
Uno pronuncia el nombre, yugular, y piensa de inmediato en el cordero tendido en el altar de un Dios seguramente refractario a los derrames de sangre.


Cuarto poema de amor

Me pregunto que tan hondo tendría que escarbar bajo la corteza de tu piel para hallarlo, ora ave enjaulada, ora orquídea, diamante que brilla solo en la negrura, lágrima de luz que se escurre en la mejilla del Universo. Escarbar como uno cava una tumba, las manos ampolladas sosteniendo una pala. Estratos de telas diversas encima —una placenta que late, se explaya en la distancia separando tu mano de mi cuerpo, que nada podría herir cuando estás cerca de mí—.
Yo, en cambio, lo llevo justo abajo de la piel, guante de cuerpo entero que se me hubiera deslizado por una hendidura en mi pecho, mi cráneo, donde fuera que algo tan delgado como una navaja pudiese penetrar atravesando la oscuridad de las entrañas. Lo único que tienes que hacer es rascar mi pecho con tus uñas, y lo verás expuesto en carne viva.
Y mi piel, enrollada en tu corazón.

jueves, 24 de marzo de 2011

Hernán Vargascarreño / Colombia


Hernán Vargascarreño (Zapatoca, Colombia, 1960). Poeta, traductor y editor. Docente de literatura egresado de la Universidad Industrial de Santander. Creó y dirigió en Santa Marta el programa nacional Poesía Mar Abierto (1991-2007). Dirige la revista de poesía Exilio. Se desempeña como docente en el distrito de Bogotá. En el 2008 coordinó el taller de poesía de la Casa de Poesía Silva y en el 2009 el Taller de Crónica de la Memoria del Ministerio de Cultura.
Libros publicados: País íntimo (2003), Piedra a piedra (2010) y sus traducciones al Castellano Almenas del tiempo, de Edgar Lee Masters (2003) y ¿Quién mora en estas oscuridades?, edición bilingüe de Emily Dickinson (2007).
Entre otras, ha recibido las siguientes distinciones: Becado por el Ministerio de Cultura en la modalidad de creación literaria (1999); Premio Nacional de Poesía Antonio Llanos (Biblioteca Centenario, Cali, 2000); segundo finalista en el Premio Nacional de Poesía Ciudad de Bogotá IDCT (2002); Premio Nacional de poesía sin banderas de la Casa Silva (2003); Premio Nacional de Poesía José Manuel Arango (2010). Correo electrónico: poetasalexilio@gmail.com


Poemas del libro Piedra a piedra, Premio Nacional de Poesía José Manuel Arango 2010


Piedra a piedra,
palabra a palabra

Sola, insegura, apremiante palabra,
casa sin atavíos.
Rafael Cadenas

1
DE PRONTO UNA PALABRA rompe su silencio y
despelleja sobre los hombres su grave desnudez.
Se abalanza sobre lo suyo y hace mella.
Horada alguna dicha ha tiempo olvidada
y nos regresa a la falsedad de la esperanza.
Creemos entonces ser felices.
Ha hecho lo suyo la infeliz palabra.

2
CIERTAS PALABRAS saben esconder sus alas
-temerosas de los hombres, claro está-
Sellan en su canto inoído
el visaje de secretas escrituras.
Guardan lumbre
para otros tiempos más aciagos
ante la oscuridad que las acosa.
Nunca dicen nada, y su santo y seña
es el aire mudo e inmóvil.
Por su aspecto, tremolante e invisible,
solemos confundirlas
con una vaharada de los dioses.

3
CADA PALABRA lleva lo suyo,
una especie de eco profundo
que ha viajado con los siglos,
un testigo pétreo
de la desolación de los hombres,
algo así como un fantasma
marmóreo del tiempo.
De pronto,
una simple pasión,
una bandera, un sueño,
estallan todo su pasado
y exhiben ante nosotros
el vaciado de sus vísceras
como única defensa.
Nada hemos dejado de ella
si pretendemos recogerla.

4
HAY PALABRAS
que hacen sombra,
como nube, árbol, casa…
Otras hacen pena o destierro o desamparo.
También hay
las que guerrean, atacan y destrozan.
O las que muerden, pujan, acarician…
Solo hay que pronunciarlas.
Nada más.

5
LA FELICIDAD de los dioses
ha de estar dada
por la ausencia de palabras.
Las nuestras,
míseras, soterradas, valentonas,
no hacen más que alejarnos de su reino.
En vano levantamos
estancias, murallas, rencores,
cualquier tipo de encierro
que asile nuestras miserias
y sirvan de trampa a las palabras.

6
CUANDO SE LANZA una piedra
también se lanza la palabra piedra.
Cuando se besan otros labios
también besamos la palabra labios.
Cuando la angustia tiembla
en nuestro pecho
también tiembla la palabra angustia.
Cuando vislumbramos la muerte
ya somos la palabra muerte.

7
UNA PALABRA dice lo suyo.
Otra le contradice secamente.
Una más se solidariza con la primera.
Otra duda de las dos.
Aparece una que solo las observa a todas.
Luego llegan otras a curiosear
y otras más se plantan ante la escena
esgrimiendo sus cínicas sonrisas.
Pasados solo unos momentos
ya todas opinan libremente del bien y del mal,
y cada una acepta el cinismo de la otra
solo por la certeza de su propia orfandad.

8
LA PALABRA guijarro
parece un poco olvidada
y la hemos abandonado
a las aguas de sus ríos y riberas.
La palabra poema
cada día está más confinada
al tiempo de los libros.
Podemos unirlas para unir sus fuerzas:
Un poema es un guijarro,
pequeño canto rodado
alisado y redondeado
a fuerza de rodar impulsado
por las aguas del tiempo.

9
NADA,
es una palabra llena de sí misma.
También es una ambigua tentación
que a menudo nos encanta
con sus inaudibles cantos de sirenas.
Escribimos para engañarla,
para no caer en ella.
Eso creemos.

10
SE PUEDE COSECHAR una palabra
como un buen rencor.
Es posible que la palabra reloj se mueva,
pero su tiempo es inmóvil.
Hay algo indescifrable en la palabra enigma,
pero una vez resuelto, el enigma es más profundo.
Todos gritan una sola palabra al unísono,
pero cada uno, míseramente, reclama lo suyo.
Un misterio no develado yace en la palabra misterio.
Cuando descubrimos la desolación del hombre,
comprobamos lo animales que somos
de mudas y estériles palabras.
Piedra a piedra, palabra a palabra
hemos levantado las más oprobiosas ignominias.
Piedra a piedra, palabra a palabra,
también las hemos sabido derrumbar.

martes, 22 de marzo de 2011

Cinzia Ricciuti / Venezuela


Cinzia Ricciuti, nació en Caracas, Venezuela, pero no tiene patria.
Es Intérprete Público, traductora y profesora. Ha participado en el Taller de Escritura Creativa dictado por el escritor Fedosy Santaella, en el Taller Escribas con el escritor Israel Centeno y en el Taller de poesía del poeta y ensayista Armando Rojas Guardia.
Ha leído sus poemas en variadas lecturas públicas desde el 2007 hasta la actualidad. Algunos de sus textos han sido publicados en las revistas electrónicas Letralia, La Casa Azulada y Los Hermanos Chang.
Desde 2006 lleva el blog http://verdadesqueasoman.blogspot.com/.

STORM
Diez minutos de viento poderoso
pocas gotas
la sorda amenaza de los truenos

luego
todo el peso
de la calma
de nuevo

en este trópico
hasta las tormentas
se han vuelto perezosas

breves
como sus hombres.


FLASHBACK
Todo lo intento:

la voluntad de ceguera
la nariz en clausura
los sonidos sordos
la zozobra de la castidad.

En la lucha y en la fuga
busco el olvido falso de mí.

En el espejo
la niñez me reclama.


INTENTOS
Adhiero el cuerpo al piso
para no caer
para no volar

se hace vano

igual caigo
igual vuelo

DEL BUDISMO QUE NO TENGO
Sentada
en posición de loto
escribo

de no ser por
el cigarro
la desnudez
y estos ojos
prendidos de ganas
sería una monja zen.


LUGARES
Tengo tres mil años de guerras
almacenados en las venas.

Me gesté en un lugar
de aceitunas y uvas
templos y vejez.

Siempre anduve
en el hablar de las miradas
y los labios cerrados
en los hornos de piedra
las abuelas de manos ásperas
cabello blanco hasta la cintura
recogido en moños de trenzas espirales.

A veces amanezco en latín.

La tierra de la que vengo
no conoce de incertidumbres
a los muertos se los entierra
en el mármol
y se los llora para siempre.

Vivo en un sitio ahora
que no sabe de estrategias
que flota entre las formas
y no se halla.

Vivo en un sitio niño.

domingo, 20 de marzo de 2011

Andrés Cisneros de la Cruz / México


Andrés Cisneros de la Cruz. 1979, Ciudad de México. Estudió Letras Hispánicas en la UNAM y Comunicación Social, en la UAM. Ha publicado los poemarios Vitrina de últimas cenas (2007), No hay letras para escribir tu epitafio (2009) y Como la nieve que dejan los muertos (Ediciones Pasto Verde, 2009, Poesía sin Permiso, 2010). Obtuvo el segundo lugar del Certamen Relámpago Internacional de Poesía Bernardo Ruiz (2008), mención honorífica en el Concurso Nacional de Poesía Jaime Sabines (1999) y otra mención en el Concurso Nacional de Poesía El Laberinto (2004). Creador y organizador del Torneo de Poesía Adversario en el cuadriláterO desde 2007, a la fecha. Y compilador, junto con Adriana Tafoya, de la antología de poesía independiente y sus editoriales 40 Barcos de Guerra. Ha sido incluido en diversas revistas y antologías nacionales de España, Portugal, Nicaragua y Argentina. Actualmente es editor de la revista y editorial VersodestierrO.


Del arte de construir lámparas oscuras

De la magia que da brillo a cada cosa
De cada radiación invisible al espejo cuántico detrás de los párpados
del lenguaje que reúne las cosas y las engrana en un solo ritmo
sin corromper su música
Del color que se desprende de la boca cuando dices despierta
del griterío sin proporción de las hojas cuando son aniquiladas
por tus pies desnudos de niña:

del canto secreto en cada cosa
quiero hablarte
y componer esta dulce canción que te provoque a sentir
las frecuencias que dilatan nuestras emociones:
estructuras brillantes del más profundo néctar en el núcleo de los pensamientos.
De una lámpara que abre el camino del sueño
mientras la mirada obscurece para elevar el telón de la Noche que existe
en la esfera humeante de los ojos cuando duermes.

La encontrarás en cada ruido, en cada gota de agua, cada pupila o duda
en el pabilo de la velas muertas
o en el hueco que deja la sombra cuando la luz se asienta sobre la cama.

Recuerda hija que las cosas no deslumbran porque rocen en ellas las pelusas del sol
sino por la sombra de los átomos
que cosquillea, tanto, su materia
que parecen distintas
para quien las mira con ojos cerrados.

Encuentra esta lámpara
que greca el limbo y el tálamo
y cuando lo hagas verás la substancia negra de la cual brota
toda luz que cabe en un millón de años
y entenderás al mar tejiendo el manto de la tierra
con los dedos de su espuma.

Las materias hermosas yacen en la penumbra latiendo.
Al amanecer pierden la forma que guardaron por la noche
y brindan su apariencia a la reflexión sumisa de la luz.
La luz borra los relieves que la verdad surca en ellas
un laberinto de signos, trazos que forman el alfabeto
de lo que se lee con las manos
y no con el efímero corazón de la retina.

Embelésate Manon cuando abras la mirada
y sientas a la nieve tocarte con mano fría
No recuerdes la luz que ciega al recién nacido
—sino el dolor hermoso del que pare—
y ahí
te encontrarás —sola con tu lámpara oscura.
Cambiará la densidad del agua
y llegará el mar
pero tendrá otro nombre.


Ejercicio para demostrar de diversas formas la inexistencia de la locura

I

E infinitos son los ojos que delinean el círculo.
Sus párpados dan noche a la mirada, y la mirada apariencia de noche a las cosas.
Soy más o menos loco, pensó Pessoa,
y el cuajo envolvió al ojo, y se abrió la puerta ¾hacia la cuenca del miedo.
Alcanzar a percibir (¿esto?) es dejar de caminar en
esta calle con piedras cuadradas(?)
flechas que avanzan arriba-abajo. ↔ Roturas
De qué admirable criptografía nació este vicio
de vivir en ciudades, de medir la vida en metros cuadros,
meterla en cubos de diez por diez, en la coladera que ahí enfrente está
succionante: extractor de pensamientos que todo lo convierte en tierra.

Así,
el hombre que (duerme? en la barra) extiende su brazo
y me enrolla la mano, me saluda con un espira que forman nuestras manos (lalpuléahuli ¾dijo)
es un gesto de igualdad trata de explicarme

¿y es igualdad lo que me enseña?

(entonces)

es mandala
om dice
om naciente

Estoy en la ventana para ver lo que vive en penumbras antes del amanecer.
Aunque resulta siempre es a mí a quien miran sedentario esos nómadas
que caminan hacia la muerte.

Pero al final ellos entran y toman asiento, trabajan.
Luego toman un descanso. Y salgo a caminar ─hacia el nicho.
Al mismo punto del que ahora parto. Y trabajosamente aprendo
a entender que un día no volveré a este sitio.

Ese mundo (no luz/ no tiempo/ no materia)
que vemos cuando dormimos es la Casa eterna de nuestro reposo.
Lo demás continúa infinito su camino.

II

Hay quienes piensan en la Locura e incluso se asumen locos.
O loco piensan al kamikaze que se colocó 10kg de explosivo
y se repartió como pan en boca de los escépticos.
O (loco) también al de lenta mente
con daño cerebral
porque (simplemente) nació para morir
sin posibilidad de evitarlo (es tan dura la vida para quien lucha contra la muerte)

Santa Locura
¾que nos salvas de un mundo peor¾
rezan los padres-hijos
estos exhibicionistas que copulan en el metro
o aquellos que toman sólo el alimento si ha sido cocido
o prefieren degustar muertos frescos, vegetales
a cadáveres de carnosos mamíferos.
Cuán locos están todos.
Los acaparadores del poder
paranoicos de que un día volteemos
a verlos, y decidamos que son unos pobres dementes.
Se enferman pensando en qué habrá de sucederles si la locura
se apodera de este mundo.
Y lo salvan incluso ¾una y otra vez¾ seguros
destrozan a los niños esquizoides de países iracundos
incapaces de sanarse con la risa
y todo por culpa de los excéntricos, no parafílicos, que vienen a destruir el mundo.

También están los que comen insectos, piel de sombra
o que empeñan su vida en salmos para ser consentidos por la mano
que les acaricia el lomo:
los que dejan de comer para ser un Tigre.

Qué felicidad la de los cuerdos
desnudos todos en el tranvía riéndose, con tabaco en mano,
de todos los locos que afuera se agarran a golpes con cerdos de botas.
Es tan graciosa esta función donde los desequilibrados
son incapaces de amar, tenderle la mano al Misterio
o recibir, puño con puño, la gracia de los desconocidos,
maniáticos incapaces de dar un beso
por miedo a ensuciarse la boca
con el labial de la vida.

viernes, 18 de marzo de 2011

Luciana Martín / Argentina


Luciana Martín, escribe básicamente poesía, pero también algunos cuentos y relatos, varios de los cuales ha publicado en diversas antologías y con muchos de ellos ha participado de festivales y certámenes. Es argentina, y vive en Hurlingham, prov. de Buenos Aires, Argentina, donde enseña en escuelas tratando de sembrar amor por la literatura. Correo electrónico: latecnicadelospajaros@yahoo.com.ar


En mi noche de descuido

Seguir a Laura por aquel pasillo había sido un error. La música amarilla salía por las orejas de los hombres dibujados en cada carozo de durazno de la mesa. Había un avance y un retroceso de espejos viscerales que anunciaban la llegada del primer plagio del hombre.

Pero Laura tenía esa risa y esa forma de pedir palabras, que seguirla y encandilarme con su pelo eran una sola cosa. Por otra parte, los coros de elefantes infantiles ya se habían enamorado de ella, incluso mucho antes de mi beso y mi descuido. Y ahora miraban de fondo mi mano en su cintura.

Aún así me dejaba llevar por el gesto de las arañas en el techo. Y porque ya había tenido tanto de angustia elemental que su sonrisa diciéndome “es la puerta” era un gusto natural con que mi vocación de suspiro en la cornisa encontraba la forma del descanso y de la siembra.

Y para entonces sus labios en los míos, y alucinada sensación en la garganta. Su boca en mi cuello, en mi mano, en mi sexo, y la sabia decisión a la puerta del estómago. La humanidad de cada uno de sus gestos rechinaba en mis pupilas, y me hacía más mujer y más ambigua.

Cuando sus piernas se abrieron y los espejos de colores comenzaron a bajar hasta mi hombro, sentí la noche del erizo en mis rodillas, y un súbito espejismo de destino pasó volando por la ventana, que Laura cerró para que volviera a mirarla.


Tiene formas enormes

Tiene formas enormes. No es que manopiernaoreja, pero mira. Entonces en el aire los colores beben lluvia y hay un orden perfecto en cada oído recostado entre la hierba. Porque es mi piel la que tirita alevosía, emblandece el paladar y se hace cóncava esperando el tacto suyo. Es mi piel y la cornisa de mi cuerpo lo que aspira a su mirada.
Tiene formas enormes porque el mundo de sus ojos reflejados en los míos da sabor a centro eterno de placer y heroica noche, cuando ella entre mis brazos, cuando yo ya en sus axilas. Ella ha sabido conocerme y darme cuerpo. Ella ha hecho de mis días lo que hace que los hombres sigan fuertes y viviendo. Me trazó un relato. Me ha imantado a la memoria de otras voces que me hacen. Me dio nombres y sonidos en el juego identitario que tuvo como obsequio. Me hizo conocer el hielo, el sol y el centro amarillo de los ruidos de la noche.
Tiene formas enormes que hoy apenas casi veo. Hay que sacar el párpado en la arena, el polvo como capa, la imagen que oscurece. Para verla, porque sigue estando erguida en su tierra de colores. Sigue haciendo que haya vida y razones y sonidos. Sigue enorme. Yo atrapada en el barro de la historia, moviendo muy de a poco cada plétora en pantano, donde vivo como puedo sin de ella casi nada. Su rostro allí en la orilla. Su rostro recompensa. Mi mano en su recuerdo. Formas enormes que vuelven todo bello hoy están del otro lado del círculo en que yo, reina recortada, pierde su rincón de cielo.



miércoles, 16 de marzo de 2011

Luis Oroz Rodríguez / España



Luis Oroz, (España-Madrid 1972). Poeta autodidacta nacido en Madrid y residente en Porto Cristo (Mallorca).
Ha sido antologado en los libros; Experimento poético “Educarte 2007”, Antología de Poetas Alaire, “Editorial Alaire 2008”, Poemas en canal “Ediciones tres fronteras 2008”, Universos diversos “Editorial Alaire 2009”.
Ha sido a su vez galardonado en varios certámenes poéticos entre los que destacan: el II certamen de poesía “Poemas sin rostro” 2006, Murcia, Premio Ágora en el VI premio “Francisca Adrover” 2007. Palma de Mallorca, Finalista en los Premios Gerardo Diego, ediciciones 2008 y 2009, o el Premio Nacional de Poesía en el XV certamen Literario San Jorge, Albacete 2010.
Ha sido publicado en diversas revistas literarias a lo largo del territorio Español.



DICEN

Dicen que los recuerdos son semillas
que crecen en la tierra de lo que ya no existe,
que necesitan tiempo, que se hidratan
con la humedad de la melancolía.

Dicen que son tardías, que maduran
con la caricia de otro sol más cálido,
que se agarran al pecho
cuando el cuerpo se tropieza en el hueco de un minuto vacío,
que perfuman al triste
y que nutren al hombre que se muerde las uñas.

Dicen que la memoria
solo espera el sabor que la devuelva
a ese lugar en donde nunca estuvo,
que no puede moverse
cuando sujeta el peso de las cosas que pasan.

Yo sé, como tú sabes, que todo es relativo,
que el argumento cae
como el orgullo que atraviesa el puente de nuestra soledad.

Porque recuerdo el beso de las 7
con la profundidad del que se siente calladamente lejos.

Y son las siete y cinco…
y no te has ido.

- - - -
CALLAR LOS OJOS Y ESCUCHAR QUE EXISTES

Callar los ojos y escuchar que existes.
Buscar donde no late el corazón latente de la búsqueda.
Recoger los escombros del deseo
y construir con ellos un recuerdo de arena.
Vivir bajo la vida, concedernos
una tregua de luz.
Dejar que vuelen, elípticas, las palabras prohibidas;
las abejas que vuelcan en tu boca la miel de la memoria.
Hundir cada pregunta en la respuesta
de lo no sucedido
y llevarse a la tumba los bastones de alguna realidad
mientras palpamos el relieve de una noche distinta,
como ciegos
que observan desde el fondo sus secretos.

- - - - -

HABLANDO SOLO

Te descubres de nuevo hablando solo,

conversando contigo

mientras miran atónitos, los cuerdos.

Ha llegado la hora de enseñarles

que la locura es sólo el pentagrama

donde suena el murmullo de los tristes.

Escuchabas la lluvia...

mojabas tu razón con las preguntas

que, verticales, iban a tu encuentro.

Extendías los brazos

para tocar la esencia de la nada.

En ese sinsentido se agudiza

el único sentido de estar vivo.

El instante es un perro

que ladra su tristeza si le ignoras.

Por eso hablamos solos,

a veces con la voz en el exilio,

con todo el alfabeto que nos queda

escrito en un renglón de la mirada.

Jamás tendrá el humano

excusa más cabal para estar loco.

lunes, 14 de marzo de 2011

María Ramírez Delgado / Venezuela


(Los Teques, Venezuela, 1974) Ha publicado en poesía: Navajas sobre la mesa, (bid&co, editor, 2009), Quemaduras (Grupo Editorial Eclepsidra, 2004) y En el barro de Lesbos (2002); y en narrativa: Éramos malos y otros textos agrios (2002), también ha sido publicada: La mujer rota (Letralia Editores, Guadalajara - México, 2008) entre otras antologías. En 1999 se estrenaron en Caracas sus textos teatrales El sabor de las uvas verdes y Punta de Piedras.

El poeta colombiano Juan Manuel Roca al hablar de su poesía ha dicho: “está hecha de feroces desgarraduras, de pálpitos y ensalmos, de una relación de hechos reales y surreales puesta en la balanza de su palabra. Por momentos se adentra en territorios evanescentes, por instantes se cobija con la fijeza de un instante, de un tiempo que sostiene evocaciones pinchadas más que en la rueca del sueño en un cruel alfiletero de mariposas, de alas truncas”.


Sin apelaciones.

A Chantal Sébire*

Enganchados en el borde de la cama se alimentan los sueños de la inexistencia.

Por última vez habrás doblado cuidadosa la cobija que te regaló tu madre, por última vez habrás regado las plantas y sentido el frío de la obediencia, la amargura de las pastillas, la inútil radiación es el camino a la ceguera.

Frente al espejo ya no puedes ver tu propio monstruo atormentado. ¿Alguien puede comprender el incurable sabor de la sangre? El peso de tu rostro es una manzana reventada e hirviente en el aire. Entonces, tus días son indestructibles. ¡Cuánto espanto pueden engendrar!

El consuelo no está, los tribunales escriben pequeñas degeneraciones, incurables sentencias como sonrisas desmembradas se tragan el silencio y cierran las puertas con el miedo.

Esperas quieta y efímera la desfiguración del no. Por eso, esta tarde, sin apelaciones, doblarás la eutanasia, la respiración se hace lenta, la colocarás lentamente sobre la mesa, sola, intocada, cesará al fin el dolor.

De: Navajas sobre la mesa


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Navajas sobre la mesa

Vamos a poner dos navajas sobre la mesa.

Míralas y no permitas que el reflejo se te meta por los ojos, creerían que tienen derecho a enseñar la manera de herirnos o se inmiscuyen en como lacerarnos en el placer.

Cada una tiene dos pastillas en el corazón para devorarlas celosamente con el desayuno y antes de volver a la cama los domingos, edifican la costumbre atroz, desinteresada, de caminar como visiones.

Dos navajas hechas de tierra, olorosas a polen, la hermosura asustada tratando de escapar del cuerpo.

De: Navajas sobre la mesa


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A Carmen Rosa

Tu hombro desnudo
es el universo abierto
la ciencia aplicada al conocimiento de tu piel.
Tu hombro desnudo
pasa a ser caricia
sentido con textura de leche,
entrada abstracta de la luz al vacío
la constelación inexistente
construida a fuerza de pecas y lunares.
Tu hombro es mi repetición
dulce café de la mañana
principio curvo de la vida,
en tu hombro, yo.

De: Quemaduras


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sábado, 12 de marzo de 2011

Natalia Carbajosa / España


Natalia Carbajosa, Correo electrónico:

Página web: http://clubdepoesia.com/nataliacarbajosa/
Nacida en El Puerto de Santa María, Cádiz (1971).
Doctora en Filología Inglesa por la Universidad de Salamanca.
Profesora de Lengua Inglesa en la Universidad Politécnica de Cartagena.
He sido tutora de Literatura Inglesa en la UNED (Centro Asociado de Cartagena) y profesora de Literatura Inglesa en la Universidad de Mayores de Cartagena.

OBRA POÉTICA:
Los puentes sumergidos (Cartagena, Áglaya, 2000).
Pronóstico (Madrid, Torremozas, 2005).
Los reinos y las horas/Himeneo y sus nombres (Murcia, Editora Regional, 2006).
Prosopoemas, plaquette con siete poemas e ilustraciones de Ermes Meloni (Milán, Signum Edizioni d’arte, 2007).
Desde una estrella enana/Biografía elemental (Madrid, Editorial Poesía Eres Tú, 2009).
Inédito: Tu suerte está en Ispahán.


He prologado libros de María Teresa Cervantes, Maricel Mayor Marsán, Jeannine Alcaraz y Jesús Hilario Tundidor. Y he presentado a autores como Vicente Molina Foix, Gustavo Martín Garzo, Juan de Dios García, Luis Alberto de Cuenca y Dionisia García.

En 1995 fui cofundadora de la revista literaria Parásito (Salamanca), que se extinguió en 1998.


TENGO

Tengo dos ojos
tengo dos manos
tengo dos piernas
tengo un sexo
nocturno y de alborada
un techo bajo el frío
un jardín sobre el calor
tengo la luz del invierno del sur
la promesa brumosa del dócil verano
tengo un puerto de mar y he tenido
un pinar un río
una muralla
tengo
una herida intacta
que lamo sin sutura
para que no se pudra ahí debajo
tengo un amor como los de antes
de la guerra o el olvido
tengo sueños que no he vivido
sueños que no viviré
-también yo soy de su misma materia-
y puñados de horas muertas sin preguntas
y de horas multiplicadas
voraces horas-páginas
y páginas de tiempo sin dueño
sin espacio
que hablan la lengua extraña del origen
tengo la infancia otra vez
su pájaro azul revoloteando
en el cuarto de al lado
tengo una ira mansa
una serenidad siempre al acecho
una esperanza por lo que habrá de ser
y los que habrán de ser
aunque aún no exista y no lo sepan
tengo
la acedía de la soledad
y el sabor agridulce de tantos encuentros
cuyo último trago a veces yo misma
arrojé al foso de la ingratitud
tengo siempre que termino la certeza
de encontrarme otra vez en el principio
sólo de ella –la certeza- tengo miedo
no de mi oscura propensión
a escarbar en lo que borbotea
bajo el limo
tengo en mí más amiga que enemiga
desde que arrojé por la ventana
las muletas para almas ortopédicas
-lejana herencia sin fruto- tengo de cuándo en cuándo
el motín de mis obsesiones
las abejas pasajeras
la retina insobornable
de perro abandonado al borde de una calle
la adicción de los confines.
Tengo tanto y no pedí
tanto y no he merecido
que sólo este gozo he de apurar
-este dolorido gozo-
sabiéndome simple inquilina fugaz,
jamás y nunca propietaria de mi vida.

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AMOR

Un hombre y una mujer despiertan en la tregua
de la complicidad. Extraño sienten este
estar a gusto, tan otro el color
de su secular embozo
del de aquella polícroma pasión
inscrita ya del tiempo en el retablo.

Pereza súbita. Un llanto infantil
los acucia. Afuera, la mañana
reanuda su promesa diaria y abre claros
en el punto de fuga de la habitación.

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EN EL PROSCENIO

A veces pienso que el poema me rehúye
hoy mismo cuando
los dioses renacidos
de la última, reciente excavación
me lo exigen a voces desde el graderío
por mi parte
lo imploro llamo a Shakespeare
en mi ayuda Garcilaso
algún romance que de niña
me supe de memoria

entonces pienso que el poema es sólo un rastro
un surco de gaviota
rasgando del cielo
la monotonía y su reflejo en la tarima
sobre la que tiembla mi torpe no-decir
pienso que es hebra suelta
susurro
molinillo arrancado del aire
coreografía imprevista
de ropa tendida en la mañana

tal vez sea consuelo absurdo pero
me tranquiliza entonces
pensarme un actor mudo un rey
sin armiño
un recién nacido puesto al mundo
a su vocación de balbuceo
oh dioses
qué promesa de embeleso
cuando nos olvidan los poemas
cuando aún nos queda todo por decir

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ANTIRRETRATO

Digo padre, madre, hermanas,
y es tanto como decir lo que soy
y lo que no soy.

Digo esposo, hijas, algún día nietos,
y es tanto como decir lo que soy
y lo que no soy.

Digo cuerpo y a veces me reconozco,
a veces no.

Digo mente y me asomo
a un acantilado inmenso
no exento de zozobra
y no siempre habitado por mí.

Digo alma
y, ¿qué habré querido
decir?

Digo ráfaga
y soy.

SELECCIÓN DE POEMAS DEL LIBRO BIOGRAFÍA ELEMENTAL (Editorial Poesía Eres Tú, Madrid, 2009)


jueves, 10 de marzo de 2011

Adriana Tafoya / México


Adriana Tafoya. Poeta y Editora. Ciudad de México.1974. Libros publicados: Animales Seniles (2005), Enroque de flanco indistinto (2006), Sangrías (2008), El matamoscas de Lesbia y otros poemas maliciosos (Ediciones Pasto Verde, 2009, segunda edición Bitácora 2010) y Diálogos con la maldad de un hombre bueno (Editorial Ultramarina Cartonera, España, 2010). Obtuvo el segundo lugar en el Concurso Nacional de Poesía El Laberinto (2004), el primer lugar en el I Slam de poesía organizado por la Alianza Francesa (2007) y el tercer lugar en el Certamen Relámpago Internacional de Poesía Bernardo Ruiz (2008). Fue conferencista en el Festival Internacional de Ajedrez 2006, organizadora de los Miércoles Itinerantes de Poesía (07/08/10) y creadora del Torneo de Poesía Adversario en el cuadriláterO (07/08/09/10). Ha sido incluida en diversas antologías poéticas, entre ellas el Anuario de poesía 2007 (FCE, 2008) y Paisajes Interiores, anuario de poesía 2010 XVIII Encuentro Internacional de mujeres poetas en el país de las Nubes. Es compiladora de 40 Barcos de Guerra, Antología de Poesía (Coedición de 42 Editoriales Independientes, 2009). También ha colaborado en suplementos y revistas de México, Argentina, Nicaragua y España. Es editora de la revista y editorial VersodestierrO, y consejo editorial de Metáfora, hoja de poesía.



La belleza de empollar huevos azules
para desteñir de nuevo el cielo y entinte de mar el sol
Últimas palabras a Mariana
antes de ser destruida por el serrucho de la muerte

Separa el torrente de la cabellera
Mariana querida
y deja te penetre la belleza
(la verdadera)
La que desgarra por cuchillo de mil uñas
rebana músculos y se eleva hasta la mente
La que destroza mitos, la que aplasta deidades
La que destruye historias y falsos versos
en la hermosura de un trueno a la una de la tarde
y más aún, su voluntad el viento
azotando árboles, arrancándole
pájaros a los nidos
entregándolos a su fragilidad, a su inútil muerte:
tronido estrellándose música contra el cielo.

La longeva belleza Mariana
Cómo reconocerla cuando ella alumbra
O apaga los caminos de tu yo
que se destroza hecho trizas como el tiempo
yo embarrado al que pudo ser tu yo
Caracol dejando residuos de lo que pudiste ser:
el negro florecimiento de un cuervo para la inteligencia.

Aún sin saberlo
ella está ahí, desnuda sobre cenizas:
(la belleza) lechón negro en charola de plata
en el sudor frío de la piedra
en un sueño encharcado
en bocacalles y casuchas mojadas
en el chapoteo de los viejos y grandes barcos
destejiéndose rojizo mar
—limo descuajado en agridulces siniestras natas—
Ella estará ahí hecha mar
y en el mar sobre la arena (espuma)
guadaña que regresa
otra una y otra vez
para segar las piernas
de los que en paz caminan
descalzos, humedeciendo deseos
sin querer nada.

Vamos, separa los dedos
abre la mano y digamos
que si la belleza es manzana
y nace para morderse
muérdela, para de ella nutrirte, Mariana
y tener algo más que espíritu
algo más profundo que no el ánima
más interno [donde se realiza el Acto
que te da la esencia]
y no sea simplemente el alma.
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Cadáver con ciruelas sobre un lienzo azul
Al que sabe caminar en el frío.

Vibrante
—vibrante humo hierve
índigo azula en las calderas
balcones con herrajes
entre pasillos paredes desteñidas
mojados pasadizos
por escalerillas y desvanes
vibrante azul
en las grasas crenchas
de esta ciudad.
No piensa
es sólo humo vibrante
hidratando los hermosos harapos de la pobreza
sobre los delicados cuerpos del hambre
azulaba
azulaba
entre el polvillo de los libros
las espadas
metal y sangre, todo Eterno se hace polvo
no hay camino oculto
tenemos hambre
en nuestras bocas
son plegarias los insultos,
los silencios son piedad.

Azuloso vibrátil
el humor que cristaliza
dentro de las casas rotas
donde se amortajan
feroces, los amantes de lo feo
tremendistas los malditos, las amargas.

Con los efectos de la mugre, somos otros
un desgarre de lienzos polvorientos.

Será que sólo vemos hacia abajo, como los muertos
sólo nos es permitido mirar hacia atrás.

Azula
—todo azula en plena descomposición
la miseria, en los labios sabe a centavo
a cobre azul
a pan azul y fría anestesia
medio rostro dormido
para reconocer que somos otros
con los rasgos de la anemia, somos otros
pero hermosos, frágiles (como las naranjas
que azulan sus óxidos) para la inquietante belleza del hambre,
soles muertos del invierno, pulpa de cadáveres
moliéndose
—sobre estos ferrosos techados—

nieve de azulada sal
nieva azulada sal.

martes, 8 de marzo de 2011

Keila Vall Delaville / Venezuela


Keila Vall de la Ville, Nació en Caracas. Ha publicado el libro de cuentos “Ana no duerme” (Monte Ávila Editores 2007), así como ensayos, otros cuentos y poemas en diversas antologías, revistas, y en medios digitales. En 2008 participó en la III Semana de la Nueva Narrativa Urbana y en 2010 obtuvo una mención especial en el VII Concurso Nacional de Cuentos SACVEN y el Concurso Nacional de Cuentos de la Policlínica Metropolitana. Lleva el blog http://fugapermanente.wordpress.com. Es antropóloga, Magíster en Ciencia Política y yoguini.

Reunión

Yo soy sola
pero tengo amigas
que recitan poemas.
Tengo una mordida, me recuerdan.
Yo soy sola, es cierto,
pero ellas dicen cosas como
una más una somos la misma,
mi lucha por no perderme se escribe igual,
no te olvides
de ti
hablemos con un café.

Yo soy sola, tienes razón que soy sola
pero tengo amigas que dicen
de tanto ser mujer a veces quisiera ser hombre para al menos tener razón.
Se me hermanan
al pronunciar palabras como
cansancio
teta
puré
sexo.
Yo soy sola.
Me lo recuerdas
como si eso te diera fuerza cuando olvidas mi nombre.

Recitan poemas, sabes?
hay una que me mira en silencio y asiente,
otra responde adiós se me quema esto hablamos luego,
de tanto cocinar desempolvar postergar quisiera huir me dice,
pero tengo este amor
esta mordida.
Algunas nostalgian y aunque se fueron me dicen queda, quédate.
Una se desconoce,
está abrumada y lo aprovecha para no decir esta soy yo,
se oculta tras la niebla del quehacer.

Estas amigas
a veces no saben cómo dividirse
creen que pueden y sufren por no saber.
Como si un pie pudiese andar por su cuenta mientras el corazón camina otra ruta.
No es posible.
Lo aprenden y me advierten que soy
unasolapieza
y que de cierta misteriosa manera,
somos ellas y yo, la misma.

Así que en mi andar de pie
están todas ellas.
Fueron y serán antes del tiempo.
Higos costura quimioterapia,
in vitro
divorcio abandono falsedad,
disfraz de ángel
hielo
todo lo viven y lo ganan.

Yo soy sola pero menos sola cada vez
porque sé pronunciar palabras como ayúdame
consejo
estoy
per
di
da.
Auxilio.
Sé decir no sé.
Así como me quedé con el amor
así como alguna vez huí de mí y he vuelto
me quedo ahora con ellas también. No las suelto.
Eso que somos se convierte en la cueva que me cobija.
Estamos pintadas, pintamos en las rocas de esa cueva.

Podría seguir contando
como esta periferia se me acompaña,
pero un niño llora y me busca
para que haya vida hago falta,
así que
me
voy.

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Love (abismo)

A veces imagino

la vida sin tí

y es un recuerdo roto.

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Abismo 2

Recuerdo roto

visión-abismo en la piel

vientre girado, náusea

suspiro mutilado

vértigo.

Inhalación guillotina.

Cuando imagino que ya no estás.

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Zodíaco

Hay algo perverso en mí
malditas células malditas
me comen
me dañan
me acaban.
Hay algo perverso
en mí.

Me atraviesa la memoria
me pierde la cabeza
y olvido cómo decir… eso que está allí
no, eso no.
Lo otro.
Teléfono.

No es un signo zodiacal.
Estoy loca o eso creen
quienes vienen y sonríen
y me dicen que todo estará bien.
Yo respondo

que
estoy
muriendo.

A ratos sé.

Dices guanábana
rompes calendarios
hablas del mundo
lees la prensa para mí.

Dices masaje
manicurista.
Fibra.
Otras cosas más.

Eres
la que hice mujer
a fuerza de cafés y mesa redonda
a fuerza de palabras
y mirada incisiva.

Te defendí.
Ahora te dejo
para morir.

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domingo, 6 de marzo de 2011

Charles Olsen / Nueva Zelanda


Charles Olsen (Nelson, Nueva Zelanda. 1969) Poeta, pintor, vídeo creativo, músico.
Hijo de un cura anglicano y una cantante de opera. Se mudó a Inglaterra en 1981 y a España en 2003. Se graduó en Bellas Artes en la Universidad de Middlesex de Londres en 1994. Se mudó a España por su interés en pintores como Velázquez y Goya y para estudiar la guitarra flamenca. Ha expuesto sus obras en Madrid, Barcelona, Oporto, Paris, Wellington, y en la Galería Saatchi de Londres. Su cortometraje ‘La danza de los pinceles’ (2010) fue premiado en el Festival Flamenco de Cortometrajes, Madrid. Ha publicado poemas en Blackmail Press (Issue 28). Su primer colección de poesía "Sr. Citizen" será publicado en marzo 2011 en Madrid.


La Cantina

Detrás de una vela desnuda
una ballena silba una fuente
en la pared.

El hombre gira
hacia la muchedumbre de la cantina,
y se hunde en las sombras del amor.
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Fragmento de un sueño

Me encuentro con una mujer Maori.
Ella es muy grande
y tiene un corazón igual de grande
y la cara redonda
y ve que estoy triste en mi interior
y me da un abrazo
muy grande
como su corazón
y nos separan
y nos miran
y siento mis ojos húmedos
y su ojo se convierte en un arroyo
que crece y crece
hasta que de pronto cae
como una cascada
sobre su mejilla.
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Tango

desplazamiento
lento, angular
con intención, dirección.
el desamor
el desafile de las emociones
lo perdido
bailamos -¡bailamos!
bailamos
hablamos
-¿hablamos? hablamos
con gestos y escritos
con silencio y lágrimas
con sueños y noches
sin sueño
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En Silencio

En silencio el agua
cae por la corteza.

Las hojas brillan
como una lluvia de peces,

y el bosque se convierte
en mar negro.

Así fluyes cuando
nos acercamos.

jueves, 3 de marzo de 2011

Kira Kariakin / Venezuela


Kira Kariakin. Nació en Caracas en 1966. Es autora del blog K-minos desde el 2004. Desde 1987 se ha desempeñado en el medio editorial en diversas áreas, trabajando para editoriales como el Grupo Alfa, Planeta y Grijalbo. Tuvo una agencia literaria desde 1991 hasta 1994. Fue durante 4 años (1994-1998), gerente editora de la revista Estilo dedicada al arte venezolano contemporáneo. En 1999, se fue a Uganda por cosas de la vida y allí se quedó por 5 años para luego mudarse a Bangladesh por casi otros cinco. En ese período fuera se desarrolló trabajando en el área de las tecnologías de la información y comunicación especialmente en diseño y desarrollo de contenidos para web, y en los últimos 3 años en redes sociales. Colabora con distintas revistas digitales como Los Hermanos Chang y Analítica y es coeditora de La Casa Azulada. Participa regularmente en recitales y happenings poéticos cuando se presenta la ocasión. Se encuentra en Venezuela desde finales del 2008. Ha sido parte de varios talleres literarios de poesía y narrativa. Actualmente forma parte de los talleres de poesía de Armando Rojas Guardia.


Origen

no sé escribir otros cantos
no sé irradiar otros versos

las palabras
no son mías
me atraviesan
libres de un yugo
que no sostengo

vienen de atrás
de donde no veo
vienen del origen
y de lo oscuro

donde los deseos
nacen sin saberse
y llueven
erizados
sobre la piel dormida
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El fracaso del fénix

dejé el sortilegio listo
para cuando la noche roja
presenciara los últimos fines

mis restos giraron
levantados en vuelo cósmico
amalgamando de nuevo mi sustancia

era yo
y no era yo

surgí en otra tierra
bajo un cielo inverso

ante el equívoco
quise desmoronarme
volver a ser escombro

no pude

regresé del vacío
para un absoluto sin treguas

me condena un destino
despojado de deseos
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Luna en Yakarta

sé de su presencia
cuando el papel me convoca
y arrebata reposo

es un ojo ciego envuelto en muselina
subrepticio e indiferente
en el cielo espeso

el muecín despide su luz sorda
de madrugada
al clamar la presencia solar de Dios

y en ese momento
en la duermevela que me invade
justo cuando la noche
me desnuda
removiendo mis fronteras

la extraño
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respiración
a Lino

escucho
recostada en tu pecho
aire que entra y sale
sin furia
y un sordo latir
sin necesidad de razones

escucho
los tenues ecos
de mi aliento acompasado

abrazo
el continente de tu vida
a resguardo

vivo asilada
bajo tu bóveda permanente
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Levedad fortísima

a veces el poema
se me escapa
asalta
por unos segundos
y luego huye de mí

otras veces lucho
le retengo
los versos me envuelven
no los pierdo

pero

soy frágil
como una figurilla de porcelana
a cualquier roce
puedo fragmentarme sin reparo

y es que

el poema

puede

quebrarme

martes, 1 de marzo de 2011

Julia Gallo Sanz / España


Julia Gallo Sanz, Madrid, España. Pintora e ilustradora. Miembro del Patronato (letra G) de la Asociación Prometeo de Poesía; pertenece a la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, a la Asociación Cultural y Artística “Grupo Muriel” de Palencia, a la Academia Iberoamericana de Poesía - Capítulo de Madrid, Tertulia Gerardo Diego del Café de Oriente, simpatizante de otras tertulias madrileñas. Promotora y cofundadora del Grupo Literario de Cultural Telefónica de Madrid. Presidenta de la Asociación Tintaviva. Divulgadora cultural. Ha dado recitales por la geografía española; en varios intercambios culturales con Portugal; en Berna (Suiza): Asociación Cultural Amigos de España, Portugal e Íberoamérica, etcétera. Su prosa y su poesía figura en numerosas antologías, compilaciones de premios y revistas digitales. Cuenta con Treinta y ocho premios (prosa y poesía), repartidos entre poemarios y trabajos sueltos. Poemarios publicados: Regreso al pretérito (2001). Regreso al pretérito y otros poemas (2004). Entresuelo (2002). La ceniza del ojo (2005). “48 horas” (2006). Memoria a barlovento (2008). De capital pecado o la gracia de pecar, breviario (2010). Retrovisor con lluvia (en preparación por el Ateneo Científico, Literario y Artístico de Alicante). Un libro de relatos: El día de más luz (2003). Pregonera de fiestas patronales. Distinguida con la imposición de la Capa Española por la Asociación Cultural Amigos de la Capa de Palencia. Algunos de sus trabajos han sido traducidos al portugués, árabe e inglés.


A veces es urgente detenerse
al filo de la vida, como ahora,
al alba, como hoy,
hacer oídos sordos al reloj,
bañarse de firmeza y transeúntes,
sentarse en el quicio de la calle,
tornear su textura de alquitrán,
y negociar los pasos.
Ya que a veces el miedo se nos cuelga
de las extremidades,
nos rumia, nos desgasta,
nos pone zancadillas...
-es hijo de la vida-,
y hay que embocarlo con firmeza,
de frente y reestreno.
Entonces la emoción se monta hombreras,
nos sacude, refresca y contradice,
por eso, simplemente,
no puede voltear
la mansa eufonía de pisadas
en la caligrafía,
y resulta imposible definir
las voluptuosidades
de un calzado viejo.
Susurran las bisagras,
y las voces se frenan en los diques
de las primeras horas;
y sudan las palabras con el paso
de tantas sensaciones,
que han quedado cortas
sobre cualquier papel improvisado.
Pues, ¿cómo describir con precisión
la luz de la mañana,
el aroma del viento entre las cejas,
el lomo de adoquín bajo las plantas,
o la chanza y rocío en algarada
del aspersor de riego?.
No, no asiste el vocablo al cometido
de referir el gozo
del matinal paseo en libertad.
La suerte de la luz abriendo paso
desborda la palabra,
y la fija secuencia de la calle
la sílaba intimida.
Enhebrando caminos,
el alma recupera
al parvulario asombro
de inaugurar la vista,
y se rige con pasos primerizos
de cierta oscilación y poderío.
Se avanza en un tanteo de fachadas.
porque uno se imagina
el dueño del presente,
del cielo y las esquinas,
del bostezo quebrando la apatía,
de esa vanidad impudorosa
de respirar muy hondo.
Se rinde al sentido de la vista
el sincero agasajo
de juntar las pestañas.
¡Pertinaz singladura
-huésped de mi zurrón-,
persiguiendo la dicha!
(A Evelio Domínguez, buen amigo)

- - - -

Por tu divina gracia, Amor,
congregarás las nubes
en un solo racimo,
que no se desperdiguen asustadas.
Que se oree a tu sol
la piel de los amantes,
hacia el plural insomnio
del constante deseo,
-bejuco entrelazado
al nervio y a la sangre-.
Amansarás gacelas cual oteros,
palpitando hacia el sur,
mitad junto a mitad, olivo y ambrosía
irrigando los pulsos donde mana
el oblicuo fulgor estremecido.
Baldearás escombros;
despejarás calimas y alzarás
la atalaya tejida de suspiros,
pues será tu cruzada
cobijar el milagro bajo el toldo
y hospedar la emoción en cada pecho.
Colmarás de hermosura cuantas flores
sueñan aguas de mayo.
Serás luminiscencia
cuando todo se nuble,
cuando ya, adormecido entre la bruma,
el silencio y estruendo se armonicen
en la brava tibieza del placer,
entre la paz y guerra del instinto.
Eso harás mientras bulla en el sembrado
el rizoma latente, el paroxismo
de ofrendar a la vida más cosechas,
por gestar y parir nuevas espigas,
otros granos de esencias que agiganten
los más dulces agostos,
la más provocadora
perpetuidad del hombre;
tan sólo con amor se sobrepasan
los dinteles del miedo en la espesura
de una selva rasgada por destellos,
cegando a enamorados.
Y en un claro follaje gozarás
del néctar, el maná, el manjar mismo
que a Eva le fue puesto en el mantel;
¿si no conjuga luz, para qué sirve
la pulpa de la carne y el favor
del placer albergado en los recodos,
donde allí colmó al hombre
de percepción y espasmo,
constatando el acierto de la obra?

- - - -

( Al poeta José Mª Pinilla, in memoriam)

AGUA Y AUSENCIA

Ya no te asfixiará
el filo de la angustia, amigo mío,
ni esa desazón por la verdad,
ni el moho de una tarde extenuada…

Ya no acarrearás días inciertos
de amores no fiables,
de dudosos amigos
y letras -que no son de poesía-.

Pero esto es la vida, lo sabías,
una diáspora injusta, impredecible,
con grilletes y celdas para todos;
y llantos en el lecho de la ojera.

Ya no te ahogará
la cítrica miasma de la noche,
ni su pus imparable gangrenando
el caos de tu angustia en el abdomen.

Le diste un puntapié
al zapato que calza la jornada
con la suela de carro de combate,
y tacón predispuesto a la embestida

Ya flotas, para siempre,
en la paz submarina que te abraza
en coito interminable, en oleaje,
en derramada espuma y en regazo.

Te entregaste a las aguas, inmolando
un futuro de versos y cariños,
y la mar ha jurado enmaridarte
cada trece de marzo, siempre en viernes.

Aunque estoy enfadada
por truncar el nacer de tus poemas,
y privarnos de todas tus sonrisas,
prometo mantenerte informado,
a través de mensajes en botellas,
de lo que aquí acontezca.
Te contaré encuentros de poetas
donde, ya para siempre,
hablaremos de ti.
Eso sí, con una condición:
que me contestes.