jueves, 22 de julio de 2021

Olvido García Valdés / ( 7 poemas)

 




Conozco una pareja de cuervos

 

Conozco una pareja de cuervos, sé que tienen

un tiempo semejante al de los hombres

para vivir; podría visitarlos,

pasear juntos

hasta los sauces de la orilla.

Hoy he hablado con alguien por quien sentí afecto,

le encontré satisfecho y próspero;

su enemigo murió. La muerte

siempre es de frío.

Escribir el miedo es escribir

 

escribir el miedo es escribir

despacio, con letra

pequeña y líneas separadas,

describir lo próximo, los humores,

la próxima inocencia

de lo vivo, las familiares

dependencias carnosas, la piel

sonrosada, sanguínea, las venas,

venillas, capilares

...

Cuando voy a trabajar es de noche

 

Cuando voy a trabajar es de noche,

después amanece poco a poco,

hace mucho frío aún.

A menudo en el cine

me parece oír lluvia azotando el tejado,

como si no hubiese lugar

donde guarecerse.

Hoy alguien en un sueño dijo:

ten, en esta garrafa

hay agua limpia, por si toma moho

la del corazón.

La voz, la de esta niña

 

la voz, la de esta niña

que canta sola ahí,

la del muchacho

que por la noche da gritos y repite

obsesivo hijo de puta, las voces

de los niños que juegan;

intransitiva voz, exenta

en el mundo, cuerpos autómatas

que a diario veo y que no veo, chillidos

veloces de vencejos

en el anochecer

 

Otro país, otro paisaje

 

Otro país, otro paisaje,

otra ciudad.

Un lugar desconocido

y un cuerpo desconocido,

tu propio cuerpo, extraño

camino que conduce

directamente al miedo.

El cuerpo como otro,

y otro paisaje, otra ciudad;

atardecer ante las piedras

más dulcemente hermosas

que has visto,

piedras de miel como luz         

Tras el cristal

 

Tras el cristal, se desconoce

el cuerpo, como un hijo

que crece, como si jugara

y de pronto fuera desconocido.

Coloca entonces

tu mano en el estómago,

la palma abierta, y respira

profundo. Al fin somos culpables

de quien muere, y también

de vivir. Barrios

se hacen poblados peligrosos

por la noche, hay humaredas,

rostros cetrinos junto a fuegos.

 

Olvido García Valdés (Santianes, España)

Es una escritora española, conocida especialmente por su obra poética. Ha sido distinguida con el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2021. Licenciada en Filología Románica por la Universidad de Oviedo y en Filosofía por la Universidad de Valladolid. Profesionalmente, ha sido catedrática de Lengua Española y Literatura en institutos de Valladolid y Toledo. Fue también directora del Instituto Cervantes de Toulouse (Francia) y directora general del Libro y Fomento de la Lectura.2 Está casada con el poeta y crítico literario Miguel Casado.

 

                                                          

 

martes, 20 de julio de 2021

Néstor Rojas / (5 poemas)

 





Lo que no pudo ser

 

Lo que no pudo ser comienza con las aguas:

no es el fuego en la cola del relámpago lo que quema los sueños.

No es lo frío en la cavidad de la boca, hija del deseo, lo que congela la sangre.

Lo que no huye es más duro que la piedra, ya sin ánimo ni éxtasis.

Lo que yace sin alma en el suelo está como rendido o cansado.

Lo que vivió ya muerto se hace tierra.

El camino fue largo

y larga será la caída desde los altos cielos.

¿Quién triunfa en la casa del tiempo,

tan voraz que no cesa de estar en todas partes?

 

En la línea del sol

 

Como un pequeño dragón fabuloso por la lengua,

 el sol abrasa todo lo que veo.

Dentro de mis ojos el fuego se agita y sacude su ramaje escarlata.

Sé que la vida no se detiene en los arrecifes de la oscuridad.

Lo que vive devora lo que morirá.

Por un hilo de agua comienza la abundancia

y  nada termina:

todo es un incierto viaje hacia arriba y hacia abajo.

Uno va y viene llevado por la corriente,

arrebatado,

sin dioses,

en la cordillera de la soledad.


Avaricia


No es vela de junco lo que se quiebra allá fuera,

ni árboles azotados por el viento aunque crujen sus hojas.

No es alma bermeja la que grita en la calle,

aunque muchas a esta hora oscura se escapan a los cielos.

Eso que apesta en las manos del mundo es la avaricia mordaz,

el tatuaje en la piel añublada que se tuerce,

a veces como tótem o áureo carnero presidiendo la fiesta,

donde todos se dan a la lujuria de amarse porque nada es más breve que la vida,

que apenas si deja beneficios.

Será por eso que siempre nos entregamos a la inútil vanidad de tener

y nos lleva ese afán desordenado de poseer cosas

y acumular riquezas para atesorarlas.

Quien guarda lo que no gozará, pierde el esfuerzo vanamente.

La vida cruje adornada con borlas para que se vuelen las ganas de vivir.

Llegará un día que nuestros recuerdos serán nuestra única riqueza.

 ...


Todo es aire


Todo es polvo en la boca de Dios.

Sobre la tierra lo misterioso nunca se detiene:

Echa raíces, florece

y se alarga

buscando siempre la luz.

En invierno la tierra bebe el agua de los cielos.

Las semillas se abren.

Suben las espigas

entre piedras y retamas

hacia el sol

y vuelven otra vez

a echar vástagos las plantas que perdieron sus hojas.        


El incontenible universo


Entre lo que vemos adelante y lo que se halla detrás,

de este lado o del otro está lo verdadero,

lo que todo lo abarca:

eso invisible que teje el  universo,

péndulo entre el hombre y su sombra,

soplo resuelto en la unidad que no es otra cosa que la diversidad,

expresándose de manera rotunda o en forma simbólica,

numeroso y uno, sostenido en sí mismo,

dueño de la cábala donde el azar es ley,

el eterno presente vibrando en el instante o el tiempo circular,

la espiral o serpiente mordiéndose la cola,

ese espacio que extrapola el laberinto,

ese ser que anula y acuña al individuo acosado por la muerte,

supremo conductor de nuestras vidas y más atrás de todo lo anterior:

el punto clave, el centro que de nada cuelga,

el origen del mundo,

múltiple,

espacio y tiempo a la vez,

agujero de la oscuridad,

simultáneo,

manifestándose en uno y ya en el otro        

 


 Néstor Rojas (El Tigre, Venezuela)  

Licenciado en Literatura. Periodista. Poeta. Artista plástico. Autor de varios libros de poesía y narrativa: Transfiguraciones (1988), Sepia, (1992); Diario de El Fulmar (1993); Ocre (1994); Los trabajos del tiempo (1996); Hexagramas del vértigo (2003), Archivo apócrifo por correo electrónico (2004), En Trance de mudanza (2008), Antología de la Poesía comentada del Orinoco (2009), entre otros.

 

viernes, 16 de julio de 2021

Hilde Domin / (5 poemas )

 



Irresistible

 

¿La propia palabra,

 quién la recupera,

 la vital

palabra

todavía no pronunciada?

Por donde pasa la palabra

se secan los pastos,

las hojas palidecen,

cae nieve.

Un pájaro regresaría a ti.

Y no tu palabra,

la no dicha aún

a tu boca.

Envías otras palabras, más tarde,

suaves palabras, con plumas coloridas.

La palabra es más rápida,

la negra palabra.

Llega siempre,

no cesa

de llegar.

Mejor un cuchillo que una palabra.

Un cuchillo puede ser romo.

Un cuchillo atina a menudo

lejos del corazón.

No la palabra.

Al final está la palabra,

siempre

 al final

 la palabra.

...

 

Palabras      

 

Las palabras son granadas maduras,

caen a la tierra

y se abren.

Todo el interior es barrido hacia afuera,

la fruta desnuda su misterio

y muestra sus semillas,

un nuevo misterio.

...

 

Sobre nosotros


Se leerá sobre nosotros

póstumamente.

Nunca quise despertar póstumamente

la compasión de los escolares.

Nunca aparecer de esa manera

en un cuaderno de clase.

Nosotros, sentenciados

a saber

y no a actuar.

Nuestro polvo

jamás será tierra.

 

Carrera macabra


Tú hablabas de quemar barcos

-y los míos ya eran ceniza-,

tú soñabas con levar anclas

-y yo estaba ya en alta mar-,

tú ibas de la patria a la Nueva Tierra

-y yo estaba sepultada ya

en tierra extraña,

y un árbol de raro nombre,

un árbol como todos los árboles,

creció de mí,

como de todos los muertos,

sin importar dónde.

 

La cuerda dorada

 

Nada es tan efímero

como el encuentro.

Nosotros jugamos como los niños,

nos convidamos y nos retractamos

como si tuviésemos todo el tiempo del mundo.

Hacemos bromas con la despedida,

seguimos coleccionando lágrimas como canicas

y probamos si los cuchillos cortan.

Ahora nos están llamando

por el nombre.

El recreo

se ha terminado.

 

Entonces nos sujetamos

temerosos

a la cuerda dorada

y nos resistimos a la partida.

Pero se rompe.

Entonces salimos:

fuera de la misma ciudad,

fuera del mismo mundo,

bajo la misma

tierra

que lo mezcla todo.

 

Hilde Domin (Colonia, Alemania )

Es el seudónimo de Hilde Palm (née Löwenstein), poeta lírica y escritora alemana. Fue una de las poetas en lengua alemana más importantes de su tiempo.

miércoles, 14 de julio de 2021

Susana Cabuchi / (7 poemas)




ULEILA

 

Porque no hay que viajar

grandes distancias,

además es apacible, es bello,

encantador, decían.

Y cada año autorizaba el ocio

una población serrana

cuyo nombre proponía

un juego sin salida,

un interminable y misterioso acertijo:

Salsipuedes.

La calle principal

era de oscuro y empinado asfalto

y ondulaba, perfecta para el patinaje

y sus consecuentes advertencias.

Juntábamos piedras, mariposas,

plantas medicinales. Buscábamos

víboras, avispas, miel.

Pero lo inolvidable

fue el nombre de la casa alquilada:

Uleila del Campo.

Uleila sonaba a oleaje campesino,

a ciclos lunares en una lengua antigua,

 a ulular marítimo,

a lagunas nocturnas, a luz.

¿Uleila era una flor silvestre,

 un extraño y distante país,

 un pájaro prodigioso y desconocido,

 una mujer?

 Desde entonces, en secreto,

 llamamos así a nuestra madre:

–¿Llegó Uleila del Campo?

 –Uleila dice que ordenemos el cuarto.

–¿Ha visto usted a la señora Uleila?

Nos había prometido estarse viva,

tostar zapallos porque –dijo– serían muy dulces

ese verano,

hacerme un vestido de seda verde

 para los bailes de carnaval.

A veces la nombramos.

En las calientes noches,

 desde cualquier lugar, le preguntamos:

Señora Uleila,

Uleila del Campo,

¿dónde está, por qué no vuelve,

por qué demora?

¿O está en el Mirador

 reconociendo amaneceres, colinas,

lejanías,

 y no puede salir?

…             


Llovía          

para que la hermana mayor

se lavara sus cabellos.

Entonces

danzaba por el patio

persiguiendo la lluvia,

sostenía su balde

bajo el hilo más grueso

y el agua

cantaba sobre el agua.

El viajero

colocaba pequeñas vasijas

en los desagües

y ayudaba

poniéndolas al fuego.

Océanos misteriosos

los baldes de la hermana:

nos quedábamos

mirando,

entre las astillas del fondo,

distancias infinitas.

Y todos

nos sentíamos orgullosos

después,

cuando con la mano

               abría

sus oscuros cabellos

y brillaban.

     

      

El viajero

ayuda a la madre

en la cocina

y al padre

en la carpintería.

Cuando los dos trabajan la madera

hablan de ir a pescar

el próximo verano.

Y aunque todos creemos

que para aquellas fechas

nuestro amigo se irá,

es una alegría ver al padre

reír

y gesticular

mostrando

cómo serán de grandes

los peces

que traerán para la cena.

 

EL DULCE PAÍS

 

Entonces, tus ojos eran caramelos de miel

y hablabas

de las bicicletas que regalaba el Niño Dios

a los que no podíamos comprarlas.

El río se callaba para que tú contaras figuritas.

Yo era alegre,

y eran alegres los nísperos del patio.

Y tú eras otro,

no el hombre de hoy

lejano como todos.

Cada domingo era una sorpresa de ciruelas,

de plaza con hamacas.

Tu padre cantaba en el taller

mientras tu madre

lavaba mamelucos de amor y aceite.

El mío no había partido todavía

y llegaba al hogar con dulces y regalos.

Yo oía con asombro tus mentiras

y creía en gigantes voladores

y en ángeles guardianes

que cuidaban tu ropa y mis zapatos.

Por cada diente el ratón nos compraba mandarinas.

La abuela, abría el gran ropero

y sacaba

turrones envueltos en papeles crocantes.

Si vuelves, como entonces,

con sombrero de piel y las manos con barro

verás, que guardo aún

el corazón de las manzanas.

VISITA

Un viajero

ha llegado a la casa.

Salimos todos

a abrazarlo

porque trae noticias del hermano.

Habla de campos secos,

del hambre en las ciudades,

muestra fotografías.

Después del almuerzo

le servimos

la fruta más dulce del ciruelo.

Y la ha comido,

        pero sin alegría.

 

VINCENT VAN GOGH

Aquí estoy

en esta soledad luminosa,

plena, habitada

de fuegos y ventanas.

La casa

arde de girasoles

como un infierno congelado

entre aceites

y vientos amarillos.

Sordo de tanto silencio

y dispuesto

a entreabrir

cada lirio celestial,

cada cristal de paja,

cada gota de acero,

cada ojo de sangre,

cada vidrio de miedo.

Así te escribo.

Sobre las torres de la desesperación,

a orillas del Ródano,

entre la mezcla brumosa de los óleos,

a la hora del ángelus,

a pleno mediodía,

sobre el caballo áspero

         de la pena,

con la piedra roja 

    de la desgracia,

con la arena negra de la locura,

con las sílabas celestes del amor,

con la sorpresa blanca de la tela

            vacía,

con el cuervo del hambre

            sobrevolando mi cama,

con la mordedura hirviente

          del deseo,

entre el humo agrio de la luz,

en el paraíso húmedo

        de los manteles,

en los bares nocturnos,

así,

       hermano mío,

  hermanito menor,

   casi mi padre.

 

 VISITA AL PURGATORIO

 

 El cartel anuncia

    “El Paraíso”.

Aquí están

la directora del colegio,

la fundadora del Teatro Vocacional,

el carnicero,

el prestamista, el notario.

–Sí madre,

traigo galletas,

sacaremos una mesa,

jugaremos a la confitería,

tomaremos el té.

Las pequeñas carrozas

      –trípodes, andadores,

      sillas de ruedas–

giran.

Aferrados al pasamanos

los caminantes

repiten la peregrinación,

como antes en la plaza,

ahora a orillas de la ciudad,

a orillas de la vida,

con las máscaras de la vejez,

con los pesados trajes,

          marchitos.

Sí madre,

soy la tía Emma

y también soy Susana.

Entre sombras

la comparsa emite

entrecortados llantos, gemidos secos.

–No madre, sus padres

no la olvidan,

están muy ocupados.

Cuando puedan

      vendrán

con un ramo de rosas.

 

Susana Cabuchi (Córdoba, Argentina, en 1948)

Ha publicado: El corazón de las manzanas (E. y G. López editores, 1978), Patio solo (Alción Editora,1986), Álbum familiar (Alción Editora, 2000), El dulce país y otros poemas (Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, 2004), Detrás de las máscaras (Ediciones El Copista, 2008), Poética-1965-2010 (El taller del Escritor, 2010), Album de famille - Livre CD (París, Francia, 2015), El viajero (Viento de Fondo, 2018) y El corazón de las manzanas (edición homenaje 1978- 2018, Alción Editora, 2018 ).Textos de su autoría han sido incluidos en numerosas antologías argentinas, americanas, europeas y en ensayos y estudios críticos de poesía hispanoamericana y de literatura escrita por mujeres.