miércoles, 30 de junio de 2021

María Antonieta Flores / Los gozos del sueño (16 poemas )

 



todo es asunto de oxígeno

en cada beso

o en las palabras

el movimiento cesa

en el pequeño

pequeñísimo

triunfo del carbono

...

 

un mundo trabajado por la desolación

una madre llora por su madre

siempre duelos condolencias

 

nunca suficientes los esfuerzos

la fiebre        la ausencia

cuando partías tomé tu mano

me hice susurro para tus oídos

 

paciencia en la muerte incluso

el cuerpo en lo definitivo

no hay que contar los días

igual el fuego el  horno la quemadura

 

las rosas blancas junto a tus cenizas

 

siempre estamos en deuda

una lección para la cabeza

y el corazón

la vida se eleva sobre deudas impagables

como el aire que respiras

pequeñas cuentas que debes anotar

y agradecer

 

cuál nombre tiene la hornilla

la mascota de la casa

hermana fiel que transforma lo crudo en una mezcla de

sabores

constancia azul del fuego

mundo de cables

derrotados

los altos postes

siempre una tribu de aves vigila el paso silencioso

no tanto

la baja frecuencia de su sonido es la luz

alta tensión

dice el letrero

que todos ignoran

mientras la hornilla enrojece

 

en los sueños la bruja se sonríe

un dolor despierta

las vísceras retorcidas por la maldad

 

conjuras el mal trance

el difunto tiende la mano

alivia el miedo        aleja las nieblas

 

por segunda vez has visto su rostro

un fuego verde y oro rompe el cielo

 

vigilia de la rapiña

ahí se quedarán los libros

para los saqueadores

las prendas que amaste

aquello que no usaste porque

era muy bello

las cajitas los aretes los anillos

para los saqueadores

la silla, la mesa y tus pañoletas

tus fotos y tus secretos

tus datos los archivos tus claves

 

todo será arrasado

no por el tiempo sino por la violencia

 

entonces volverás a morir otra vez

en el comienzo

 

para visitar los vivos

también soñamos los muertos

en el mundo domado de las estrellas

damos pasos largos

 

con paciencia aguardamos

la oportunidad de un sueño

 

entre el cielo y la tierra se mueven los cuerpos

las palabras se abren al secreto

y lo resguardan como grano de arena

atrapado por el nácar

bóveda iridiscente

para que regresen los sueños

asciendes como el humo

caes como la lluvia

entre el cielo y la tierra

el aire se hace denso

atravesado por la luz

apareces sin tocar y con permiso

sobre aromas de especies

 

un cielo de catástrofe

arañado por el desconsuelo

nadie puede detener esto

estamos ante la muerte

decretada

por el mal

no hay indiferencia en dejar morir

a niños a ancianos a todos

sacrificios vendidos a las armas

al poder

en esa mesa no tienes nombre

queda tu cuello degollado

ni siquiera hay hambre de sangre

la crueldad guía los pasos

 

los días fatales

se comieron nuestros arrebatos

los huesos quebrados bajo el sol

alimentando la burla de los guardias

aprendiendo nuevas hambres

en las caras impasibles despiadadas

mientras la voz resiste

estos días nos trajeron

no vergüenza

pero sí el temblor

temores del robo o del golpe

acá matan mujeres niños hombres

con saña a los ancianos

acá la piel se llena de ácaros silenciosos

se agrieta en la sequía

el espejo va mostrando el arte de carecer

oculto bajo la determinación

el dolor

la muerte sin comentarios

permanecen en los días fatales

 

aquí todos estamos retrasados

no en vano se ha jugado con el tiempo

media hora más media hora menos

y hemos perdido la cuenta

imposible volver a comenzar

la voluntad ha sido sometida

no decides sobre tus pequeños

íntimos actos

en el hogar invadido

aquí retrasados caminamos

con los colores perdidos

en un país gris

con el cielo oxidado

y hemos tenido que extender el mantel

de la condescendencia en la mesa

comer así sobre un tiempo arrebatado

aprender la compasión

 

presentimiento

una mujer todo lo inventa

todo está en lo que escucha y no le dicen

en lo que ve y no mira

donde no está tu voz ni tus palabras

no está tu cuerpo ni tú

una mujer ha visto sentido escuchado

lo que allí no está el rumor

de las alas el incendio del alma

desde la nebulosa se inventa en lo inexistente

bajo tu aliento y tus palabras

abre los ojos

sólo está la quimera

un último desaliento en los rincones del sueño

levanta los velos

habla nadie le cree

se arrodilla

te repite cuidadosa lo que le has dicho

lejos de esta realidad y de la tuya

una mujer te hace aparecer

 

mojada y desnuda

el tiempo en los cimientos

una casa entregada

para la dicha

mi cabeza ha encontrado reposo

mojada y desnuda

te dejo mis entrañas

haciendo del círculo

un camino que tus dedos trazan

la boca

maniatados en la lluvia

el cielo genital enrojece en el crepúsculo

para llorar

abrazados con fuerza

hemos tocado el camino último

una luz más blanca

nos nombra

tiritada bajo tus besos

el cielo se ha abierto

mojada y desnuda

en tus brazos

mis manos se abren mientras te nombro

 

lo súbito puede ser muy lento

gestándose en las vísceras por años

y en un prudente deseo de morir

y con un prudente deseo de vivir

siempre se quiere más tiempo

abundan los pretextos para permanecer

para querer un día más

gotea una hora de vida parece ser una oración

pero son rápidas las manos

de pulso certero

el hilo roto pende como una señal

que tardo en comprender

luego será el lugar fúnebre

para lamentos convencionales

viendo el fuego del horno

un viejo aparato

sueño de la incandescencia

a veces viajar tiene muchos requisitos

 

la sangre que me ama

se espesa dentro de mí

se lleva toda la luz

callada se ha vuelto pozo

agua estancada

los caminos cerrados desvían su rumbo

la sangre

avariciosa en su muerte

es un quebranto en el corazón

 

todo se mueve hacia la vida

enterramos todo aquello que amamos

enterramos hasta nuestras uñas

 

María Antonieta Flores (Caracas, Venezuela)

Poeta, escritora, editora, profesora universitaria jubilada. Magister en Literatura Latinoamericana. Ha publicado los poemarios: El señor de la muralla (1991), Canto de Cacería (1995. Premio de Poesía de la I Bienal de Literatura Municipal “Augusto Padrón” 1994), Presente que no en ausencias (1995), Agar (1996), criba de abril (1998), Los trabajos interminables (1998. Mención Premio Municipal de Literatura 1999), índigo (2001. Premio Único del Primer Concurso Transgenérico de la Fundación para la Cultura Urbana). Con Oscar Todtmann editores publica su más reciente poemario los gozos del sueño en 2021. Su poesía ha sido traducida al inglés, italiano, alemán, francés, portugués, rumano. Ha sido, también, incluida en más de veinte antologías nacionales e internacionales. Es la editora y fundadora de la revista de poesía digital el cautivo.